Capítulo 1: Un hombre extraño bajo la lluvia.

En una noche oscura y tormentosa, en medio de una carretera un auto, común, se dirigía a la ciudad, era un lugar que no se asemejaba tanto a una ciudad pero tenía algunos edificios, la tormenta en el camino se volvía más fuerte haciendo que el auto parara en a un costado de la calle. Dentro del auto se encontraba una mujer de veinticuatro años, vestida muy bien para una entrevista de trabajo, pero se notaba muy triste en sus hermosos ojos marrones, acomodando su largo cabello marrón a un costado de ella para luego soltar un largo suspiro.

-al final, no lo conseguí ¡no importa! Volveré a conseguir otro, y esta vez lo lograre –mirando que fuerte era la tormenta no lograba ver nada, quedándose en medio de la noche en una carretera tan solo a unos pasos cerca de su casa.- esta lluvia me da un poco de miedo, al menos no hay rayos

En eso la tormenta comenzó a empeorar y el viento llevaba las hojas de los árboles, al notarlo las luces de los rayos empezaban a notarse dándole un poco de miedo al estar sola, al desviar la mirada un rayo suena iluminando la parte de afuera. En eso un hombre caminaba en medio de la lluvia y tan solo con unos pantalones sin ninguna camisa, al notarlo él tenía heridas en la cara y en el pecho que todavía sangraban.

-¡que! –Saliendo rápidamente del auto ella se acerca rápidamente, el hombre cae al suelo desmayado, comprendiendo por las heridas que tenía en la espalda.- ¿estás bien? Por favor responde, te ayudare

Llevándolo a su auto ella pone en marcha su auto para curar rápidamente a aquel hombre, preguntándose que le habría pasado para tener esas heridas en la espalda, y el cómo estaba en medio de una carretera vacía donde no se notaba nadie, muchas preguntas surgieron al verlo herido de esa forma.

La joven que había llevado a esa persona a su casa teniendolo en un cuarto para huéspedes, ya vendado y seco para que no se resfriara después de andar en la lluvia con esas heridas, colocándole un paño húmedo en su frente, ya que tenía algo de fiebre. El joven tenía unos largos cabellos plateados, suaves por lo que se veia que a ella le parecía demasiado extraño que un hombre tuviera ese estilo.

-¿Qué le habrá pasado? –como era de noche y ella no había cenado nada, su estómago comenzó a demandarle comida, sonriendo se levanta del suelo caminando afuera de la habitación para preparar la cena.- espero que te levantes pronto

Al cerrar la puerta corrediza el joven empieza a tomar conciencia, abriendo lentamente los ojos se encuentra en una casa, al sentarse en la cama notaba las vendas que cubría sus heridas, escuchando con claridad que alguien más estaba en el lugar. Levantándose de esa cama él se dirigía hacia el ruido que escuchaba, notando que no era una casa tan grande, con sus pisos de madera y sus paredes decoradas con cuadros, al parecer no lograba ver muy bien donde estaba por la falta de sueño que tenía. Al llegar, corre una puerta encontrándose con una persona que al parecer cocinaba, su cabello realmente largo y un vestido simple de color rosa que le llegaba a las rodillas, dejando ver sus hermosas piernas blancas.

-¿tú fuiste la que me salvo? –ella al escuchar la voz de un hombre se asusta, dejando caer un vaso de vidrio al suelo.

-¡despertaste! –al verlo él estaba parado en la puerta mirándola fijamente, por alguna razón ella se pegaba demasiado a la mesa del miedo.- te encontré herido en la carretera ¿Qué querías? No podía dejarte en ese lugar con esta lluvia

-dime tu nombre

-b-bueno me llamo Masahiro Rin, y esta es mi casa –Rin no comprendía por que no se movía de aquel lugar, estando con una mano apoyada en el marco de la puerta, dejando caer su cabello plateado a un costado, mostrando un bien formado torso.- podrías decirme ¿Por qué estabas en un lugar así? Estabas herido y….

-no recuerdo nada, cuando menos me di cuenta estaba caminando sin rumbo. No logro recordar nada de mi pasado

-tienes amnesia. ¿Cómo te llamas?

-Sesshomaru, es lo único que recuerdo –ella empezaba a dudar pero no parecía que le estuviera mintiendo, cuando lo estaba vendando no había encontrado ninguna herida en su cabeza.- te agradezco que me ayudes

-¡no tienes por qué! Puedes quedarte el tiempo que quieras –acercándose lo toma de los hombros con una gran sonrisa, empujándolo de nuevo al cuarto para que descansara.- tienes que descansar, te llevare la cena debes tener hambre

-en realidad no tengo

-¡claro que sí! Caminaste en esa lluvia, perdiste mucha sangre, ¡necesitas energía para mañana! –sonriéndole ampliamente, Sesshomaru la miraba sin expresión alguna.

Sin responderle Rin se marcha para luego dejándolo solo, pareciéndole demasiado extraño que no recuerde nada, estando decidida a ayudarlo ya que desde hacía tiempo no hablaba con nadie en aquella ciudad.


