El tren

Era una clara mañana de verano, los pájaros cantaban, el Sol resplandecía y dos personas dormían plácidamente en su cama, perdidos en sus sueños.

-¡Mamá!, ¡Papá!-entró corriendo una pequeña pelirroja al cuarto y se dispuso a saltar en la cama mientras seguía gritando-¡Es la hora!, ¡Es el día!, ¡Levántense!

La niña siguió molestando hasta que sus padres resignados se levantaron y su mamá iba a preparar el desayuno mientras su papá se disponía a tomar una ducha. Pero ese alboroto tenía su justificación, había llegado el día, después de haber esperado tanto, había llegado, pero, ¿Qué hacía ese día tan especial? Simplemente el hecho de que ese era el día en el que iría a Hogwarts.

Al principio no lo creyó posible, ¿un colegio de magia?, eso sólo era parte de sus mejores sueños, pero todo comenzó a cobrar sentido cuando su amigo Sev le dijo que el también iría, que él era un mago y que cuando cumplieran once años podrían ir al colegio Hogwarts de magia y hechicería juntos.

Que felicidad sintió cuando llegó la carta del colegio diciéndole que tenía un cupo, que orgullosos se habían sentido sus padres, todo hubiera sido perfecto si su hermana hubiera reaccionado de otra manera.

Todo esto pensaba la niña mientras terminaba de guardar sus objetos mas preciados en su baúl y se disponía a peinar su abundante y pelirrojo cabello en dos coletas, que sumadas a sus grandes ojos esmeralda y su cara blanca llena de pecas la hacían parecer una muñeca de porcelana.

Sonrió y una lagrimita bajo por su mejilla al ver a su hermana pasar por enfrente de la puerta abierta y la mirada de desprecio que le dedicó.

Ella sabía que era una mirada de envidia y resentimiento más que de rabia, pero igual le dolía. Quería mucho a su hermana Petunia a pesar de que ésta no dejaba de recordarle que era un "fenómeno" y que precisamente por eso iría a esa escuela.

-¡Lily!, ¡El desayuno está servido!-gritó su madre desde la cocina.

Se secó las lágrimas y bajó alegremente las escaleras. No iba a dejar que nada ni nadie le arruinaran ese día.

La cocina era una estancia de mediano tamaño, con paredes pintadas de amarillo claro y decorada con flores. La mesa estaba repleta de comida y ya estaban sentados su papá y su hermana.

-Toma asiento, querida-la invitó su padre con una sonrisa que ella le devolvió. Era el mejor padre del mundo, siempre la comprendía y la consentía, era su niñita.

-Aquí tienes, espero que te gusten-dijo su mamá sirviéndole una torre inmensa de Panquecas con jarabe de maple.

-¡Panquecas!, mi comida favorita-dijo emocionada y comenzó a comer con una voracidad sorprendente para una niña de su contextura.

Su papá la veía comer divertido, ese apetito de Lily lo había heredado de él, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de su hija mayor.

-No comas de esa manera, fenómeno. ¿Mamá por qué haces Panquecas si sabes que las odio?

-Oh Tuney, disculpa, no sabía que las odiabas y se me ocurrió hacerlas porque son la comida favorita de Lily-contestó la señora Evans.

-Lily, Lily, Lily, ¡Todo es acerca de esa fenómeno!, ¡Estoy harta, vete ya a tu colegio de anormales y déjanos vivir en paz!-le gritó Petunia a su hermana menor-¡Ah, y ni creas que voy a ir a dejarte en el tren!- y dicho esto se fue corriendo por las escaleras y azotó la puerta de su habitación.

-¡Petunia baja ahor…!-pero el regaño se vio interrumpido por Lily.

-No papá, déjalo así-dijo la pequeña-¿Podemos irnos ya?

-Si querida, deja que tu padre baje tu baúl y partimos-dijo su mamá abrazándola.

El trayecto en el auto fue ameno, iban hablando y cantando canciones de niños hasta llegar al andén.

-Perdónanos hija pero tenemos que regresar ya, tu hermana se quedó sola en la casa-dijo su madre con lágrimas en los ojos.

