ADVERTENCIA: Los personajes y temáticas aqui mostradas son de contenido fuerte, asi que por favor, si vas a leer que sea bajo tu propia responsabilidad:::::
La obra es de mi autoria y los personajes aqui presentados pertenecen unica y exclusivamente a la señora Stephenie Meyer...
Informo Tambien que mi Beta es Mentxu Masen (Beta FFAD) www facebook groups / betasffaddiction ... Por su infinita colaboración en esta locura
Summary : Isabella siempre fue: la chica perfecta Swan, pero el dolor acumulado por la pérdida de sus seres queridos, la aparición y más tarde muerte de Jacob Black despierta en ella la oscuridad oculta de su alma.
—Me aferro al dolor porque es lo único que me demuestra que estoy viva.
—Ya no siento placer si no obtengo mi dosis de sufrimiento.
Prólogo
Algunas historias son dulces, otras son saladas, algunas son de colores y otras a blanco negro. Existen historias que nos hacen reír o llorar, existen miles de millones en el mundo y esta es una de ellas. No empezaré con "el había una vez" que suelen verse por ahí, empezaré hablándoles de una chica que como cualquier otra se enamoró.
Isabella Swan desde el inicio de su vida fue una chiquilla especial. Con su sola presencia eclipsaba a cuanta persona estuviera cerca y es que no solo gozaba de un rostro de ángel si no también un alma pura, noble y hermosa. El aura que emanaba rodeaba de paz y alegría a los afortunados de conocerla y es que cómo no sentirse bien con alguien que con una sola mirada te brindaba esa honestidad que tanta falta hacía hoy en día.
La bella Isabella no escondía secretos, era un pozo cristalino y transparente que, aunque no gozaba de la desdicha de los demás, prefería ante todo la verdad. Desde niña fue responsable, generosa y gentil con los demás. La niña se convirtió en mujer, y a pesar de que su vida tuvo una mancha trágica generada por la pérdida de sus padres, fue feliz. Estudió enfermería, puesto que adoraba tal profesión. La consideraba magnífica, al igual que la medicina, pero decidió ir paso a paso antes de llegar a ser una gran doctora.
4 meses después de graduarse fue acogida como enfermera en el hospital central de Seattle, y fue allí cuando ellos la vieron por primera vez. Ella era un ángel y todos deseaban alcanzar uno. Un lobo se disfrazó de oveja pretendiendo alcanzarla y así fue: ella fue ingenua y lo amó. Mientras tanto, en la distancia, otro ángel la observaba, la anhelada, pero comprendía que no podía tenerla, como a ella, lo habían atrapado y era muy tarde. El estaba comprometido.
CAPITULO 1. CICATRICES DEL ALMA
La noticia coló en lo hondo de su pecho y se instauró allí torturándola y generando un nuevo dolor, que según ella, se quedaría allí viviendo en su interior para siempre: el Dr. Black había muerto.
Todos en el hospital estaban conmocionados. La pérdida de una vida, sobre todo la de un inminente médico como él, despertaba en todos ese sentimiento de la muerte no escoge y llega cuando menos la esperas. A Bella ese sentimiento no le dolía por miedo a la muerte, le quemaba como veneno circulando en sus venas porque lo amaba, y la dejaba para nunca volver. Ella ya había perdido lo que más amaba, sus padres 8 años atrás, su tía Miriam y enfrentarse de nuevo a otra pérdida, le confirmaba algo: ella nació para estar sola, para nunca ser amada, para sufrir. No importaba nada. Aunque él le hizo daño y destrozo su corazón, sabía que nunca dejaría de amarlo. Era masoquista, pero no importaba, a veces el precio por unos instantes de felicidad eran muy altos.
Jacob Black era el cardiólogo del hospital central de Seattle. A sus 27 años era más reconocido que casi cualquier otro médico con años de experiencia de la ciudad. Su enorme y cálida sonrisa hacía sentir en el cielo a cualquier chica e Isabella no fue la excepción. La chica bonita, perfecta y sincera cayó tan fácilmente en sus redes que casi resultó aburrido.
