Definitivamente muchos van a pensar "Esta tia no para de imaginar" o "Que esta tia n tiene vida social"... pues es AMBOS! jajajajaja xDDD bueno, tengo algo, pero yo vivo mucho tiempo en mi imaginacion que en el mundo real xDDD
Este fic me gusta porque quise siempre esperimentar con Orihime... una sexy bitch! Si amigos, aqui Orihime ya no es una sweet girl! Va a patear traseros! (algo parecido a mi fic "Balas de Amor", quien no lo ha leido... tiene tarea xDDD)
ADVERTENCIA: Escenas de violencia, de vez en cuando escenas "calientes" xDDDDD y personajes fuera de caracter, etc, etc.
DISCLAIMER: Tite Kubo es el verdadero creador de Bleach y sus personajes. Lo que me pertenece es la trama y los personajes inventados.
Kagami.
Capitulo 1: Volviendo al pueblo.
¿Por qué ella no estaba también en su habitación?
-¿Dónde está Inoue?
Sus amigos agacharon la cabeza, incapaces de decirle la verdad, pero sabían que tarde o temprano él lo descubriría y era mejor que se lo dijeran ellos que a enterarse por tercero.
-Inoue-san…. – Habló Ishida mirando hacia otro lado. – Inoue-san se ha ido.
Despierta sobresaltado por su sueño…
Se levantó de la cama y busco con la iluminación posible uno de los cajones del escritorio, sacando una pulsera de hombre, plateada y con el grabado de su fecha de nacimiento siendo rodeado por flores de seis pétales a su izquierda y derecha.
Ella dejó esto para ti, dijo que era tu regalo de cumpleaños.
Llevó sus manos a la cabeza, cabreado por recordar de nuevo esas palabras de Rukia.
Sus poderes regresaron hace cinco años, sus amigos Shinigamis volvieron a su vida, entonces… ¿Por qué Inoue no?
Maldijo al viejo Yamamoto, si quería devolverle el favor por salvar el mundo… ¡Entonces tráigale a Inoue de regreso!
Al haber derrotado a los Fullbringe hace cinco años, le preguntó a los Shinigami si sabían algo de ella, el único que le habló fue Renji, comentándole que la chica se había ido a vivir donde la tía, que la estuvo manteniendo económicamente, en un pueblo llamado Rachael hale (si, tiene nombre de una raza de perro), un pueblo pequeño y bastante alejado, incluso había que cruzar un barco transbordador y era todo campo, casi similar a las épocas de Salem, incluso eran iguales de misteriosa, se contaban muchos cuentos urbanos sobre…
No, eso ya sería salir de tema.
Ahora tenía 21 años, estaba por terminar los siete años de medicina (a causa de que adelanto ramos para avanzar) y luego conseguiría su magister. Trabajaba en las noches en el hospital de Ryuuken, el padre de Ishida y ahorraba para un departamento. A pesar de todo eso y dedicarse a estudiar medio día los fines de semana, tenía que encargarse en sus responsabilidades como Shinigami Sustituto… menos mal que Rukia y Renji fueron trasladados a su área o explotaría.
Revisó una vez más que todo estuviese en su bolso de gimnasia: delantal blanco, un par de cuadernos, libros, útiles personales, muda de ropa y su portátil (que no le gustaba mucho, pero su carrera lo exigió)… todo era necesario, más cuando te esperaba seis horas en el hospital. Pescando su chaqueta, salió de la habitación para poder desayunar algo antes de irse.
Al bajar, sus sentidos le advirtieron peligro, pero no se alarmó, más bien, se enojó. Con una vena latente de color rojo en la frente, alza su cabeza para ver un cohete humano descendiendo listo para golpearlo, gritándole los buenos días.
-¡Ya madura, viejo! – Le ordenó esquivando su ataque y luego contraatacó con su pie (No quería usar su bolso o el portátil se podría dañar), consiguiendo que el viejo "cohete" saliera disparado por la ventana.
-Así estaremos tranquilos un rato. – Comentó Karin tomando de su arroz despreocupada e ignorando a un espíritu de gafas al lado suyo.
-Oni-chan, tu desayuno está listo. – Comentó Yuzu alegre como siempre, sentándose también y con un delantal sobre el uniforme.
