Hola magos y muggles de fanfiction! Les vengo a proponer esta lectura que me he imaginado una y otra vez, luego de leer por mil y una vez los libros. Tiene un poco de todo, es un crossover con la leyenda de merlin, y todo dentro del universo Potter.

La historia va a se extraña, pues he leído muchos fanfics del universo Potter y son todos con giratiempos y cosas asi.

La relación, si se puede llamar asi, que va a tener esta historia, va a ser Tom Riddle/OC, dije si es que se puede llamar asi, por que Tom Riddle Jr, no tiene relaciones sanas, y es una persona con grandes problemas mentales, pero vamos a ver que sucede cuando llegue la OC ( no digo que lo vaya a cambiar) Esta historia no es para un pobre de corazón o con una mente cerrada, va a haber torturas, muertes, magia oscura y tal vez uno que otro horrocrux o algo asi… me reservo las ideas para más adelante.

Y si me preguntaran que diría mi yo de 11 años que le tenia "miedo" a Voldemort, ella te diría que la Mary de esta época esta loca y que es malo malo malo, pero yo le diría que eso es lo divertido. Si Lord Voldemort está leyendo esto, le pido mil disculpas y le ruego que siga leyendo para ayudarlo a ser inmortal de verdad.

Cuando entremos en los años 40, va a haber alumnos, que en realidad no cursan esos años, pueden ser atrasados o adelantados, pero todos tienen un propósito y aunque no es muy cannon, la historia en si, podría ser, o voy a tratar de que sea los más acertada posible. (Hablo de los primeros mortifagos y de otros alumnos de Hogwarts)

Soy Gryffindor, o eso dice Pottermore y siempre me he sentido así, pero tengo un 30 % Slytherin que no dudo en usar, así que estoy usando esa ambición para escribir esto y un gran valor para hacer algo diferente. Si hay algo que decir o preguntar, dejen reviews o pongan fav o algo de eso… yo ahora me voy a dormir, para mañana ir al trabajo y luego a estudiar, esa es la vida de una bruja queriendo hacer vida de Muggle.

Todo el universo Potter y esas cosas no me pertenecen, obvio, si no no estaría escribiendo un fanfic. Lo que me pertenece es el OC y la historia en si. Aunque no les voy a negar que Tom también me pertenece, pero el no lo sabe y mejor que no lo sepa, vaya uno a saber cómo seria eso.

Saludos, Mary


Glastonbury, Somerset, Inglaterra 1010

Chapter 1

Estaba anocheciendo, el brillo cálido del sol solo tocaba el lomo de los árboles. El bosque era un lugar peligroso, lleno de criaturas de leyenda, de mitos, de las cuales, las personas no mágicas y otras mágicas, creían inexistentes o una broma.

Si eras una persona no mágica, solo una cosa era cierta, no saldrías vivo de allí.

Los búhos ululaban tranquilamente, siempre que no hubieran humanos o extraños en su pacifica morada, pero esta noche, no lo era. El gran bosque estaba callado como una tumba. Pues algunos pensaban que tenía vida propia, la frondosidad estaba pendiente de solo dos criaturas, totalmente misteriosas y extrañas a aquel salvaje lugar.

Por sus venas corría sangre roja, pero los que la conocían bien, sabían que en realidad sus venas eran azules. Sus vidas estaban en peligro, un gran secreto escondían.

Una enorme capa velvet azul oscuro, al igual que el cielo, las cubría de cabo a rabo. La sombra que desprendían era alta y menuda.

La muchacha que la formaba, llevaba un pequeño bulto entre sus brazos finos y elegantes, lo apretaba y mecía y murmuraba conjuros para mantener a la criatura caliente, pues el páramo estaba bastante gélido.

Su único propósito era correr hacia la iglesia que ya estaba a la vista desde los últimos árboles que se iban corriendo a medida que ella se acercaba a toda velocidad, en ella, pensaba la muchacha, estaría su maestro, su mentor.

No podía dejar que los otros tres, con ayuda del traidor, las atraparan.

Podía sentir que sus perseguidores estaban más cerca de lo que le gustaría, podía sentir sus débiles auras de magia. Les pisaban los talones.

Obviamente no la perseguirían ellos tres, habrían mandado a magos con menos sentido de la dignidad, y más deseos de meter las manos en lo sucio.

