-¿¡Mi vida... solo vale... un minuto...!?. No fui capaz... de salvar a nadie...- dijo con el poco aliento que le quedaba, cayendo muerta.

Todo alrededor de la maga se volvió completamente oscuridad. No supo exactamente cuánto tiempo estuvo allí, ni en qué momento fue consciente de que se había escapado su vida. Simplemente esperaba, sin saber el que, ya todo había terminado. Supuso que aquella oscuridad siempre la acompañaría, pero ya no sentía dolor, ni tristeza, simplemente resignación. Su vida siempre había estado rodeada de oscuridad, su muerte no sería distinta.

Desde lejos empezó a ver una tenue luz que se acercaba a ella, y de esa oscuridad se veía la silueta de una persona. Solo cuando estuvo cerca pudo apreciar sus rasgos. No parecía que tuviera más de 12 años, de pelo largo y rubio.

-Gracias.- la voz de la niña le pareció dulce y cálida.- Nunca olvidare lo que has hecho.

-¿Gracias por qué? - dijo la maga sin expresión ninguna.- mi sacrificio no ha servido para nada. No he podido hacer nada... un mísero minuto por mi vida.

-Estas equivocada. Un minuto ha servido para mucho.- dijo la chica con una sonrisa, extendiéndole la mano.

Ul tardó unos instantes en reaccionar, pero enseguida le agarro la mano. Ante su mente empezaron a aparecer imágenes caóticas, sin ningún sentido al comienzo, pero poco a poco iban encontrando un significado. Vio como muchos de los participantes en los grandes juegos mágicos caían, muertos. Pero de entre todos se fijo en especial en una persona. Gray caía muerto ante las miradas atónicas y de dolor de varios compañeros. En ese instante retiró la mano, como si una descarga eléctrica le recorriera todo.

-Gray está muerto...

-No.- Ul miro a la chica sin entender.- En ese minuto, no solo has conseguido salvar de vida de Gray, sino de muchas personas más. Puede parecer que un minuto es poco tiempo, pero eso ha conseguido que cambie la historia.

Una enorme tranquilidad envolvió a la maga del arca del tiempo, su sacrificio había servido para algo. En ese mismo instante que se dio cuenta de eso, la oscuridad empezó a disiparse y ante sus ojos apareció lo que parecía una luz segadora, más fuerte incluso que la de la niña. Y poco a poco se formó una puerta, donde había alguien, no pudo distinguir a esa persona pero parecía que la esperaba.

-Es el momento que te marches.- le dijo la chica sonriéndole a forma de despido. Y empezó a desaparecer.

-Espera. ¿Quién eres? y ¿por qué me has ayudado tanto?

-Me llamo Mavis .- dijo despareciendo por completo.- La primera maestra de Fairy tail.

Ul se quedó observando un instante el lugar donde había estado Mavis y después empezó a acercarse a lo que precia la puerta. Cuanto más cerca estaba más rasgos de la persona que la estaba esperando veía. Hasta que la reconoció completamente.

-No puede ser.- dijo Ul temblando, acercándose mas rápido.- ¿Mama?

-Ul.- dijo abrazándola.- Mi querida hija. Nunca te volveré a dejar sola.

Y entraron juntas hacia la luz...