Algo no estaba bien.
Para Sugoroku Hajime, un dolor de estómago era normal en momentos de estrés y llámese estrés a todo lo que tuviera que ver con los reclusos de la celda 13.
Pero aquel sentimiento era diferente, aunque no lo supo la primera vez que lo experimentó, ahora lo sabía. Porque siempre le pasaba cuando lo miraba a él.
A ese niño inmaduro que tanto odiaba, a ese idiota que casi lo hace perder su amado trabajo. A ese monstruo que le causaba muchos problemas con sus escapes diarios. A ese tonto recluso No 1315.
¿Podía ser que lo odiaba más de lo que pensaba? Pero Hajime conocía muy bien el odio y la verdad con él siempre fue más que todo indiferente. Sospechaba de él, pero no lo odiaba.
¿Pero entonces?, ¿qué podría ser ese detestable sentimiento? Era incómodo, no lograba pensar en ninguna otra cosa...era como si...de pronto quisiera saber más sobre él.
Hajime se convenció de que probablemente aquello era remordimiento. Después de lo ocurrido en el torneo de año nuevo y cuando supo que Jyugo no era más que una víctima de un retorcido plan de experimentación humana, había desconfiado de él y había tratado de matarlo simplemente por irritación, sin un motivo de peso; más que eso, fueron sus propias estupideces y no verdaderos crímenes que lo llevaron a prisión, por eso carecía de ambición, nunca pudo vivir, no como los demás.
Sin embargo, estaba bien saber más de él, ¿no?, es decir, Hajime se había ofrecido a capturar al hombre de la cicatriz e su nombre. Aquello pues, era sólo un sentimiento de estar a mano con Jyugo y con los compañeros de su celda. Si, tenía que ser eso...
— ¡Supervisor!, son las 9:00 pm Ya es momento de hacer las rondas nocturnas. —Seitarou, quien entraba animado a la sala lo sacó de esos pensamientos que ya comenzaban a ser redundantes y molestos—
— De acuerdo. —contestó— encárgarte de todo y dile a Yamato que esta vez lleve su GPS. —dicho esto salió de la sala cerrando La puerta tras de sí—
Las rondas nocturnas no siempre existieron, antes ni hacia falta hacerlas pero ahora se habían hecho un ritual, precisamente desde que puso a esos 4 demonios en una celda compartida. Podía apostar todo su dinero a que No 15 se había fugado y tendría que prepararse para atraparlo. Y pues efectivamente sus sospechas fueron ciertas.
— Ah...¿Ustedes nunca aprenden verdad? —se quejó en una pregunta retórica—
— Hajime, Jyugo fue arriba. —dijo Nico de repente—
— ¿Qué?...
Hajime los miro a los tres y de inmediato puedo saber que deseaban que él fuera a traerlo de vuelta.
— ¿Están tratando de engañarme, idiotas? —contestó de mal humor—
— ¡Es la verdad! —afirmó Rock—
— Él siempre va ahí cuando quiere estar sólo... —agregó vagamente Uno—
— Por favor, ¡tráelo de vuelta, Hajime! Jyugo ha estado muy extraño desde que regresó... —esto último lo dijo sin energías cambiando el ambiente a uno muy incómodo—
Hajime de verdad no comprendía en que estaban detrás, no podía confiar en ellos, eran reclusos y podrían hacer todo para escapar. Pero de nuevo, aquella sensación al pensar en que No 15 podría estar de verdad inestable lo invadió.
— Como vaya siendo una broma, pueden despedirse de la comida, juegos y animes por una semana, malditos. —y sin obtener respuesta salió de la celda asegurándola antes de ir—
Si aquello hubiera sido una broma, aquella amenaza hubiera surtido efecto. Pero al no ser así, ¿que podría estar pasándole a No 15?. Hajime pensó que reincorporándolo a ala 13, era todo lo que necesitaba para seguir adelante, más que nada eso lo convenció en aquel entonces. Estaría de nuevo con sus amigos, esa fue la oportunidad que había solicitado con desespero. Pero ciertamente no pasó mucho para actuar extraño otravez.
— ¿Qué estarás planeando, No 15?
Hajime siguió derecho por el camino más rápido a la azotea. Caminando sin darse cuenta cada vez mas rápido, conforme seguía pensando en los posibles sentimientos de Jyugo.
No pasó mucho hasta llegar a la puerta, la abrió sin demora y comenzó a buscarlo en todo ese espacio. Y a lo lejos lo miró, cerca de borde y mirando extrañamente hacia abajo, 「¿acaso estaría pensando...?」...
— ¡No 15! —gritó de inmediato— ¡otra vez te saliste de tu celda!
Jyugo se estremeció de golpe al escuchar su voz, pero no se dio la vuelta, Hajime tuvo entonces que caminar hacia él, inusualmente asustado por el pensamiento loco que acababa de tener.