-No hay problema, vayan. Los quiero mucho a los dos y a Tuney. Les escribiré cuando llegue-contestó la niña con ojos llorosos y momentos después se lanzó a los brazos de sus padres. Se separaron y los dos adultos se dirigieron a la entrada de la estación diciendo adiós con la mano.

Lily contesto el gesto y con manitos temblorosas hurgó en su bolsillo hasta encontrar el ticket.

-¿Andén 9 y ¾?-dijo confundida-¿Eso existe?-miró los carteles pero sólo habían los andenes nueve y diez.

Confundida se dirigió a una de las taquillas de información y tímidamente preguntó.

-Señor, disculpe-comenzó tartamudeando-¿Sabe dónde está el andén 9 y ¾?- el señor la vio con cara de pocos amigos y le contestó

-Anda a otros con tus bromas niña, no ves que estoy ocupado-y le dio la espalda.

A Lily se le llenaron los ojitos de lágrimas y se fue cabizbaja a buscar el carrito donde había dejado su baúl. Rodó el carrito intentando ver sobre su baúl porque casi era de su altura y se dirigió al andén nueve a pensar que iba a hacer.

No podía preguntarle a otras personas ni explicarle a donde iba porque se supone que era un secreto, pero no sabía que hacer. Le habían dicho que el tren salía a las nueve en punto pero ella por ser precavida llegó a las siete y media, tendría que ser menos puntual la próxima vez.

Espero media hora más sentada contra una columna aguantando las lágrimas, pero llegó un momento en el que sus fuerzas se acabaron y comenzó a sollozar. Pero de repente vio a una pareja muy extraña conformada por una chica alta, muy bonita, rubia pero de aspecto de estar oliendo algo podrido y un niño de cabello largo y negro, ojos grises y cara de fastidio.

-Ya vuelvo mocoso, cuida el equipaje y no hagas estupideces o le digo a la tía Walburga-dijo la muchacha y tan rápido como llegó se fue dejando al niño con dos carritos llenos de baúles.

El chiquillo se sentó en la columna de en frente con cara de fastidio y se puso a revisar una cartas moradas ignorando completamente a la niña.

Lily lo siguió viendo y por cada segundo se molestaba más, ¿qué clase de persona escuchaba a otra llorar y no le preguntaba que le pasaba? Ese niño era un desconsiderado. Lo vio de reojo a ver si por fin la estaba viendo pero seguía concentrado en sus cartas. Que mal educado, su amigo Sev si le hubiera prestado atención, y a todas estas ¿Dónde estaba Sev?, él estaba incluso más ansioso que ella por llegar al colegio.

Discretamente se aclaró la garganta, nada, el niño seguía concentrado en sus cartas. Repitió el proceso unas siete veces hasta que se cansó. Aquello era inaudito. Se levantó, abrió su baúl para buscar su libro de cuentos y dejó caer la tapa haciendo bastante ruido. Se sentó y miró discretamente al niño que seguía viendo sus cartas. Se tapó con el libro y se sumergió en una de sus historias preferidas.

De repente se sintió observada, bajó el libro y sintió que el corazón casi se le detenía del susto. El chico estaba a pocos centímetros de ella viéndola fijamente.

-Hola, soy Sirius ¿Cómo te llamas?-inquirió el niño viéndola fijamente, con una sonrisa divertida al ver la cara de susto de la pelirroja.

-Me llamo Lily, y aléjate, estoy leyendo mi libro-le contesto la niña con cara de pocos amigos, nadie la ignoraba y luego iba a reclamar su atención.

Sirius la miró extrañado, ¿qué había hecho? Bueno no importaba, todo por no aburrirse.

-¿Por qué llorabas?

-Que te importa.

-Dime.

-No.

-Anda.

-No.

-¿Por qué no?

-Porque no quiero.

-¿Por qué no quieres?

-Porque no es tu problema.

-¿Por qué no es mi prob…?-comenzó a decir el niño pero no pudo continuar porque Lily harta de tanta preguntadera le estampo el libro en la cara.

-¡Oye!-le reclamó el moreno un poco molesto-¿Por qué hiciste eso?-le había dejado la cara como un mapa.

-Por fastidioso-le contestó Lily aguantando la risa.

-¿Fastidioso yo?-dijo incrédulo-Fastidiosa tu que te la pasaste una hora haciendo ruidos como si te estuvieras ahogando.

