Hola c:

Bien, este es mi primer intento de Cardverse, pero no el estilo tradicional, sino más bien, es el Universo del reino de las cartas llevado a la edad contemporánea, con la tecnología actual, sin salirse de la decoración, los colores y signos de cada reino.

Lo sé, tengo que actualizar mi otro fic, pero es muy cruel y me he quedado corta de inspiración. Este en cambio, no es tan distorsionado, aunque si tendrá triángulos amorosos, tal vez, más adelante.

¿que más? ah si, me he inspirado en una experiencia propia y en un libro muy popular ara desarrollar el primer capítulo y parte del segundo, espero les sea de su agrado este fic.

Disclaimer: Hetalia y sus personajes pertenecen a Himaruya.
Advertencias: por ahora, nada.
Spoiler: Alfred será muy sensual y algo más que solo Príncipe de Espadas.

Sin nada más que agregar, les dejo el fic para que lo lean. Tal vez agregue más parejas, pero por ahora la principal es UsUk.

Que lo disfruten... ^w ^


Cardverse y el Reino de las Espadas

1.

Me encuentro frente a mi laptop, nervioso. Esperando que termine de pasarse un archivo a mi pendrive con forma de pica para luego poder ir a imprimirlo. Es mi tesis escrita, ya que estoy finalizando mis exámenes para poderme titular de la Real Universidad de Humanidades, casa de estudios a la cual he asistido con una beca que gané por mis excelentes promedios escolares. Una vez que se terminaron de pasar los archivos y retiro con seguridad el hardware, me levanto de mi silla y miro la hora en el pequeño reloj dorado con forma de picas que hay en la pared tapizada de azul con estampados de tonos más claros con forma de picas, estas hacen juego con las cortinas celestes que caen elegantemente hasta el piso y bailan con el viento, al igual que le visillo banco con picas negras. Después de todo, este es el reino de las Espadas, por lo que casas, autos, e incluso la naturaleza aquí es en tonos azul, violeta y con forma o diseños de picas. A pesar de vivir en el siglo XXI, este reino, al igual que los otros tres, está regido por el monarca y obedece las antiguas tradiciones del "patrón color-figura", que en este caso vendría siendo los relojes, el azul y las picas.

Cierro mi laptop, que es delgada, azul y con una pica violeta, y salgo de mi cuarto, ahí en la sala de living de nuestro pequeño departamento está mi compañero Lukas, quien me mira con su habitual rostro serio tras levantar la mirada de su libro al notar mi presencia. Lukas estaba leyendo un libro sobre mitología, como de costumbre, ya que viene saliendo de un fuerte resfrío que pescó por ir a la biblioteca a buscar libros después de clases, si pasar a casa por un abrigo. Es mi compañero de Universidad, aunque él estudie otra carrera, ambos tenemos beca, aunque la de él es la beca por ser hijo de un docente.

Lukas es misterioso, de pocas palabras y expresiones, aun así, nos llevamos bien. Mi compañero sigue su lectura, y antes de me acerque a su lado para preguntarle si se siente mejor, me dice, sin despegar sus azul-violentases ojos del libro, que quiere que pase a entregar una entrevista que está sobre la mesa de centro a una dirección que está pegada en el refrigerador y escrita en un papel con tinta purpura. Me acerco al refrigerador y no queda cerca de donde iré a imprimir mi tesis, por lo que decido regresar a mi habitación por mis documentos y las llaves de mi carro.

No me fue difícil encontrarlas, así que cuando volví a salir de mi habitación, me dirigí a la mesita de centro y retiré la montonera de papeles que estaban anillados en una carpeta. Lukas cerró el libro y lo dejó en la mesita, movió la cabeza de lado para dejar caer su rubio flequillo sobre sus ojos, luego lo recogió hacia el lado con un pinche en forma de cruz. Me dirijo al refrigerador azul y retiro el papelito, es de esos pare dejar notas. Este, al igual que todos aquí en el reino, tiene forma de pica. Desconozco la dirección, pero no me haré problema, ya que con el sistema de rastreo de mi teléfono, no me costará tanto llegar al lugar.
Lukas se pone de pie y se sirve de la sopa que le preparé para que se mejore.

