Cazador

Tiempo de Ambigüedad

1987

La vida es igual que hojas al viento. Mientras la pobre hoja lucha contra los contratiempos que se les impone el viento, se ve sujeta a donde la lleve el viento juguetón como si sus destinos estuvieran enganchados juntos. Es algo pasajero una vez que se detiene el viento y la deje caer, después de haber viajado y haber visto tantas cosas, cae como un objeto inútil que es pisoteado por suelas de zapatos. Hay algunas que tienen suerte, otros que no, todo depende... Hay vidas envidiables, otras sufribles, no porque son una vida de pecado sino porque las eventualidades que la envuelven son muy lúgubres o los momentos de felicidad se apagan igual que una llama... O una lámpara. Entrecerró los ojos, en un momento el foco de arriba pareció opacarse. Ella estaba jadeando. Se aferró a las sábanas. Soltó un grito ahogado.

-¡Puja! ¡Vamos, tú puedes! ¡Puja! –Gritó el doctor. Las puntas de su cabello eran bañadas por el sudor. Sus ojos desorbitados, sus nudillos tronaron y volvió a pujar. Los ojos del doctor miraron de reojo a uno de sus asistentes.

-Esto no se ve nada bien, los latidos del niño se están debilitando, ¿Dónde está el padre?... Si esto sigue así se tendrá que procesar a una cesárea.

-No... Él no está aquí –Jadeó la mujer, tratando de hacer otro esfuerzo más. Una de las enfermeras se le quedó a su lado. Dándole apoyo moral. Así como los latidos de su corazón parecían detenerse, los de ella también eran gastados como toda su energía vital, otorgándosela al niño. Era una noche lluviosa, con relámpagos y un viento infernal que agitaba los árboles cerca del hospital. Como un rayo pareció recordar un breve flashback hace unas semanas atrás.

-Me alegro que estés bien –Susurró él, ella estaba sentada a su encuentro en el sofá con el estómago abultado, nueve meses de embarazo- Lo lamento, cariño, pero tengo que irme a otra misión, sé que debes estar pensando, recién acabo llegar de una y te veo después de tres meses eternos... Cuestiones de trabajo... Prometo que regresaré para ponerle un nombre a nuestro hijo.

-¿Es un lugar peligroso?... –Inquirió ella, apenas se volteó- Si vas, por favor, promete... Que no dejarás que te maten –Él fue hasta ella, se apoyó en una rodilla, besándole la mano.

-No puedo prometerte eso, pero puedo prometerte que voy a estar devuelta junto con nuestro hijo, cumpliendo mis obligaciones de marido... Y padre.

-Cuídate –Dijo ella con los ojos empañados de lágrimas, en un hilo de voz.

-Lo haré, estaré al cuidado de las mejores manos, cuídate tú, Sue.

Ella accedió a la promesa, no podía fallarle, él la esperaba, ella lo esperaba. Volvió a pujar, tenía que luchar por su vida y la de su hijo.


Entretanto, una figura se adentraba en los oscuros pasillos y accionó el botón del ascensor. Miró hacia arriba. Estaba en el último piso, así que esto tardaría un poco. En ese instante escuchó unos pasos. Se volteó como acto reflejo, pero alzó las manos: ¿Qué pasa? ¿Así saludas a tu viejo amigo?

-¡Guan, Jesucristo, perdóname! Ya sabes cómo es la cuestión y eso...

-Tranquilo –El ascensor abrió las puertas ante ellos- Mira el ascensor está aquí así que vamos –Dijo amigablemente. Los dos subieron y presionaron el botón que los conduciría al último piso. Guan le preguntó cómo estaba él. Éste respondió que muy bien. Y por último preguntó por la esposa y el niño. Él se quedó mudo, a punto de contestar ya habían llegado. Las puertas se abrieron a un cuarto. Era por lo visto una alfombra extendida en el centro donde estaba encima una mesa redonda con varias sillas alrededor, las paredes de madera y al fondo estaba el símbolo de un círculo negro y tres letras en mayúscula de tonos plateados: SPX.

