-¿Qué pasa Marinette?- preguntó la pequeña tikki después de haber terminado la trasformación de su amiga. Estaba flotando enfrente de ella, tratando de seguir la dirección de la mirada y ver aquello que había llamado la atención de ella. Pero no veía nada más que la pared de ladrillos rojos.

- nada Tikki- Marinette desecho la idea de que había visto a uno de sus compañeros de la escuela, porque de haber sido así, su mas grande secreto hasta ese momento podría ser revelado, pero era algo absurdo, había sido cuidadosa escondiéndose en aquel callejón, sin curiosos cerca . Abrió su bolsita y Tikki de inmediato se introdujo en ella para saborear una deliciosa galleta hecha por el padre de Marinette mientras esta se dirigía a la panadería de su familia.

Sin sospechar que detrás de la pared se encontraba un Natanael completamente estupefacto ante lo que acababa de presenciar. Callado para no delatarse y deslizándose hacia el suelo debido a que de repente sus rodillas parecían ser gelatina. La niña que miraba todos los días y amaba dibujar una y otra vez acababa de sorprenderle otra vez. Sin quererlo el mayor secreto en París había sido revelado ante sus ojos.

La identidad de Ladybug. Era increíble que la linda Marinette era la audaz y valiente heroína que salvaba día a día la ciudad con la ayuda de aquel gato que siempre le había parecido demasiado confianzudo y coqueto. La chica que él quería arriesgaba su vida por aquellos que le necesitaban. Pero eso no era de extrañar porque esa era su esencia. Amabilidad y alegría.

Se sintió inquieto, no sabía que pensar ¿Qué pasaba cuando ella salía lastimada? ¿Era por eso que en clases se veía muchas veces fatigada? ¿Por eso era tan evasiva en las situaciones que se requería la presencia de lady? Pero ¿Quién era el chico que la ayudaba? ¿Se conocían?

Un montón de preguntas comenzaron a acumularse en su mente artística que de repente se encontraba ansiosa de respuesta. Se sintió ansioso, quería correr a casa de Marinette y estrecharla entre sus brazos, protegerla, que supiera que su secreto estaba seguro con él. Pero siempre había sido muy tímido, nunca se había atrevido siquiera a pedirle una cita o mejor aún, que fuera su modelo en sus dibujos, porque su musa siempre lo había sido.

Cuando pudo recuperar las fuerzas en sus piernas comenzó su camino a casa, completamente aturdido a causa de la sorpresa.

Antes de regresar, recordó el por qué había salido a las calles aquella tarde. Tenía que ir de inmediato a ver a la señora dueña de una tienda de antigüedades que le había encargado el dibujo de una hermosa caja de música rusa. Tenía que hacer la entrega esa misma tarde debido a que la mujer viajaría el día siguiente y no volvería hasta dentro de 4 semanas.

Aunque su mente no podía pensar en otra cosa, su compromiso como artista le obligaba a realizar la caminata hasta la tienda. Al llegar entro y un agradable tintineo de la campana de la puerta anuncio su llegada. El lugar era sumamente acogedor, con artículos de todo el mundo, desde una mascara de africa hasta una fina cuchara tallada en Praga, o joyeros excéntricamente tallados con detalles en oro.

El lugar albergaba un aire histórico y Natanael había ido muchas veces para apreciar, dibujar e inspirarse. La señora Pierce era una viuda quizá demasiado joven que había abierto la tienda con su esposo antes de que el pereciera por culpa del cáncer. Era una historia triste, pero el romance de aquella pareja, según las propias palabras de la mujer, era algo maravilloso que siempre atesoraría. El chico y la mujer habían hecho un gran lazo de amistad con el tiempo y constantemente le eran encargados muchos dibujos de las piezas que a ella tanto le gustaban antes de que fueran expuestas a la venta.

La mujer de cabellos encanecidos y rostro jovial le recibió detrás del mostrador. Sus facciones demostraban un entusiamo propio de una joven, pero con la mirada de una vida de experiencia. Trato de no mostrar mortificación ni preocupación alguna en el rostro, sin embargo, era difícil no hacerlo teniendo a Marinette tan presente.

-Oh la la! , mi niño, pareces algo extraño esta tarde ¿te encuentras bien?- la mujer se acerco a su pequeño amigo y el acuno la cara para examinarle mas de cerca.

- si… - la mentira era sumamente pobre, difícil de no identificar- he traido su encargo- dijo tratando de desviar el tema y sacando de su mochila el viejo portafolio de cuero para revelar su contenido. Dentro del había un exquisito dibujo en pasteles de un alhajero de colores claros hecho en el siglo XVIII para una noble de Rusia. Una pieza apreciada y muy bien cuidada.

- es perfecto!- la mujer de inmediato desvió su atención hacia el trabajo de aquel joven artista, apreciando los trazos y la calidad del dibujo, sin duda era un talento nato que se estaba desarrollando de un modo excelente. Natanael tomo el cumplido mientras se sonrojaba y encogia levemente. Ojala alguien mas pudiera apreciar sus dibujos de la misma manera. Ojala cierta niña de ojos azules estuviera con el mientras dibujaba sus suaves facciones, lejos del peligro, lejos de cualquier cosa que pudiera dañarla.

