Como había anunciado por facebook, al estar viendo una pelicula por no poder dormir (nueva en la ciudad, creo que se llamaba) se me vino a la mente éste fic, mezclando un poco "un paseo por las nubes" y la novela "cuando seas mía" (fue hace mucho años pero la verdad me encantó, aunque la original era una colombiana) en fin, ha salido ésta nueva idea esperando que les guste.
Ya llevo escrito cinco capitulos, es muy sencilla y no tiene nada de drama, es solo para pasar el tiempo.
Como ya saben, todo pertenece a JKR, a quién adoro por haber dicho y recalcado que Harry si estaba enamorado de Ginny.
Sirius Black caminaba furioso hacia el inmenso edificio de cristales donde lucía un gran diseño con el nombre de "Potter´s Wines" con letras doradas. Su chofer se había quedado a mitad de camino para abrirle la puerta como estaba acostumbrado a hacerlo, pero prefirió quedarse donde estaba y no decir una sola palabra. Y la verdad es que llevaba aproximadamente 10 horas sin hablar, su jefe le había ordenado viajar de Estados Unidos a Londres sin ni siquiera permitirle hacer su maleta. Solo lo había escuchado maldecir y bufar como toro durante todo el viaje.
Y para aumentar más el mal genio de Sirius, la recepcionista lo detuvo en la entrada para que se identificara.
-¿Cuál es su nombre, señor?
-¿Qué?
-Su nombre.
-Vengo a hablar con Potter.
-¿Tiene cita?
-Cita – resopló molesto – no necesito cita para hablar con ese mocoso.
-Señor, señor, no puede entrar.
La recepcionista volteó a ver al guardia de seguridad, pero éste le señalo los grandes cuadros que se encontraban en la elegante sala de espera. Eran cuatro cuadros con fotografías, en uno se encontraba James Potter, el fundador de Potter´s Wines, quien por desgracia había fallecido junto con su esposa varios años atrás en un accidente automovilístico; el siguiente cuadro era precisamente del hombre quien recién había entrado a la empresa, Sirius Black; a un lado se encontraba el cuadro de otro hombre, Remus Lupin, ambos tenían una placa donde recitaba su nombre y el puesto: presidente. Y el último cuadro era de un hombre más joven: Harry Potter, hijo del dueño, como solían llamarlo. Era el único hijo de la familia Potter, quien se había quedado huérfano a la edad de un año. En su placa solo recitaba su nombre y el puesto de gerente general.
El guardia de seguridad le hizo la seña a la recepcionista que mejor se sentara y no dijera nada. Había llegado uno de los altos mandos en la empresa y no de muy buen humor.
Sirius llegó al último piso donde se encontraba la gerencia principal, entró directo a la oficina la cual había sido suya durante muchos años, pero recién un año atrás exactamente decidió dejarle a su ahijado todas las empresas Potter´s Wines de Inglaterra a su cargo, según para que se fuera preparando para que a la edad de 25 años hacerse cargo de todas las empresas de América, Asia y Europa, tal y como estipulaba el testamento de James Potter.
-¿Dónde está Potter? – le preguntó a una chica rubia y con minifalda que acomodaba unos folders en el elegante escritorio de caoba.
-¿Perdón?
-¿Dónde está Potter? – repitió Sirius.
-¿Tiene cita?
Sirius respiró hondo tratando de calmarse. No había dormido en todo el viaje, y todo debido al coraje que llevaba dentro.
-No necesito cita ¿Dónde está Potter?
-Está en una junta muy importante con unos empresarios… espere ¿A dónde va?
-A buscarlo.
-Pero no puede interrumpirlo, tendrá que esperar a que…
-¿Tu quién eres? – le preguntó Sirius fastidiado.
-Soy la secretaria del señor Potter.
-¿Dónde está la señora Claire?
-¿Señora Claire? No lo sé, yo tengo trabajando aquí un año.
-Mocoso calenturiento – maldijo Sirius dejando a la chica perpleja.
Caminó hacia la sala de juntas y sin tocar abrió la puerta.