Era astuto, y para ganársela fue quién mejor la trató. Al ser la chica nueva en el hospital, él fue gentil, caballeroso, divertido, incluso tierno. Poco a poco se fue metiendo en su piel obligándola sin que ella lo notara a necesitarle, y así Black se hizo indispensable en su vida, a tal extremo que su día libre lo compartía con él. Para ella, él era el hombre perfecto y se sentía dichosa de tenerlo. Algo debió hacer muy bien para merecer tal regalo, pero para él, ella no era más que una presa escasa pero fácil de conseguir, un ángel que él deseaba corromper para saciar sus instintos no satisfechos por su esposa. Y así fue como inició una relación conflictiva, tortuosa, que a cada segundo que transcurría le rompía a pedazos el corazón a la Dulce Isabella. Su inocencia y pureza se perdían, su brillo se apagaba, pero ella no podía detenerlo, le quería y el amor necesita sacrificios. Tenía la esperanza de que el cambiaría, pero nunca lo hizo. Miles de lágrimas derramadas, un corazón roto, dolor por doquier, pero nada bastaba para alejarla de aquel círculo de autodestrucción.
Tomó un pequeño librito en blanco y decidió desahogarse. Era mucho lo que cargaba en su espalda y necesitaba a gritos contárselo a alguien, en este caso algo, y empezó a escribir:
Noviembre 5 del 2009
¿Cómo debo empezar? ¿Querido diario? O algo así. Solo te diré cuadernito querido, que verás y tendrás impregnadas en tus páginas, el dolor que carga mi alma. Se ha ido, y con él, se ha llevado todo. Me ha llevado consigo porque mi vida desde que apareció nunca más fue la misma, la iluminó a tal grado que me dejó ciega, no vi nada, incluso el que él cambiara y se convirtiera en esa horrible persona. Nada me importó. Le quería como a nadie y ahora vivo en las penumbras de la oscuridad, me siento vacía, rota y con mi interior putrefacto y carente de todo lo bueno que alguna vez logré poseer.
Todo empezó aquella noche en la que el decidió convertirse en un monstruo.
Habíamos terminado de cenar y Jacob se comportaba de forma extraña. El brillo cálido en su mirada había cambiado por una picardía y malicia que me estaban asustando.
—Hoy mi dulce niña haremos algo delicioso —dijo con una voz ácida que me hizo estremecer como hoja de papel.
— ¿Ja...cob qué ocurre? —pregunté aterrada.
—Ocurre princesa que te deseo y que no aguanto más —sus ojos recorrieron mi cuerpo de forma morbosa. Ese no era mi sol.
—Pero Jake, yo no creo estar preparada para...
Pero antes que terminara de decir una sola palabra, me tomó del brazo y me empujó contra si mismo con brusquedad. Su boca se unió a la mía. Mi beso fue dulce, tratando de aminorar a la bestia, y el de él apasionado, brutal, demandante. Me mordió con fuerza haciéndome sangrar y gritar de dolor. Jacob tomó mis cabellos y los haló, me arqueé involuntariamente, eso lo excitó. Sin siquiera esperarlo, recorrió ansioso todo mi cuerpo. Sus dedos presionaron, golpearon, y pellizcaron todo a su paso, en un intento por marcarme suya. Sus manos se escurrieron debajo de mis ropas y las quitaron como si fuesen algo estorboso e inútil. Traté de resistirme, pero no pude, él era más fuerte que yo. Sufrí como nunca antes, me sentí utilizada y humillada. ¿Dónde estaba mi Jacob? ¿Que había ocurrido con él? ¿A dónde fue su amor, su ternura, su cariño? ¿Por qué diablos me trataba como a un animal, como a un objeto de su propiedad? Como si él supiera lo que yo pensaba respondió.
—Mi hermosa niña, tarde o temprano serás absolutamente mía, esto es sólo una prueba de lo mucho que te hare gozar. El dolor, la humillación y la agonía en ocasiones es más placentera que cualquier otra cosa en este mundo, te demuestra que no eres gran cosa pero que aunque no lo seas, el placer puede compensarlo todo y multiplicarse. Además me amas ¿no?
