¡Hola a todos! ¡Bienvenidos sean! ^^
He decidido re-escribir esta historia, sólo que sin tantos errores ortográficos y con algunos arreglos. Esto se me ocurrió viendo la parte donde Ichigo decide ir a Hueco Mundo un rescatar a Inoue (es hoy y sigo sin saber como encontré espacio para escribir yaoi en esta parte xD)
ADVERTENCIA: OoC (Soy inexperta, comprendan(?), Yaoi de Ichigo y Shirosaki ( Hollow Ichigo, Hichigo... Como lo quieran Llamar xD ) Aquí Shiro será el pasivo, no leí muchas historias así y me provocó xD
DECLARACIÓN : Bleach y sus personajes no me pertenecen sino al creador y dueño, Kubo Tite-sama, pero la historia provino de mi mentencita(?)
Sin más, ¡a la lectura! ^^
Light Up My Life
Todo era oscuro en su ser...estaba sólo, muy sólo.
No sabía de su paradero en ese entonces, solamente había estado vagando por aquella mente del Shinigami que era su portador, su Rey.
Tampoco sabía cómo se había perdido en aquel lugar, ya que de cualquier manera eran edificios horizontales con las nubes cayendo verticalmente, siempre era lo mismo en aquel sitio. Pero no estaba en el lugar descrito, sino en uno muy oscuro...era totalmente negro.
Dedujo que había llegado, sin quererlo, a uno de los rincones más profundos de la mente del pelinaranja. No se había pasado por allí nunca, aunque si sabía de su existencia.
Era extraño decir que estando en ese sitio, se sentía cómo si el mundo estuviera apartado de él...como si el lugar en sí fuera también un tipo de vacío que lo llenara. No le dio mucha importancia siendo que su cabeza estaba ocupada en otras cosas, se veía pensativo y lo estaba, además de algo molesto por lo último que recordaba...
Su batalla contra el Kurosaki. Ahora sí que lo había suprimido, aguantando ahora ser más tiempo el Caballo del Rey. Pero algo interrumpió esa "tranquilidad" del momento, y no era especialmente una persona.
Una pequeña luz apareció a unos metros de distancia, para luego cegar al peliblanco por breves momentos por la intensidad de ésta. Cuando paró la constancia de la luz, abrió los ojos que inconscientemente había cerrado mientras los tapaba con un brazo para poder ver de que se trataba, y se sorprendió mostrándolo claramente en su cara pálida que siempre tenía el ceño fruncido.
Era un tipo de... ¿recuerdo?
No, era más de uno. Las escenas cambiaban a un ritmo asemejado a los latidos de un corazón lleno de tranquilidad y sin angustias, que podía asegurar que era el del Shinigami pelinaranja.
Su ceño fruncido volvió a hacerse presente, pero más pronunciado, además que no lo acompañaba la sonrisa que siempre cargaba junto a su entreceño. Conocía perfectamente cada una de esas escenas...
- "Ichi-nii"
- "Ichigo"
- "Kurosaki-kun"
- "Kurosaki Ichigo"
Muchas personas aparecieron de momentos: Yuzu, Karin, Isshin, Tatsuki, Renji, Byakuya, Ishida, Sado, Inoue, Rukia...entre tantos amigos y sus familiares que se veían con una sonrisa, o algo semejante a ello (en caso de Byakuya) observando al pelinaranja, aunque en cada escena se veía de espaldas.
Las imágenes fueron pasando un poco mas rápido, notando que se hacían mas recientes, y cada vez podía ver la sonrisa del Shinigami desde otro punto de vista. El peliblanco apretó los puños con fuerza, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos de la fuerza, pero claro que no se distinguían con el color de piel.
Siempre había alguien el cual Ichigo prestaba su atención, que fuera cercano al chico, y eso le molestaba.
Desde hace un largo tiempo, antes de que Ichigo se convirtiera en Shinigami Sustituto, había tenido la compañía tanto de su familia como la de sus amigos, dedicándoles un tiempo y sonriendo para ellos. ¡Era tan desesperante...!
Claro, con su familia no tenía problemas tan esculpidos, pero si con sus amigos. O sea, ¿qué importaban ellos? Si por él fuera, haría que todas esas personas que tanto apreciaba y quería ese Shinigami fueran totalmente destruidos, asesinados, que cayeran al maldito infierno por quitarle al pelinaranja.
