- ¡Helenaaaaaaaaaaaaa! ¡Despiertaaaaaaaaaaaaa!
La joven al escuchar su nombre levantó un poco la cabeza de la almohada, miró somnolienta a su alrededor y nuevamente la dejó caer como si fuera un saco de papas al tiempo que gemía por tener que escuchar lo que en ese momento consideraba "un horrible cacareo".
- ¡Helena! ¡Levántate ahora mismo! ¡Eres tú la interesada! – Su madre estaba de pie a su lado y la miraba enojadísima, con los brazos como jarras apoyados en su cintura. - ¡Ya! ¡Tu padre te espera abajo!
Por toda respuesta la joven se tapó la cabeza con la almohada, pero como los gritos seguían y su madre la estaba sacudiendo, notó que esa táctica no funcionaría. De mal humor se levantó de un salto.
- ¡Está bien, estoy lista en cinco minutos!
- Rápido que tu padre ya está sacando el auto. ¡Ni siquiera vas a alcanzar a desayunar!
- Te dije que en cinco minutos, sorda – masculló Helena mientras su madre salía de su dormitorio
- ¿Qué dijiste? – Su madre se había parado en el umbral de la puerta.
- ¿Ah?... dije queeeeee… me llevo algo para comer en el camino. – Esperaba que su madre le creyera.
- Bien, te preparo unas tostadas. – La chica suspiró por dentro. ¡Qué suerte que su madre se hubiese tragado la mentira!
- Sí… sí…sí, claro. – le dijo haciendo ademanes con la mano y con voz hastiada, demostrándole a su madre lo poco interesada que estaba en el tema.
- ¡Nunca estás lista a tiempo! ¡Podrías estar levantada hace más de 15 minutos y tener un desayuno decente! – escuchaba los reclamos de su madre aún estando ésta en el primer piso de la casa. ¡¿Cómo era capaz de hablar tanto! ¡Y sola! Después de unos segundos las exclamaciones pasaron a convertirse en chillidos al oído de la chica y después terminaron en un simple y tajante BLA BLA BLA.
Helena se vistió lo más rápido que pudo. Era una joven bastante alta, quizás un metro con 72 centímetros. Tenía el cabello largo y ligeramente ondulado, de un color castaño que odiaba por no ser ni claro ni oscuro, sino que simplemente de un tono medio demasiado monótono y aburrido a su gusto.
Su tez tostada, regalo de sus abuelos paternos latinos, era su orgullo. Todas sus amigas admiraban su color de piel, tan poco común entre los estadounidenses. Era como si todo el año ella hubiera tomado un baño de sol.
Y sus ojos. Bueno, sus ojos eran simplemente el centro de toda su vanidad. Podía a veces sentirse poco agraciada o sentirse rechazada o discriminada por ser de piel morena; pero sus ojos eran algo que nadie podía opacar, menospreciar o simplemente no tomar en cuenta. Y aquellos ojos sencillamente resaltaban magníficamente en su rostro.
Bajó las escaleras corriendo y casi bota a su madre en la carrera al darle ésta las tostadas.
- ¡Qué te vaya muy bien¡
- Gracias… ¡adiós! – Le dijo Helena a su madre mientras corría hacia el automóvil donde su padre y hermano ya la esperaban
- ¿Lista para tú último año escolar, hija?
- Sí, papá. Estoy bastante emocio…
- ¡Ay si papito, mírame la niñita perfecta que está tan emocionada por estudiar y tener las mejores notas! ¡Ay siiiiiiii!
- ¡Cállate engendro!
- ¡Papá, no escuchaste lo que me dijo! ¡Tu hija me llamó ENGENDROOOO!
- ¡Porque eso es lo que eres, TARADO!
- ¡¡¡PAPAAÁ! – Roger parecía a punto de llorar. Esa era su táctica para conseguir todo de su madre. Lástima para él que con su padre no era igual.
- ¡Ya! Los dos se van a callar y tratar aunque sólo sea por una vez en sus vidas de no pelear. ¿De acuerdo?
Ambos respondieron a coro con un "siiiiiií" bastante desganado. Helena y su hermano menor Roger de once años siempre peleaban. Después de todo, tenían una diferencia de edad bastante considerable de seis años.
Aprovechando que su hermana iba distraída leyendo un libro, Roger, que iba en el asiento trasero, se lo quitó.
- "Harry Potter y el príncipe mestizo". – Leyó el niño. - ¡Qué porquería! – A continuación Roger puso cara de cordero degollado y abrazando el libro comenzó a pestañear rápidamente.- ¡Ay Harry mi amor! ¡No sabes cuánto te amo! ¡muac, muac! – Y besaba la portada en donde se veía el dibujo del personaje de ficción.
-¡Dame mi libro! ¡Retrasado, DÁMELOOOO!
Roger esquivaba hábilmente las manos furiosas de Helena que trataban de apoderarse de la novela y suspiraba gritando "Harry, te amoooooo". La chica estaba en una posición bastante incómoda y desventajosa, con el cinturón de seguridad impidiéndole tener mayor libertad de movimiento. Roger se reía descaradamente de ella.
Después de otra interminable pelea en que su padre tuvo que intervenir nuevamente (esta vez el cansado caballero paró el auto y sólo volvió a encender el motor cuando los chicos se hubieron tranquilizado completamente), Helena llegó a su secundaria para comenzar su último año como colegiala.
Para su decepción, el día fue bastante normal. Vio a sus amigos y rió junto a ellos, vio a sus nuevos y antiguos profesores, se aburrió en clases, sonrió coqueta al chico que le gustaba y payaseó y chismeó en sus ratos libres. En fin, demasiado cotidiano. Al llegar esa tarde a su casa se sintió un tanto desilusionada, más bien muy desilusionada.
Antes de dormir continuó leyendo la novela de Harry Potter y se sintió aún peor. Detestaba terminar un libro, porque siempre la invadía una terrible sensación de vacío. Y a su pesar sólo le quedaban unas cuantas páginas para finalizarlo.
¿Por qué su vida era tan aburrida? Le hubiera encantado tener tan sólo un poco de la emoción o la aventura que tenían los personajes de Rowling.
Esa noche Helena se durmió soñando con jóvenes con cicatrices en forma de rayo y hombres con rostro de serpiente.
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
¡Qué cortoo! Lo sé, es que tenía que pararlo ahí.
Quizás a muchos los decepcionen muchas cosas de este fic o del otro que tengo, porque no suceden en los libros. Es que J. K. Rowling me decepcionó totalmente. Esa mujer mata o deja de lado a mis personajes favoritos y además las parejas que hace son horribles.
Por eso en mis historias cambio las cosas a mi gusto, aunque (lástima) ninguno de los personajes me pertenece. En fin, este es sólo un pasatiempo.
Les agradezco muchísimo a los que leen y dejan sus reviews.