-Arthur, esta sopa sabe horrible- me dice con su tono serio habitual y luego me dirige la mirada- pero debo reconocer que me ha hecho sentir mejor.

Asiento con la cabeza mientras me dirijo a la puerta.

-Aun no puedo creer que voy a cruzar la cuidad para ir a dejar tu entrevista con ese empresario, lo que me haces hacer, Noru. Solo porque es tu tesis-

Lukas se frotó sus manos y luego se puso a jugar con su pinche del cabello y su rizo flotante.

-De verdad te debo un gran favor, Iggy, si no fuera por tu voluntad, no podría entregar ese informe y seguramente tendría que aplazar mi titulación- da un suspiro de alivio y continua – oh por Odín, no tienes idea lo difícil que encontrar una hora para que los mecenas reciban ese documento, si no es por ti, lo hubiese perdido-

Guardo el pendrive en el bolsillo de mi chaqueta morada para poder sacar las llaves del auto.

- no hay de qué, Noru, comprendo la situación y no fue tu culpa, en parte, enfermarte.-

me despido de mi compañero y salgo del departamento.

Mientras camino el pasillo desde la puerta hasta el ascensor del edificio, recuerdo que con Lukas nos hicimos amigos en nuestro penúltimo año de escuela, y como ambos queríamos carreras humanistas, nos vinimos juntos a la capital del reino a estudiar. Vivimos juntos desde el primer año de Universidad. Llegó el ascensor, marco el número uno y subo hasta que baja, luego que llego al primer piso, atravieso la recepción y saludo al guardia, salgo a la calle y doy la vuelta. No me gusta aparcar mi coche en el subterráneo, me cuesta mucho sacarlo por las mañanas. Me subo a mi Chevrolet chevette azul del año noventa y dejo en el asiento del copiloto la carpeta de Lukas, luego pongo en marcha el motor y cuándo el semáforo cambia de pica amarilla a pica verde, puedo recién partir a mi destino, que es la librería, fotocopiadora y anillados que queda a unas tres o cuatro cuadras.

Me distraigo mirando el paisaje, me encanta vivir en este reino, todo es hermoso en tonos celeste, cian, calipso, azul, morado, violeta, lila y con diseños, estampados, dibujos o lo que sea con forma de picas, y relojes. Muchos, muchos relojes. Me detengo en un semáforo ya que la luz indica pica roja. Alzo la vista hacia el reloj dorado del poste que está a mi derecha, y calculando la hora, no alcanzo a imprimir el archivo y luego entregar el documento de Lukas, ya que prácticamente tengo que atravesar la ciudad, incluso la plaza principal y el castillo real. Los mecenas de nuestra universidad, al igual que toda la realeza y la gente adinerada, viven en la zona alta, cruzando la plaza de espadas y el castillo del Rey. Me toma mínimo cuarenta y cinco minutos llegar. Por suerte, mi tesis no es apurada y tengo aún dos días para imprimir, revisar y archivar.

Tras conducir hasta la plaza alta, estaciono mi vehículo cerca de la plaza baja, ya que prefiero seguir el resto a pie antes que pagar el costoso estacionamiento que hay en la zona alta de la ciudad, simplemente porque tengo el dinero justo por si me salen más caras las impresiones. La plaza es muy grande, de siete cuadras y medias. Casi un parque, pero aun así, sigue llamándose plaza. No me importa dejar mi coche estacionado tan lejos, el reino más seguro de todos es el nuestro. Luego de cruzar el interminable sendero de árboles de hojas azules y picas negras, llego al hermoso barrio de la nobleza. Todo es tan limpio y ordenado, la gente va bien arreglada y elegante. Me arrepiento de haber salido solo con converse azules y chaqueta larga morada. Las personas se ven hermosas, elegantes. Camino tres cuadras de forma recta, luego doblo a la derecha y camino tres más, hasta llegar a un gran edificio de ventanales azules.
Es el lugar.