Exacto, estaba celoso...
Sentía celos de que aquel chico energético y lleno de espíritu tuviera a esa gente junto a él, y que éste mismo les hablara diariamente. Hasta algunos combatían en batallas tanto para entrenar como para pelear contra enemigos junto al chico. Pero él no tenia la misma suerte...pero eso no le podía importar menos ahora.
De todos modos ese no era el gran problema...su soledad se veía un tanto afectada por el Viejo, por lo que no podía quejarse tanto, sino que todo sucumbía al entender el hecho de que Ichigo prestaba su atención a los que vivían con él, los que le veían diariamente, aunque sea un poco como a Keigo.
En cambio a él, no...
E Ichigo debía ser sólo suyo.
Siempre negándolo, ignorándolo y suprimiéndolo cada vez que tenía la oportunidad. Estaba casi totalmente seguro de que el Kurosaki lo odiaba, le molestaba su simple presencia, su única existencia.
Y eso, le dolía, aunque no lo demostrara.
Tampoco diría en voz alta que daría todo para que el adolescente estuviera con él, que lo aceptara. El chico sólo pensaba que él era su "Hollow Interno" cuando en realidad era algo más que eso. Pero no sentía las ganas ni de explicárselo, estaba enojado con él...estaba enojado consigo mismo. Aunque recordaba que ya le había dicho la verdad, igual el Shinigami no le creía.
No sabía si era por ser tan cabezota y necio, o simplemente porque era él quien se lo decía.
Desde la batalla de los Bound, Ichigo se había quedado en la Sociedad de Almas para curar sus heridas por un breve tiempo, para luego volver al mundo humano y seguir su vida de antes como estudiante y como Shinigami Sustituto.
Hubo paz, mucha paz...eso, hasta que un extraño grupo contacto a Ichigo. Se hacían llamar Vizard.
Además de que al mismo tiempo, apareció otro enemigo, un Arrancar, que fue vencido por alguien que ni siquiera el mismo sabía quién hubiera sido, ya que su Reyhabía llegado tarde al lugar. Poco después empezaron a aparecer más y más de esos tipos que amenazaban con sus poderes a los Shinigami.
Ichigo al ser derrotado por un tal Grimmjow, decidió llevar a cabo un entrenamiento con los Vizard para dominar a su Hollow Interno...en pocas palabras, para controlarlo a él.
Le pareció muy excitante esa idea, una batalla contra el Kurosaki podría demostrar lo fuerte que era y que su presencia no era nula...pero no esperaba que, de verdad, el instinto le dominara.
Por una vez, odiaba haberle dado esa gran idea.
Pero no pudo evitar sentir un gran orgullo. Ese instinto, aunque fuera un poco, pudo derrotarlo en un sólo ataque sin siquiera poder esquivarlo, el chico era muy fuerte.
Era merecedor de su corazón.
Oscuro y frío corazón, que sólo podía ver al Kurosaki de esa manera...más allá de las barreras de Hollow y Shinigami, sobrepasando las del Caballo y Rey.No podía -ni quería- descubrir que era lo que sentía, pero sólo sabía que su corazón, sus pensamientos, sus acciones...todo tenía que ver con Ichigo, más del sentimiento de protegerlo.
Y eso lo hacía sentirse miserable. Ya que aunque lo negara, podía imaginarse que era lo que pasaba consigo. Tanto por el hecho de que sentía algo por su portador, al igual que era por alguien que le partía el mismo corazón frío en mil pedazos.
El odio...
Sentimiento el cual era muy conocido por su persona...y aunque no quisiera admitirlo tampoco, ese odio que Ichigo desprendía le hacía más daño que cualquier otro estando dirigido hacia él.
Él no está solo...
Otro recuerdo llegó a esas imágenes que habían salido de pronto frente suyo, -otra manera de torturarlo- como pensaba él.
Pero lo que vio hizo que sintiera una ira total, este recuerdo era reciente al parecer porw, pero suponía que al estar en ese lugar no podía conectarse bien con el Kurosaki para saber que pasaba en el mundo real, donde él estaba.