La iglesia tendría conjuros de protección que solo ella podría traspasar. Su ser, a pesar de todo, le decía que el tiempo le daba perfecto. No dejo de correr hasta que estaba solo a unos pasos de la gran puerta de madera decaída de la centenaria iglesia.

Morgana, la gran Morgana, deseaba proteger a su única hija, Elaine. El padre de Elaine, no era el que su gran pueblo en escocia, pensaba. Ella estaba comprometida con el Rey de Avalon. Pero ella, había caída rendida a los brazos de uno de sus maestros, Godric. A sus veintisiete años ella no sabía nada de hombres, y el que era veinte años mayor, sabía mucho de mujeres.

Merlín, el muchacho de su misma edad, compañero de su misma casa, pero mucho más moralista que ella, había develado su secreto. Elaine había nacido sin que los tres fundadores que quedaban, supieran. Hasta que merlín, había soltado lengua.

Cada casa tenía dos o tres alumnos desde que la escuela había abierto. Instruían solo a sangres puras, o media sangre o los pocos que tenían el dinero para pagar la costosa matricula.

Cuando Godric, Helena y Helga vieron que Morgana, una de sus más poderosas alumnas había desaparecido, le preguntaron a su único conocido, Merlín y el había soltado todo.

Habían descubierto su secreto. Los tres maestros, en ausencia del cuarto, ya no peleaban y estaban en paz. Las dos maestras tenían el poder de la nueva nacida, el maestro, el gran Gryffindor, solo quería conocer a su hijo o hija y darle todo lo que tenía. No podía creerlo pero estaba muy feliz al igual que impaciente.

Asustados por el poder, la amenaza y la seguridad de la princesa Elaine, las perseguían

La muchacha de ojos azules pálidos y fríos, llego al fin a su destino, la gran puerta se abrió con que solo ella diera la orden, sin inseguridad y sin titubear.

Adentro solo podía sentirá la presencia de un mago con gran poder, su maestro, el gran Salazar. Sus auras mágicas se conocían. Él le había enseñado desde muy pequeña y ella lo veía como un tío.

-Lady Morgana.- La voz fría, vino desde todos lados y ninguno y ella miro hacia un costado y allí estaba el, donde antes no había estado.

-Professor Slytherin

Con un gesto de la cabeza se saludaron, los dos no eran de demostrar mucho sus afectos.

La estancia era muy amplia, era como toda iglesia, tenía butacas muy gastadas de madera maciza una gran estufa empotrada en la pared, en la cual había un fuego que daba mucha calidez. Aunque Morgan intuía que Salazar había hechizado el lugar para estar más cálido de lo que debería.

-¡ya era hora!- murmuró rápidamente el hablante de las serpientes, después de pasarles una desinteresada mirada a las dos.

-Me vienen pisando los talones… No creo que nos quede mucho tiempo.- dijo de corrida la muchacha. No pidió disculpas, las serpientes no las dan. Los ojos grises se juntaron con los de la chica y ella le dejo ver a través de su pared oclumantica, de ladrillos en su mente lo que de verdad pasaba. El era un hábil legeremante y ella usaba una rama de la oclumancia muy especial. Quería terminar con todo lo más pronto posible. Se había escrito con su viejo profesor y el le había dado las instrucciones de estar allí, en esos momentos, para ayudarlas y protegerlas.

Salazar que estaba ataviado con una gran capa negra con bordados verdes y plateados en los bordes, camino sin hacer ruido sobre la piedra hasta un pequeño altar de madera que apareció de la nada, conjurado por él. Tenía unos cincuenta años y su barba ya estaba poniéndose plateada. No parecía muy gordo, a pesar de que se notaba que comía bien y que vivía a sus anchas, pues el viejo tenía mucho dinero. Tal como lo podías notar al mirar su relicario de oro macizo con una gran S en esmeraldas.

Ella ya no lo veía hacía más de tres años, luego de que él se fuera definitivamente del colegio, luego de sellar los secretos que había dejado en las paredes del nuevo, pero famoso castillo.