-¿Quién te crees que eres, cabrón de mierda? – le gritó Sirius a su ahijado dejando asustados a los empresarios.
-Hola, Sirius, gusto en verte – le dijo Harry.
-No te hagas el payaso, imbécil.
-Señores, con su permiso necesito hablar con mi… honorable padrino.
Harry salió de la sala de juntas y caminó hacia su oficina seguido por Sirius. Al pasar frente a la sexy secretaria, Harry le cerró el ojo y ésta sonrió. Sirius resopló aun más.
-¿Dónde está la señora Claire? – le preguntó Sirius cerrando la puerta de la oficina detrás de él.
-¿Tu antigua secretaria? La corrí.
-¿Qué? Llevaba años trabajando para la empresa.
-Sí, y se le notaba en las arrugas. Yo necesitaba una secretaria actualizada ¿A qué viniste, Sirius? ¿No deberías estar en Estados Unidos dirigiendo los viñedos de América?
-Para tu mayor información, no nada más dirijo los viñedos de América, sino también los de Europa y Asia, junto con Remus.
-Los viñedos de Inglaterra los dirijo yo y por si te diste cuenta, son los que más ganancias han dejado el último año – sonrió Harry con arrogancia.
-Por eso mismo vine. Se me hizo muy extraño el reporte anual que me enviaste, así que hice mis investigaciones.
-Bien – dijo Harry con indiferencia sentándose en su silla detrás del escritorio.
-Tuviste los mejores números de todos los viñedos y todo debido a que despediste personal, les quitaste prestaciones y bonos.
-Despedí personal que no necesitaba.
-Personal que llevaba años trabajando, personal que tú mismo padre había contratado. Y no solo eso, quitaste prestaciones.
-Ay, por favor, querían servicios médicos y dentales ¿sabes cuánto dinero nos gastábamos en pólizas de seguros médicos?
-¡Claro que lo sé, idiota! Pero estas hablando de la salud de nuestros trabajadores – Harry rodó ojos – de ellos y de sus familias. Ellos trabajan para nosotros y lo menos que podemos hacer por ellos es protegerlos cuando estén enfermos.
-Ellos trabajan para nosotros y les pagamos por eso. No necesitan más. Jamás entendí porque teníamos que darles regalos por haber cumplido 5, 10, 15 años con nosotros, si todo ese tiempo les estuvimos pagando como era debido. Comprarles regalos nos hacia gastar dinero innecesario.
-¿Dinero como el que te gastas para comprarles regalos a las tipas con las que te acuestas?
-No voy a hablarte de mi vida personal ¿Alguna otra cosa que necesites? Tengo empresarios esperándome.
-Ottery Sr. Catchpole – Harry puso los ojos en blanco - ¿me quieres explicar porque demonios bajaron los pedidos de vino?
-Porque son unos incompetentes. Por Dios, Sirius, tu sabes perfectamente que ese viñedo es el más viejo que tenemos.
-Pues claro, cabrón, fue el que fundó tu abuelo y en base a ese viñedo tu padre fue creando más y así consiguió fundar Potter´s Wines.
-Sí, sí, sí, me sé la historia, pero eso no quita que sea el más mediocre.
-Potter´s Wines es la fuente de empleo más grande de Ottery y tu padre siempre aseguró que jamás bajarían los pedidos de ahí.
-Pues siento decirte que tomé la decisión de cerrarla definitivamente.
Sirius abrió los ojos y la boca sorprendido.
-¿Estás loco?
-No. Lo que produce Ottery fácilmente lo puede producir Liverpool o Leeds y hasta más. Ya no lo necesitamos. Esa empresa simplemente… está en la ruina.
-Estás enfermo si piensas que te voy a permitir tal tontería.
-No puedes hacer nada, te recuerdo que yo estoy a cargo de todos los viñedos de Inglaterra.
-Y yo te recuerdo que aquí no eres más que el hijo del dueño – Harry lo fulminó con la mirada, odiaba que solo lo identificaran así – y que Remus y yo somos los presidentes de la compañía hasta que tu tengas 25 años y según tengo entendido aun faltan 3 años para eso.