-Gracias Yuzu. – Agradeció sereno, manteniendo la molestia de aguantar a su viejo todos los días… ya quería tener el dinero suficiente para conseguir un departamento y comprar los muebles necesarios, y así… bye bye viejo loco.
-Karin-chan, Mizu-chan me comentó por correo que tendremos dos nuevos estudiantes en nuestro salón mañana, ¿no es genial?
-No. – Directa. – Más que emocionante, es extraño… a estas alturas del año.
-¿Cómo está eso que te escribió por correo hace poco? – Preguntó Ichigo curioso y sorprendido, a diferencia de sus hermanas que lo miraban como si hubiera dicho un mal chiste. – ¿Qué?
-El celular Ichigo. – Le dijo Karin mientras ambas le enseñan su propio móvil, el de ella era azul claro y el de Yuzu rosa. – Viene con navegador y nos da una alarma cuando nos escriben un correo o si alguien se conectó en Facebook.
-Pensé que no te gustaba el Facebook.
-Y no me gusta. – Aseguró volviendo a comer.
-También puedes ir a esa página que le gusta tanto a Karin-chan… ¿Cómo era? Tomlo… turl…
-Es tumblr, Yuzu.
El estudiante de medicina terminó de comer y se marchó, despidiéndose de sus hermanas levantando su mano libre.
Sentada en la proa de un barco, una chica misteriosa de sexy vestido negro que le llegaba por debajo del trasero, botas cortas del mismo color con plataforma y una chaqueta de cuero, desabrochada, por lo que se veía que el vestido era ajustado a su cuerpo, mostrando sus grandes atributos: sus peligrosas caderas y cintura, y de un escote redondo algo profundo, mostrando algo de su sostén oscuro.
Oye pasos, pero ni siquiera le prestó atención, preferiría mirar el mecer de las olas y el atardecer… le traía recuerdos de una infancia olvidada.
-¿Segura de esto? – Le dijo una vez llegó, deteniéndose detrás de la muchacha.
Se resigna al fin para verlo, descubriendo a un niño de ocho años, su cabello era de color negro con tonos azulados, liso y caía escalonado, los mechones le llegaban por el cuello y oreja, tapaban también su frente, su cuerpo delgado y en pleno desarrollo, de una tonalidad bronceada igual que el color del corazón de un tronco y sus ojos eran verdes claros. Vestía unos pantalones holgados de tela gruesa de color amarillo, zapatillas blancas, una pollera del mismo color que le llegaba cerca de las rodillas, un jóquey rojo y un pollerón de cierre en el centro, abierto y con la gorra puesto sobre el jóquey… parecía un rapero.
-No me hagas repetírtelo Kouki-kun. –– Ya no pienso quedarme de brazos cruzados.
-Sólo esperemos que Tomoya no se dé cuenta que sabemos sus planes.
-Que lo sepamos o no, no me importa… después de todo, tendrá que pasar por los Shinigamis… y ellos son MI presa.
Kouki miró a la mujer entre serenidad e inseguridad… inseguridad en lo que estaba oyendo salir de esos labios femeninos, ¿Ella sería capaz de lastimarlos?
-Chihiro-san ya embrujó a todos los del barco, así que podremos irnos solos.
-Gracias… esperemos que en cinco minutos nos estemos moviendo… no podemos perder más tiempo.
Al oír como Kouki se iba alejando, pescó su bolso de cuero negro que estaba al lado y busco su celular, para poder ver las imágenes que guardaba celosamente, decidió mirar luego las de su tía Ayumi, una mujer que sonreía a la cámara como una vez su sobrina lo hacía, cabello negro hasta los codos y ojos grises.
Pensar que esa alegría se desvaneció…
-Tía Ayumi… llegaré al fondo del asunto.
Mientras, Kouki entró a la cabina del capitán, viendo que este estaba encendiendo el motor sin conciencia de sí mismo, la prueba de ello eran sus ojos que destellaban un brillo azul.
-¿Cómo estaba? – Kouki dirige su vista a una mujer, sentada en una silla metálica pintada de rojo.
