¡Hola! Bueno, ésta es la segunda historia que escribo acerca de Corazón de Melón, espero que sea de su agrado.

Bueno, les explicaré como va ésta chamba: Zuleika (Sucrette) narrará los hechos que ocurran a lo largo del fanfic, tanto del presente como del pasado. El presente será Team Armin y el pasado Team Castiel, y para que no se vayan a perder en el espacio tiempo(?) les ayudaré colocando fechas de cuándo ocurrió cada cosa. Todo sucede en los años 2014, 2015 y 2016.

Disfrutenla y dejen un review, si no es mucha molestia.


08/08/2016.

Estaba sola... Realmente sola. Ella me había arrebatado todo: mis amigas, mis amigos, a él... Debrah había vuelto, y al parecer no había aprendido la lección, ni ella ni Castiel, quien hacía como si nada hubiera pasado.

Justo en ese momento, ella pasó enfrente de mí agarrada del brazo del muchacho, me miró de reojo con sus ojos que gritaban victoria, entonces deslizó sus brazos, como dos serpientes arrastrándose, al pecho del chico hasta llegar a su cuello. Lo que seguía a continuación era obvio, después de todo el patrón de esos movimientos se habían grabado en mi memoria tras muchas veces de observarlo en mis narices. Era como si... Me estuviera presumiendo su "trofeo"... Su vacío y pelirrojo trofeo. Entonces se acercó a él para besarle, de lengua, obviamente. ¿Que cómo lo sabía? Pues porque ella y el idiota ese sacaban sus lenguas para enrrollarlas entre sí, tanto que yo juraba que algún día empezarían a toquetearse ahí mismo, en frente de todos.

–Hola.– Era Alexy, el ÚNICO amigo de verdad que me quedaba. Aún recuerdo cuando me dí cuenta de lo falsos que eran todos y de lo mucho que él valía la pena. Yo le intentaba hablar a Rosa, pero ella no hacía más que evitarme, hasta que me dijo de una vez por todas "No te soporto más, Zuleika, me tienes harta, basta ya", entonces tenía ganas de llorar y lo hubiera hecho de no ser por Alexy, quien se paró de su asiento en clase de Doña Delanay... DE DELANAY... y gritó a todo pulmón:

–YO NO SÉ SI ES QUE A USTEDES LES LAVARON EL CEREBRO, PERO AL MENOS YO PREFERIRÍA MIL VECES A ZUL QUE A LA ZORRA ÉSTA.– Señalando a Debrah.

–¡Alejandro! ¡Siéntese inmediatamente!– Le advirtió Doña Delanay, pero él decidió ignorarle.

–DE VERDAD QUE NO ENTIENDO, ELLA NOS HA APOYADO A TODOS, SIQUIERA UNA VEZ, ¿Y USTEDED QUÉ ES LO QUE HACEN? DARLE LA ESPALDA POR LA CULPA DE LA VÍBORA DE DEBRAH.

–Mira que si no te callas, te castro aquí mismo.– Gruñó Castiel.

–¡Alejandro, Castiel! ¡Diríjanse a la dirección en éste instante!– Gritó Doña Delanay siendo ignorada una vez más.

–¡Ah! ¡¿Tú me vas a callar?! Pero si eres el que más debería de estar avergonzado, porque tú eres quien inicio ésta estupidez con la zorrita ésta. TE VENDISTE POR SEXO.

–PUES YO SÍ LO CALLARÉ, SEÑOR ALEJANDRO. LOS DOS A DIRECCIÓN, QUIERO QUE LA DIRECTORA LOS SUSPENDA.

Lo suspendieron una semana, y cada día de esa semana yo fuí a verlo a su casa, sin falta, y Armin actuaba como si yo no existiera, por supuesto. Nunca lo olvidaré.

–Hola, Alex.

Alexy sonrió. Y ahí estaba de nuevo, aquella sonrisa sin la cual yo no hubiera podido sobrevivir a esos infernales seis meses.

–¿Qué cuentas?– Le pregunté.

–Los días que faltan para el baile.

–¿Por qué? ¿Kentin ha admitido lo que ocurrió en la fiesta de Laetti e irá contigo?

–Aparte...

–¿Es cierto?– Dije sin poder creerlo.