Me dirijo a la recepción y hablo con una elegante señorita, delgada y de cabello dorado, amarrado en una coleta que le cae por el hombro izquierdo sobre una chaqueta celeste, que combina con sus ojos azules. Me pide mis datos para poder ingresar, luego me extiende una credencial de "visitante" y me hace pasar. Camino hasta el ascensor y otra joven, también de ojos azules, pero esta tiene el cabello cobrizo y más corto, me sonríe y me indica que en el piso 23, modulo 4 me atenderán con los papeles. Una vez que llegamos, ella me lleva hasta una sala de espera, ella entra por una puerta de vidrio polarizado y luego de dos minutos en los que me distraje observando los relojes del lugar, sale la señorita y me hace pasar a mí y a una joven por la puerta polarizada. Al otro lado, hay una sala con muchas puertas de atención, y la rubia cobriza me pide que la siga hasta la puerta que dice módulo 4. Luego me atiende una amable señora de edad, me pide que entre.

El interior de "modulo 4" es enorme. Una sala muy grande, con un gran ventanal con la vista de la zona oriente de la cuidad, incluso se ve muy cercano el castillo real. La señora de cabello canoso y ojos azules, me hace tomar asiento y le pide a la chica del cabello rubio-cobrizo que se retire. Me coloco nervioso y dejo la carpeta de mi amigo sobre el escritorio de la mujer.

-Estos… papeles son de Lukas Bonnewik- Le digo a la señora, quien sonríe y asiente con la cabeza, luego toma la carpeta, la abre y timbra algunas páginas.

-Listo, ahora debe subir al piso 42, el último. El mecenas le verá en tres minutos.- la señora se despide y cuando abandono el módulo 4, la misma chica de cabello cobrizo me espera, luego llama al ascensor, y espera que me suba.
-Le esperarán en el último piso- me dice la mujer, luego me sonríe y el ascensor se cierra.
Bajo la mirada hasta que llego a mi destino, otra muchacha, esta de cabello castaño y ojos azules me espera, aquí no hay sala de espera, pero es muy grande el salón, por lo que me echo a correr para alcanzar a la señorita, pero resbalo y en un intento por no perder el equilibrio, choco con otra persona y caigo al suelo, regando todos los papeles ya timbrados. Bloody hell. Intento incorporarme con dificultad, muerto de la vergüenza por haber chocado a alguien, y lo peor, fuera de la oficina de un hombre importante, en un edificio importante. A decir verdad, el más alto del reino.

Levanto la mirada, avergonzado y me encuentro con un joven como de mi edad, tal vez uno o dos años mayor, de cabello rubio dorado, con el flequillo a un lado, un mechón anti gravedad. Me asusté al notar que el joven usaba anteojos cuadrados, pero tenía unos hermosos ojos azules, aún más hermosos que todos los que he visto. Y eso que en el reino de espadas, tres cuartos de la población son de ojos azules, contando extranjeros. El joven vestía una corbata negra, y un traje azul claro. Me miró sonriente y me tendió la mano para ayudarme a ponerme de pie, luego que me ayudó a pararme, se agachó y recogió los papeles que tiré por todo el lugar. Me los pasó, y yo no sabía dónde meterme. Estaba avergonzado.

-Lo siento- le dije apenado, luego de haber contemplado su belleza, no me atrevía a mirarle a la cara.

-No te preocupes, mejor pasemos a mi oficina- me dijo muy relajado.

¡Que, este joven hermoso es el Mecenas! ¡Pero si parece un estudiante universitario!
Imposible…
El joven, una vez que me hizo pasar a su oficina, que era toda la parte alta del edificio, llena de ventanales y con un adornado demasiado elegante, digno de reyes, pero al estilo contemporáneo, tomé asiento frente al enorme escritorio de este joven, que tenía demasiados lujos en su "oficina" Mi vista recorría el lugar y no dejaba de asombrarse, hasta que vi el enorme reloj de la pared, con el sello real.
Solo los de la familia real o amigos cercanos son dignos de poseer el sello de la espada de oro.

Una de dos, o es un empresario de confianza de la familia real o…

- Joven Bonnewik- me dice con una enorme sonrisa y sus ojos radiantes- Soy Alfred F. Jones, bienvenido a mi oficina.

No puedo creerlo… ¡como pude ser tan idiota y no darme cuenta! ¡Es Alfred F. Jones, el príncipe del reino de Espadas y heredero directo al trono! Me siento un completo idiota al no darme cuenta antes que se trataba del hijo del monarca que actualmente se encuentra muy enfermo. Con razón el rostro de este joven se me hacía familiar, solo lo he visto en revistas y televisión. Es mucho más guapo en persona.