Había cuatro miembros sentados. Las cortinas estaban tapando la luz, solo se podían ver sus siluetas vagamente. El líder estaba en el centro: Veo que ya han llegado... Por favor tomen asiento –Los invitó- Como ustedes saben caballeros, ahora que nuestra reunión está completa, podemos proseguir normalmente –Dijo, su voz era aterciopelada y profunda, inspiraba miedo- Hemos estado por generaciones al servicio de nuestra nación y más que todo por nuestro presidente con el resguardo de proteger a cada ciudadano en vista de cumplir numerosas misiones peligrosas, pero todas ellas no han sido en vano –Uno de los reunidos acariciaba un anillo que cargaba, su forma era voluptuosa, otro tenía los dedos entrecruzados y vestía estrafalariamente por ver la silueta, el último miembro llevaba un cigarro que desprendía humo- Nos encontramos en una difícil situación en la que corremos con el riesgo de un ataque terrorista por parte de "locos salvajes" que atentan contra las edificaciones principales de nuestro gobierno, se supone que esta organización es una sociedad secreta fundada por el presidente de esta junta y el señor que dirige nuestro país, no podemos permitir que suceda este infame acto de terrorismo... La causa de nuestros antecesores habrá sido un mero desperdicio, muchos dólares estarían en juego... No podemos permitir que pase esto, caballeros, por eso convoque nuestra reunión, nuestra vida está al servicio de tantas personas que no podemos dejar que tantos años de servicio se vean terminadas –Explicó- Llamé a mis dos mejores hombres para que realizaran la tarea de detener la base de operaciones en contra de este nuevo enemigo, tengo las coordenadas del punto de localización de estos hombres que se hacen llamar "Heylin", según me parece... –Dijo- Les enviaré a mis mejores hombres, solo los llamé para darles la opción de aceptar, ¿La quieren? –Inquirió "sonriente".

Inmediatamente no dudaron en aceptar, fueron guiados hasta un helicóptero que tenía el piloto en automático directo hasta las fronteras de China. Las estrategias de batalla sería un ataque sorpresa con solo herir de muerte a su líder, un submarino iría a recogerlos, puesto el volcán inactivo donde llevaban su base de operaciones estaba alrededor de un mar. Después de dar la orden, desertaron el vehículo y descendieron a tierra firme. Con sigilo, liquidaron a los guardias que patrullaban la zona Heylin. Ambos se escabulleron hasta entrar en la base secreta de Heylin. Lo hacían muy bien y los que han sabido de su presencia estaban muertos.


Por otro lado, por orden del líder, habían telefoneado al presidente de la organización pues debían de disponer su orden. Sabían que no lo aceptarían, pero no querían correr con ese riesgo. Uno de los miembros recibió la respuesta y trancó el teléfono.

-Tengo muy malas noticias: No tenemos el apoyo ni la aprobación del presidente, ¿Qué vamos hacer? ¿Qué hacemos con el grupo que enviamos?

-Por lo visto tú no solo eres el más joven de todos nosotros sino el más idiota, Jack –Gruñó el líder- Era de esperarse que el presidente no aceptara, por eso dije que corríamos con el riesgo, el Sr. Pedrosa era una mancha en la sábana blanca que podía decir ciertas verdades al presidente Dashi, ahora que estamos tan cerca del poder como nunca antes, no permitiremos que nuestros pequeños incidentes del pasado destruyan el camino que forjamos para llegar a lo más alto de la cima del poder supremo –Dijo él, tomándolo por los hombros- Como cometimos reiteradamente un pequeño incidente, debemos de quitarlo del camino, y fingir que nada ha pasado... ¿De acuerdo, socios? –Los otros dos asintieron conformes.

-Pero no podemos matarlos, son nuestros hombres, Chase... Tú no...

-Sr. Young para ti, nada ha pasado, ¿Bien? –Indagó. Jack asintió con la cabeza, soltándose.

-Bien, nada ha pasado –Jack no se veía tranquilo, abandonó la estancia- Voy a borrar este "pequeño incidente" -Dijo a lo lejos.


