Te perdí

Capítulo I
"Separados"

By

Tsukiré

Estos días han sido los peores de toda mi vida, he perdido la mitad de mi vida, la razón por la que día a día me levantaba, el único motivo por el cual sonreía y por el cual respiraba. Te perdí y me perdí a mi mismo, te dejé pasar por todo esto tan solitariamente, fui tan cobarde, tan poco hombre ¿Con qué orgullo puedo seguir viviendo con la cabeza en alto? No puedo imaginar todo el dolor que tuviste que pasar…no quiero imaginarlo, de sólo pensar en eso, pienso que debimos haber intercambiado lugares.

Pero ¿Pensando esto podré cambiar algo? No es como si teniendo estos pensamientos de culpa me hiciera sentir menos culpable. De todas maneras sé que después, más tarde habrá un castigo para mí, un castigo igual o más doloroso que el que tuviste que pasar tú.

No fui capaz de regresar por ti, no fui capaz de muchas cosas, te fuiste sin saber muchas cosas que no dije, tantas miradas que no nos dimos, tantos besos que jamás tendremos. Mis manos sostenían mi cabeza. Nunca había sido tan débil y jamás hubiera dejado que alguien me viese así ¿Eso importa ahorita? Debería dejar de pensar en cosas tan tontas como esas.

No estuve ahí cuando necesitaste protección, tampoco cuando necesitaste que alguien te cuidará ¿Por qué aún así…haciendo todo eso porque era lo que quería…? ¿Por qué ahora me siento así?

Me encuentro en el tejado, tu lugar favorito, ¿Cómo terminé aquí? Ni yo mismo lo sé, este lugar sigue siendo tan especial como lo fue nuestro primero encuentro aquí, el lugar en el que compartimos tantas pláticas, los dos, solos, donde nos enojados, peleamos y nos enamoramos observando el claro cielo lleno de estrellas y la luna iluminándonos.

Ahora ni la luna ni las estrellas quieren salir, seguramente evitan la pena de verme de ésta lamentable manera…cualquiera que me viera ahora me tendría lástima y no es para menos… siento en mi una profunda tristeza, un inmenso dolor que me corroe por dentro, quemándome. Probablemente hasta ellas tienen resentimiento conmigo, incluso el mismo universo conspira ahora mismo, este cielo fue nuestro testigo muchas veces ¿Cómo podía yo volver a verlo como si nada? Si cada vez que lo miro, tu rostro regresa a mí torturándome un poco más cada día.

Es como si mi interior se fuera deshaciendo poco a poco. Esto es más que una herida física.

Sé que si me viera en un espejo no me reconocería, Ryoga dice que he enflacado mucho. Y de hecho lo es, mi mamá ha comprado ropa de una talla que jamás pensé podría usar, incluso lo veo y parece ropa de niño.

Pero ¿Eso importa ya? ¿Acaso merece tener importancia eso en estos días? Después de todo… ¿qué importa lo material? Eso se consigue en menos de lo que crees, pero ¿Una persona? ¿Cómo regresas a una persona a este mundo? ¿El amor es tan mágico? ¿Puede hacer milagros? Incluso ahora hago preguntas estúpidas para consolar mi pérdida. Pero es que, quien sino yo para consolarme.

Todo empezó justo cuando mi papá, Ryoga, Mousse, Shampoo y yo habíamos encontrado la manera en volver a China y quitarnos de una vez por todas de ésta maldición…

El comienzo de una herida, una herida que no cierra, una herida que no es física, una herida que por más que pase el tiempo jamás cerrará…jamás cicatrizará.

Años han pasado y jamás les perdonaré lo que te hicieron.

Flash Back

Nos encontrábamos en una pelea cotidiana, Shampoo se había abalanzado a mis brazos, mientras que Mousse aparecía de la nada gritando que era un maldito, así mismo, Ryoga llegaba aventándome su sombrilla diciendo que yo era un poco hombre haciéndole eso a Akane.

-Ranma llevar a Shampoo a cita- dijo la voluptuosa china.
-No puedo Shampoo, estoy ocupado-
-¡Maldito Ranma! Shampoo será mi esposa ¡Aléjate de ella!- gritó Mousse a una anciana que pasaba caminando.
-¡Eres un desgraciado Ranma! Haciéndole esto a Akane mientras ella no está-. Dijo el chico cerdo.
-No sé de qué hablas Ryoga-
-Shampoo tener algo importante que decir- la china fue el centro de atención.

Todos la vieron esperando a que la chica de cabellos púrpuras hablara, una vez que Shampoo sintió que se habían tranquilizado, habló.