- bueno… la verdad es que, el Joven Bonnewik no pudo venir por razones de fuerza mayor- le dije, estaba nervioso, con mucha suerte no tartamudeé- Yo soy Arthur Kirkland- noté que no le molestaba, por lo que suspiré levemente aliviado y luego me volví a pegar a esos ojos azul claro.

-Kirkland eh…- me miró fijo, apoyando los codos sobre su escritorio y su rostro sobre sus manos, wow, se veía hermoso…. ¡pero que me pasa! ¡Es un chico, además el príncipe! ¡Cálmate, Arthur, cálmate!

-Dime, ¿Qué edad tienes?-

¿Me está preguntando mi edad? Right, ordenemos todo, está bien. Estás en el último piso del edificio más alto, que es la oficina del príncipe del reino de las espadas, heredero al trono, hermoso, que está preguntándote tu edad a tía ti, Arthur Kirkland, un chico de la clase media baja, que está a punto de titularse de la Universidad, a la que va con una beca… esto no suena a algo que sucede todos los días. Bloody hell, se ha quedado mirándome, tengo que responderle.

-Su alteza, tengo veintiún años, soy estudiante becado casi graduado de la Real Universidad de Humanidades, en la cual estudio Historia- estaba nervioso, casi tiritando.

-No me digas "su alteza"- dijo en un tono frio y cortante – Llámame Alfred- luego se inclinó sobre el escritorio, me quedé perdido viendo sus sensuales labios.

¡Válgame, qué rayos estoy pensando!

-Alfred… ¿Usted es el mecenas de nuestra universidad?- pregunto curioso. Aun me cuesta creerlo.

Él sonríe, lo sé porque sigo perdido en sus sensuales labios.

- Trátame de tú- me dijo divertido. Siento que se ríe de mi nerviosismo.

¡Me pidió que lo tutee! Esto tiene que estar mal, No es posible que sea el príncipe, que sea tan guapo y que me pida que lo tutee.
Tengo que estar soñando.

-Efectivamente. Soy propietario de cinco empresas y mecenas de tres casas de estudios, además, claro está, de ser hijo de mi padre, el rey de espadas y heredero al trono.

Ahora me parece frio y profesional. Quiero ir a casa, estoy nervioso y quiero que esta entrevista acabe ya.
¡Ni siquiera es una jodida entrevista! ¡Yo solo le traje los papeles a Lukas!

Bien, Arthur… esto puede servirte como excusa para bajar las trece cuadras e ir por tu vehículo, sacar las impresiones y…. carajo, las impresiones. Well done, Arthur, de seguro ya cerraron la librería.

-Disculpe su mejest… Alfred. Tengo que marcharme. Debo imprimir un documento para mi tesis y…- no pude terminar, estaba nervioso y me salían mal las palabras. O temía que sucediera si seguía con esta charla.

-¿Andas con el documento? , porque puedo imprimirlo aquí si gustas-

-Oh, no quisiera abusar-

-Para mí será un placer, y dime… ¿Vienes del reino de trébol?

¡Qué! ¿Por qué rayos me pregunta si vengo del reino de Trébol?, si soy nativo de espadas.

-Pues no, yo nací aquí… ¿por?-

-Curiosidad. Tus ojos .Son verdes.

-Ah… lo dice por mis ojos.

-Son hermosos. Mi color favorito.

Okay, ya me hizo sonrojar este apuesto principito literalmente azul. No puedo mirarlo a la cara, porque ms mejillas están coloradas, por lo que bajo la cabeza y le respondo.

-Gracias… aquí tengo el archivo-

Saco de mi bolsillo el pendrive y extiendo mi mano para dárselo al heredero al trono. Al sentir mis dedos rozar con los suyos, largos y un poco ásperos comparados con mis cortos y delgados deditos, toda mi piel se estremece. El futuro monarca toma el pendrive y lo coloca en su Tablet, un iSpad 2 último modelo. Con sus hermosos y largos dedos manipula el aparato tecnológico, moviendo de allá a acá la pantalla táctil y presionando sobre la pantalla, en el aire, sin siquiera tocarla.