Mientras tanto, Guan y su mejor amigo, lograron herir de muerte al último hombre. Llegando a la raíz de las operaciones donde encontraron al líder que suplicaba por su vida. Ellos no lo escucharon y así terminaron su misión, justo cuando el líder de Heylin rodó y activó una alarma. Venían más guardias. Aprovecharon, saltaron por una ventana justo cuando un tiroteo se desató, en el que hirieron en el hombro a Guan apenas hizo un movimiento. Los que estaban ilesos tomaron los cuerpos de sus heridos, dirigiéndose al mar donde sus fuerzas de élite las esperaban para escapar. Pedrosa arrastró a su amigo hasta el agua, cuando divisó que un vehículo se acercaban a gran velocidad: Lo vamos a lograr, amigo, falta poco.

Se infiltraron en el agua, apenas el submarino se paró. Se abrió la compuerta y salió un hombre vestido totalmente de negro, recordaba un ninja. Éste tenía un cañón de plasma a la mano. Pedrosa frunció el ceño. Inmediatamente esos mismos sujetos comenzaron a disparar locamente hacia ellos. Los cuerpos en el agua fueron envueltos en un velo de sangre.

-¡¿QUÉ ES ESTO? ¿Están traicionándonos? ¡PERO SOMOS SUS ALIADOS! ¡ALTO EL FUEGO! –Rugió, nadando en el agua. Su protesta delató su ubicación. Los francotiradores dirigieron sus armas hacia él. Inmediatamente obstaculizó su cuerpo para encubrir a su compañero, enterrándolo en el agua. Guan apenas abrió los ojos cuando sintió que su amigo temblaba de la furia, no solo por su enojo sino que una bala penetró en su cuerpo. Guan puso los ojos fuera de sus órbitas. La sangre chorreó, mezclándose con el agua. Se mantuvo oculto, los francotiradores vieron que todos estaban inertes, así que volvieron al submarino y zarparon lejos de allí. Guan salió a la superficie, mantuvo a su amigo en brazos, un hilo de sangre corrió por su barbilla, estaba agonizando del dolor: Bueno... Al menos la misión estuvo completada –Guan negó con la cabeza, esto no podía estar pasando- Cuídalos bien, llévate a Sue y a mi hijo, y críalo como si fuera tuyo... Cuídalo –Puso su mano en su brazo, pronto sus ojos quedaron abiertos y su corazón dejó de latir, al tiempo que un nuevo latido se oyó.


-¡Es un niño, y está sano! –Exclamó el doctor, sacando el niño cubierto de sangre. A las pocas horas de haber dado luz, la pobre madre tenía pocas fuerzas para seguir viviendo. Y a los segundos... Pereció. El hospital no hallaba manera de contactarse con el padre del niño y comunicarles las buenas y malas noticias. No obstante, tan pronto como iba y venía el día había anochecido para el día siguiente. El agente especial Jack Spicer no volvió a reunirse con sus socios, pero tampoco romper sus relaciones, pues tenía motivos para no hacerlo. Él estaba descansando tranquilamente en la mansión Spicer con una taza de café en la mano, luego de haber recibido una última llamada sobre los informes recientes ocurridos en China hace unas horas. Después recibió la visita de uno de los miembros de su reunión. Lo invitó a tomarse un café junto con él, su mano temblaba como su habla se calló.

-Relájate –Dijo el Sr. Young- Fue un pequeño incidente, un error ortográfico en su informe que ha sido tachado con Tipp-Ex, ¿Fueron reportados veintiún muertos? –Jack asintió con miedo- Descuida, usé mis fuentes, todos los expedientes relacionados con el ataque de los terroristas han sido quemados...

-Así como nuestra identidad –Replicó el Sr. Spicer enrabietado.

-Esos fueron días muy oscuros cuando solíamos ser lo que éramos, unos "don nadie" que ocupaban un simple puesto entre los cuerpos terroristas principales, fuimos perdonados por nuestros crimines y comenzamos una nueva vida mejor rodeada de lujos y comodidades, y créeme que es mejor para nosotros cuatro olvidar este incidente, buenas noches –El Sr. Young abandonó la mansión. Jack se quedó un poco más tarde, luego decidió irse a dormir. Apenas abrió su armario. Alguien lo haló hacia él, poniendo debajo de su cuello un cuchillo y llevándoselo hacia atrás. El Sr. Spicer no dejaba de dar saltitos y gritos como niña.

-Silencio señor Spicer, no querrá que lo maté –Su corazón latía fuertemente- Lamento hacer un show teatral y presentarme, usando su ventana como puerta, pero siento que mi corazón ha sido traicionado.