Inoue Orihime...
Frunció aún más el ceño si era posible, ¡si no estuviera en aquel lugar ya hubiera controlado el cuerpo de Ichigo y destruiría a esa maldita...! Si pudiera...
¡¿Cómo osaba a acercarse tanto a su Rey?! ¡Lo peor era lo que había intentado hacer...! ¡¿Quién se creía?!
Pero demás recuerdos fueron pasando, haciendo que de alguna forma supiera lo que pasaba en el exterior...
Está triste...
Ese lugar en su pecho nuevamente empezaba a doler. Maldición, como odiaba cuando sucedía. ¿Pero cómo no dolería si veía a esa persona especial estar tan triste por alguien que le ha traicionado...?
Bueno, él también tenía la impresión que la habían raptado, pero ella se había dejado. ¡No le interesaban las razones que pudo haber tenido! ¡Su Rey sufría y él...!
No puede hacer nada... Él no le necesita...
El dolor incremento indescriptible-mente ante sus pensamientos, no sabía por qué pero sus ojos empezaron a arder, igual lo ignoró completamente. Varias gotas caían de sus manos que estaban fuertemente cerradas, supuso que era sangre, ya que sus manos eran otra parte que ardía.
- "Iré a Hueco Mundo"
Sus ojos se abrieron como platos al escuchar las palabras decididas reflejadas en esa cara bronceaditaque tanto le llamaba la atención, aunque fuera algo mínimo de todo lo que le gustaba del Kurosaki.
- "...Sólo"
De pronto todo se detuvo... ¿Había oído bien? ¿Iría sólo? No podía hablar en serio...
¿Por qué lo haría? No entendía...o mejor dicho, no quería entender.
Ir sólo a ese sitio sería difícil y no tanto por los peligros que presentaba el lugar, sino porque no se lograría, siempre tendría a sus amigos cerca de él para acompañarlo aunque éste no lo pida.
Pero eso no es lo que le molestó, ni cerca.
Debe sentir algo...
No había otra explicación que le convenciera, no había dudas sobre eso...el Kurosaki la ve a ella, ¿por qué a él no?
Ella es una humana, él un hollow.
Sabía que su Rey era normal, podía sentir cosas por una chica como debería ser, no era como él que sentía cosas indebidas por un hombre, cosas prohibidas por su portador, él no era así...y era otra razón para estar tan molesto con él.
Obviamente no llegaría el día en que le dijera estas cosas, tampoco que le correspondiera su sentir, pero lo mínimo que Ichigo podía hacer...sería mínimo no ignorarlo siempre...sería pensar un poco en él y dejar de ser tan egoísta.
Molesto, dejó de aplicar fuerza en sus manos, pero una la abrió completamente mientras que la Zangetsu blanca aparecía, cargando un poderoso ataque.
Miró con ira cuando Ichigo había hablado con Tatsuki, literalmente fueron a una discusión y a un golpe que seguro le cobraría alguna vez a la chica. Ichigo se fue de allí sin responderle alguna pregunta a la chica, diciendo que no le incumbía.
Sin más que aguantar, lanzó el Getsuga Tensho contra esas pantallas de recuerdos, pero como si la vida se lo restregara en la cara...no desaparecieron, sólo fueron atravesadas sin siquiera causarles algún daño, sólo una pequeña distorsión. Pero como si eso no fuera poco, de pronto varios recuerdos de Ichigo con la pelinaranja se vieron con cierta rapidez, haciendo que volviera a apretar sus puños.
No se dio cuenta que su ataque si había hecho algo, aunque no fuera lo que quisiera...
- ¡Kuso...! -Maldijo por lo bajo preparándose para seguir descargando su ira contra la pantalla, sin darse cuenta de cómo se había puesto en un momento así, haciendo que no se diera cuenta de...
- Aparece.
No le dio tiempo de reaccionar cuando sintió como si fuera jalado de aquel sitio, pero era más como si se hubiera teletransportado de lugar ya que nunca se vio alejarse de aquel tortuoso lugar.
Estaba dispuesto a ir a Hueco Mundo por Inoue, podía asegurar que esos Arrancar la habían raptado contra su voluntad...no podía dejarla en sus manos, por tanto las palabras del capitán Yamamoto fueran específicamente "No ir a Hueco Mundo", ya estaba dispuesto a desobedecer esa orden.