-Shampoo regresar a Jusenkyo, abuela conseguir boletos para ir-
-¿Es…enserio Shampoo?- dijo el oji azul asombrado.
-¿No nos estás mintiendo?-
-¿Qué? ¿Y cómo es que yo no sabía nada?-reclamó Mousse.
-Sencillo, abuela conseguir sólo boletos para Ranma y Shampoo, los demás irse por su cuenta-
-¡Vaya! Shampoo gracias- Ranma se emocionó.
-¿Qué?- tanto Ryoga como Mousse gritaron.

Los dos chicos tomaron al oji azul de la camisa y lo alejaron de la china, amenazándolo.

-Ranma, te juro que si no haces algo para que nos lleve…te mataré- dijo el joven ciego apuntando con su dedo índice a una paloma.
-Ranma, tienes que hacer algo- le reclamó el chico de la pañoleta.
-¡No es mi problema!- exclamó el joven de trenza.

Y así como lo dijo el oji azul se alejó dispuesto a marcharse.

-Ranma, Shampoo decir lo que dar a cambio-
-¿Qué? ¿Qué cosa?-
-Si Ranma y Shampoo curarse, Ranma tener que aceptar quedarse en china por un año-
-¿Por qué un año?-
-Shampoo tomarlo como agradecimiento-
-Lo pensaré-

El oji azul saltó de tejado en tejado como de costumbre para apresurar la llegada al Dojo, dejando a dos inconsolables chicos llorando detrás suyo. Que bueno que no lo había acompañado Akane, hubiera intercedido en el acto, pero aún así andaba rara, dijo que hoy tenía que hacer algo y por eso no podía acompañarlo. No era que le importase pero en estos momentos extrañaba pelear con ella.

Una vez que llegué al Dojo, todos estaban cenando, entré como de costumbre y tomé mi lugar en la mesa, me sorprendí de que Akane no estuviera ahí, ella siempre era puntual cuando salía, miré el reloj y eran las ocho de la noche, eso era aún más extraño ella nunca estaba afuera después de las seis. En cierta manera, estaba preocupado.

-Akane, se está tardando mucho-. Kasumi dijo lo que había estado dando vueltas en mi cabeza.
-Dijo que iba a ir con el Doctor tofú-
-¿Se sentía mal?- No pude evitar decirlo, pareciera que mi corazón hablara.
-Cuñadito, no me digas que estás preocupado por mi hermana- dijo Nabiki burlándose.
-Es normal Ranma, algún día serás su esposo y…- no terminó de hablar Soun.
-Esa tonta no me preocupa- grité.

De repente se sintió un aura poderosa en el lugar y un gran momento de tensión, se podían escuchar unos pasos como de demonio provenir de la entrada, todos volteamos y sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal cuando te ví ahí.

-A…Akane- cerré los ojos esperando su golpe-
-No me importa si un fenómeno como tú se preocupa por mí o no, yo sé cuidarme sola y no necesito de ti- me diste una mirada fría y subiste la escalera dirigiéndote hacía tu habitación.
-Ranma…creo que deberías hablar con ella- Dijo Kasumi preocupada.
-¿Para qué?- rezongué.
-Por lo menos para preguntarle por qué no te sacó volando- Nabiki rió.

Una vez que todos terminamos de cenar, cada quien se dirigió a su cuarto, Akane no había bajado para nada, eso era extraño, ella no era así. Seguramente se sentía mal por lo que dije, creo que Kasumi tiene razón, debo hablar con ella.

Subí las escaleras y me puse enfrente de tu puerta, toqué suavemente y escuché tu tono de voz decaído.

-¿Quién?-
-Ranma ¿Puedo pasar?- giré la perilla de la puerta.
-¿Para qué? ¿No habías dicho que yo no te preocupo?-

Entré y te miré en tu cama abrazando tu almohada y tu cara enterrada en ella, tus manos la apretaban con fuerza.

-Akane ¿Qué tienes?-

Tú no dijiste nada, sólo te limitaste a apretar aún más tu almohada. Ciertamente estoy confundido.

-Akane, no tienes porque ponerte así, perdón, no fue mi intención hacerte llorar. Perdóname- dije en verdad preocupado y sostuve tu mano.

Tan pronto como puse mi mano sobre la tuya, la quitaste rápidamente, como si el contacto te causará dolor, vi como temblaste e incluso tu expresión de volvió de terror puro. Te incomodaste, tus ojos se pusieron vidriosos y evitaste mi mirada.

-Akane…- intenté sentarme en tu cama para acercarme más a ti.
-No…- te alejaste rápidamente de mí

Me detuve al instante en que te escuché.

-No…no te acerques a mí- apretaste con más fuerza la almohada.