–Sí, lo seguí por el pasillo y gritó "Okey, tuvimos sexo, ¿okey? ¿Y sabes qué? ¡Me encantó! ¡Me fascinó!... Tú... Me encantas tú."

–No puede ser.

–Bueno... Lo admitió e irá al baile conmigo, pero no dijo la última parte.

–Jaja, está bien. Y... ¿aparte de eso?

–En realidad tengo la venganza perfecta contra la bruja esa, de nada.

–No, Alex... Ya no importa, nada de eso importa.

–Si tú lo dices...

...

Como ya era rutina, Alexy y yo decidimos vernos en su casa para charlar un rato de tonterías, o simplemente de lo que se nos ocurriera. Como dije, rutina. Toqué la puerta de madera blanca de la casa que visitaba constantemente, y en eso abrió Armin, como de costumbre. Entonces llegó ese típico silencio momentáneo e incómodo que se presentaba desde hacía varios meses entre nosotros cada rara vez que nos cruzábamos, que casualmente cada vez que sucedía aquello era cuando yo venía a hablar con Alex.

–Eh... Alexy no está.

–¡Vaya! Yo... Dile que vine a verlo, ¿okey?

–Sí, claro... – Dijo como si quisiera decir algo más. En vista de que no continuaba, decidí alejarme un poco con intenciones de irme de una vez a mi casa. Sin Alex, no tenía sentido que me quedara por ahí. –No, Zul, espera.– En cuanto escuché mi nombre, voltee. Al final sí diría algo más.

–¿Si?

–Tú... ¿Quieres jugar Mortal Kombat? Hace mucho que no jugamos y... Extraño vencerte.– Qué raro, ¿ahora resulta que extrañaba vencerme a MÍ?

–¿De qué estás hablando?– Apartó la mirada y guardó silencio. –La que ganaba siempre era yo.– Entonces sonrió. Abrió la puerta para que pudiera pasar y me acerqué.

Acepté, claro que sí, pero es que aunque dijera que no me importaba que todos excepto Alexy me ignoraran, la verdad es que extrañaba a Armin, y mucho.

–Te extrañé.– Solté sin pensarlo siquiera, retractandome inmediatamente por haberlo dicho. Esperé el momento en que él me cerrara la puerta en la cara, pero no llegó.

–Y yo a ti.

Me sonroje, sin razón aparente. Simplemente no lo esperaba.

–¿Zul?– Me había quedado practicamente petrificada. No sabía qué pensar. –¿Qué esperas? ¿Alguna invitación?– De hecho sí, pensé. –Adelante, entra ya.

Pasé por el marco de la puerta, pero me quedé en la entrada un momento, pues que sentía incómoda estando ahí, como si fuera una invasora o algo por el estilo. Armin pareció notarlo.

–Toma asiento, iré por la consola.

Avancé un poco temerosa hacia la sala, pero inmediatamente me relajé y actúe como solía hacerlo anteriormente, entonces me senté en donde siempre lo hacía cada vez que jugábamos y cuando llegó Armin me entrego el control que usaba antes. Le sonreí y él me regresó el gesto.

–¿Lista para perder?– Preguntó tomando asiento junto a mí, encendiendo la consola.

–No lo creo, amiguito.– Respondí con determinación.

Jugamos por horas y horas, sin parar. Yo escogí a Sindel y él a Sub-cero. Por esas horas, no sentí que lo de hace seis meses hubiera pasado en realidad, sentí como si los malos ratos se hubieran desvanecido, fue... como los viejos tiempos, los viejos y buenos tiempos.

Él ganó unas partidas, yo otras, y cuando nos casamos, Armin apagó la televisión y recostó su cabeza sobre mis piernas, y aunque me sorprendió un poco lo io rápido que regresó toda su confianza, lo dejé estar.

–Ya extrañaba esto.– Dije sonriendo.

–Yo igual, y también extrañaba... ¡Esto!– De repente se enderezó, me tumbó sobre el sofá y comenzó a darme un ataque de cosquillas sin piedad.

–¡Admite que soy el mejor, que soy mejor que tú jugando Mortal Kombat! ¡Dilo!

–¡JAJAJA! ¡NOO! ¡BASTA POR FAVOR! ¡No más tortura griega! ¡JAJAJA!

–Tortura romana, querrás decir. Tortura griega es el té de gengibre que tu mamá nos obligab a tomar cada que iba a tu casa. Ahora... ¡Dí que soy el mejor!