Claro que si se sentía triste, abatido, la Sociedad de Almas no le había brindado ayuda a salvar a una de las personas que los ha estado ayudando también; pero no lo protestó más, después de todo tenían sus razones y había que ser comprensibles en estas ocasiones, pero no quitaba el hecho que no le tendieron una mano.
"Recibes lo que das", pero esta lógica no aplicaba aquí.
No creía que nadie lo ayudaría, así que decidió ir a buscar a la chica solo, no esperaba que nadie fuera con él. Asistió a su instituto muy pensativo, sólo buscaba las opciones que tenía para ir aquel lugar suicida...bueno, fue fácil concluir con que Urahara le podía ayudar.
Después de lo que pasó con Tatsuki, se había ido de la escuela poco después de eso hacia su casa, solamente quería ver por última vez a su familia antes de irse por...no sabía cuánto tiempo, pero confiaba en volver con Inoue para prepararse junto con los Shinigamis para la gran batalla contra Aizen.
Claro, no tenía planes de pelear con ese bastardo aún.
Pero no quería partir tan pronto, sinceramente no estaba seguro si volvería con vida, así que decidió estar en la casa un par de horas, aunque la última se la pasó en su cuarto donde se recostó en su cama mirando el techo. Recordó los eventos ocurridos hace días, al igual que cosas de más tiempo atrás, como con su familia, sus amigos, los Shinigami, todos ellos pasaron por su mente por momentos...
No quería abandonarlos, pero esto lo hacía por Inoue.
Recordó también lo sucedido hace muy poco, cuando sus heridas hechas en batalla contra Grimmjow fueron sanadas por la misma chica, haciendo que apretara los puños.
Sintió un pequeño dolor de cabeza de pronto, cómo si algo hubiera impactado contra una pared de su mente, pero siguió surcando por sus recuerdos logrando rememorar varios momentos que había pasado con la chica de poderes extraños. Sinceramente había varios que contar, aunque nada del otro mundo.
Pero le extrañó algo por un momento. Se llevó una mano a su pecho arqueando una ceja, y cerró los ojos para averiguar...
¿Qué es este dolor?
(...)
Al abrir de nuevo los ojos, se encontraba en aquel sitio que aparecía siempre que iba a su mundo interior vestido con el Shihakusho negro respectivo de los Shinigami. Se extrañó al sentir tanta tranquilidad... Había tenido pensamientos furtivos de que su Hollow no había desaparecido completamente, sólo fue en aquella batalla entre ambos, por lo que se esperó alguna muestra de su presencia, pero ahora que él estaba allí...todo estaba demasiado silencioso, a decir verdad, ni siquiera había podido divisar al viejo...
Pero ese no era el punto, ¿dónde se encontraba el albino?
Buscó con la mirada en todos lados pero no lo pudo encontrar, volvió a alzar una ceja algo extrañado. Estaba acostumbrado al entrar allí y que su contrario le diera un "Golpe de Bienvenida" o algo por el estilo.
Pero sentía algo extraño, algo no estaba bien...
- Aparece. -Llamó al chico que era idéntico a él, con la excepción de la personalidad y el tono de piel.
De pronto apareció unos metros de distancia de él, se giró a su izquierda para apreciar cómo estaba de espaldas de él. Lo miró con cierta extrañeza, su espalda completamente rígida, notándose a distancia lo tenso que estaba.
- Oi...
- ¿Qué quieres? -Preguntó el albino con voz seca, muy fría.
Eso sorprendió al pelinaranja, en todas las veces que se lo había conseguido nunca le había hablado así y llegó a preocuparle.
- ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
El albino sintió un escalofrío por toda su espina dorsal, pero en ese momento no estaba ni para poner una de sus sonrisas características de manera irónica ante la nueva reacción de Ichigo.
- ...Sí -La respuesta simple que recibió dejó más intrigado al Shinigami, también en el tono ido que le mostró- ...¿Vas a Hueco Mundo, cierto?
- Si -Alzó una ceja, extrañado por la pregunta- Voy a rescatar a Inoue de los Arrancar.