Me dolió mucho el ser rechazado así por ti.

-¿Qué tienes?- me preocupé realmente.
-¡Nada! ¿Por qué no sólo te vas y me dejas en paz?- exclamaste con furia.
-Sólo quiero ayudarte- intenté defenderme.
-Entiende, no necesito tu ayuda, así que sólo vete- dijiste desesperada, era como si realmente no quisieras verme.
-De acuerdo, me iré…llora sola- te grité para después cerrar la puerta violentamente.

Mi preocupación por ti no disminuyo en lo absoluto, pero sabía que no tenía que preocuparme, probablemente estabas en tus días bipolares, así que sólo tenía que soportarlo.

Pasó una semana desde ese encuentro, te notaba aún más decaída, no solo yo, todos sabíamos que algo no andaba bien, te estabas comportando de manera muy extraña, ya no veía esas sonrisas que me gustaban mucho, casi no peleábamos, no era porque no pudiéramos, yo siempre buscaba algún pretexto para hacerte enojar y aunque sea escucharte maldecirme, pero ni eso, ni siquiera te molestabas en mirarme.

Estaba haciendo mi mayor esfuerzo para volver a ver ese carácter fuerte que tanto te caracterizaba pero ¿Qué lograba? Tu indiferencia, ni siquiera podía hacer que me vieras.

En la escuela, te la pasabas pensativa, siempre mirando por la ventana, no tomabas muchos apuntes, lo sé porque cuando te pedí el cuaderno de matemáticas y me lo diste, tenías los apuntes salteados e incompletos.

Estábamos sentados en la sala, así que pude darme cuenta de eso y pensé que sería un buen pretexto para iniciar una conversación contigo.

-Akane, el único holgazán aquí soy yo- te di tu cuaderno.
-¿De qué hablas?-
-Que no tienes muchos apuntes y además hasta yo sé que están incompletos ¿Qué te pasa?-
-Nada-
-Por cierto Akane, no sé si es el momento indicado pero tengo que decirte algo-
-¿Qué cosa?-
-Shampoo me invitó a China para curarnos-
-¡Qué bien!- dijiste tratando de sonreír.
-Sólo hay un pequeño detalle-
-¿Cuál?-
-Quiere que me quede allá seis meses, es la forma en cómo puedo agradecérselo-
-Bien… ¿Cuándo se van? ¿Va a ir el Tío Genma con ustedes?- preguntaste interesada.

Abrí mis ojos enormemente, estaba sorprendido, te conocía muy bien y hubieras armado un escándalo por lo que te acaba de decir, de hecho si no te lo decía antes era porque tenía miedo de tu reacción ¿Cuándo te habías vuelto tan comprensiva? Te miré bien, y noté en tus ojos dolor, al parecer las palabras que no querías emitir me las estaban gritando tus ojos "No te vayas".

-Pues no sé, la verdad no sé si quiera ir-dije aún dudando
-Pero es lo que has querido siempre- hablaste con firmeza
-Lo sé, pero tengo que pensarlo aún- intenté evadir tu mirada.
-Está…bien- dijiste con dificultad.
-Bueno me voy a dormir…- dije suspirando.
-Ranma- susurraste
-¿Qué sucede?- pregunté confundido
-¿Te puedo pedir un favor?- dijiste tímidamente.
-Dime-
-A….abrázame-

No podía creer lo que había escuchado. Sin pensarlo dos veces ni siquiera el preguntarte porqué, sabía que habías estado muy triste y sí eso era lo que podía hacer por ti, sería un gusto para mí.

Me acerqué a ti, e tomé entré mis brazos y rodeé tu cintura apretándote fuertemente a mi pecho, tus manos recorrieron mi cintura, respiraste hondamente y pude sentir que tus manos sujetaban fuertemente mi camisa. No quisiste soltarme y sinceramente yo tampoco quería, no sé cuanto duró ese momento tal vez minutos, pero para mí fue tan corto que podría quedarme así contigo toda la vida y aún así sentir que se había pasado muy rápido. Sentí tu cuerpo temblar y acaricié tu cabello.

¡Estaba desesperado! No sabía cómo ayudarte.

Otro día había finalizado, mañana era sábado aún tenía el domingo para decidirme sobre ir o no. En cierta manera no podía creer cómo habías actuado, es cierto que siempre quise eso, pero no imaginé que lo entenderías tan bien.

A la mañana siguiente, me levanté y para mi sorpresa te encontré despierta desayunando.