「¿acaso pensaba en suicidarse?」
— ¡No 15! ¿Estás tratando de hacerme enojar? —exclamó Hajime justo al pensar aquello, como si tratara de callar a su mente— vamos, vuelve a tu celda. —terminó de decir cuando estuvo trás él—
— Hajime —dijo finalmente— estoy asustado del mañana.
*
— ...¡SUPERVISOR!
— Ah... —enfocó su mirada hacia el frente — ¿Qué te pasa Seitarou? No grites de repente.
— Perdone supervisor...pero es que no me contestaba cuando le llamé normalmente, ¿algo le preocupa?
— Para nada. —contestó automáticamente, acomodando los papeles de su escritorio—
Seitarou dio un leve suspiro, esa era una mentira que nadie, incluyendo el más despistado del lugar podría tragarse, sin embargo, sabía como era él, tratar de que se abriera para hablar de ello sería en vano; así que simplemente siguió con sus deberes, revisando otros documentos a centímetros de Hajime.
— Que extraño...
— ¿Qué cosa?
— Es que... ¿No ha notado que estos últimos 3 días han sido inusualmente tranquilos? No han pasado ninguno de los escapes rutinarios de la celda 13...
— Así es como debería de ser Seitarou. —respondió Hajime con obviedad—
— Lo sé, pero...¿No será que traman un gran escape para cuando menos lo esperemos? —inquirió aterrado—
— Si así fuera, yo tendría miedo de ser ellos. —contestó amenazante—
Seitarou pareció calmarse ante una respuesta normal de Hajime, sonrió un poco pero luego bajó la cabeza.
— Pero No 15 es el que ha estado más extraño...usted mismo dijo que él escapaba como su pasatiempo...puedo creer que los demás no lo hagan y estén bien...pero Jyugo es diferente...
Al escuchar sobre él, la intranquilidad volvió a recorrer los nervios de Hajime, recordando por un momento esas palabras que le había confesado la noche de hace 3 días.
«Estoy asustado del mañana.»
Luego de eso, no había vuelto a escapar, ciertamente una conducta muy extraña para alguien que considera la fuga un pasatiempo. Hajime había pasado un par de veces por su celda viéndolo rápidamente y en esas ocasiones estuvo de espaldas a la puerta, por lo que realmente no pudo ver su rostro luego de esa confesión.
— No será que...¿Está enfermo? —dijo Seitarou tras un corto silencio—
「¿Enfermo?」, podía ser...pero si fuera así los idiotas de sus amigos serían los primeros en buscar la forma de llevarlo a la enfermería, la mente de Hajime parecía divagar entre las posibilidades, pero se forzaba para no especular y sobretodo para dejar de preocuparse por ello.
— Estará bien. Si fuera algo así, los otros tres idiotas no podrían estar tan tranquilos. —respondió intentado sonar lo menos interesado que podía en el asunto—
La mente de Hajime era ahora una batalla constante entre mantener su cordura y dejarse llevar por sus emociones. Se repetía una y otra vez que Jyugo no era su asunto, no debía involucrarse con él, eran completos desconocidos y era un recluso, realmente su vida no importaba mucho, ¿no?
Cuando pensó eso sintió como si hubiese tragado muchas espinas.
— Saldré un momento. —sentenció—
Se levantó de golpe eludiendo la mirada se su compañero y saliendo de la habitación dejando a un confundido Seitarou dentro.
«Estoy asustado del mañana.»
De verdad quería preguntar 「¿por qué?」 ¿por qué lo había dicho en ese momento?, ¿por qué se sentía así?, ¿por qué su mirada mostró temor al decirlo, mientras su cuerpo temblaba?, ¿por qué ya no era el mismo idiota que le sacaba de quicio?...
Pero, ¿por qué...?
「¿Por qué me importa tanto?」
Paró su caminar, dandose cuenta que había ido por el pasillo que dirigía a la celda 13, empuñó sus manos como un intento de frenar cualquier impulso, miró hacia la celda a lo largo, quedándose así por varios minutos, luego cerró sus ojos y dió media vuelta dispuesto a regresar.
Dando el primer paso se detuvo nuevamente con el corazón en la mano al escuchar un grito provenir de la celda.
— ¡Jyugo! —era la voz de No 11— ¡Jyugo! ¡Resiste! —escuchó la desesperación en su voz—
No supo ni cuando llegó hacia la puerta, ni el momento en que la abrió, su conciencia volvió al ver el cuerpo de Jyugo sostenido por Uno con los demás tratando de despertarlo.
— ¿Qué está pasando? —entró rápidamente—
— ¡Hajime! —contestó Nico de inmediato— ¡Es Jyugo! ¡De repente...!
