Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible 2013-14" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
El mundo de Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, solamente hay un personaje mío (la mala malísima, ya lo averiguaréis...)
Dedicado a Adigium21. Esta historia es la primera de tus peticiones, espero que te guste :)
Advertencia: La historia no sigue el cannon de J. K. Rowling completamente, por petición de Adigium he añadido rasgos lobunos a los hijos de Bill y Fleur.
Sabes que no deberías, lo sabes perfectamente, pero la tentación te puede. Entras en la cámara con cuidado, sabiendo que lo que haces está mal, y que si te cogen tendrás serios problemas. No te planteas las consecuencias de ello en ningún momento, no piensas en lo que este acto podría repercutir en tu vida.
Cierras la cámara tras de ti. Se encienden de repente un par de antorchas, lo que te acelera el corazón y te pone aún más nervioso. A medida que andas, más antorchas se van encendiendo, lo cual significa que la cámara sabes que está dentro. "Pero no sabe quién soy" piensas.
Caminas por un pasillo muy largo, oscuro y estrecho. En las paredes hay estanterías y más estanterías, que contienen cajas con papeles ordenados por fechas agrupados por siglos.
Recorres el primer pasillo, que debe de tener unos 50 metros de longitud, medio corriendo. Sólo oyes tus pasos y el eco que estos provocan. Todas las cajas de este pasillo tienen una etiqueta azul, lo cual por lo que le oíste a tu hermano, significa que pertenece al departamento de aurores.
Cuando llegas al final del pasillo te encuentras en una cala cuadrada, como una especie de vestíbulo. Tienes tres opciones, seguir recto e ir hacia las etiquetas amarillas, girar a la derecha con las etiquetas rojas o a la izquierda, con las verdes. No te planteas la idea de salir.
Decides que el color verde es el más parecido a la biología, así que giras a la izquierda. No te equivocas, en lo alto de cada estantería esta vez hay patologías en vez de fechas. En el lado derecho del pasillo, las provocadas por contaminación por pociones, hechizos o genética. En la izquierda, en cambio, están las provocadas por animales mágicos, que es donde centras tú atención. No tardas en encontrar la "H".
Mientras buscas entre los libros y cajas con papeles algo que te pueda aportar más información, se te forma un nudo doloroso en la garganta. Una parte de ti, la que parece no tener sentimientos, te susurra al oído que esto tendrías que haberlo mirado antes de tener hijos, que ahora ya no tiene solución.
Encuentras un grueso tomo, titulado "Teorías de la herencia de la maldición". Lo abres por el medio. La página es amarilla y está manchada por algo marrón en las esquinas, el papel es muy antiguo, y parece además muy frágil. Con cuidado de no romperlo, te vas al principio, buscando un índice. Lo encuentras fácilmente, en el aparece:
Leyes y teorías de la predisposición a manifestar la maldición transmitida por un hombre lobo, dependiendo de la herencia genética.
Progenitores Hombre-mujer lobo.
-Ambos padres contaminados (13-131)
-Un padre contaminado (132-257)
-Uno o dos de los cuatro abuelos contaminados (258-304)
Contaminación de los progenitores, pero sin llegar a manifestarse:
-Padre o madre (305-432)
-Ambos padres (432-540)
- Uno o dos de los cuatro abuelos (541-638)
No sigues leyendo, inmediatamente te diriges a la página 305. Encuentras un artículo datado de 1743. Nada más empezar a leer, y te desalientas:
"La resistencia a la maldición transmitida por un hombre lobo es un fenómeno sorprendente y extraño. Se deben dar una serie de condiciones muy poco comunes en el individuo que ha sido infectado en luna llena para que este no se transforme. Teniendo en cuenta el hecho de que es prácticamente imposible encontrar a tres personas capaces de ser inmunes a la maldición en un siglo, no hablemos ya de los descendientes.
Hasta donde hemos podido llegar, los estudios con los individuos resistentes a la maldición (8 hasta el momento) tenía como similitudes: Sangre del grupo sanguíneo O, haber padecido en algún momento viruela de dragón, ascendencia alguna veela y alto nivel de colesterol y alcohol en el momento de la transmisión de la maldición. Sólo 5 de ellos tuvieron descendientes, los cuales no todos pudieron resistir a la maldición, ya que aunque sus genes portaban la posibilidad, esta nunca llegó a manifestarse.