-Listo, en unos minutos estará listo. Por mientras ¿Te gustaría tomar un café?-

No. Simplemente no lo creo. ¡Alfred F. Jones me ofrece un café! Necesito despertar de este sueño. Incluso los duendes que habitan la terraza alta del edificio en el que vivo son más reales que esta situación.
Incómoda e increíble situación.

-La verdad… mejor otro día- le dije sin pensar.

-¡Genial! , será una excusa perfecta para volver a encontrarnos-

Esto es demasiado para mí. Por hacerle un favor a mi amigo terminé pasando vergüenza frente al Príncipe, y este me está imprimiendo un trabajo de la Universidad e invitándome a un café. No, además que es demasiado guapo y me acaba de decir que podríamos volvernos a encontrar.

No sé si salir corriendo o quedarme viéndole todo el día.

Mi mente baja a la realidad. Ni siquiera sé cómo llegué a su oficina, si yo vine a entregar unos papeles al módulo 4.

-Disculpe su majestad… -

-Alfred-

-Lo siento, Alfred, ¿Cómo llegué a su oficina?

-Te dije que me trates de "tú", pero veamos… El joven Bonnewik debía entregar esta entrevista que me hizo aquí en mi oficina, hace dos meses y medio, pero como la vicepresidenta de la empresa timbró la aprobación, la entrevista y el entrevistador pasaban directamente a mi oficina.

-Oh ya veo… pero yo no soy el entrevistador-

-¿Y qué eres del Joven Bonnewik?

-Soy Amigo de Noru…Lukas… el Joven Bonnewik.-

- ¿Compañeros de la misma carrera?

-Oh no, El joven Bonnewik estudia Interpretación Literaria. Yo estudio Historia.

-Lo sé. Ya me dijiste que estudias Historia-

-Lo siento-

-Te perdono-

¡Pero que arrogante!

Será el príncipe del reino más próspero, será hermoso, será rubio de ojos azul eléctrico, será multimillonario y famoso… aun así es un arrogante. Cero que los rumores, después de toso, eran ciertos.

Alfred F. Jones es arrogante, engreído e infantil.

Aunque hasta ahora, ha sido muy profesional. Dentro de lo que se puede decir.

Sonó el celular del Príncipe, este lo sacó, un SpadeBlackberry. Vio lo que al parecer era un mensaje, o una notificación, y luego se puso de pie. También me puse de pie.

-Bien Joven Kirkland, fue un placer Charlar contigo, Ahora tengo que ir a una reunión. ¿Te parece si vamos juntos hasta la salida para que retiremos tus papeles?-

-Eh… está bien-

Veo que del escritorio toma lo que es una corona y la coloca en su cabeza.
¡Que despistado soy! Estuvo todo el tiempo su corona frente a mi nariz y no la vi. Ahora se ve mucho más alto de lo que es con su corona de Príncipe, y eso que le llego a la altura de sus ojos… wow, él es muy alto. Jones me mira y luego caminamos hasta la salida. Una vez que cruzamos la puerta, llega una amable chica de ojos azules y melena castaña, me entrega mi tesis impresa y puesta en una carpeta, sin anillar ni archivar. Recibo la carpeta con mis papeles y la mujer se retira tras hacerle una reverencia a Alfred.

- Así que Lukas, digo, el Joven Bonnewik le hizo una entrevista, digo, te entrevistó- él me mira divertido, alza una ceja y se voltea para contestarme mientras bajamos por el ascensor.

-En realidad más que entrevista, fue una conferencia. Había más personas entrevistando y fue en una visita a otra institución- me distraigo mirando los tonos hermosos de sus gemas aguamarina y
zafiros de la corona que lleva.

A juzgar por su corona, de seguro es una reunión en el palacio, ya que leí en un artículo hace tres años, que al Príncipe Alfred no le gusta llevar la corona puesta. Al parecer, se siente más un empresario que un futuro monarca, aunque eso no le quita lo excéntrico.