Otra vez se vio sorprendido el pelinaranja cuando el peliblanco apretó los puños, pero cuando vio a estos sí que quedó preocupado, ¿cómo no lo vio antes?
- ¡Oi! ¡Tus manos están...! -Se intentó acercar Ichigo.
- ¡Quédate allí! -Exclamó el Hollow en advertencia, con un tono muy molesto y lleno de ira contenida, haciendo que el Shinigami se detuviera sorprendido- No es nada...sólo vete ya de aquí, Ichigo.
- No puedes estar hablando en serio -Ichigo sonrió de medio lado, pensando en que era una broma.
Pero no recibió respuesta haciendo que se quedara mudo de momentos, en realidad estaba hablando en serio. No sabía qué hacer, acatar su orden sonaba lo más lógico pero su cuerpo no hacía ningún movimiento. La paciencia del pálido de agotó, cabreándolo.
- ¡Vete de aquí, maldita sea! -Se volteo de lleno y con un shunpo ya estaba frente a él mientras le lanzaba un corte peligroso con su Zanpakutoh. Ichigo de reflejo sacó la suya deteniendo el ataque, haciendo un sonido rechinante cuando ambas espadas chocaron.
El Hollow se molestó un poco más y volvió a atacar haciéndolo retroceder. El Shinigami miró al otro en alerta, y esquivó a tiempo un Getsuga Tensho saltando hacia atrás, alejándose más. Estaba desconcertado, así no era la manera de pelear del oji-dorado, cada vez quería alejarlo más y más...
Como si le fuera a dañar...
Algo cruzó por su mente, a lo que decidió cambiar de estrategia y saltó hacia él, esquivando las oleadas de reiatsu que le mandaba, logrando chocar espadas nuevamente con él. En el momento que iba a ser de nuevo empujado, en solo un breve segundo, separó su Zanpakutoh dejando una completa abertura.
A pesar de que su experimento salió bien, igual se sorprendió cuando el albino, igual de sorprendido, dio un salto atrás. No solo no lo había atacado cuando tenía la mayor oportunidad...sino también, pudo ver dolor en sus ojos.
- ¿Tú... -No terminó de preguntar cuando una ráfaga de reiatsu le hizo ponerse en defensa, y tan rápido como siempre, el albino apareció frente a él atacándolo con un ya muy usado Getsuga Tensho, haciendo que cayera al suelo con su oponente apresándolo, de paso, soltando a Zangetsu...
Ichigo cerró los ojos de inmediato, pensó por un momento que lo iba a matar allí mismo, pero entonces, sintió algo húmedo caer en sus mejillas...
El pálido apretó los dientes tratando de contener el dolor mientras peleaban, tenía que hacer que Ichigo se largara de aquí...pudo ver esa abertura y no le hizo nada...y ahora, lo tenía debajo, su Zangetsu Blanca a una distancia diminuta de atravesar su cuello...pero todo colapso.
Ichigo lo miró con los ojos entrecerrados por un momento, hasta darse cuenta de lo que pasaba, lo que lo hizo sorprenderse tanto que abrió sus ojos como platos. Sonido de líquido caer resonó por un momento, eran gotas, al principio fueron de sangre cayendo de las manos del albino manchando el mango de la espada blanca y la ropa negra del pelinaranja, pero después no fueron simplemente esas.
- Qué... tú... -Ichigo no podía formular las palabras correctas para la pregunta, pero la vista que tenía no lo dejaba ni pensar. De esa cara blanquecina bajaban gruesos hilos de una sustancia líquida trasparente, o más fácil, lágrimas llenas de dolor y angustia retenidas con el tiempo. - ¿Por qué estas llorando...? -Al fin la pregunta surgió, aunque pareció que con eso el albino le aprestaba más el agarre.
- ¡Eso no te interesa! -Su voz sonó igual de molesta, escondiendo el dolor con exclamaciones mientras que su rostro reflejaba todos los sentimientos que un Hollow no debería tener- Vete de aquí Ichigo...-Le volvió a decir, soltando un poco su agarre.