-Tú me diste la gerencia de Inglaterra.
-¡Sí, pero no para que hagas estupideces!
-¡Mejoré los números en solo un año!
-¡Llevándote entre las patas a muchas personas!
-LO IMPORTANTE ES QUE GANAMOS MAS DINERO ¡ESO ES LO IMPORTANTE! ¡EL DINERO!
Sirius se le quedó viendo y negó con la cabeza. Suspiró para tranquilizarse y caminó hacia la ventana. Desde ahí se podía ver la ciudad a sus pies.
-Debí hacerle caso a Remus, dejarte solamente un viñedo para que administraras y no todo Inglaterra.
-Sirius, estudié en los mejores internados del mundo, sé perfectamente cómo administrar una empresa.
-No, no lo sabes – le dijo Sirius saliendo de la oficina.
Remus Lupin entraba a su oficina en Francia. Tenía que viajar al día siguiente a Italia para entregar unos reconocimientos a los mejores empleados durante el año. Recibió un mensaje de su mejor amigo Sirius Black para que se conectara por videoconferencia. Así que encendió su computadora.
-¿Qué pasa, Sirius?
-Remus, tenemos un problema.
-¿No me digas que las heladas de Estados Unidos arruinaron la cosecha…?
-No, no se trata de eso.
-¿Dónde estás? – le preguntó Remus viendo por su monitor el departamento de Sirius.
-En Londres. ¿Viste el reporte anual de Harry?
-Sí, vaya que números ¿no? ¿Cómo lo hizo?
-Despidió gente, les quitó prestaciones y bonos.
-¿Qué? ¿Se volvió loco?
-Eso no es lo peor: quiere cerrar el viñedo de Ottery, dice que está en la ruina.
-Pero… ¿Qué le pasa? Él sabe perfectamente que ese viñedo era muy especial para James.
-Lo sabe pero no le importa. Me dijo que lo único que importaba era el dinero.
-No puede ser.
-Remus, le hemos fallado a James y a Lily. Pudimos sacar adelante el sueño de James, sus empresas siguen tal y como él las había dejado pero sin embargo, descuidamos a su hijo. No solo era enviarlo a las mejores escuelas y darle todo lo que necesitaba, era también hacerlo más humano.
-Lo intentamos, Sirius.
-Cuando teníamos tiempo. Recuerdo que de niño nos lo llevábamos a nuestros viajes. Inclusive una vez lo lleve a Ottery cuando él tení años – dijo Sirius con nostalgia – pasamos ahí varios días y fue la única vez que vi a Harry jugar como un niño normal. Corría por lo viñedos, se ensuciaba los pantalones, paseaba en bicicleta y jugaba a la pelota con un niño pelirrojo. Prometí llevarlo de nuevo pero jamás lo hice.
-Ottery jamás necesitó supervisión.
-No, Arthur Weasley siempre manejó muy bien el viñedo ¿te dije que ya se va a jubilar éste año?
-No, no lo sabía.
-Arthur y James eran amigos de niños.
-¿Qué vamos a hacer con Harry?
Sirius suspiró y se talló los ojos – solo nos quedan tres años.
-Hablas como si nos fuéramos a morir.
-No es eso, Remus, ahora Harry tiene únicamente las empresas de Inglaterra a su mando y ve lo que ha hecho en un año ¿te imaginas lo que hará cuando tenga todas? Él va a ser el único dueño de Potter´s Wines, nosotros vamos a quedar rezagados y si ahora no nos toma en cuenta para hacer lo que se le pega la gana, menos lo va a hacer una vez que tenga el control total.
-Harry es bueno administrando, no creo que vaya a echar a la basura lo que hizo su padre.
-No me preocupa la empresa, me preocupa él. Harry siempre estuvo con nosotros administrando y supervisando las empresas, sabe cómo hacerlo, pero todo viéndolo desde arriba.
-No te entiendo.