Esas siete personas resistentes a la maldición tuvieron un total de 13 hijos, de los cuales 7 llegaron a hombre-lobo el finalizar la pubertad, una media de 17 años…"
"Tú no eres uno de los resistentes a la maldición, tú eres distinto, a ti no te mordieron en luna llena", piensas tratando de tranquilizarte. Vuelves al índice, pero como no, no encuentras casos como el tuyo. Dejas este libro apoyado encima de otros, y coges uno titulado "Hombre lobo y medio". Este es mucho más reciente. Estás ojeando el índice, en busca de alguna similitud con tu caso, cuando oyes un ruido.
La adrenalina comienza a circular por tu sangre. El oído se te agudiza extraordinariamente, pudiendo escuchar hasta el corazón de la persona que ha entrado en la cámara. Cierras el libro y lo pegas a tu cuerpo, con intenciones de llevártelo.
Sabes que hay varias entradas posibles a la cámara, este parece haber entrado por el de los inefables, así que decides salir por dónde has entrado. Gracias a Merlín, sales con bastante facilidad. Te diriges intentando parecer calmado hacia tu despacho, y escondes el libro dentro de tu cartera. Estás aun nervioso, pese a que nadie se ha dado cuenta de que has entrado en la cámara con archivos secretos del ministerio. Ya estás pensando en la cena y volver a casa, en tu mujer y el fin de semana que os espera.
Te olvidas de la cámara, y del libro titulado "Teorías de la herencia de la maldición", que no has dejado en su sitio.
O.o
Tardas muy poco en ser abordado por tu mujer. Es aparecer en la chimenea y ya te tiene arrinconado, algo para nada desagradable. Pega sus labios a los tuyos, pero no para besarte, sino para morderte el inferior. Se acerca a tu odio:
-Bonjour….
Te susurra con picardía. Una palabra tan inocente, en francés, hace que se te pongan todos los pelos de punta. Te apartas un momento de ella, te descalzas, lanzando los zapatos en distintas direcciones, te descuelgas la cartera y la tiras al sofá, junto a el abrigo.
Coges a Fleur de la cadera, la arrimas todo lo que puedes a tu cuerpo. Antes de besarle, le preguntas para asegurarte:
-¿Y los niños?
-Victoire salió con Tedd, y duegme en su casa… pego tganquilo, está Andrómeda con ellos. Louis está en casa de tu hermana, y Dominique con Rose, no van a dogmir aquí ni una sola noche, estagan con tu familia tout le weekend. –Dice con voz melodiosa. Fleur sonríe, feliz de tener un fin de semana para los dos solos. No tardas ni medio segundo en comerse a besos su sonrisa. Te olvidas del trabajo, de la cámara, de los libros y posibilidades genéticas, y subes las escaleras llenando a su esposa de besos.
Ella le va desabrochando los botones de la camisa de camino a la habitación. En cuanto entráis, cierras la puerta con pestillo. Más que nada, por costumbre. Luego empujas a Fleur a la cama, ella revota contra el colchón y se ríe. Bill se quita la camisa, ya desabrochada, y se deja caer encima de Fleur, con cuidado para no hacerle daño. Inmediatamente Fleur separa las piernas, y Bill se cuela entre ellas, sin dejar de besarla. Le recorre el vientre con las manos, terminando con los pechos. Ella gime despacio al notar tu impaciencia y tu impaciencia aumenta con ello.
La camiseta de Fleur termina en algún punto indeterminado de la habitación, al igual que sus pantalones y ropa interior. Ella no tarda mucho más en desnudarte a ti, ni en intentar tomar el control de la situación, así que te ves forzado a contraatacar.
Una de las cosas más curiosas de tu relación con ella es el sexo. Lejos de ser un inconveniente, su ascendencia veela y tu parte de hombre lobo hacen más interesante este aspecto de la relación. Ella siempre intenta dirigir, y tú igual, lo que os lleva a pequeñas disputas, que incluyen subidas y bajadas de tensión, chantajes y sometimientos por parte de ambos. Porque aunque bien es cierto que a ella siempre le gusta ponerse arriba, también le encanta que tú le fuerces a quedarse abajo, y viceversa.