La chica era de cabello rubio rizado, casi como hilos de oro puro, caían hasta su cintura, con mechones rozando sus mejillas para dejar su frente al descubierto a pesar que nunca le gusto ya que de niña le decían frentona, recogido en un moño marrón, su piel blanca como la nieve le hacía ver como una muñeca de mostrador y sus ojos eran azules claros e intensos, protegido por gafas redondas. Vestía una falda hasta las rodillas tipo escocesa, verde con cuadrados rojos y negros, medias también verdes, pero más claros, zapatos de charol negro y una blusa blanca de seda y con el cuello redondo.
-Sigue decidida. – Respondió el niño, volviendo a prestar atención al capitán una vez el barco se movió. – Sigo pensando que es impresionante, Chihiro-san.
-La práctica. – Dirigiendo su vista por una ventana que le permitía ver a la "líder" aún sentada en esa posición a pesar que podía congelarse en esas ropas con la brisa que producía el medio de transporte. – no los perdonó esa vez ni ahora… está decidida.
-Me preguntó si ese chico podría hacer algo.
-Lo dudo, ella ya no es la chica que llegó a nuestro pueblo… ella ya no le importa lo que les pasé.
Eran la una de la mañana y le esperaba otras tres horas más de trabajo.
Ichigo ordenaba las carpetas de los pacientes aprovechando que no tenía nada más que hacer, estaba todo calmado en el hospital, incluso su compañero de trabajo, Ishida, tenía sus ojos clavados en el computador, revisando que todo esté en orden.
-¿Ya te cansaste Kurosaki? – Preguntó al sentir la mirada del Shinigami sobre él.
-Ya quisieras Ishida. – Atacó con una cara de pocos amigos.
Y la alarma de Urgencias sonó, alertándolos. Ishida salió corriendo pasando por la puerta con pestillo que tenía la gran mesa de informaciones, al contrario de Ichigo, que saltó sobre la mesa para ahorrar tiempo. Sus pasos los llevó a un grupo de enfermeros, tanto hombres como mujeres, llevando una camisa en dónde estaba un hombre herido seriamente. Tenía muchas puñaladas por todo su cuerpo, pero las de su abdomen, pierna derecha y nuca ganaban el precio.
-¿Cuál es la situación? – Preguntó Ishida tomando los papeles que le pasó un enfermero.
-¡Ishida! – Exclamó Ichigo al sentir algo brotando del herido.
Nadie lo notó, pero si los estudiantes de medicina…
Era reiatsu.
-¡Llamen de inmediato al doctor Ishida Ryuuken! – Ordeno el Quincy alarmado y serio.
-Pero su padre… - Habló una enfermera, queriéndole recordar que el doctor estaba en su día libre y se le ordenó no molestarlo.
-¡Sólo háganlo! ¡Díganle que es una emergencia, él es el único que puede atenderlo!
Ryuuken llegó en media hora, hubiera sido antes pero el tráfico y los semáforos no eran buenas combinaciones. Maldecía a su hijo y al resto de sus empleados incompetentes de encargarse de algo ellos solos, pero sabía que si Uryuu lo llamo con urgencia, era por algo… y no se equivoco, ya en la sala de cirugía, vio los restos de reiatsu que rodeaba a la víctima.
Estuvo dos horas operando, pero finalmente había acabado, así que celebró su victoria fumando en el estacionamiento, no sin antes ordenar que le avisen cuando el paciente despierte. Iba por la mitad del cigarro cuando llegaron Uryuu e Ichigo.
-Él no tiene reiatsu. – Respondió directo, leyendo lo que querían preguntarle a través de los ojos. – Sin embargo, la persona que lo atacó, si lo tenía.
-Pero… ¿Qué clase de persona atacaría a alguien indefenso?
-¿No será otro de los Fullbringes? – Preguntó Ichigo, viendo al padre y al hijo.
-Es una teoría. – Opinó Uryuu.
-No me convence, el reiatsu no era el mismo de ellos. – Dijo Ryuuken, buscando otro cigarrillo después de acabar con el primero.
En la azotea del hospital, una silueta varonil sonreía con arrogancia, viendo la luna llena con diversión, sintiendo con claridad la llegada de un bus particular a Karakura.
-Cada vez vamos llegando más… pero, ¿Quién tendrá las cinco estatuillas de jade?
-Tomoya-sama… ¿Deberíamos ir? – El mencionado se giro para ver a una mujer también protegida con ayuda de la noche.
-No… deja que ella haga lo que quiera, después de todo… tiene planes.
-Pero parte de sus planes ocasiona meterse en su camino.