Grave error. El albino no se esperó -quizás por el desborde en su interior- que Ichigo diera vuelta a las posiciones, aunque esta vez, el de abajo no era amenazado por una espada. Pareció shockeado y molesto a la primera, pero no hizo algo más que demostrara inconformidad, más el pelinaranja lo veía tan frío como tempano de hielo dándole cortesía al Capitán del Décimo Escuadrón de Protección.
- Te pregunté algo -Le dijo secamente, mirando como los ojos dorados se encendían en ira nuevamente.
- ¡¿A ti que te importa?! ¡Lárgate de una maldita vez a buscar a la mujer esa! -Se removió bajo el agarre del pelinaranja en busca de una manera de golpearlo, sin éxito.
- ¡¿Por qué eres tan insistente?! -Le reprendió aunque no recibió respuesta, cabreándolo también a él, pero sin tomar otra medida para calmarlo- ¡Detente ya!
- ¡Entonces lárgate de aquí! -Por un momento sus miradas se cruzaron, a lo que Ichigo le volvió a dar una extraña sensación, pero estuvo atento a las siguientes palabras- ¡Haz lo que te dé la gana, joder!
- ¿Lo que me dé la gana...? -El peliblanco no quedó claro con la pregunta del Kurosaki, pero ni la pensó. Se movió más recio en busca de golpearlo y de pronto dejó la presión en el agarre. Fue todo muy rápido cuando se sentó de golpe, aún con Ichigo sobre él, dándole la esperanza de romperle la cara...cuando vio que le esquivó aún más rápido y sintió su cuerpo más cálido, algo nada acostumbrado refiriéndose a su persona.
Tardó unos segundos en analizar que lo estaba abrazando.
- ¿Ichi...go? -Su voz salió en un hilo, confundido.
- Primera vez que te veo llorar... -Apretó el abrazo para desconcierto del albino- ...No me gusta.
Sin despegarse del abrazo, miró a los ojos al Hollow, acercó su mano a la mejilla pálida que tenía al frente dejando la otra a cargo del abrazo que los unía a una distancia muy cercana. Limpió con su pulgar aquellas lágrimas derramadas con lentitud, marcando un poco su piel, recordando su tacto.
El albino estaba sorprendido, su corazón latía a una rapidez extraña para él, ni en batalla podía sentirlo de esa forma. La sensación de estar a pocos centímetros de distancia hacía sentir ese calor con más firmeza, era extraño...
- Estás triste... -Murmuró Ichigo, sacando de su trance al Hollow- Ésta soledad... ¿es la razón?
- Eso no...
- Si, si me incumbe -Frunció el ceño ya sin su mirada amenazante, apegándose un poco más al otro, poniéndolo levemente nervioso- Vamos...no es de todos los días que lloras, ¿acaso hice algo malo?
El aludido volteo un poco la mirada, sintiendo la del pelinaranja clavada en él, obviamente no iba a ir directo y decirle por qué estaba así...pero librarse de Ichigo le parecía imposible con lo terco que era, ni con una breve demostración de lo molesto que había estado -y estaba- lo pudo ahuyentar.
- No tienes por qué ocultarlo... -Volvió a llamar su atención- Tampoco tienes que seguir lastimándote.
Tomó una de las manos del albino, abriéndola para ver de reojo la sangre fluir de aquellas heridas que habían formado con las uñas negras del mismo. El otro no dijo nada de momento sintiendo aquella cálida mano tomando la suya fría, aunque su sangre fluyendo le dificultaban sentir la calidez contraria
- ...Tus recuerdos -Al fin dijo algo a lo que Ichigo lo miró de nuevo, entre atento y algo extrañado- Tus amigos me provocaron esto.
- ¿Qué? -Se descolocó el Kurosaki, eso no se lo esperaba- ¿Qué cosas viste? ¿Quién te hizo-?
- Inoue Orihime -Soltó con brusquedad antes que terminara.
Odio dirigido a ese nombre, desprecio dirigido a la persona, una gran masa de angustia por su presencia y dolor latente que dejó a Ichigo con un nudo en la garganta, ¿por eso esa sensación antes de venir? Ahora lo comprendía.
- ¿Qué tienes contra Inoue? -Preguntó, aunque después le pareció indebido hacerlo.
- Oh por favor -Rodó los ojos para fruncir el ceño- Esa humana abarca mucho tu mente, estas siempre con ella, te preocupas por ella, ¡vas a ir a Hueco Mundo por ella!