Esta vez no es diferente, discutes sin palabras con ella, y al final ganas, dejándola boca abajo y con las manos fuertemente agarradas con las tuyas.
Una vez los dos estáis tranquilos y relajados, el juego termina. Da igual cuantas veces lo hagáis, quién haya ganado o cómo, después del sexo vienen las caricias, que es equivalente a una rendición.
En este caso, tú has ganado, así que te toca abrazarle y recordarle lo mucho que la quieres. Y por supuesto, soportar como se te pincha al ponerte cariñoso. No te enfadas… al fin y al cabo, tú le haces lo mismo….
-Te quiero. –Empiezas.
-Ya.
-¿ya?
-Sí.
-Sólo eso.
-Oui.
-¿Tu no me quieres?
-A veces.
-¿Solo a veces?
-Si
-¿Y cuando no me quieres?
Fleur te mira sonriente, apoya la cabeza en tu pecho y se queda en silencio pensando. Al final, responde:
-Cuando te enfadas.
Le miras, un poco extrañado.
-¿Por qué?
-Porque te pones muy feo cuando te enfadas.
-¡Jah! Así que me estás diciendo que solo me quieres cuando estoy guapo… serás superficial…
Ella se ríe, se tumba encima de ti y te da un beso suave y cariñoso en los labios. Tú le abrazas por la cintura, pegándola todo lo posible a tu cuerpo. Ella apoya la cabeza en la almohada, a la izquierda se la tuya. Se queda en silencio un rato y luego te susurra:
-Si fuega una superficial, no me habría casado contigo. –Seguidamente se ríe de tu cara.
Te ves obviamente obligado a ponerle contra la cama y hacerle unas cosquillas para torturarla un poco. Luego ella toma el control, gana ella para compensar la vez anterior. Y claro, luego eres tú el que recibe los mismos y le pincha recordándole su mal carácter.
O.o
Hace media hora echabas mucho de menos a los niños, pero ya no.
Los oyes discutir a grito pelado desde el salón, y mira que ellos están en el jardín. Intentas permanecer calmado y tranquilo, has tenido un fin de semana de baños de espuma y sexo, no vas a consentir que unos gritos lo estropeen todo. Esperas a oír el timbre para levantarte del sofá.
Abres la puerta con pesadumbre, resistiéndote a salir del fin de semana de gloria para volver a la rutina. Nada más dejarlos pasar, Louis y Dominique te saludan con una sonrisa, para luego seguir discutiendo. Victoire, mucho más cariñosa, te da un abrazo y un beso, y seguidamente sube su cuarto.
Tú te diriges a la cocina con tu mujer, que está de muy buen humor. Te sientas en la mesa de la cocina y le ves hacer la cena, encargándote de los pequeños recados que te pide.
-¿Sabes por qué discuten?
-No, y no quiego sabeglo, la vegdad. –Te tiende unas patatas ya lavadas y un cuchillo para que las peles.
-¿Se han portado bien?
-Sí, según Hagy sí, pego teniendo en cuenta que él está habituado a James el tegemoto… -Te ríes, tiene mucha razón. James es hiperactivo y además tirando a destructivo… claro que Louis tampoco está muy lejos de eso.
-¿Y Ginny que ha dicho?
-¿Tu hegmana? No sé, no he hablado con ella.
No te mira a la cara al contestarte, y te arrepientes de haber sacado el tema de conversación. Últimamente Ginny y Fleur no se llevan demasiado bien.
Después de cenar mandas a los niños rápidamente a la cama. Tú le dices a Fleur que se adelante, y aprovechas la soledad para colarte en tú despacho y seguir con el libro.
Sólo sacas decepciones, datos y más datos que te dan malos presagios. Intentas convencerte de que, al fin y al cabo, tú no eres un hombre lobo entero, por lo que tus hijos no pueden haber heredado mucho.
Luego te viene a la cabeza las transformaciones del carácter de Louis cundo se enfada, su buen olfato y oído, además de su rapidez al correr y su malestar los días de luna llena, y te entra acidez de estómago. Es exactamente lo que te pasa a ti y a Dominique.
Notas de la autora: ¡Chan chan chan! Bueno... continuará, obviamente.
Todas las dudas que os hayan surgido serán aclaradas posteriormente... al no ser que me haya olvidado de algo, pero vamos, no lo creo.
¡Se agradecen los reviews! :)