-No te preocupes… tarde o temprano nos enfrentaremos.
Era otro día en la Sociedad de Almas, la teniente Kuchiki Rukia salía de la primera división después de entregar su informe semanal antes de volver al mundo humano. Se había demorado más de lo esperado a causa de lo atareado que estaba el capitán Yamamoto… de seguro Renji le echara la bronca.
Tan metida estuvo en sus pensamientos que no notó que una Shinigami se iba acercando a ella algo desorientada… de seguro era nueva y por eso, chocaron. Retrocedieron un par de pasos y se quejaron en silencio.
-Disculpe. – Soltó al fin la teniente avergonzada y con una sonrisa sincera.
Notó que era alta, de curvas prominentes iguales a las de Rangiku, de cabello rizado, corto y negro, piel blanca y ojos grises. La Shinigami la miró un par de minutos y sonrió al reconocer la insignia de teniente.
-No se preocupe Kuchiki-fukutaichou, fue mi culpa. – Inclinándose levemente.
A Rukia le pareció curioso que no llevase su Zanpakutoh, pero no quiso opinar, era la primera división y no sabía cómo eran los Shinigamis de allí. Se despidieron y tomaron su camino, aunque la Shinigami se detuvo para ver a Rukia, perdiéndose cada vez más.
-Ha pasado mucho tiempo. – Y vuelve a su camino.
La Shinigami de pelo rizado terminó frente a las puertas que darían a la oficina de Yamamoto. Tocó a la puerta y sonrió con burla al oír la aprobación del anciano.
-Disculpe, Yamamoto-taicho. – Entró con una sonrisa radiante. – Espero no molestarlo.
-¿Qué es lo que te trae aquí, jovencita? – Algo en ella no le agradaba, ni siquiera le parecía conocida… o su reiatsu, no lo podía sentir.
-La estatuilla de jade. – Y se quito el cabello rizado, revelando que era una peluca y liberando cabello largo y… naranja. – Tanto tiempo sin verlo, Yamamoto-san.
-Inoue Orihime. – El anciano capitán veía a la chica, curioso y un poco sorprendido de que la humana haya entrado a la Sociedad de Almas sin que sonara el aviso.
-¿Sorprendido? – Preguntó con burla al ver su expresión y se cruza de brazos, manteniendo su peluca en la mano derecha. – Pero… ¿Estás sorprendido de qué sepa de la estatuilla? ¿Qué este aquí? O tal vez…. – Su sonrisa ahora reflejaba superioridad. – ¿Qué haya recuperado los poderes que tú encerraste?
Yamamoto se puso de pie y caminó lento como todo un anciano, con el sonido del bastón potente, cualquiera pensaría que era todo un abuelito normal que necesitaba cuidados todo el día, y jamás creerían que en realidad era uno de los más peligrosos y fuertes en Seireitei. Quedaron frente a frente, ninguno decía nada, sólo se miraban sin permitirse debilitar ante el otro, permitiéndole al hombre ver lo cambiada que estaba la humana.
-¿Qué haces aquí, Inoue Orihime?
-La estatuilla… y la venganza. – Ampliando su seductora sonrisa de superioridad.
-¿Vienes tú sola, a enfrentarte al capitán comandante y buscas la estatuilla? – Resopló. – No eres más que una mocosa.
Orihime bufó molesta ante esa actitud odiosa y le dio la espalda, caminando un par de pasos para alejarse de él. El silencio volvió porque ella misma quería mantener el suspenso, estaba ocupada recordando ese día que tanto odio le producía, ese día en que la tacharon de traidora y la marginaron sin piedad, sellando sus poderes y obligándola a irse de Karakura para escapar y para no ver esas miradas llenas de repudio… ¡Todo a causa de ese anciano desgraciado!
-¿En verdad crees que me arriesgaría a vengarme y a recolectar las estatuillas sin estar preparada? – Apoyando sus manos en las caderas. – Es cierto que vine a la Sociedad de Almas sin compañía… pero no me vengaré sola… tengo mi propio grupo de nakamas y tú no podrás detenerme cuando tenga las cuatro Jades… pero claro, tú eres mi primer paso, Yamamoto-san.
-Estás cometiendo un error. – Le advirtió.