-Entonces tendremos que hacer esto más rápido de lo que temía- Volvió a hablar en parsel el brujo. El viejo se acercó a un pie del altar y alargo los blancos y finos brazos, con las palmas hacia arriba, para que el bulto le fuera entregado. Morgana sabía que podía confiar en el, pero dudo unos instantes y Salazar, que no era un hombre con mucha paciencia, estaba ya a punto de perderla.- Morgana, si quieres a tu hija a salvo de las dos harpías, dame ya a Elaine, en este momento.- Su tono era tranquilo, pero tenía un dejo de orden, como si fuera un profesor dando una amonestación a su alumno favorito.

Morgana esta vez hizo lo que le ordenaron, no sin antes darle un pequeño beso en la frente a su hija, que ya tenía una pequeña mata de pelo marrón oscuro. Sus ojos se abrieron y la madre pudo ver que tenía los ojos almendrados de su padre.

Salazar, luego de rodar los ojos por las acciones de su antigua alumna, tomó al bebe lo necesario y lo puso en el altar de madera. Los brazos de la criatura lo tocaron, al mismo tiempo que sus ojos se encontraron, él bebe miró al hombre, el gris tormentoso se encontró con el color de las almendras, el profesor contrajo los ojos y gruño, y rápidamente apartó la mirada, pues le hacía acordar a su viejo amigo, ahora enemigo.

Las dos encapuchadas figuras empezaron a entonar una terrorífica canción, en un idioma ya olvidado en las tierras anglosajonas. La muchacha de ojos fríos tenía los altos pómulos mojados en lágrimas, pero entonaba ese conjuro largo, bien estudiado una y otra vez.

Él bebe de un minuto para otro desapareció, al igual que su ropa. En el altar no quedaba más que memorias. Morgana ya no tenía lágrimas y Salazar ya había terminado su trabajo y ahora parecía aburrido y despreocupado.

-¿Adónde la llevamos?- Pregunto la morocha de ojos celestes a su mentor.

-Adonde ni nosotros podemos encontrarla- Salazar dijo estas palabras mientras cortaba el aire con su varita y de la nada aparecía un gran sillón de cuero negro, se sentó y pasados unos segundos se empezaron a sentir ruidos y gritos del otro lado de la puerta de madera.

-¿Qué vamos a hacer, Maestro?- inquirió la muchacha con preocupación evidente en su voz, en sus ojos, también había dolor, pero Salazar pensó que había sido su imaginación, porque en un segundo ya no estaba más.

-Nada, mi trabajo ya está hecho- una socarrona sonrisa creció en sus finos labios. Si no lo conociera diría que es una malvada persona. Pero si arrogante. - Ya te ayude, ahora procura no meter la pata y trata de no confiar más en ese traidor de Merlín. YO que confié en el, le enseñe todo lo que sabía. ¡Mira que ayudar a Gryffindor para traer muggles a MI CASTILLO!- siseo agitando los puños y luego desapareció.

Morgana no pudo ni gritar auxilio. Quedo con la boca abierta y de ella salió una respiración entrecortada. El profesor tenía que dejar de hacer eso!

Las puertas ya estaban siendo destrozadas y ella no tuvo tiempo de aparecerse en cualquier destino.

-¡BOMBARDA!

Gritaban una y otra vez, lo que parecían ser más de tres brujos a la vez. Los encantamientos protectores que había hecho Slytherin se habían ido al irse él y ella quedo completamente indefensa. Maldito Salazar.

El portón tallado, termino de romperse y por ella salieron cuatro hombres con ropas de muchos colores, queriendo parecer muggles, se habían puesto dos o más chalecos de lana y unos pantalones de colores muy llamativos.

-Tu muchacha, vienes con nosotros.- exclamo sin educación, uno de ellos. Su boca parecía un teclado de piano, pues le faltaban varios dientes y los que le quedaban no eran del todo blancos.

Morgana saco su varita y empezaron un duelo, cuatro a uno. La chica llevaba una gran desventaja y a lo último, luego de varios esquivos y escudos y otros hechizos hechos por ella, los cuatro ganaron y la ataron con cuerdas

-Incarcerous!- gruesas cuerdas salieron de la punta de la varita gastada de uno y la aprisionaron fuertemente.

Morgana los empezó a maldecir hasta en latín y varios bancos de la iglesia los empezaron a seguir para darles patadas en los tobillos a los hombres.

-Desmaius! –Grito el tercero, con pelo color miel y pajizo. Morgana quedo desmayada.