-Desde una oficina, todos dándole explicaciones, números, proyectos pero jamás, jamás ha estado en la fábrica, tratando directamente con los empleados.
-Tienes razón – dijo Remus recordando las veces que Harry lo acompañaba a él en sus viajes, ya sea desde que era estudiante y estaba de vacaciones, y una vez que terminó la carrera y se dedicó a la empresa.
-Tenemos que hacer algo.
-Quiere cerrar Ottery.
-¡No lo va a cerrar! – gritó Sirius.
-Déjalo que él lo haga personalmente.
Sirius frunció el ceño y vio a su amigo acercándose al monitor.
-Si él dice que Ottery está en la ruina y que él es muy bueno administrando la empresa, ponlo a prueba.
-Claro – sonrió Sirius – Remus, siempre fuiste el más inteligente de los tres.
A la mañana siguiente, Sirius llegó al lujoso departamento de Harry. No necesitó tocar ya que él tenía llave sin el debido consentimiento de Harry. Así que entró y pudo ver que la noche anterior había tenido un poco de acción. Había ropa de mujer por toda la sala y botellas de cerveza en la mesa. Se asomó por la ventana y de nuevo podía ver la ciudad a sus pies.
Escuchó un ruido y se encontró con la secretaria de Harry tapándose con una toalla.
-Ahí está tu ropa – le dijo Sirius.
-Busco mi vestido.
Detrás de ella aparece otra chica de cabello negro, también tapándose pero con una sabana.
-¿Tu que buscas?
-Mi ropa interior – le dijo apenada.
-¿Solo son ustedes dos o hay mas chicas?
-Solo nosotras, las demás ya se fueron.
Ambas chicas tomaron su respectiva ropa y se encerraron en el baño. Tiempo después salieron del departamento. Sirius entró a la habitación de Harry encontrándolo dormido boca abajo y completamente desnudo.
-Despierta – le aventó Sirius un bóxer.
-¿Qué?
-Que despiertes, ponte eso quiero hablar contigo.
-¿Aun sigues aquí? Pensé que ya te habías ido a América – le dijo adormilado.
-Tengo que hablar contigo.
-¿Ahora? Son las seis de la mañana.
-Pues será mejor que te apures porque tienes un vuelo dentro de tres horas.
-¿Qué?
Sirius salió de la habitación, así que Harry rápidamente se puso su bóxer y salió a la sala donde Sirius ya estaba tirando las botellas de cerveza a la basura.
-¿Quieres que vaya contigo a América?
-No, tu vuelo es a Ottery.
-¿Qué? Estas bromeando.
-¿Acaso me estoy riendo?
-¿Qué demonios voy a ir a hacer a Ottery?
-Dices que está en la ruina.
-¡Exacto!
-Bueno, tu trabajo es sacarlo de la ruina. Estudiaste en los mejores colegios del mundo, supongo que será fácil para ti.
Harry se quedo en shock, no podía creer lo que le decía su padrino.
-Pero… pero… tenemos personal que se dedica a supervisar personalmente los viñedos.
-Así es pero ¿adivina qué? Tú los despediste.
-Puedo contratar uno.
-No será necesario porque yo te contraté a ti para que lo hicieras.
-¿Qué? ¿Tu contratarme a mí? – sonrió con arrogancia.
-Así es. Remus y yo somos los presidentes de la empresa, así que tomamos todas las decisiones.
-Yo soy…
-El hijo del dueño.
Harry apretó los labios y fulminó con la mirada a Sirius. Odiaba que lo llamaran así, pero tenía que aceptar que él era solamente la sombra de su padre. Cuando conocía a personas importantes solo lo llamaban señor Potter y le decían el gran parecido que tenia con su padre y de ahí solo hablaban de James Potter. Todo el personal de las empresas Potter´s Wines, lo conocían como el señor Potter, hijo del dueño.
-No tengo porque obedecer tus órdenes, ni las de Remus.
-Bien, como quieras. Sólo te informo que si no subes a ese vuelo en tres horas hacia Ottery, serás despedido.