-¿Un error? – Alzando una ceja realmente molesta. – ¡¿Y de quién crees que es la culpa? – Estalló, reflejando ira en sus ojos grises. – ¡Quede marcada como traidora a pesar de mi sacrificio por mis amigos y ustedes! ¿Y qué recibo? ¡Un ataque por la espalda, insultos y quedar indefensa sin mis poderes!
Su reiatsu se liberaba sin miedo, desprendiendo un aura anaranjada. Yamamoto notó algo nuevo y poderoso en sus habilidades, algo que nunca antes uso la chica, incluso podía jurar que se veía la sombra de un lobo detrás de ella, protegiéndola como sirviente a su amo. Claro que él no se quedó atrás, Yamamoto liberó su reiatsu para la batalla, que presentía que sería corta… o que él perdería.
-Antes de matarlo, tengo algo que decirle… así que escuche con cuidado.
Los Shinigamis corrían hacía la oficina de su líder preocupados después de sentir gran reiatsu en el lugar, dirigidos por los capitanes Unohana y Ukitake, con los tenientes Isane y Rukia, quien se culpaba de haber dejado solo al comandante… tal vez, si se hubiese quedado un poco más, esto no estaría pasando.
Al entrar de un portazo, vieron una puerta de Seikamon abierta y la espalda de una mujer entrando a dicha puerta con una estatua en la mano. Kuchiki abrió sus ojos de la sorpresa al ver ese color naranja sedoso e inconfundible, olvidando por momentos al capitán comandante tumbado derrotado en el suelo.
-¿Inoue? – Susurró una vez que la puerta se cerró.
En el jardín de una mansión oculta entre los árboles del bosque de la ciudad de Karakura, se apareció una puerta tipo de dojo por arte de magia y se deslizó para mostrar a Orihime y así ella pudiera salir de la Seikaimon. Ya en el mundo humano, se quitó las ropas de Shinigami, revelando que debajo usaba unos shorts de jeans de color negro y una pollera de lana tipo de agujeros del mismo color, revelando que debajo usaba un top azul oscuro que iniciaba por debajo de los brazos y cubría sólo la zona de sus pechos. Se quitó las sandalias del uniforme, así que camina descalza por el jardín, sosteniendo las ropas con sus manos.
-Ya llegué. – Anunció tirando las ropas al suelo, esperando no tener que volver a usarlas.
-Hola Orihime. – Kouki corrió hacía ella y tomó las ropas de Shinigami, contemplando la estatuilla de Jade en la mano de la chica. – Lo has logrado.
-Yamamoto me ha dado batalla, pero logre mi objetivo antes de que llegase el refuerzo. – Orgullosa de su logro. – Nos quedan tres.
-Tomoya se apropió de una… atacó al dueño. – Mostrándole la noticia de primera plana, un anciano gravemente herido en su casa que fue encontrado por una vecina.
-Repito, nos faltan tres… le quitaremos la que se robado al final… pan comido. – Sonriendo divertida con la idea de humillar a Tomoya.
-Hablando de panes, el desayuno ya esta listo e Inu ya se fue a la escuela.
-Ya, ya… sólo vete a clases. – Le ordenó señalando la puerta, viendo como el niño le hizo caso sin dudar, yéndose por la puerta principal… después de todo, él también iba a clases si tenía sólo ocho años.
Orihime dejó la estatuilla sobre un velador para que pudiera verse mejor en un espejo completo que estaba cerca. Se nota mucho que había cambiado y no sólo porque su cabello estaba más ondulado y largo o porque sus pechos también crecieron y su cadera se volvió más estrecha… no era algo físico, era en actitud, ya no reflejaba ser la niña alegre e inocente de hace seis años, se había convertido en una mujer un poco más madura (le seguía gustando ver los programas de comedia), dejo de preparar esos platillos extraños y ahora era una especie de sexy bitch que vestía con ropas oscuras o provocativas, se había despedido de los suéteres viejos y de las faldas largas y anticuadas.
Llevó una mano al espejo para tocar su rostro del reflejó, acariciando suavemente y sonríe con sarcasmo… de seguro va a causar una gran impresión a sus ex amigos.
-Esta vez… las cosas se llevaran a cabo en mi terreno. – Juro, golpeando el objeto para luego tomar el Jade y partir al comedor para comer.
Karin es como yo, odia el face, pero ama el tumblr xDDD