En la mañana siguiente Rin despierta con el sol en su rostro, sin ánimos de levantarse nuevamente de su cama, como era fin de semana Rin quería descansar para otra entrevista de trabajo, cubriéndose con las sábanas para no levantarse después de una noche tormentosa. Al volver a cerrar los ojos ella recuerda a su huésped que de seguro esperaba su desayuno, sin tener ningún amigo en esa ciudad Rin se levanta cambiándose rápidamente, colocándose un pantalón de mezclillas y una camiseta de color rosa sale corriendo de su habitación para preparar el desayuno.

En eso para despertar a Sesshomaru toca la puerta para saludarlo con una amplia sonrisa, trayendo consigo un par de vendas para cambiarle, suponiendo que tendría sangre por lo del día anterior, volviendo a tocar la puerta no recibe respuesta de él.

-eh… Sesshomaru, traje vendas necesito que abras la puerta

-pasa

-bien –al abrir la puerta él se encontraba despierto sentado en la ventana mirando hacia afuera, mientras el viento le acariciaba el cabello.- ¡sal de ese lugar, no tienes conciencia de que podrías enfermarte! –acercándose a Sesshomaru le toma de la mano, recibiendo una mirada inexpresiva de parte de él, Rin lo jalaba hacia ella para que saliera de ese lugar.

-cálmate, estoy mejor

-pero…. No importa. Ven, te cambiare las vendas –sentándolo en la cama Rin tomaba la medicina y las vendas para curarlo, pero Sesshomaru no le prestaba atención a lo que hacía.

Al quitarle las vendas Rin abren bien grandes sus ojos sin poder creerlo, Sesshomaru al notar que ella estaba así la mira con algo de extrañeza, no le parecía extraño que ella se sorprendía de que sus heridas estuvieran curadas por completo, aún más que ni una marca se notaba. Dejando las vendas a un lado no podía creer que una persona normal sanara con tal rapidez, atónita de no poder creer que algo así sucediera, lo golpea con una almohada en la cabeza.

-¡¿Cómo lo hiciste?!

-no se

-¡como que no lo sabes, nadie puede curarse tan rápido!

-solo es así, no molestes –Sesshomaru se levanta de la cama caminando fuera del cuarto, Rin lo sigue sin saber que haría.- me duchare si no te molesta

-¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de persona sana tan rápido?!

-digamos que soy diferente

-¡explícame! No entiendo, ¿Cómo hiciste?

-ya te he dicho que no moleste. No quiero contestar eso. Ni yo mismo se porque

-¿Quién eres?

-tonta, déjame en paz –cerrando fuertemente la puerta del baño, deja a Rin con inquietud de que era lo que pasaba.

-eso me pasa por aceptar personas extrañas, ¡ah creo que mi padre tenía razón! No hay que confiar en los extraños…. Mejor preparare el desayuno


Mucho más lejos de donde se encontraba aquella ciudad, alejado de todo, se ubicaba un bosque inmenso que no le permitía el paso a las personas por ser peligroso, más adentro de aquel bosque se encontraba un edificio más parecido a una prisión. El lugar de color gris oscuro no resaltaba entre lo verde del lugar, y fácilmente no se notaba por ser bajo, de solamente un piso, con un muro, no tan alto, pero igualmente reforzado para que nadie saliera sin autorización. El hombre a cargo de ese lugar de nombre Naraku, un hombre que estaba encargado de espíritus malvados que seguían vivos, estando a cargo de esconderlos de la sociedad para evitar que ellos destruyeran la ciudad con aquellos poderes demoniacos, pero sin que lo supiera nadie del gobierno que estaba manejando ese lugar a su modo y como se le antojaba.

En aquel lugar al hombre llamado Naraku le encantaba experimentar con aquellos espíritus, quería probar que tan fuertes eran para aguantar el dolor y cuál era su promedio de vida, manteniendo a esos demonios encerrados debajo de aquel edificio, para que nadie escuchara. En lo generar los demonios que tenían formas extrañas experimentaban su fuerza, pero a lo que tenían forma humana los mantenía encadenados sin tener posibilidad de moverse, porque según Naraku era unos de los más peligrosos.

-¡Alerta! ¡Alerta! ¡El demonio perro ha escapado! –se repetía varias veces en un altavoz, las personas que estaban en el lugar comienzan correr desesperados.

-¡Naraku-sama! –un hombre vestido de guardia entra a una oficina, dirigiéndose al hombre frente de una ventana que miraba el bosque.

-escapo, el hijo de ese perro

-sí, el mayor de ellos

-¿Qué hacen parados ahí? Elimínenlo, si llega a pasar otra vez no se los perdonare

-¡de acuerdo Naraku-sama! pero es uno de los más poderosos que hemos tenido, es imposible matarlo

-descubran la forma. Pero me gustaría tenerlo de nuevo aquí, es un buen conejillo de indias

-como diga Naraku-sama

-traigan a ese perro, atrápenlo cuanto antes –el guardia hace una reverencia, pero antes de salir por la puerta Naraku vuelve a hablar.- usemos a Inuyasha

-pero ¡Inuyasha matara a todos! No le gusta seguir las órdenes, si le mentimos…

-colóquenle un collar, una descarga eléctrica puede matarlo ¿no?

-no creo. Pero lo intentaremos

Hola que bueno volver a subier una de las historias que tantas veces cambio y borro jajaja

bueno esta es una nueva y erpero que la disfruten !gracias por su tiempo!