-Lo siento –Farfulló.

-¡¿Qué? –Preguntó indignado Guan- Veinte personas murieron delante de mí cuando creí que venían a salvarnos, ¿Quiere que le perdone eso? Hay algunos crimines que no pueden ser perdonados y este es uno, Sr. Spicer.

-Nuestros motivos son solo por interés de preservar una calamidad, nos precipitamos y lamentamos mucho vernos forjados a hacer este acto inhumano, tuvimos que eliminar este equipo para mantener buenas relaciones con el presidente y todos, usted sabe... La política.

-¡¿La política? –Guan podía echar espuma por la boca de la rabia- Nosotros damos nuestra vida por proteger a las personas que habitan esta pequeña zona del mundo: CosmosXiaolin, pero no disponemos nuestra vida por la política.

-Entonces máteme, y acabemos esto de una buena vez –Dijo en un grito ahogado. Alguien tocó la puerta, Guan soltó a Spicer, para cuando pidió que abrieran la puerta. Su ventana ya estaba abierta y él había desaparecido. Cumpliendo su promesa, Guan fue al hospital donde atenderían a la esposa de su difunto amigo. El bebé estaba bajo el cuidado de la enfermera.

Fue cuando recibió la llegada de éste. Colocó al recién nacido en una incubadora, fue hacia donde estaba Guan, esperándola en los pasillos. Dijo que tenía que llevarse al niño Pedrosa y a su esposa, urgentemente lejos.

-Discúlpeme, pero usted no tiene esa autorización, además... La Sra. Pedrosa falleció al dar luz a su hijo.

-Escuche... –Cerró los ojos, vacilando- No me he presentado correctamente, soy un amigo íntimo de su padre, él... Tuvo un accidente y murió, debo llevarme al niño.

-Créame, como lo siento, pero eso no puede probar nada y en ese caso... El niño será dado en adopción, bajo el cuidado de un orfanato si es que esa teoría es cierta.

-Bien, como quiera... –Guan fue por donde vino. Para cuando la enfermera dio la vuelta, al abrir la habitación, asegurándose que se había ido lo bastante lejos. El niño se había ido y la ventana estaba abierta. La enfermera trató de detenerlo, pero era tarde. Guan había tomado la determinación de llevarse el niño con él, lejos de su ciudad natal Toberejo (Brasil), para vivir en China donde fundó un templo de aprendizaje para artes marciales en el campo rural junto con su viejo y desaparecido amigo, Maestro Fung. Prefirió viajar en barco hasta allá. No tenía hijos así que esto de ser "padre" iba a ser un poco nuevo, pero se lo prometió a su amigo. Lo miró a los ojos. El niño lo miraba con unos ojos llenos de ternura y pureza, tenía los ojos esmeraldas igual que su padre así como también la piel morena. El niño jugaba con un medallón que él cargaba, ahí conservaba un recuerdo de su amigo y su esposa. Suspiró.

-Has muerto –Dijo mirando el cielo- Pero te cumplí y me llevé a tu hijo, prometo que voy a traer justicia a tu muerte, es una promesa... –Miró el niño, pareció sonreír por un minuto- Y para recordar tu viva imagen encarnada en este niño, vivirás entre nosotros como si jamás te hubieras ido, te llamarás igual que tu padre: Raimundo... Raimundo Pedrosa.


10 años después

Con el paso del tiempo, el pequeño Raimundo fue creciendo alrededor de la compañía de los aprendices en el templo. Desde temprana edad había manifestado su gran talento para el arte marcial, así que se convirtió en un estudiante más. Guan no se cansaba de mirarlo. Era un joven prodigio, hasta parecía que volaba. Los ataques centrales se enfocaban en rapidez, sucesivos y furiosos que evocan su personalidad rebelde. Guan tenía planes para él, quería explotar todo ese potencial. Se había vuelto un joven muy precoz. Todavía no podía olvidar lo que pasó en la otra noche. Después de pasar con un sobresaliente la prueba de obstáculos y vencer a uno de los mejores estudiantes, dio un paseo alrededor del bosque. Encontrando unas dianas, al lado había una mesa de madera y encima un revólver. Deslizó sus dedos por el arma de fuego, hasta tomarlo y apuntarlo hacia el blanco de la diana.

