Convengamos que me inspire.
1004
Mendigo en las calles por un poco de comida pensando en un futuro brillante junto a ti, sobre mí el simple deseo de verte al anochecer. Caminando junto a las migas sobrantes que las palomas no han comido de la mano amiga, la música que suena a mi alrededor es nula para mis oídos.
El rojizo atardecer me anuncia que estamos cerca, apuro el paso hasta llegar al susodicho lugar de reunión. Viendo tantos nombres a mi alrededor y ninguno es el tuyo, hay tantas listas que sigo sin entender sobre que tratan.
¿Qué he hecho mal para que te vayas sin avisar? Las coordenadas me indican que tu intención siempre fue de ayudar, pero ahora desapareciste. ¿Cómo sobreviviré sin tu presencia? Eso fue lo que pensé cuando termine de ver las diversas listas y comprender que en esas, no estabas. Yo te necesito junto a mí para dejar esta vida atrás.
Recordando cuando me ayudaste a seguir viviendo mientras brilla sobre mi la oscuridad, pude ver tus ojos brotar una gota de angustia voraz. Explícame por qué no me miras y me abrazas en vez de gritar mi nombre y caerte frente aquella escalofriante piedra.
Bien sé que sos mi ángel y yo tu pobre mendigo, me ayudas a conseguir ganas de vivir aún más.
Tu cabellera azulada me inspira a llevarte al río más cercano para el verano, una promesa que te he declarado. Entre risas y caricias nos fuimos amando y perdiendo el uno en el otro, noches de invierno como una primavera enamorada.
Lloras, gemís y golpeas arrodillada en el suelo frente a pocos y nadie en aquel frío lugar. Yo gritándote que ahí estaba, que no me iría, que me vieras; pero nada resultaba. Seguías en tu mundo, llorando como tormenta, tu nombre convenía perfecto para compararte.
Yo te amo, siempre lo haré. Necesito que me veas, que levantes tu mirada y dejes de llorar. Te extraño y necesito. ¿Donde está esa chica que conocí hace años atrás?
Te levantaste y tus ojos se posaron sobre mi, aún con lluvia en tu cara intente acercarme para abrazarte.
Al pasar mis brazos por tu espalda, quise apretarte, sin embargo me caí en el intento.
En el suelo neutro, con los brazos a mi alrededor, quedé atónito sin entender.
Escuche mi nombre en un recuerdo vago que tuve, una disputa entre otro hombre y yo. Un sonido de explosión, desabroche mi camisa y noté que había un agujero en mi piel. Escuche risas y motores, llantos y sirenas. Levante mi mirada viendo la espalda de mi ángel, ella tenía mi collar en su muñeca, está la tenía lastimada.
De esta forma vi desaparecer a los pocos junto a Juvia, dejándome solo junto aquella piedra con mi nombre y una inscripción: "Gray Fullbuster, nunca dejaré que nada te pase, mi ángel."