El silencio incomodo me pone los nervios de punta. No puedo siquiera tararear, ya que vengo con su alteza bajando en un elegante y amplio ascensor azul metálico con luces de tonos violetas y un enorme espejo. Me fijo en el espejo en la figura del príncipe, nada que ver con lo que lo describen en los periódicos o como se ve en tele visión. Es ancho de hombros y brazos, pero delgado de cintura. No es gordo como siempre he oído en los medios o leído en las revistas, aunque me veo esquelético a su lado, pero eso es porque básicamente solo me alimento de té Ceylán.

Una vez que llegamos al primer piso, Alfred se acercó a donde unas trabajadoras, luego ellas me preguntaron si necesitaba algo y yo amablemente les dije que no necesitaba nada. Alfred me preguntó si necesitaba un aventón, yo le dije que no, que traje mi auto. Luego de eso el futuro monarca se despidió de mí, y se perdió entre las secretarias y los guardias que venían a buscarle para su famosa junta.

Salí por la puerta principal, aun anonadado por el encuentro con su majestad, caminé devuelta hasta mi choche, esta vez ya estaba oscureciendo. Puede ser que a Noru no le moleste que me haya tomado toda la tarde el dejar su archivo. Una vez que me subí al vehículo, que pagué el parquímetro y que salí del estacionamiento de la plaza principal, conduje de regreso a casa, muy lentamente debido al tráfico de la zona sur. Era el horario en que escolares y trabajadores retornan a casa, por lo que la congestión vehicular me tuvo atrapado dos horas y media. Tiempo suficiente para revisar mi tesis e incluso tomar un té.

Cuando volví al departamento, Lukas se había dormido en el sofá viendo películas de Tom Hiddleston. Apagué la plataforma de vídeo del play Station 3, el televisor y me fui a mi cuarto a descansar del largo viaje. Me dormí sobre mi cama leyendo un libro, y cuando desperté y salí de mi cuarto para comer Scones con mermelada, Noru estaba en la mesita de la cocina con su laptop y una taza de café.

Me serví Scones y un té de hojas de naranja y me senté frente a él con el libro que estaba leyendo, pero mi lectura fue interrumpida por mi compañero de piso.

-¿Y cómo te fue en la entrevista con la subgerente?- me preguntó con su tono sereno habitual.

-Bien, me atendió amablemente y luego me hizo pasar donde el príncipe…-

-¡Qué!, donde el Heredero al trono, Alfred F. Jones… JURALO

-Es cierto. Me hiciste ir a pasar vergüenza donde su alteza real.-

-Oh… Olvide decirte que cuando entraras al modulo4, digieras que tenías prisa, para que timbraran y te entregaran el folio. Ellos lo entregarían al Mecenas.-

-Espera… ¿tu sabías que el Príncipe Jones es el benefactor de nuestra Universidad?-

-Desde luego, Iggy. Te lo dije dos veces, pero estabas muy ocupado leyendo historia o estudiando para los exámenes finales. Aunque no te culpo.-

Mordí un Scone, ya no tenía nada más que decir, aun así, el misterioso Lukas Bonnewik siguió su conversación. Es todo un Inquisidor cuando se lo propone.

-Y dime… ¿Qué te pareció el gordo?- sabía que por gordo se refería a Alfred.

-Arrogante- contesté cuando desocupé mi boca- Jones es arrogante, joven pero muy serio-

-Ah… ¿es cierto que es gordo?-

-Noru, pero si fuiste antes a una entrevista con el-

-Fue conferencia, estuve sentado otras y también había mucha gente influente a la que entrevistábamos, no solo a el-

-Ya veo. No, no es para nada gordo. Es alto y esbelto-

¡Y hermoso!, oh Bloody hell, tengo que controlarme un poco, antes de que Noru me note extraño.

-¿te gustó?-

Fuck, demasiado tarde.

-¿Qué? NO, es pesado y autoritario, aunque se comportó amable conmigo.

Por lo menos pude defenderme. Tengo que ser realista, él es el futuro rey y yo con suerte y becas estoy en la Universidad, pero es primera vez que un hombre, mejor dicho otro hombre me hace sentir así.

En realidad él es de la realeza, tiene dinero, fama, y según los canales de farándula, cuántas mujeres quiera tener. Yo por mi lado, si no fuera por Noru tendría que pagar quizás cuánto dinero para poder vivir en algún lugar de la capital del reino, y eso que mi padre no gana mucho, es jubilado y divorciado de mi madre, quien tiene que esforzarse mucho haciendo rol de madre y padre con mi hermano menor Peter. Por otro lado, mi Padre está enfermo y está terminando de pagar los estudios del holgazán de Scott, mi hermano mayor, y el novio de mi madre no le ayuda en mucho que digamos.