-Buenos días Akane-
-Buenos días, tú desayuno está en la mesa de la cocina-
-No lo preparaste tú ¿Verdad?-
-No- dijiste secamente.
-¿No te molesto que dijera eso?-
-No, tengo que hablar contigo-
-¿Sobre qué?-
-Sobre lo de anoche-

Me sonrojé levemente ¿Acaso se refería al abrazo? Comencé a jugar con mis dejos índices.

-Sobre lo de Jusenkyo- ciertamente me sentí decepcionado.
-¿Qué sucede?-
-¡Tienes que ir!- me miraste con seguridad.
-¿Por qué?-
-Es la oportunidad que estabas esperando, no todos los días alguien te ofrece el llevarte a China, así podrás deshacerte de tu maldición-
-¡Tonta! Eso no es lo que importa, te dije que si voy a ese viaje tendría que quedarme seis meses allá-
-¿Y? ¿Cuál es el problema?-
-Que no quiero estar tanto tiempo lejos de…aquí-
-¿Por qué no? Tendrías una nueva vida, tal vez tu y Shampoo deberían quedarse a vivir allá-
-¿Qué? ¿Qué estás diciendo?-
-¡Lo que oyes! Debo decir que Shampoo llegó justo a tiempo, tienes que ir. Así te podrás librar de mí o ¿Prefieres que la gente diga que me casaré con un fenómeno? ¡Qué vergüenza!-

No podía creer lo que estabas diciendo, esa no eres tú, me dolía la manera en la que te expresabas de mí.

-¿Qué demonios te pasa?-
-Lo que oíste…fenómeno, que será mejor para mí que estés lejos tanto tiempo, así podré sentirme libre, o ya sé ¿Por qué no te casas de una vez con Shampoo? Así me facilitarías todo, ella igual es un horrible fenómeno, se llevarían tan bien-
-Lo haría con mucho gusto, Shampoo es mucho más bonita, más femenina y no es tan torpe cómo tú- grité con todas mis fuerzas, eso no era lo que quería, ¿Por qué siempre hago lo contrario a lo que siento? ¿Por qué no puedo decirle que en realidad no quiero irme? Que quiero estar con ella.

-Me da igual lo que pienses de mí, ¿Qué se puede esperar de alguien cómo tú? Piensas como una niña tonta…oh cierto, lo olvidé también eres una-
-La única niña estúpida aquí eres tú, tienes razón, lo mejor es que me vaya, yo estaba realmente preocupado por ti, dispuesto a ayudarte, pero si el capricho de la niña es que te deje en paz, bien, lo haré….pero te advierto que no me iré sólo seis meses, no volveré a verte jamás-
-Ojalá….lo cumplas- dijiste mirando a otra dirección, importándote poco todo lo que había dicho.

Subí a mi cuarto, tiré todo lo que había dentro de él, salí por la ventana corrí lo más lejos que pude, sin dirección alguna, sólo quería correr y correr, cansarme y quedar en algún lugar tirado y pensando que todo esto había sido una pesadilla, que tú no habías dicho nada de eso, que cuando despertará vendrías a mi cuarto a despertarme como cada mañana, que me golpearías y que saldríamos hacía la escuela pelando como de costumbre.

Sentía algo horrible en mi pecho, mis ojos estaban vidriosos, me dolían tanto tus palabras. Nunca pensé que una marimacho como tú me haría llorar de esta manera. Pero bien, si era lo que querías ¿Quién era yo para hacerte sufrir?

Después de unas horas, justo cuando el sol comenzaba a salir, regresé al Dojo, tomé una maleta y comencé a empacar mis cosas, lo hice lo más lento que pude, mirando la puerta cada cinco minutos con la esperanza de verte para ahí diciendo que no querías que me fuera, que no sabías lo que decías y que estabas arrepentida. Pero las horas transcurrían y tú no venías….y algo me decía que no lo harías.

Terminé de empacar y mi papá por alguna razón también lo hizo.

-¿Qué se supone que haces?-

Sacó un gran letrero que decía Lo mismo te pregunto yo.

Me voy a China-
-¿Quién te dio permiso?-
-
No necesito el permiso de nadie, yo hago lo que se me da la gana-
-¿Y Akane?-
-Oh, ella fue la que lo exigió, que me fuera de aquí-
-¿Eres idiota?-
-
¡Eso que tiene que ver!- pregunté alterado.
-Lo siento, eso es para otro tipo de ocasión-
-Yo voy contigo-
-No, sólo hay dos boletos-

Bajé a despedirme de todos, estaba tristes, los abracé a todos menos a una persona que no se encontraba presente y que en todo el día no había salido de su habitación, tal vez era su manera de demostrar que quería que me fuera de inmediato.