- Somos amigos...-Intentó excusarse.
- Muy amigos -Habló con excesivo sarcasmo, sintiendo su ira emerger de nuevo- Estamos unidos Ichigo, sé que ella es algo más para ti. Me molesta como no tienes idea. La odio más que a nadie y-
- Estás celoso-Se sorprendió el pelinaranja. El albino se quedó inmóvil y mudo ante esas palabras- Estás...celoso de Inoue.
- ¡¿Y eso que?! -Explotó, aunque algo avergonzado, separándose un poco del abrazo aunque no teniendo escapatoria ante su posición- ¡Quítate!
- No lo haré -Advirtió poniendo más peso, dejando quieto al otro de nuevo- ¿Por qué estas celoso de ella?
- Ya lo he dicho -Murmuró con el ceño fruncido, mirándolo con amenaza si no se quitaba antes de que volviera a explotar.
Ichigo cerró los ojos ignorándole para molestia del albino, pero se percató de una sonrisa leve que surcó por aquellos labios algo carnosos que sin quererlo se había quedado viéndolos.
- Con que es eso... -Abrió un poco los ojos, para luego acercar su mano de nuevo a la mejilla del otro- No me había dado cuenta...debes odiarme.
- Habla por ti -Lo miró con recelo, haciendo que Ichigo arqueara una ceja.
- ¿Crees que te odio?
- Apostaría la máscara sin dudarlo. Y no mentirías -Dijo sin darle mucha importancia, desviando nuevamente la mirada, dándose cuenta que estaba a segundos de decírselo, aunque ya lo supiera, le dolería.
Tristeza, celos, angustia...
Ichigo se le quedó mirando aún con la sonrisa, pensando que podía ser tan lento en un sentido que sólo salía a flote en estas ocasiones, y no lo iba a desaprovechar.
- Si te odiara, ¿crees que haría esto...?
- ¿Hacer q-? -No pudo terminar cuando sus labios fueron apresados por otros más tibios, su corazón se detuvo por un breve momento. No duró más que unos segundos así para luego separarse, Ichigo sonrió levemente aunque un poco más que lo querido al ver el sonrojo notable en esas pálidas mejillas con sus ojos bien abiertos, nada se escapaba de su vista así.
- Eres tan lindo... -Murmuró acariciando su mejilla, el otro no sabía ni que decir ni que hacer, estaba confundido.
- ...Ichigo...
- No siento nada por Inoue -Le dijo más serio, tomando su atención al fin- Ella es solo una amiga, no puedo dejarla atrás.
- Pero... -Fue callado por uno de esos largos dedos del Kurosaki, mientras este volvía a sonreír levemente.
- Yo te quiero a ti, Shiro.
Ahora si no podía disimular toda la sorpresa que le había causado el pelinaranja.
'Shiro', obviamente un apodo que le había colocado, estaba sorprendido aunque no más con la directa declaración del otro. Sus mejillas enrojecidas adornaban su cara blanca, mientras que sus ojos estaban totalmente abiertos sin mostrar las expresiones que eran normales en él.
El Shinigami sonrió un poco más abrazando aquel ser que tenía a su disposición, su Hollow Interno,su contra-parte, a Shiro...
- ¿Cómo puedes...decir eso? -Preguntó ido el renombrado Shiro, sintiendo que un dolor de su corazón volvía a aparecer al seguir pensando más allá- Me odias, siempre ha sido así, ¡¿cómo puedes jugar así?!
- Yo jamás te he odiado -Le susurró al oído, haciéndolo estremecer- Sólo...que nunca me diste la oportunidad, Shiro... -Le volvió a decir, en cambio el otro se puso serio al entenderle.
- Quería que te fortalecieras, Ichigo -Le declaró serio, Ichigo abrió los ojos que inconscientemente había cerrado- No podía permitir que fueras tan débil y cabezota, no te quería perder en una de tus estupideces...
- Entonces... -Dudó- ¿No me odias?
- Pero tú a mí si.
- ¿Qué te hace pensar eso? -Preguntó más que confundido, Shiro frunció el ceño pero sin intenciones de separar al otro, ya sabía que no podría.
