Es el sonido de las festividades lo que me despierta por la mañana. Hoy se celebra la libertad en toda la galaxia.

Me levanto sin ánimos dé mucho, año tras año; es la misma historia. Mientras unos celebran una mentira, solo unos pocos conocen la verdad.

Hoy es el aniversario de la muerte de un hombre, que a ojos de la mayoría; no fue más que un cruel y sanguinario dictador que sembró de caos la galaxia entera. Para mi familia, la historia es distinta.

Hoy, hace 10 años, murió mi padre; Ben Solo.

Hoy, hace 10 años murió la primera orden y con ella Kylo Ren. Ambos son la misma persona.

Mi abuela ya está levantada. El aroma del café recién hecho y de las tostadas de jengibre se cuela por el hueco de las escaleras. Aspiro profundamente el dulce aroma, mientras mi estómago protesta de hambre. Bajo las escaleras de dos en dos y le doy un beso en la mejilla.

- Buenos días. ¿Qué tal has dormido?- le preguntó sonriente. Sé que para ella, es un día duro. Para una madre no es fácil saber que ha enterrado a su único hijo.

- Hana, que susto me has dado- Protesta sin mucha fuerza- a veces me recuerdas demasiado a tu padre ¿tienes hambre?

- Mucha. Quiero una de tus tostadas. Huelen muy bien

Se oyen pasos en él recibidor y entran en la cocina mi madre y mi tío. Ambos traen una mirada de pesar y, en especial mi madre, sin ánimos de mucha fiesta.

- Leía, este año no pienso salir de casa hasta mañana. Y será mejor que tú tampoco lo hagas. Han puesto en la plaza una estatua gigante de Kylo Ren. Por la noche, planean quemarla.

- Pues vaya gracia- suspiro mi abuela tomando asiento a mi lado- de todas formas, ya estoy muy mayor para andar por ahí.

- Tío Finn- preguntó a bocajarro- ¿tú irás?

- ¿Es que quieres ir?- pregunta con cara de pocos amigos mi madre.

- No, no tenía pensado...era curiosidad...- desvío la mirada hacia otro lado. Me incomoda un poco la actitud taciturna que en ese momento, había adoptado mi madre.

- A veces me pregunto qué tienes en esa cabeza...tú conoces la verdad.- me recrimina.

- Mama, no saques las cosas de sitio. No es para tanto. Ya no soy una niña

- Tienes 15 años, Hana. Sigues siendo una niña.

- Por eso solo sé partes de la historia. ¿sabes por que quiero ir? Ni siquiera se como es el rostro de mi padre. Así que pensaba que a lo mejor esa estatua llevaba su cara sin la máscara negra. ¿Sabes que? Da igual, déjalo- me levanto de la silla dejando encima de la mesa el desayuno sin tocar.

Estoy demasiado enfadada para comer algo. Solo sé que necesito estar un rato a solas. Subo las escaleras con gran estruendo y me meto en mi habitación. Cierro la puerta dando un portazo.

Poco sabía acerca de mi padre. En mi memoria quedan vagos recuerdos, trazos indefinidos y a los que no consigo dotar de nitidez. Me frustra el no recordar su rostro, su voz o su olor. Y después esta el dolor de cabeza que me acompaña cada vez que intento recordar algo sobre el. Ben Solo ¿Quién eras en realidad?

Se abre la puerta de la habitación con suavidad y por el umbral asoma el dulce rostro de mi madre con semblante serio. Suspira.

- Hana- me llama. Levanto la vista hacia ella.- toma.

Me tiende un pequeño trozo de papel. Lo agarro con las dos manos y clavo la vista en el con sorpresa. El rostro de un hombre dibujado a lápiz me observa. Es joven, de profundos ojos, prominente nariz y desordenado pelo negro cayendo por su frente. Sonríe tímidamente mostrando una perfecta fila de dientes.

Durante unos minutos lo observo con avidez intentando memorizar todos los trazos del retrato. Ciertamente, hay un aire familiar en ese hombre. Clavo la vista en mi madre

- ¿Es el?- preguntó.

Ella asiente.

- Es lo único que conservo de él. Es un autorretrato que hizo para ti. Me lo dio cuando tú tendrías unos tres años. A tu padre se le daban bien el arte…tallaba muy bien y con cuatro cosas hacia un dibujo precioso.

- He pensado muchas veces cono seria…pero nunca me lo imagine así. Tengo su pelo- sonreí

- Y sonríes como él. Aunque -río divertida mi madre- no has heredado su nariz.

- Cierto. Menos mal que en el resto soy tu vivo retrato.

Me acaricio el pelo y depósito un suave beso en mi frente. Observe el rostro de mi madre, seguía siendo muy bella a pesar de peinar ya canas, y de que las arrugas comenzaban a asomar en la comisura de los labios y alrededor de los ojos. De ella había sacado el color de ojos avellana, la piel delicada y el cuerpo menudo. Por lo visto, el resto se lo debía a mi padre.

- Siempre me pregunte por que no te casaste con nadie….y la verdad creía que mi padre sería un hombre guapísimo. Pero ahora que le veo… guapo lo que se dice guapo...

Sonríe con ternura mientras me acaricia el cabello negro. Aparta unos mechones de pelo de mi rostro.

- No fue la belleza lo que me enamoro de tu padre.- se toma un respiro antes de seguir hablando- Hana, creo que ha llegado el momento de contarte todo. Dentro de unas semanas ya cumples 16 años y creo que tu abuela tiene razón. Estas lista para saber quién eres, de dónde vienes y quienes fuimos tus padres.

- Mama…me estas asustando… ¿soy hija de jubba the hutt?

Mi madre estallo en sonoras carcajadas.

- Sinceramente, estas fatal. A veces me preguntó si te caíste cuando eras pequeña…

- ¡Mama!- protesto

- Hay una historia que tengo que contarte. Pero antes quiero que sepas por que espere tanto para decírtelo todo. Tu padre no fue un hombre fácil. Y sobre sus hombros, recaía un destino muy amargo. Pero gracias a él aquí estamos. Y creo que hay cosas que comprenderás ahora; que ya casi eres una mujer. Nunca he dejado de amarle, aun después de tantos años lo sigo teniendo en mi corazón. Y, para mí, nunca habrá hombre como él. Por eso no he vuelto a estar con nadie aunque tú no hayas tenido a nadie que se parezca a un padre. Espero que no nos juzgues muy duramente, tanto a él como a mí…