Hajime no consideró siquiera en dejarle terminar su explicación, se inclinó hacia el cuerpo de Jyugo tocando su frente sintiéndola extremadamente caliente. Tomó su cuerpo pasando un brazo bajo sus piernas, otro bajo su espalda y se dirigió a la puerta.
— Hay que ir a la enfermería. —les dijo ignorando lo sorprendido de sus rostros— si quieren ir, ahora es el momento.
Suprimiendo sus rostros extrañados, siguieron a Hajime hacia la enfermería, Jyugo jadeaba intensamente y cada cuanto abría un poco sus ojos balbuceando algunas palabras incomprendidas durante el camino.
— ¡Okina! —gritó al abrir la puerta—
Otogi Okina lo miró igualmente extrañando de los demás, sin embargo al ver el estado de Jyugo, también omitió cualquier cosa que hubiera pensado en decir.
Pusieron a Jyugo en una camilla e inmediatamente Okina comenzó a inspeccionarlo, mientras esos segundos pasaban, la mente de Hajime ya era un caos sin remedio. Era una masa de enojo y preocupación. 「¿Y si es por mi culpa?...tal vez, son secuelas de ese golpe que lo mantuvo en coma...¡No! ¡No! ¡maldicion! ¿Por qué lo sería? ¡Yo sólo cumplía con mi deber! Yo...」
«Estoy asustado del mañana.»
-*-
Jyugo, temblaba bajo la luz de la luna, con mirada perdida volteaba su mirada de nuevo hacia abajo.
—...¿Qué diablos estás diciendo?...¿Vas a volver por las buenas o tendré que forzarte? —exclamó Hajime—
Jyugo, aún temblando caminó hacia él y le dió en completo silencio sus muñecas para que él las esposara.
-*-
Hajime volteó a los demás reclusos visiblemente enfadado.
— ¡Ustedes! ¡¿Por qué diablos no dijeron nada?! —vociferó— ¡¿désde cuando está así?!
Se miraron entre sí preocupados, bajaron la cabeza y Uno fue quien comenzó a hablar.
— Desde el lunes... —confesó sin dejar de mirar hacia abajo— él nos dijo que era pasajero... Que no era de los que se enfermab—
— ¡Idiotas! —les gritó interrumpiendo— ¿Y así dicen llamarse sus amigos?
Algo en Uno se rompió pasando de preocupación a completa furia.
— ¡Yo no quiero escuchar eso de la persona que lo puso en coma y casi lo mata! —le respondió enfadado—
A Hajime poco le valió su arrepentimiento guardado, tenía razón, toda la razón. Se detuvo sin decir nada, frustrado por su propia impotencia y culpabilidad, pero luego de un silencio y a pesar que abrió su boca para responder fue interrumpido por Okina.
— Envenenamiento. —dijo mientras revisaba los papeles— un veneno de pregresión lenta pero bastante fuerte. Diría que lo trajeron a tiempo. También debo decir que él hizo un buen trabajo soportándolo.
Todos se quedaron sin palabras por varios segundos; luego, mientras Uno, Nico y Rock cuestionaban el diagnóstico de Okina, Hajime reconstruía los eventos tratando de descubrir al responsable de eso.
「Esos tres idiotas podrán ser estúpidos, pero no le harían eso a alguien a quien dicen llamar su amigo y aparte, ¿por qué lo harían ahora?...tuvo que ser en ese entonces...」
— Esa noche... —murmuró—
¿A quien había visto Jyugo? ¿Quién podría odiarlo tanto para envenenarlo? Pero es extraño, según sus registros, nadie más que él estaba fuera.
Hajime se acercó hacia Jyugo a quien Okina le había puesto un respirador artificial para controlar que el veneno no se esparciera demasiado y poder eliminarlo, gracias a eso respiraba con mayor facilidad. Hajime posó su mano en su frente tal y como lo había hecho en su celda y comprobó que seguía igual de caliente.
— Okina, debo volver. Lo dejo en tus manos. —dijo acercándose hacia la puerta—
— Cobarde. —Uno murmuró, lo suficientemente audible para que Hajime lo captara—
Hajime se paró en seco con la manija de la puerta envuelta en su mano. Segundos después se dió vuelta hacia los tres reclusos quienes los miraban sentenciantes y acto seguido miró a Okina.
— ¿Cuánto tiempo tendrá que estar aquí?
— Ummm... —Okina cerró sus ojos calculando el tiempo— 2 días a lo mucho.
— Vendré a verlo por las noches y luego lo llevaré conmigo. Mandaré a un guarda para que lleve a estos tres a su celda
— ¡¿Ah?! ¡Oye! ¡HAJIME...! —gritó Uno desesperado—
Dicho eso salió sin dejar que alguno refutara su decisión.
Era momento de lo importante.
Encontrar al enemigo de Jyugo.
