CAPÍTULO 1: LA CASA ENCANTADA

CAPÍTULO 1: LA CASA ENCANTADA

-Vamos, que tenemos que entrenar –dijo Rocket.

-Espera. Quiero grabar un poco más. Me gusta grabar las estrellas –dijo Tia grabando desde la ventana el exterior.

-Tia, Aarch nos echará la bronca… -dijo Rocket.

-Vale, vale… -dijo Tia dejando la cámara sobre un sillón.

Los dos corrieron por la nave.

Era un día despejado. Pronto comenzaría la copa. Los Snow Kids ya estaban entrenándose de nuevo para ganar por segunda vez la copa.

Tia se detuvo un momento.

-¿Has oído eso? –dijo preocupada y un tanto asustada.

-¿El qué? –preguntó Rocket mirando hacia todos los lados, intentando desvelar algún sonido-.

-Ha sonado un crujido… Y no era precisamente Micro-Ice estirando los dedos de los pies… -dijo la chica, con un rostro de miedo-.

Rocket escuchó atentamente. Después de unos segundos respondió.

-Yo no oigo nada –dijo.

-Qué raro… -se extrañó Tia-. Juraría haber oído algo… -dijo desconfiada.

-Micro-Ice, ¿para qué me llamaste? –dijo Yuki en la habitación de Micro-Ice.

-Para… para decirte… ehm… -tartamudeaba Micro-Ice.

-¿Ajá…?

La luz se fue de repente, misteriosamente. Toda la nave quedó a oscuras.

-¿Qué sucede? –exclamó Yuki.

-No lo sé. Esto nunca había sucedido. A ver, ¿dónde está la puerta…?

Micro-Ice empezó a tocar las paredes. Tocó algo blando. Pensó que era el manillar.

-¡¡MICRO-ICEEEEEE!! ¡¡QUE ASQUEROSO ERES!! ¡¡ME HAS TOCADO LA TETA!! -chilló Yuki.

-¡HA SIDO SIN QUERER! –dijo Micro-Ice.

Todos salieron al pasillo.

-¿Aarch? ¿Aarch? ¿Dónde está Aarch? ¿Y Clamp? –preguntó Thran.

-Estaba en el baño –dijo Aarch-. Qué raro, no sé por qué se ha ido la luz.

De repente hubo un momento de silencio. También otro de chillidos tras ver lo que sucedía: la nave caía en picado. Lentamente, pero en picado.

-¿Qué está pasando? –se aterrorizó Micro-Ice.

-¡Yuki no puede respirar! –exclamó Thran.

-¿Yuki…? –todos acudieron a ella.

-Me mareo… -decía la chica.

-Oh, no, estamos bajando mucho… demasiado… -decía Aarch.

La nave ya estaba justo por encima de unas montañas.

En unos instantes después, la nave aterrizó en un montón de arena, llenándose de esto.

Abrieron los ojos doloridamente. No vieron nada. Solo nieve por todos los lados. También cristales rotos.

Se levantaron lentamente para comprobar si no se habían roto nada. Aunque no todos estaban muy bien.

Tia, Rocket, Mei, D'jok, Mark, Yuki, Micro-Ice, Ahito y Thran salieron de la nave.

Allí todo estaba completamente nevado, y seguía nevando. Hacía demasiado frío. Estaban al lado de un bosque cubierto por completo de nieve y frialdad.

-¿Dónde… estamos…? –se preguntó Tia.

-¿Estáis todos bien? –preguntó D'jok.

-No exactamente… -dijo Yuki.

Mei estaba tirada en el suelo. Su pierna perdía bastante sangre.

-¡Deprisa, buscad vendas! –exclamó Rocket.

Unos instantes después, D'jok le vendó la pierna a la chica.

-Me duele mucho… -murmuraba esta.

-Tranquila, se te pasará… -dijo D'jok.

-Qué frío… -decía Tia.

-Tranquila, toma este abrigo –dijo Rocket, dándole un abrigo.

-Gracias –dijo la chica con una sonrisa, sacando la cámara y grabando el nuevo sitio en el que estaban.

-No me gusta este sitio. Es muy… triste. Y no hay nadie. Dentro de pocas horas va a ser de noche –dijo Mark.

-Tendremos que buscar algún refugio. No podemos estar toda la noche metidos entre la nieve. Tiene que haber algún hotel o algo así cerca –dijo Thran.

Anduvieron un buen rato por la nieve fría.

Comenzó a nevar con mucha fuerza. Tenían que encontrar algún lugar muy cerca, o se morirían congelados o algo parecido.

-Hay que darse prisa o nos convertiremos en croquetas antes de ser guisadas –dijo Rocket.

-Rocket… Me suenan las tripas, no digas nada de comida… -dijo Micro-Ice.

-¡Allí, cerca, hay algo! –dijo Tia.

Todos corrieron como podían entre la nieve.

Llegaron a un sitio extraño.

Allí ya no había nieve. El cielo estaba nublado, con unas nubes negras y azules oscuras. Se oían rugir los truenos y se veían resplandecientes relámpagos. Llovía mucho; demasiado.

El suelo estaba lleno de hojas de colores oscuros, y el ambiente parecía triste y misterioso. Aunque no se iban a quedar ahí embobados viendo cosas raras. Inmediatamente llegaron a una casa.

No era una casa; era más bien una gran mansión. Era una casa en ruinas. Sus cristales estaban casi rotos, y no tenía muy bien aspecto la fachada, la verdad…

-No me gusta mucho este sitio… -se quejó Micro-Ice.

-¿Prefieres quedarte aquí fuera? –dijo Thran dándole un golpe en el hombro a Micro-Ice.

Rocket miró atentamente la puerta. Era de madera, y un poco rota. Crujía tan solo poniendo sus dedos sobre ella.

Cuando D'jok sopló, todo el polvo que había en ella se esfumó entre el viento y la lluvia.

Vieron un manillar de metal oxidado en la puerta. Pensaron que tenían que llamar.

Toc, toc, toc.

Esperaron pacientes unos segundos. Nadie abrió la puerta, ni se oyeron pasos que se acercaban para abrirla… nada.

-Es lógico que no haya nadie aquí –dijo Ahíto.

-Bueno, lo intentaré otra vez… -dijo Rocket.

Toc, toc, toc –de nuevo.

Nada, tampoco se abría. Todos ya estaban hartos de empaparse con la lluvia esperando una respuesta.

-¿Hay alguien…? –preguntó Rocket.

Lógicamente, no hubo contestación.

Tocó de nuevo.

Toc, toc, toc.

-¡YA ESTOY HARTO DE QUE NO ABRAN! –exclamó Mark radiante de furia.

Justo cuando se iba a abalanzar hacia la puerta, esta se abrió repentinamente, haciendo que el chico se diera un trompazo contra el suelo.

-¡Por fin! –exclamaron todos.

-Oye, chicos, me queda una duda pendiente… -dijo Yuki.

-¿Qué te ocurre? –dijo Micro-Ice entrando en la casa.

-¿Dónde están Aarch y Clamp? –preguntó la chica.

Todos se miraron aterrorizados.