Con lágrimas en mis ojos y un dolor desconocido para mí, en ese mismo instante, traté de responder.
—Yo... yo te amo pero eso no —pero él me cortó de tajo.
—El amor implica sacrificios preciosa —y sus labios juguetearon con mi cuello—, si quieres complacerme, si quieres que te ame, harás lo que yo te diga.
Con lágrimas en sus ojos movió su mano por el papel y plasmó todo recordando todas y cada una de las palabras que rompieron de a poco su alma. Detalló cada uno de sus encuentros y como con los días se perdió a si misma, aprendiendo a disfrutar incluso del dolor. Tras horas y horas de escribir, al fin se liberó un poco. Llevó consigo su diario y salió rumbo al hospital, debía verlo aunque fuera por última vez.
En el hospital todo era un caos, él, Jacob Black ¿muerto? Era casi inimaginable. Cuando llegó en la mañana, nadie daba crédito a lo que decían sus ojos. Él tan gentil, correcto y cuidadoso…, las enfermeras lloraban. ¡Una vida salvavidas perdida, que triste!
Los médicos se sentían impotentes, pero hicieron todo por salvarle. Cuando se le informó a la señorita Swan, todos esperaron que llegara de inmediato, después de todo, ella fue algo así como la mejor amiga de Black, pero ni rastro había de ella. En la noche cuando la documentación fue completada y estaban a punto de llevárselo, apareció ella, tan hermosa y deslumbrante como siempre.
— ¿Dónde está? —demandó a Angy.
—Bells, comprendo que era tu mejor amigo pero…—ella miró a Ángela un momento y su mirada le hizo callarse.
—Necesito verlo por última vez, fue…—respiró profundo—, fue alguien muy importante para mí.
—Lo sé Bells, todos los sabemos, pero no creo que te permitan entrar.
Mientras tanto, en la distancia, un médico de cabellos cobrizos, ojos verdes y sonrisa cautivadora la observaba apenado pobre chica — pensó — debe ser muy doloroso perder a quien amas.Todos en el hospital desconocían la relación de ellos dos. Todos menos Edward Cullen, él, que siempre la observó en la distancia, supo con claridad cuando ella se enamoró, y es que se debía ser ciego, como casi todos allí, para no notarlo. Era evidente la adoración que ella sentía por ese desgraciado, como él lo nombraba.
Merece estar muerto. La lastimó, le mintió, la enamoró… esa chica noble y pura que nunca le ha hecho nada a nadie. Pobrecilla, debe estar destrozada por perderlo, pensando que era un ser perfecto o algo parecido, mientras que fue un bastardo que le mintió y le oculto que era casado. Me pregunto qué hubiese pasado si ella lo hubiese sabido.
Pero lo que no sabía, era que ella lo supo, y que aquello, fue lo único que la hizo alejarse de él. Isabella sufrió tanto por Jacob, que ella misma consideraba que en ocasiones terminaría en el piso rota en trocitos pequeños, que nadie nunca lograría unir. Pero ahí estaba nuevamente equivocada, pues el destino era ambicioso y la quería recompensar por tanto sufrimiento. Ella sería feliz algún día, pero primero debería enfrentarse a sí misma, a un dolor que aún desconocía, y sufrir.
El Dr. Cullen, apiadándose del dolor de la muchacha, y en un acto inconsciente, la llamó un instante.
—Isabella, sé que no debería hacer esto, pero sé cuánto querías al Dr. Black y creo justo que lo veas.
Isabella se congeló al escuchar esa voz. Edward Cullen era una persona gentil y hermosa en todos los sentidos, pero la forma en que en ocasiones la miraba la intimidaba más de lo que ella deseara admitir. No era de su agrado recibir ningún favor suyo, pero no le quedaba opción, debía verlo.
—Gracias Dr. es usted muy amable.