La próxima vez que Morgan abrió los ojos estaba en un lugar con paredes de piedra color Marrón claro y ella ya sabía dónde estaba, el gran comedor. Sentía dolor en todo el cuerpo, y más donde las cuerdas le habían cortado la circulación. Sus ojos pálidos buscaron y se encontró con tres personas ataviadas con grandes capas y coronas.

Una tenía un vestido azul con gris, parecía muy caro y formidable. En su frente tenía una corona con una gran Zafiro, brillando a la luz que entraba de una de las ventanas al costado de todo ellos. Sus facciones eran muy orgullosas y su mirada destilaba saber, secretos y podían ver tus ambiciones. Al medio, estaba el único hombre entre ellas. Vestía una capa roja y dorada, con cuello que parecía tener piel de león, dorado y salvaje. Los ojos de Morgana se abrieron de par en par cuando se encontraron con lo de él. Parecían preocupados y sinceros. Nunca había visto una mirada así.

Al otro lado de Godric estaba la bonachona y aburrida de Helga. Su vestido era el más humilde de los tres y bebía de su copa de oro, mientras tarareaba una canción, como si no hubiera una chica, una alumna tirada en el suelo.

-Que has hecho, muchacha?- Pregunto con voz altiva, la morocha Rowena. Subió una ceja, esperando una respuesta, aunque pareciera que no esperaba nada inteligente de ella. Si Morgana no fuera ya una fuerza mágica, se sentiría intimidada por ella, pero al vivir muchos años con su maestro, ya estaba acostumbrada.

-Lo que debía! No iba a dejar que tocaras a mi hija!- Grito la de ojos pálidos, sus dientes perfectos titilaban con la luz y en sus ojos se podían ver lagrimas que ella no dejaba ver caer.

-Ella es mi hija también! No debías decidir tu sola! Dime donde la has llevado y yo me encargare.- el hombre con barba color marrón claro, casi pelirrojo, desenvaina la espada de plata y rubíes, esperando una contestación. Rowena y Morgana ruedan los ojos, a pesar de que no se llevan bien, no pueden dejar de pensar lo mismo de Godric Gryffindor.

-Ya es muy tarde, Slytherin me ha ayudado y Elaine está fuera de vuestro alcance!

Los tres profesores se levantaron apresurados de sus tronos de oro y madera y se acercaron a la muchacha. Se empezaron a hablar al mismo tiempo. NO podían creer lo que escuchaban. ¿Salazar ayudando a una alumna? Godric ya sabía que algún partido iba a sacar el de esta situación, seguramente lo había hecho para meter del dedo en la llaga, Rowena estaba muy enojada, no le gustaba no saber que era todo lo que había pasado. Helga, estaba pensando que iba a haber en la cena, pero estaba muy preocupada por la niña, ella era una víctima.

-No tendrías que haber hecho eso, la niña podría estar muerta o peor, haber caído en un lugar y ser torturada por criaturas salvajes…- Empezó sin parar el león, Rowena la detuvo alzando una mano.

-¿Que hechizo usaron?- La bruja espero, pero Morgana no dijo nada.

-No te preocupa tu niña, LeFay?- Helga intervino por primera vez, sus ojos bondadosos estaban húmedos, como si le importara también a ella.

-Elaine está lejos de aquí, en otro tiempo y a salvo, eso es todo lo que ustedes necesitan saber.

Y Morgana tenía razón.


Las letras así, indican Parselmouth, la lengua Parsel, que hablaba Slytherin. Morgana es una pariente lejana, mujer que puede entender Parsel, pero no hablarlo, pues se lo enseño el mismo Slytherin.

Elaine es hija de Gryffindor y Morgana, no es cannon, pero Morgana en la leyenda tiene una hermana que se llamaba asi y una hija también, asi que me parecía un buen nombre para nuestra protagonista. En cannon Gryffindor es pelirojo, pero en este fanfic no, pues mi prota es rubia oscura o morocha clara, o lo que sea.

En el próximo capitulo aparecen un joven Hagrid (un personaje de la Era Riddle que siempre parecen olvidar) McGonagall , Dumbledore, y un apuesto y aparentemente amable pre Voldy con todos sus fans y amigotes de cuarta.

Mis más sentidas disculpas por esto.

Mary