Luego de terminar mi ligera comida y mi té, lavo la loza que ocupé y después de guardarla, regreso a mi habitación para luego ir a dormir. Mañana tengo que trabajar y después estudiar para los exámenes finales y archivar mi tesis para llevarla a timbrar y entregarla a la facultad de Historia y ciencias sociales en Real Universidad de Humanidades, mi Universidad.

Luego de colocar mi pijama violeta, me meto a la cama y suena mi celular. Me levanto a buscarlo a mi chaqueta y era una llamada de larga distancia.

Reino de Diamantes, llamada entrante.
Lo sé, porque el número que llama aparece en mi pantalla de color anaranjado.

Solo conozco a un tipo que es del reino de diamantes y conoce mi número telefónico. Doy un suspiro y contesto fríamente el teléfono.

-Francis…-

-Bonjour Angleterre, tanto tiempo sin hablarnos-

-¿Por qué me llamas? Te dije bien claro que no quería oírte más.-

-Pero mon petit, iré a la capital de Espadas mañana a hacer unos trámites, y quería pasar a verte-

-Ahrg, no Francis, "debes estar muy ocupado trabajando en el palacio real de Diamantes"-

-Oui, pero tendré tiempo libre luego de la reunión de esta tarde-

-¿y qué cuando yo quería verte?... Nunca tenías tiempo para mi.-

-Por favor Arthur, dame una oportunidad de verte, por los viejos tiempos-

-Está bien. Mañana a las seis veinte puedo

-Yo a cualquier hora después de las cinco… ¿Dónde te parecería?-

-No lo sé, en Spadbucks oriente, cerca de mi trabajo-

-¿Dónde trabajas mon amour?-

-No me llames así, stupid Frog… Trabajo en el mini mercado de la esquina en la vereda del frente de Spadbucks de la zona oriente sur de la ciudad.-

-Te iré a buscar a penas salgas y vamos. Nos vemos…-

Colgó el teléfono. Lo que me faltaba, tener al bastardo del vino cerca otra vez.

Y pensar que nuestra amistad iba bien, hasta que se enamoró de mí, luego de muchas peleas que no vale la pena recordar, nos distanciamos, él se fue a vivir con su madre al reino de Diamantes, quien murió y le dejó toda la fortuna que actualmente tiene. Es el perro más rico del reino de Diamantes, y se rumorea que compite en fortuna con la familia real de Espadas.

Francis a pesar de solo ser un multimillonario, es el hombre más influyente de su reino, incluso más que la reina Lili. No conozco muy bien las tradiciones del reino de Diamantes, pero según la historia que he estudiado en la Universidad, Cuando el Rey o Reina de Espadas no tiene quien gobierne a su lado, compiten la mujer u hombre soltero más rico con la mujer u hombre más famoso del reino por quedarse con la mano del monarca.

Pensar en esto me da sueño. Apago la lamparita y me doy vuelta para finalmente quedarme dormido en mis pensamientos. Sueño con ojos azules, muchos ojos azules me invaden, pero entre todos ellos, el azul eléctrico es el que más resplandece, luego se torna en tonos Zafiro, y se cierran, y se apaga todo.


Y esto fue todo el primer capítulo *se sienta y bebe jugo de naranja* well, lo sé, no es la gran cosa, pero por favor déjenme sis reviews para saber que cosa mejorar o que cosa está bien.

Tom Hiddleston: Es el actor que hace de Loki. ( es que me inspiré en mi mejor amiga de la escuela, por que ella ama a noruega y le encanta Tom hiddleston, y como Noruega, Enlgand y Rumania creen en hadas y esas cosas, puse a Noru como compañero de piso de Iggy. Más adelante quizá, aun no se, ponga a Rumania que se haga amigo de esos dos)

Marcas como iSpad, Spadcuks y otras, son el triste intento de adaptación a iPad o Starbucks al reino de las espadad :'c
Tengan piedad D:


Nos leemos pronto, Grácias por leer ^w^