-¿Qué? – Harry empezó a reírse – no me puedes despedir de mi propia empresa.
-Claro que puedo.
-Cuando cumpla 25 años, será mía.
-Tú lo has dicho, cuando cumplas 25, pero ahora tienes 22 así que estarás desempleado o buscando trabajo por 3 años ¿Y qué pasará cuando regreses como dueño de la empresa? – Le dijo Sirius con una sonrisa – toda tu vida seguirás siendo el hijo del dueño, que es presidente de Potter´s Wines solo porque se lo heredó su padre, pero que antes había sido despedido porque no pudo sacar de la ruina un solo viñedo. Que patético.
-No me puedes hacer esto, Sirius – le dijo Harry entre dientes.
-Claro que puedo, soy el presidente.
-¡Cuando yo sea el presidente, yo te voy a despedir a ti!
-Hazlo – se encogió de hombros Sirius – tengo mucho dinero ahorrado, además tu padre nos dejó a mí y a Remus un fideicomiso que será liberado cuando tu cumplas los 25 años. Así que aunque me despidas, yo no necesitaré andar buscando trabajo como otro que yo conozco – se le quedó viendo – prepara tu maleta porque te voy a llevar al aeropuerto.
Harry aventó una botella vacía a la puerta la cual estalló dejando vidrios por todo el piso y se fue a hacer su maleta.
Durante el trayecto hacia el aeropuerto, Harry iba furioso. No podía creer que la noche pasada había sido una de las más divertidas de su vida y ahora iba en camino hacia un pueblucho a trabajar con gente mediocre que no quería trabajar y que por eso se había ido a la ruina.
-El gerente general se llama Arthur Weasley, pidió su jubilación para éste año, en realidad desde hace años que tenía que haberse jubilado pero no quería hacerlo. Te reportaras con él en cuanto llegues. Tu abuelo tenía una casa ahí, en estos papeles – le entregó un folder – están todos los datos y hay un mapa para que sepas como llegar.
-¿Cómo? ¿No voy a tener chofer?
-No, es un pueblo muy pequeño, puedes rentar un carro y moverte solo. Quiero que te estés comunicando conmigo y que me digas tus proyectos para mejorar el viñedo ¿entendido? No quiero que hagas algo sin mi consentimiento ¿quedó claro? No te escucho.
-¡Sí! – le gritó Harry fastidiado.
Harry se bajó del auto de Sirius sin despedirse, tomó su maleta que le daba el chofer y se detuvo cuando fue llamado por su padrino.
-Harry – le dijo Sirius desde la ventana del auto – te quiero.
Harry puso los ojos en blanco y entró al aeropuerto sin contestarle.
Tenía que viajar de Londres a Devon, no era mucho tiempo de vuelo pero tenía mucho sueño, así que decidió dormirse un rato antes de que empezara su pesadilla. Poco a poco fue cayendo en un profundo sueño.
Era él mismo pero tenía aproximadamente 7 años. Corría por un viñedo sonriendo. Se sentía libre y feliz. Volteaba hacia atrás y una niña pelirroja lo seguía también corriendo y sonriendo. Todo era como en cámara lenta. Cuando por fin terminaba el viñedo había un árbol inmenso, la niña ponía una manta en el piso y ambos se sentaron uno al lado del otro.
-Me encantan tus ojos – le decía la niña.
-¿En serio? A mí me gusta tu cabello.
-Harry ¿puedo darte un beso? – él asentía con una sonrisa algo boba.
La niña se acercó a él y le daba un beso en la boca. Le había encantado el beso, era dulce, suave y tierno.
-Es mi primer beso – le dijo la niña sonriendo.
-El mío también.
Se despertó asustado ¿Qué demonios había sido ese sueño? ¿Soñando con niñas pelirrojas? ¿Ahora era un pederasta? No, él amaba a las mujeres bien desarrolladas y sobretodo, no le gustaban las pelirrojas. Definitivamente ya había empezado su pesadilla y ni siquiera se había bajado del avión.