-¿Jugando? –Raimundo soltó el arma- Descuida, imaginemos que no vi nada –Dijo Guan.

-¿Y qué es eso...? –Preguntó bajando la cabeza.

-Una herramienta que es una extensión natural de tu mano y tu eres su dueño, la controlas, ella no te controla aquí... Tómala –Raimundo dudó, solo se quedó inerte, Guan se acercó y colocó el arma en su mano a regañadientes- Relájate –Sintió sus músculos tensos- Apunta el objetivo y dispara, visualiza la meta, si tocas el centro de la diana, es un envío directo al cerebro –Raimundo no soportaba el hecho de tener aquel artefacto a la mano. Se dijo que el arma era su amiga. Respiró profundamente. Adaptó la postura con que lo puso su maestro y niveló los brazos. Tenía que dominar su miedo, tenía que dominar el arma. Apretó el gatillo y saltó, cerró los ojos. La bala llegó a un árbol.

-Felicitaciones, mataste un árbol –Luego replicó enfadado- Ese fue el peor tiro que he visto, tratas el arma como si fuera una cucaracha, y apuesto que ella dispararía mejor, eso me pasa por dejarte que vieras películas de Disney ¡Se acabó, no verás otra vez La Bella y la Bestia! -Raimundo estaba ruborizado de la vergüenza- Vuelve a intentarlo, concéntrate –Raimundo suspiró profundo, contó hasta cinco centrando sus sentidos y familiarizándose con el arma, y disparó hacia la diana sin pegar ojo. El tiro fue certero, se incrustó en el blanco.

-¿Viste eso? ¡Lo hice, maestro! –Exclamó feliz. Él había visto esa mirada antes.

-Sí, estás aprendiendo, pero si quieres ser el mejor debes seguir entrenando duro –Se agachó a su altura, balanceando sus brazos- Para asegurar tu éxito, tus manos tendrán que dolerte, te saldrán ampollas y quizás sangre después de tantos golpes... El cuerpo te pesará y por más que intentes encontrar una posición cómoda en tu camita, hasta dormir se te hará doloroso, si quieres ser el mejor, tendrás que hacer ese sacrificio ¿Lo quieres?

-No te defraudaré padre –Prometió asintiendo, vaciló un instante- Padre... ¿Te puedo hacer una pregunta? –Él se le quedó viendo- He pasado años de mi vida entrenando duro, pero fue por un solo propósito, enorgullécete tanto como hoy para hacerte una pregunta: ¿Por qué no tengo una mamá como los otros condiscípulos, dónde está la mía? Me gustaría conocerla –Raimundo dirigió su manito al bolsillo trasero de sus pantalones caqui, sacando una foto que puso desconcertado al Maestro Guan, la arrebató de sus manos, viéndola.

-¿De dónde la sacaste?

-De tu medallón, la hallé mientras hacía la limpieza, me trajo a la mente muchos recuerdos y creo que es mi mamá... ¿Por qué no está conmigo o por qué no puedo ir con ella? –Guan se levantó, parecía molesto: Está muerta, un caso perdido… Si quieres ser el mejor, debes reservarte tus sentimientos, olvídate de ella –Guan destruyó la foto a sus ojos atónitos y se la aventó encima- ¡Ve a tu habitación, y no quiero saber nada de este tema! –Los ojos del niño se aguaron, salió corriendo mientras lloraba en rumbo a su habitación. Después de eso, no habló del tema ni tuvo esa misma confianza con él, solo entrenaba para ser el mejor.