Edward frunció el ceño, se le hacía incomodo que la chica lo tratara tan formalmente y se le hacía más incomodo aún que ella forjara un muro enorme entre ellos dos, como si él fuese una escoria al igual que el miserable de Jacob. Se enfureció al compararse a sí mismo con él ¿Por qué siento esta necesidad de verme superior a él? –se preguntaba–. Pero era obvio, aunque él lo tratara de esconder incluso de sí mismo, la deseaba y le era inconcebible pensar que Black en algún sentido le era superior, fue una rata, pero esa rata la tuvo a ella, la tenía. Deja de mirarla de esa forma, maldita sea.
El amor es el sentimiento menos predecible que existe, el más complicado, el único que no ha podido ser descrito verdaderamente, la emoción mas subjetiva, y allí estaba el gran Cullen ante él, ciego pues no quería verlo. Desde que aquella linda enfermera llegó, lo cautivó de tal forma que incluso en sus sueños aparecía con una frecuencia escandalosa, y dicen por ahí, que los sueños son represiones de los deseos que queremos ocultar, y eso era lo que ocurría exactamente. Él la deseaba y no quería desearla, ella estaba con otro, igual que él mismo.
Ambos se entregaron a alguien más y era imposible olvidar aquello. Simplemente, siempre estaría presente, que por idiotas y por andar deprisa buscando amor a ciegas, creyeron que estar con el primero en aparecer estaría bien, y no era así. Tal vez debieron esperar un poco, tratar de conocerse y descubrir que eran el uno para el otro, pero ambos tuvieron miedo de ese sentimiento tan desconocido y excitante. Edward sufría al no tenerla, al saber que su corazón era de otro, al saberse así mismo comprometido con alguien que nunca amaría. Y ella, bueno ella, no estaba bien, desconociendo ese sentimiento oculto, confundiéndolo con un rechazo, con un mal argumento, sintiendo que merecía sufrir justo como Jacob Black le había enseñado, convirtiéndose en esa chica que deseaba atraer un poco de oscuridad a su vida. Sí, ella se convirtió en masoquista, y esa mancha oscura siempre mancharía su alma, hasta que tal vez el amor se apiadara de ella y la rescatara, aunque siempre estaba la inquietud, ¿llegaría tarde o justo a tiempo para salvarla?
Al entrar a ese cuarto oscuro, en el que se hallaba el cuerpo de aquel que una vez amó, el cuerpo de Isabella se quebró. Un escalofrió intenso la recorrió, sintió que alcanzaba a su alma y la desgarraba como una navaja a la frágil piel. Caminó despacio, temerosa a tropezar con sus torpes pies, y cuando al fin llegó, inevitablemente fragmentos de su alma y corazón rodaron por las cuencas de sus ojos. Llorar era bueno, pero no frente a su cadáver. No importaba cuantas veces lo hubiese hecho, ahora debía darse dignidad, y por vez primera en mucho tiempo no llorar frente a Black. El cuerpo estaba tapado con una manta, ella la quitó con suavidad y allí vio, congelado en el tiempo, el rostro de su amante. Su rostro relajado y pacifico la reconfortó, al menos la muerte se llevó todo lo malo que hubo una vez en él. Deseó que donde quiera que estuviese, pudiera descansar en paz.
Mientras tanto Edward la observaba oculto tras la puerta, curioso e inquieto por su dolor, tratando de descifrar el enigma que rodeaba a esa pareja de amantes.
— ¿Sabes Jake? A pesar de todo, me duele verte aquí —su voz sonó tan clara que incluso ella se sorprendió—, nunca te deseé mal.
La chica lo miró con devoción, y quien los observaba, deseó que alguien lo mirara así, deseo ser ese sujeto en la camilla. La muerte no se veía tan terrible si esa chica te miraba de esa manera.
—Te quise mucho —le acarició el rostro—. Te quiero mucho y siempre lo haré.
La chica se inclinó y rozó sus labios con los del moreno difunto.
Asqueroso hubiese pensado cualquiera, pero para el Dr. Cullen, era simplemente la cosa más hermosa que hubiera visto nunca.
Debería ser pecado ser tan hermosa, debería ser pecado desearla tanto, y claro debe ser pecado desear estar en el lugar de un muerto.
