Era viernes por la mañana, las hojas continuaban coloreándose de tonos cálidos y cayendo al suelo, en señal de que estaban en plena época otoñal, mientras que los alumnos del Instituto Xavier para Jóvenes Talentos comenzaban a despertar para comenzar un día más de clase; sin embargo, cada uno de ellos se sobresaltaron terriblemente cuando se vieron al espejo y notaron que tenían dibujos hechos con repasador negro en sus rostros, al parecer alguien les jugo una broma pesada en la noche anterior, o tal vez, lo había hecho en unos pocos segundos, a juzgar por la risa de cierto alumno que se hallaba jugando con el arcarde en su habitación en una velocidad extraordinaria.

No cabía dudas, el culpable había sido Peter Maximoff, el hijo de Erik Lehnsherr, alias Magneto.

Todo salió de maravilla. —Decía así mismo risueño, moviendo la palanca y los botones de forma audaz. —¿A quién más podría fastidiar hoy? —Se preguntó, deteniéndose al ver que en la pantalla aparecía en grande la frase "Game Over". Ya había fastidiado a todos los alumnos y profesores de la escuela con sus bromas en varias ocasiones y, a pesar de que le han dado reprimendas por sus acciones, Peter Maximoff no parecía sentirse culpable en lo absoluto, es más disfrutaba de ellas.

En ese momento, alguien se le vino a la mente, a quien seguro jamás había molestado desde que comenzó su estadía en la escuela, y ese alguien se trataba de su director, Charles Xavier, conocido como el Profesor X.

Una sonrisa de picardía se apareció en sus labios.

¿Cómo podría? —Con unos veloces pasos acabó recostado en su cama mirando hacia el techo, pensando cómo podría de fastidiarlo, ya que, era un candidato bastante difícil de molestar.

La lamparita de su cerebro no tardó en encenderse y es entonces, que caminó fuera de su cuarto hasta el de Jubilee, en el trayecto podía verse como todo estaba totalmente ralentizado a comparación de él que iba tarareando sin quitar aquella mueca traviesa de su rostro.

Al entrar, revisó entre sus cajones encontrándose con su maquillaje: —Perfecto. —Tomó un lápiz labial de color carmín y se lo pasó varias veces en los labios de forma torpe, era la primera vez que se maquillaba por sí mismo, ya que, en otras ocasiones había dejado que su hermanita lo hiciese en él, cosas que se dejan hacer los hermanos mayores seguro.

Cuando sus labios estaban completamente rojos por el maquillaje, fue hasta la oficina de Charles, molestando en su camino a uno que otro que tenía en su paso, como haciéndole tropezar o bajándole los pantalones.

«Será la broma perfecta.» Pensó ya dentro de la oficina, encontrándose frente a frente con el director quien parecía estar leyendo unos papeles importantes. Se acercó hacia él y luego de lanzar los papeles se acostó en el escritorio, arrastrándose en él hasta llegar a sus labios y besarlos de tal forma que el labial le quedó impregnado en sus labios.

Al ver la marca que le dejó Quicksilver no pudo evitar retirarse del mueble riendo a carcajadas de lo que había hecho, teniendo la guardia baja en ese instante que Charles aprovechó. El Profesor X no era tonto, sabía que su bromista iba a aparecerse tarde o temprano para "atacarlo" por lo que pudo prepararse y proyectar ciertas imágenes que dejaron al canoso atónito, pensamientos, que, de por sí, eran bastante subidos de tono para él, que no pudo evitar escaparse en ese instante completamente colorado.

Ahora era Charles el que tenía una sonrisa ladina.

«Podrá ser todo lo que quiera, pero aún es un niño en todos sus niveles.» Y volvió a su acción inicial, tras limpiarse el labial que le quedó en los labios, ahora que Quicksilver tenía en su cabeza todos los pensamientos de Charles, no volvería a molestar por un largo tiempo.