7 años después

Los años siguieron transcurriendo, Raimundo se había convertido en un joven experto en el combate cuerpo a cuerpo, pero su adiestramiento no había culminado, como el "arte del tiroteo". Era uno de esos días en la que dio un paseo largo por todo el pueblo y luego, sin tener nada que hacer, fue a la cafetería del pueblo. Pidió a la mesera un café descafeinado, sin crema o azúcar o cualquier "vaina" que le pusieran y que agradecía su hospitalidad. No solo había aumentado su habilidad en las artes marciales y disparando sino que su fama con las mujeres había aumentado. La mesera le entregó su pedido con una sonrisa. Él apenas la miró, solo volvió agradecer su amabilidad. Llevó la taza a su boca. En ese mismo día que él había decidido tomarse una taza de café. Unas personas escondida entre los matorrales, con el rostro cubierto por una capucha, apuntando sus rifles de asalto en el establecimiento y en el muchacho. Hicieron un acercamiento. Raimundo se levantó, devolviendo el platillo a la mesa de pedido de orden: El de hoy estuvo peligroso como siempre –Justamente un tiroteo estalló en aquel mismo lugar mientras los asaltantes estaban entrando en el lugar- ¡Al suelo! –Raimundo la empujó contra el piso- Quédese aquí, iré a detenerlos -Por suerte, no se había separado de su arma después del ejercicio. Apenas salió. Los criminales no fluctuaron en disparar. Se escondió tras una columna. Volteó, tuvo que esconderse al segundo tiroteo.

-¡Rai, cuidado! –Salió la mesera, pero en ese instante los ladrones dispararon, alcanzando a herirla cinco balas.

-¡No! –Raimundo se arrojó sobre el cuerpo de ella, ¿Cómo pudo permitir que esto pasara?

-¡Atrás muchacho! –Su maestro, Guan, entró en escena con su cañón de plasma a la mano. Disparando hacia los reos. Lleno de furia y coraje, salió tras los despavoridos ladrones. Guan no pudo pararlo. "¡NO HAGAS NADA SANDIO!", Raimundo saltó por la ventana. Persiguiendo a los delincuentes por todo el pueblo. Justamente en el momento que socorrió a los reos a los confines de pueblo, rodeado de una vegetación (ya que el ámbito era rural). Pisó una mina. No se atrevió a levantar el pie, podía volar en pedazo. Se quedó inmóvil y jadeante. Tenía los delictivos cara a cara, se cubrieron con sus brazos. Raimundo disparó, y no salió ninguna bala. Demonios, no estaba cargada. Los reos se dieron cuenta y pudieron aprovechar en escapar. Guan venía tras de Raimundo: Es que solo un estúpido no podría darse cuenta por dónde camina, ¿Una mina?... –Guan se agachó, sacó su navaja suiza (el mismo cuchillo que utilizó con Spicer), lo deslizó por debajo del pie. Raimundo perdió el equilibrio de su cuerpo y cayó. Guan se tiró tras él. Un humo y un fuego estallaron. Los dos rodaron por el suelo. Guan estaba herido, una pierna fue alcanzada por la explosión.

Raimundo llevó a Guan hasta la cafetería, arrastras. Lo colocó en una silla. Él jadeaba.

-Perdóname padre, fue mi culpa, no debí...

-¡Ahora no! –Titiritando le cedió su navaja- La bala... La que tengo en mi hombro, ¡Sácala!

-Pero yo no sé...

-¡NO TENGO TIEMPO PARA ESTO, SÁCALA, MIERDA! –Raimundo asintió trémulo. Dirigió la navaja hacia la herida roja en su hombro, presionó con fuerza, Guan no dejaba de dar gritos de dolor. La sangre chipoteó. Abriendo la herida, introdujo sus dedos por mucho asco que le daba, extrayendo un objeto de plata. Guan estaba sudoroso y solo jadeaba. Él retuvo la bala en sus manos, viendo que tenía una inscripción: HEX. "¿Pero qué es esto?".

-Hijo... Tu vida vale más que una estúpida pierna y es hora que te cuente la historia de tu verdadero padre.

-¿Verdadero padre? ¿De qué estás hablando? –Preguntó confundido.

-Hace diecisiete años, veintiún hombres fueron traicionados por su propio pueblo, tu padre luchó valientemente hasta su último aliento desgarrado por el temor de personas llenas de ambición y codicia, hijo... Tú tienes que vivir por tú padre –Guan apoyó la cabeza contra la ventana, Raimundo fue ponderado por una sensación de shock emocional. Llevó una mano a su cabeza. No podía creer lo que estaba contando. No sabía si creerle o no.

-¿Y quién lo mató?