—Creo que es hora de dejarte marchar, libre de culpas, de ataduras, libre de mi posible rencor. Yo te perdono, porque no es justo guardar un sentimiento negativo por alguien que no puede defenderse y porque tengo la esperanza que con esto se libere un poco mi alma de tanta negrura.
Edward Frunció el ceño. ¿Qué quieres decir mi pequeña enfermera bonita?
—Me enseñaste que es el amor, fuiste el primero y el único en todo el sentido —una risa amarga se escapó entre sus labios.
El corazón de Edward se detuvo por unos instantes. Sabía que ellos dos tenían algo y que probablemente se relacionaron físicamente, pero escucharlo era otra cosa. Un dolor profundo palpitó en su interior y lo quemó como llamas, era el dolor de los celos, la impotencia y la ira acrecentados.
Debí ser yo, maldita sea. Soy un idiota, no debería siquiera considerar esto y aquí estoy, como un tonto chiquillo deseando lo que nunca tendré, envidiando a un muerto, y lo peor soñando con que tal vez más adelante sea mía.
—Pero también me enseñaste lo que era el dolor. Fui una princesita en una cajita de cristal y tú me sacaste de allí, pero presionaste tan fuertemente el cristal que gran cantidad de vidrios quedaron incrustados en mi piel y aún me hacen sangrar.
¿Qué demonios?
Edward empezaba a hervir. Sólo una frase rondaba en su cabeza una y otra vez, como un goteo de agua incesante. Me enseñaste lo que era el dolor… gran cantidad de vidrios quedaron incrustados en mi piel y aún me hacen sangrar.
Ese maldito bastardo la lastimó, se atrevió a hacerle daño y lo peor, ella aun así lo ama. ¿De cuántas jodidas maneras se puede romper un corazón y esperar que éste siga latiendo?
—El dolor no fue tan malo —continuó ella ignorando la presencia de Edward—, al menos me enseñaste a apreciarlo lo suficiente como para desearlo.
Y él no pudo oír más, huyó de allí como alma que lleva el diablo recordando las palabras de Isabella una y otra vez. Ella lo amaba, él lastimó a la dulce niña y no lo le importó.
¿Qué diablos ocurrió entre ustedes dos?
¿Por qué siento esta maldita necesidad de saberlo?
¿Cómo jodida mierda lo voy a averiguar?
¿Qué haré con lo que siento por ti? ¡Ah! Niña…
¿Qué me pasa?
Eran tantas las preguntas que azotaban su mente que no se dio cuenta ni siquiera el rumbo de sus pasos. De pronto, se encontró solo en el inmenso jardín del hospital, solo y sintiendo como si una roca lo aplastara y le privara del aire. Pudo pasar un minuto, una hora, semanas, meses e incluso años, pero todo se había detenido. Se sumergió en sus pensamientos, hasta que una voz dulce como el sonido de unas campañas lo sacó de sus cavilaciones.
—Gracias Dr. Cullen, ha sido Ud. muy amable por permitirme verlo, fue algo así como mi despedida.
—De nada —dijo con voz cortante.
—Emmm… No siendo más me retiro, otra vez muchas gracias.
Isabella se fue de allí enojada ¿Quién entiende a ese hombre? Primero es gentil y ahora es una roca de hielo.Lo que ella no sabía es que la roca de hielo sentada en el jardín derramaba lágrimas silenciosas porque la quería y estaba mal, porque aquel día despertó desconociéndolo y ahora tenía claro que la amaba más que a nada. Sé que es algo imposible, pero desearía tanto tenerte, desearía tanto que algún día fueras para mí.
Y así sería, sólo debía esperar y saber asumir las consecuencias de sus deseos.
N/A: Bueno este capitulo esta Editado el Summary lo cambie y bueno ciertas cosillas se desarrollan aqui en mi hermoso cerebro y espero que les guste...
La historia lleva como un mes rondando en mi cabeza ytratare de escribir lo mas rapido posible...
Le aviso que he conseguido Beta y estoy feliz por eso, subire un Shot pronto asi que pasen pronto...
sin mas nos vemos la proxima!