–¡No! ¡Basta!

–¡No hasta que digas que soy el mejor!

–¡E-eres... El mejor! ¡JAJAJA!– Se apartó satisfecho de mí y sonrió.

–Bien. ¿Quién quiere jugar Metal Slug?

–¡Yo~!– Alcé la mano entre carcajadas réplicas del reciente antentado terrorista de cosquillas.

Seguimos así un buen rato, hasta que Alexy decidió presentarse en la casa.

–¡He vuelto, Armin! Oye, encontré esta chaqueta y pensé que se me vería bien, pero pensándolo bien queda mejor con... –Levantó la vista de su recién compra y nos vio a ambos sentados en la sala. –Zul, ¿qué...? Ay, no. Lo olvidé, perdoname.– Se disculpó mientras dejaba sobre la mesa de centro la bolsa, ligeramente incrédulo de lo que veía.

–No, descuida. Armin y yo nos divertimos bastante, así que no estuvo tan mal.

–Oh, ya... Ya veo.– Balbuceó, procesando mis palabras.

–¿Alguno me diría qué hora es, por favor?– Solicité.

–Como las nueve y algo, ¿por qué?– Dijo Alexy revisando su reloj de muñeca. Era bastante tarde.

–Diablos, debo irme. Nos vemos, chicos.– Me despedí de beso y abrazo de ambos, pues no los vería en todo el fin de semana. Después me dí cuenta de que el abrazo que le había dado a Armin había sido más largo, pero es que hace mucho tiempo que no estaba así con él...

06/05/2015

Acaricié a Demonio. Estaba tumbada en la cama de Castiel, mientras él fumaba en el exterior del departamento pues sabía que me molestaba el humo del cigarro. Sonreí, ese día habíamos ido al parque, y había sido muy divertido.

–Pareces tonta cada vez que sonríes así.– Me dijo con cinismo el pelirrojo mientras su boca se arqueaba de lado hasta formar una sonrisa pícara.

–Tú también pareces tonto cuando sonríes por mí.

–¿Sonreír por tí? No sé de qué hablas.– Dijo tratando de hacerse el desentendido, para sólo verme directo a los ojos y reir un par de veces. –¡Era broma!

–Jaja, que graciosito.– Dije con sarcasmo.

–Naturalmente, el único motivo por el que sonríes es que piensas en mí en paños menores, ¿no es así?

–Ya quisieras, cariño.– Volvió a sonreir y se acercó a mí sólo para acariciarme la mejilla con el dorso de su mano. Odiaba que hiciera eso, porque era entonces que me perdía en esos orbes grises que se asimilaban a una tormenta. Se me subió el calor a la cara, seguramente porque me sonroje, como siempre.

–Pareces un perro, moviendo la cola cada vez que su amo lo acaricia.

–Yo no soy ningún p-perro.– Tartamudee.

–Como digas.– Sonrió de nuevo y entonces acercó su boca a mi oreja. –Ambos sabemos que eso no es verdad.– Susurró de manera dulce, enloqueciéndome con cada palabra. Llego a mi cuello, y lo lamió provocándome un gemido. Entonces se alejó un poco con una sonrisa de satisfacción. –¿Decías?

–¡Idiota!– Le dije divertida, tomé su almohada y comencé a pegarle con ella en la cara. Intentaba protegerse con sus brazos pero sus reflejos no eran buenos.

–¿Por qué tan agresiva? Todavía no te he hecho ningún chupetón, ¿o es por eso mismo? ¡Jaja!

–¡¿Qué?! ¡No escaparás!

–¿Ah, no?– Me arrebató la almohada y me empujó contra su colchón haciéndome cosquillas provocando que me moviera sin parar para intentar safarme. –Qué perrito tan tierno, ¿te gusta que te rasquen la barriga?

–¡No! ¡Basta! ¡JAJAJA!– Dije sin poder contener más las risas.

Y Demonio ladró, al parecer también quería atención de parte de su dueño.


¡Y tada! Hasta aquí el primer capítulo, espero haya sido de su agrado. Gracias por leer.

El próximo arrancará con el Team Castiel, así que déjenme saber si van a querer Lemon o no 7u7

Bye-bye, se despide Coru Corpse.

Editado el Sábado 3 de Diciembre del 2016 a las 12:11 am por Panku.