-Tres personas... –Dijo Guan- Perdóname, hijo, por todos estos años... Tus fines para que te convirtieras en el mejor era con la intención de convertirte en una herramienta que utilizaría para vengar la muerte de tu padre –Raimundo vaciló, apoyándose de una pared manchada de sangre. Recordó la muerte de tantos inocentes. Los ladrones. Por un día tanta gente había pagado hasta su "padre", que no perdió la vida sino la posibilidad de volver a caminar. El chico entró en un estado de catatonia, aparentemente. Pero solo pudo ladear la cabeza y ver como la policía, montados en sus autos, llegaban otra vez tarde. Solo era su propia justicia la que podía actuar para detener estos crímenes, para evitar que se pierdan vidas humanas.

-¿Quiénes? –Dijo, sin pestañear, se le hizo un nudo en la garganta.

-Tienes cuatro dianas a las que apuntar...

-¿No dijiste que eran tres? –Su cabello cubrió sus ojos.

-Sí, pero también es cómplice –Su voz estaba decayendo, iba a perder la conciencia dentro de poco- Solo te puedo decir un nombre: Jack Spicer, pero eso queda en penumbras... –Él cerró los ojos, desmayándose al instante. Raimundo se levantó al escuchar el tercer sonido de la respiración entrecortada de Guan. No le quedaba más que su "padre", un nombre y un ofrecimiento peligroso, vio la ventana rota y pensó en voz alta: Si la mente puede cambiar, quiero cambiar mi destino... –Tragó saliva ruidosamente. Estaba decidido. Se vengaría de las personas que lo aislaron de su madre, que mataron a su padre, que destruyeron su felicidad. Que acabaron con toda su vida, este hombre lo quería ayudar. Sí así era. De la misma forma que pisotearon su vida, acabaría con todo lo que han hecho. Este era el comienzo de un nuevo principio para su vida, un nuevo propósito y cuando acabaría con todo... Es con todo.


A/N: Hola a todos. Ya sé que estoy haciendo una historia más, pero quiero hacer ésta también, pues cuando se me pega un antojo... No hay quien me pare, esta historia es original mía (aunque si me da la gana, le cambio el nombre a todos los personajes y la publicó, jaja). Una historia "policiaca" (por eso está en género Crime) que gira a varios sucesos dramáticos, pero ante todo... Es una historia de amor. Se me ocurrió después de ver varias historias (incluyendo una propia mía, mía, cuenta con algunos diálogos) con los mismos géneros. Tenía razón cuando dije que cuando en mis historias escribo crudo, es porque escribo escenas fuertes. No creo que me sobrepase a M, así que lo dejé en T por sus contenidos.

Aclaro que Xiaolin va a estar alejado de la trama, pero conservará sus personajes, así como me esforzaré por hacer que hechos recuerden a la misma. Los que tal vez altere un poco su personalidad. Guan existe, es el Monje Maestro Guan del episodio del mismo nombre y vuelve aparecer en El Regreso del Monje Maestro Guan, su bastón se redujo a una navaja suiza. Raimundo es el papel protagónico porque lo amo y creo que le queda bien, además: Sus padres nunca aparecieron en la serie y dejaba indicios que podía ser huérfano, (en el episodio anteriormente mencionado, cuando Guan lo amenaza con ponerlo con patitas sobre la calle, Rai llora y suplica que no lo deje porque no tiene a dónde ir; y está el otro aspecto, en Omi Town, cuando Omi estaba triste por no tener familia, Rai le dijo que era un afortunado porque no tener padres es más barato). Todos los personajes de XS harán una aparición creo, si pongo OC es que van a tener una participación pobre (como camisas rojas).

Lo más importante y los que todo el tiempo van a salir serán personajes de XS, y si te preguntas ¿Qué onda con Kimiko? La verás en el próximo capi como a Omi, a… NO TE DIRÉ MÁS. Lo que si les advierto es que en este fic habrá sangre (mueren personajes). Si eres muy fan de Jack o Chase (porque los otros dudo que tengan), te decepcionaré porque son los tipos malos de la historia, sobretodo Chase (adoro verlo de malo, él es el único villano de XS que me ha asustado literalmente), pero eso pasa en la serie realmente... Tal vez me ablande y haga un giro en la historia, pero es algo que tienes que descubrir. Disfruta del capi y recuerda, que si te encantó no olvides comentar. ¡Sayonara!