NOTA SUPERIOR:
Quiero aclarar que mi historia se desarrolla en la preparatoria y no en la primaria, ya que pensé que un amor de tal naturaleza, no podría darse a tan corta edad, por lo que cuando ellas se conocen tienen aproximadamente quince años y al final cuando concretan su relación, ellas tienen alrededor dieciocho.
INICIO
Cuando el primer rayo de sol que se filtró por la ventana toco su blanco rostro, comenzó a desperezarse lentamente, sin abrir los ojos, como si no tuviera deseos de despertar. Temía que todo hubiese sido un sueño, y es que lo que había pasado en las pasadas horas había sido tan hermoso, tan bello, que le costaba creer que fuera real. Pero conquistando la esperanza a su temor, abrió lentamente los ojos, implorando verla a su lado...
Lo que contemplo la hizo tan feliz que no pudo evitar esbozar una dulce sonrisa. No había sido un sueño, todo era real. Allí estaba aun dormida, esa tierna niña que tanto amaba. Su rostro lucia tranquilo, pero aun conservaba un poco de rubor en sus mejillas, rubor que había surgido durante la noche que ahora terminaba, producto de los besos y caricias que se habían profesado.
Se levanto de la cama, procurando no despertarla, pues no quería perturbar su sueño... No, no era esa la razón, más bien deseaba seguir contemplándola, ahora ya no solo su dulce rostro, si no las suaves ondulaciones que se adivinaban bajo la blanca sabana que la cubría, y que a ella tanto le fascinaban.
Después de unos cuantos minutos de contemplarla, decidió cubrirse con algunas de las prendas que estaban esparcidas en el suelo y se dirigió hacia la ventana para contemplar el jardín de su mansión. Era una tibia mañana otoñal, y el paisaje de su amplio jardín, estaba cubierto por un tapete de grandes hojas, carmesíes, marrones y amarillas. Reconoció por las huellas el lugar exacto donde la tarde anterior habían estado jugando, disfrutando el sonido que se produce al caminar sobre la hojarasca. Recordó que un día idéntico a este, pero de hace ya algún tiempo, tres años quizás un poco mas, la había conocido...
*Inicio del Flash Back*
Era su primer día de clases en esta nueva ciudad. Su madre y ella se habían mudado hace tres días y ahora tenia que ir a su nueva escuela, ya estaban a mitad de curso pero eso no importaba mucho, era una chica muy inteligente. No se sentía nerviosa en lo mas mínimo por tener que integrarse al grupo, siempre había sido una joven segura en si misma y para nada tímida, por lo que no le costaba mucho hacer amigos, aun así ella prefería los círculos cerrados, unos cuantos amigos de verdad eran suficientes.
Llego al salón muy temprano, antes de que sonara el timbre de entrada, pues quería causar una buena impresión en su primer día de clases. Al entrar en el salón, busco un asiento cerca de la ventana pues le gustaba mirar hacia afuera para distraerse un poco de la clase si esta se tornaba tediosa.
Justo cuando sonaba la campana que señalaba el inicio de clases, una niña entro corriendo, con tal velocidad y descuido que cayo al pasar sobre el marco de la puerta. La niña tenía el cabello de un suave color castaño, que le llegaba a la altura del cuello, quizás un poco más, además poseía unos hermosos y radiantes ojos verde esmeralda, su rostro era de una fineza y hermosura deslumbrantes, a pesar de que en ese momento estaba roja por la agitación y quizás un poco de vergüenza. La nueva alumna, no pudo evitar reír un poco al ver al ver tal caída, pero a la vez había algo en esa niña que permanecía en el suelo que le daba un aspecto muy tierno en especial por la situación. De hecho era el rostro mas lindo y dulce que ella hubiera visto jamás, pensó.
Una vez que la niña se hubo levantado con la ayuda de algunas de sus compañeras, fue a tomar su asiento, que por casualidad era el lugar justo frente a la nueva alumna, esta sin saber exactamente la razón, se sintió feliz por esto.
En cuanto la niña hubo recuperado el aliento, se percato de la nueva alumna que estaba sentada detrás de ella.
—Hola no te había visto antes ¿Eres nueva aquí verdad? —pregunto la niña, volteándose para saludarla mejor.
—Si, soy nueva, llegue hace unos días —respondió ella.
—Oh ya veo, mi nombre es Sakura Kinomoto y te doy la bienvenida a nuestra escuela —termino la frase dedicándole una sonrisa.
—Mucho gusto, mi nombre es Tomoyo Daidouji —respondió un poco nerviosa, había algo en esa sonrisa que le hacia sentir timidez y alegría al mismo tiempo, era una mezcla de sentimientos nueva para ella.
En ese momento apareció el maestro, un hombre alto y bien parecido, al entrar todos los alumnos callaron y tomaron asiento. Después de anunciar la llegada de la nueva alumna Tomoyo Daidouji al resto del grupo, inicio la clase de Algebra.
—Bien jóvenes, cuando terminen estas ecuaciones pasen conmigo para revisarlas —dijo el profesor mientras anotaba unas ecuaciones en el pizarrón.
Unos minutos después, Sakura comenzó a oír un extraño ruido, como si buscaran algo con ansiedad, cuando hubo escuchado mejor, noto que el ruido provenía del asiento de la nueva alumna, extrañada se volteo justo cuando Tomoyo soltaba un resoplido de resignación y sacaba las manos de su mochila, Sakura amablemente pregunto que le pasaba.
—Lo que pasa es que me acabo de equivocar en una ecuación y olvide mi goma de borrar, bueno más bien no tengo pues con la mudanza a mi nueva casa pues... —en ese momento Tomoyo cortó la frase, estaba ligeramente sonrojada.
—Ah ¿es eso?, no te preocupes —dijo Sakura un poco extrañada, mientras buscaba en su mochila— aquí esta, toma —decía mientras le entregaba una goma de borrar con la forma de un pequeño conejo.
—Muchas gracias —contesto Tomoyo, ahora estaba realmente sonrojada— es muy linda.
—Puedes quedártela si quieres, yo tengo otra.
¿En serio?, —Pregunto Tomoyo
Sakura por toda respuesta sonrió tiernamente, Tomoyo contesto del mismo modo.
*Fin del Flash Back*
Ahora que lo recordaba había sido muy gracioso el modo en el que se conocieron, mientras pensaba esto, se dirigió a su tocador, y del primer cajón saco un pequeño cofre, lo abrió y saco una pequeña bolsita de seda que contenía aquella goma de conejo, que tanto significaba para ella. Sin darse cuenta la llevo contra su pecho mientras suspiraba lentamente.
Guardo su tesoro casi con reverencia, y al levantar la vista, se contemplo en el espejo y se dio cuenta de que llevaba la pijama de su amada Sakura, cosa que le hizo sentir extrañamente agradable y feliz. Tomoyo se quedo un momento contemplando su reflejo, ella sabia que era bonita, su largo y sedoso cabello negro-violáceo caía suavemente sobre sus hombros y terminaba hasta llegar a la altura de su cintura, tenia unos lustrosos ojos violetas que combinaban perfectamente con su cabello, además tenia finos labios y un rostro igual de tierno que el se su amada aunque quizás con un aire un poco mas seductor, era en resumen poseedora de una belleza sublime, igual que Sakura. Pero ambas eran de gran sencillez y nunca habían sido presumidas ni mucho menos. Por esto y su carisma, eran muy solicitadas por varios chicos de su esuela, pero nadie logro nada, nadie pudo perturbar su amistad, excepto Syaoran...