-Te vamos a extrañar- Dijo Soun llorando.
-Recuerda que esta siempre será tu casa- Me abrazó Kasumi.
-Puede que te vayas un año, pero aún tengo memoria de todas tus deudas- Rió Nabiki.
-Gracias, ¿Me pueden despedir de Akane?-
-¿Por qué no subes tú mismo?-
-SE me hace tarde, adiós-

Salí de la casa, esta vieja casa que había sido mi hogar por tres largos años, no quería mirar atrás, sabía que si lo hacía se me haría muy difícil el dejarla. Sólo era un año pero justo ahora comenzaba a extrañar cada parte de ese lugar. Miré hacía tu ventana, el viento agitaba suavemente la cortina. Era el último día que pasaba aquí y ni siquiera te habías dignado en bajar. Tomé el taxi que me llevaría hasta donde se encontraba Shampoo.

Una vez que llegué a mi destino, bajé del taxi y entré desconcertado, era la primera vez que entraba a un lugar así, sin mencionar que nunca antes me había subido a un avión, regularmente mi padre me hacía nadar océanos enteros con tal de no gastar dinero, lo que era irónico ya que no teníamos nada. A lo lejos vi una cabellera púrpura la cual reconocí de inmediato.

Shampoo se acercó a mi y esperamos un momento antes de que anunciaran nuestro vuelo, ella estaba muy emocionada pero yo simplemente no podía dejar de pensar en Akane, tenía muchas dudas, ¿Por qué un día se comporta tan cariñosa y al otro me dice que me detesta? No pretendía entender a las mujeres, mucho menos a ella, pero aún así me hubiera gustado saber que pensaba en esos momentos.

-Ranma, es hora de irnos-
-Si-

Mientras subí el avión, volteé atrás, me hubiera gustado que me despidieras, que estuvieras aquí, dí un largo suspiro pretendiendo que donde estuvieras me escucharás o por lo menos me sintieras. Yo no quise esto…tal vez ninguno lo quiso. Pero no entendía tu actitud y por el momento no era algo que quisiera enfrentar.

Tomé mi asiento, desde aquí se podía ver el lugar donde nos encontrábamos hace unos momentos, como pensaba Shampoo se sentó a mi lado ansiosa, no dejaba de abrazarme, me hubiera gustado comprar un boleto aparte.

Estaba dispuesta a abrazarme cuando noté su expresión de sorpresa y temor, miraba hacía la ventana cuando intenté asomarme, ella lo impidió, ya que deslizó una capa sobre ella impidiéndome ver que sucedia.

-No pasa nada Ranma, sólo que no me gustan mucho las alturas- sonrió

¿No le gustan las alturas? Pero si se la vive saltando grandes distancias cuando se trata de perseguirme. Bueno no importa.

El avión despegó…por el momento no tenía planeado regresar…no quería si la Akane de ayer me esperaba.

Tal vez esto serviría para darte tiempo, tiempo de pensar, pero algo dentro de mí dice que me necesitas ahora más que nunca, que no debo dejarte, pero mírame aquí estoy, una vez más ignorando a mi corazón, sin ver lo que es obvio.

Bueno ahora es imposible arrepentirse, podría saltar de éste avión sin problema alguno, mi único conflicto sería deshacerme de Shampoo que se la pasaba todo el día pegada a mí, tal vez hasta ella misma sabía que en cualquier momento me arrepentiría.

El viaje fue largo, no sé cuantas horas pasaron y la verdad no le tomé importancia, sólo quería que estos seis meses pasaran rápido. Nos bajamos del avión y esperamos por nuestro equipaje. Shampoo no paraba de abrazarme, esto es lo que más me molesta.

Una vez que nos dieron nuestras maletas observamos ciertos ruidos extraños provenir de su interior, buscamos unas mesas y al abrirlas encontramos a cierto cerdo y cierto pato dentro.

-Pato tonto ¿Qué hacer aquí?- gritó Shampoo.
-¿Cómo demonios lograron meterse?- la seguí sorprendido.

Parece que sólo trataron de explicarnos haciendo sus sonidos peculiares, cerré las maletas estando aún dentro ellos, ya encontraría una manera de sacarlos de ahí. Aunque de todas formas terminarían siguiéndonos…son unos conveniencieros.

En fin…tendré que acostumbrarme a este lugar, será mi hogar dentro de un largo año.

NOTA Yeah! Tsukiré ha regresado! Y esta vez con una historia algo desgarradora T^T. Este fic ya lo había publicado hace algunos años, pero debido a la falta de tiempo y de ideas, lo eliminé, es cierto que cambié algunos textos y añadí unos cuantos. Trataré de actualizar lo más pronto posible.

Saludos y feliz casi navidad.