-¿Quieres protegerla? La voz retumbo en la cabeza de Natanael como si quien le dijera aquella frase estuviera a su lado, pero en el local no había nadie más que la señora Pierce y él. Tenía que estar imaginando las cosas. La señora Pierce fue a la parte trasera para acomodar su nueva obra y traer el pequeño pago que le daba a Natanael para que siguiera comprando material para trabajar. Él. Mientras tanto se paseó por los estantes.

¿Quieres apoyarla? ¿Quieres proteger a la persona que es importante para ti?- una vez más la voz retumbo en su mente, pero esta vez parecía percibir de la zona de donde salía la voz, camino rápidamente hasta llegar a un mostrador lleno de pulseras, anillos y colgantes. Observo cada uno hasta que uno llamo particularmente su atención. Una hermosa figura de una zorrito tallada en cuarzo blanco con un punto rojizo en el centro descansaba en una pequeña caja de terciopelo negro. Era diminuto y posiblemente por el tallado y la forma, había sido parte de un colgante. Estaba volviéndose loco por pensar que era esa figura tan peculiar de donde provenía la voz.

-¿te gusta?- sin darse cuenta, la amable mujer había estado a su lado, mirándole mientras el apreciaba aquella figura. El chico volvió a sonrojarse cuando le atraparon de esa forma. Se sintió algo expuesto, como si en realidad la mujer pudiera leer sus pensamientos. Como si supiera que el había pensado que la voz que estaba oyendo era de esa figurita.

-es algo peculiar- se limitó a decir Natanael.

-lo es- dijo la señora mientras se acercaba y sacaba la pieza de su sitio para que la viera más de cerca el muchacho. – es una pieza que trajeron hace muchos años de Japón, el hombre que me la dio ni siquiera quiso un pago por ello. Trate de investigar su origen pero fue muy difícil encontrar algo. Lo único que sé es que el joven creía que estaba vinculado a una fuerte magia. No entendí bien a o que se refería- sonrió alegremente- pero debo de estar aburriéndote con estas cosas.

-para nada- sonrió Natanael cuando tuvo la oportunidad tomar la pieza entre sus manos y examinarla contra luz. Era incluso mas hermosa así cautivante y misteriosa.

-si tanto te gusta, puedes conservarla- dijo de repente la señora. Natanael se sintió sumamente sorprendido con aquella oferta, en realidad sería un honor aceptar algo como aquello, sin embargo ¿era lo correcto?

-no… no podría… seria

-insisto, en todo el tiempo que has venido a mi tienda, te he visto fascinado con muchas cosas, sin embargo, esta es la primera vez que veo una expresión como esa en tu rostro, casi podría decirse que sentiste una conexión con ese objeto. Insisto, es tuyo, creo que puede traerte suerte.

Tomo el delicado objeto, devolviéndole a su cajita y entregándosela junto con su pago. Natanael nuevamente se sintió sonrojar, pero solo tomo la cajita, no acepto el pago. – La pintura es un regalo, también- era lo mínimo que podía hacer. La mujer agradeció y de inmediato corrió hasta su casa con el peso del regalo en su bolsillo, extrañamente reconfortante.

Llego a casa y fue directamente a su habitación. Acomodo su regalo en su escritorio de trabajo y de inmediato saco una pequeña cuerda de cuero con la que acomodo la piedra. La acomodo de manera en que hiciera una pulsera, que quedara bien sujeta a su mano. Trabajo hasta la tarde he incluso pudo olvidarse de la situación de que lady y Marinette eran la misma persona.

Cuando acabo, aprecio su obra colocándola en su mano, y de inmediato algo increíblemente paso. Sus ropas comenzaron a transformarse ante sus ojos asombrados, siendo remplazadas por un traje anaranjado rojizo que parecía ser como una segunda piel. Sus manos se vieron enguantadas con unos elegantes guantes que terminaban en unas finas garras. En su brazo derecho se ponía un disco que parecía un frisbee. Una cola peluda se ajustaba en un cinturón a la altura de su cadera. En la parte de enfrente el traje había sido un corte ajustado y un poco excéntrico en el escote. Un collar de puas negro rodeaba su cuello y en cabello había unas orejas como las de un zorro que combinaban con su cabello rojizo. Un antifaz de mismo color le completaba la apariencia.

Cuando se vio al espejo no pudo entenderlo. Se parecía tanto al gato negro que andaba al lado de ladybug, con la diferencia que era como un zorro. Probo moverse, e increíblemente su cuerpo parecía lo que hacía cuando se movió saltando y moviendo por toda su habitación.

Era increíble lo que había pasado, no podía créelo, pero realmente era como ellos. Algo hizo clic en su cabeza e incluso antes de que supiera lo que significaba, sus labios pronunciaron las palabras.

-soy fire fox- una afirmación que resulto como un detonante. De inmediato corrió a la ventana mas grande que había en su cuarto. La abrió y salto hacia el aire, tomando impulso, llego hasta el siguiente tejado y siguió brincando, presa de una euforia inmensamente mayor a cualquier otra cosa. Este era una nueva persona, un nuevo Natanael, este era Fire fox, un hombre que podría proteger a la musa que tanto amaba.

Nota de la autora.

Espero que apoyen esta nueva historia, quiero expresar lo feliz que me hace que les gusten mis escritos, por favor dejen sus comentarios, me emociono cada vez que leo alguno