- ...Nunca vienes aquí, solo si el viejo o yo te traemos... -Admitió fastidiado, Ichigo quedó en blanco- Me sorprende que vinieras ahora.
- Sabes que he estado ocupado...
- Tan ocupado que estas con tus amigos -Le empujo para verle directamente a los ojos, mostrándole la ira que disfrazaba la tristeza.
Ichigo no supo bien que decir ante eso, pero suspiro cerrando los ojos.
- Creo que fui demasiado tímido como para atreverme -El pelinaranja declaró, para abrir de nuevo los ojos- Que lo hiciera ahora...fue porque vi que estabas sufriendo con mi culpa.
- Eres un cobarde. -Murmuró el otro con el ceño fruncido.
- No quisiera admitirlo -Sonrió con nerviosismo, Shiro cerró los ojos para luego mostrar una expresión que tanto había faltado todo ese tiempo.
Su sonrisa maníaca característica acompañada con el ceño fruncido. Que era tan parecida a la del otro...sólo que esta mostraba siempre un toque de burla.
- De todas formas eres el cobarde que quiero -Le miró nuevamente, Ichigo se sorprendió con sus palabras tan repentinas.
- ¿Es en serio?
- ¿Crees que miento? -Dijo acercándose al Shinigami, estando a centímetros de distancia- Te quiero, mi Rey.
Ichigo abrió sus ojos como platos, en serio que no se esperaba esto en su ´santa vida´, menos que Shiro decidiera acortar la distancia que quedaba para plantarle la segunda unión de labios. No lo pensó mucho antes de corresponderle, era un beso sin exageración pero firme, con ese toqué que solo podía caracterizar al albino.
Calidez, amor, sentimientos...
Ambos no se creían lo que estaba pasando, nunca pensaron que sus sentimientos fueran correspondidos por el otro, muchos menos ese día. Era una gran sorpresa, pero ninguno podía apartarse del beso que los unía para comprobar si esto era verdad, aunque el simple tacto les satisfacía la pregunta.
Poco a poco fue aumentando la intensidad, besándose con más posesión abriéndose paso en las cavidades de cada uno, sus lenguas peleando entre ellas como hacían los mismos dueños aunque para ellas solo era una gran danza de poderse encontrar la una con la otra. Se separaron para verse mutuamente, a lo que ambos sonrieron levemente teniendo sus frentes juntas, un hilo de saliva aun los unía que pronto se desvaneció, además sus ojos habían establecido conexión que ninguno podía cortar.
Ichigo acarició con su mano la mejilla del otro con suavidad mientras éste mantenía su sonrisa con el ceño fruncido.
- ¿A dónde quieres llegar, mi Rey? -Preguntó, su mano también despertando para quitar la parte de arriba de aquel Shihakusho parecido al suyo con la diferencia del color, exactamente el contrario. El Kurosaki lo pensó sólo un segundo para sonreír un poco más amplio.
Tomó de los hombros al albino para empujarlo sin previo aviso, cayendo de nuevo al frío pavimento, no hubo fuerza demás, pero el albino no se lo esperaba.
- Haré algo que he deseado... -Dijo acercándose más, abriendo también su Shihakusho, besando su clavícula- Te haré mío, Shiro.
Seguro este día fue sorprendente para ambos, pero era esperado ansiosamente por sus corazones. El nombrado sonrió de una manera más suave, esta vez se iba a dejar hacer por el Kurosaki, pero no sería la primera y última vez que sucediera...
Lo iba a poseer, al igual que él a sí mismo.
Después de todo, era lo que podía hacer por la persona que iluminó su vida, que le dio otra razón para protegerlo, que le hizo conocer el otro lado del odio.
¡Bueno, hasta aquí llega! ^^
Esta historia no iba a ser re-publicada, pero con el apoyo de Seishin19 y Ely p, decidí traerlo aquí nuevamente (Aunque me apena ver que el fandom de Bleach en Fanfiction esté muriendo lentamente). Y haciendo caso a los comentarios, tengo noticias ... ¡Hay continuación de esto!
En serio espero les haya gustado, agradecería sus reviews con mucho gusto. Acepto criticas, insultos, halagos, tiraderas de tomate... pero sin la chancla, por favor(?)
¡Gracias por leer!