La chica se sonrojó hasta quedar del color de su cabello, pero se repuso rápidamente.

-Bueno, en fin, ¿qué quieres?

-No lo se, estoy aburrido, diviérteme-dijo Sirius sonriendo.

-¿Acaso me ves cara de payaso?-gritó indignada.

-Un poco, pero lo que quería saber es porque llorabas.

-Ya te dije que no es tu problema-contestó pero luego reflexionando un poco pensó que ese chico tenía baúles, así que capaz sabía algo del andén que buscaba-Es que no encuentro el andén 9 y ¾.

-¡¿También vas a Hogwarts?!- preguntó asombrado-Debes ser hija de muggles porque nunca te he visto en las estúpidas fiestas a las que mi mamá me obliga a ir-agregó pensativo.

-¿Muggles?, ¿Qué es eso? Y si, voy a Hogwarts.

-Son los que no hacen magia, y yo también voy a Hogwarts, vine con mi prima que va en el último curso, pero ella fue a encontrarse con su feo novio y no se cuando vuelve. Pero podemos esperar juntos-dijo sonriéndole amablemente a Lily.

-Está bien, muchas gracias-contestó la pelirroja suavizando un poco su carácter.

Charlaron, lo que para ellos fue un largo rato, sobre todo, el colegio, magia, y de cómo los muggles se movían en unas cosas de dos ruedas que se llaman motos que al parecer le fascinaban a Sirius. Unos minutos después llegó la chica rubia que seguía con cara de molesta.

-Vamos ya, mocoso-dijo dirigiéndose a Sirius. La estación se estaba llenando poco a poco y ya podían verse mas personas con carritos, baúles e incluso algunos con lechuzas, pero todos estaban ocupados despidiéndose de sus familias.

-Ven Lily, podemos entrar ya-dijo Sirius incorporándose y ofreciéndole una mano para ayudar a que se levantara. Lily la aceptó, se incorporó y agarró su carrito.

-¿Dónde está el tren?-pregunto curiosa.

-Mira esa columna entre el andén nueve y el diez. Tenemos que atravesarla, eso fue lo que me dijo mi papá, además eso es lo que acaba de hacer Cissy-dijo encogiéndose de hombros y señalando el hecho de que su prima ya no estaba ahí.

-¿Atravesarla?-dijo con voz temblorosa la pelirroja-¡Vamos a chocar!

-No, vamos a atravesarla, mira agarra el carrito y corremos a la cuenta de tres, ¿está bien?

La niña asintió.

-Uno…-Lily sentía como su corazón latía más fuerte.

-Dos…-Casi podía escuchar sus latidos y sentir la adrenalina recorriendo su cuerpo.

-Tres…-y los dos niños corrieron hacia la columna. Sirius reía como loco y Lily cerró los ojos previendo la colisión, pero lo único que sintió fue que atravesaba agua fría, abrió los ojos y asombrada vio un gran tren rojo escarlata y un cartel que decía andén 9 y ¾.

Todavía con cara de asombro se vio arrastrada entre un mar de gente por el chico hasta subir al tren.

-Ven, busquemos un compartimiento vacío, tengo la impresión de que esto se llena rápido-dijo el niño y tenía razón, cuando subieron la mitad del tren estaba lleno, al parecer varios habían tenido la misma idea que el.

Caminaron a lo largo de un pasillo hasta encontrar un compartimiento vacío y se instalaron cómodamente en el.

-Esto va para largo, ¿Quieres jugar cartas?-propuso Sirius mientras sacaba un mazo.

-Esta bien, pero me tienes que enseñar.

Y así pasaron un largo rato jugando y hablando tranquilamente hasta que un estallido los sobresaltó. Abrieron la puerta y vieron a un chico de cabello azabache tirado en el piso, y muy, pero muy despeinado. Estaba sucio de hollín pero extrañamente estaba sonriendo.

Se levantó y entró al compartimiento como si nada.

-Mucho gusto, soy Potter, James Potter-dijo extendiéndole la mano a Sirius

-Mucho gusto, yo soy Sirius-respondió el niño con cara de confusión por la expresión que tenía Lily.

-¿Eso no es de una película de espías?-preguntó Lily asombrada.

-Si, ¿Tu quién eres pelirroja?-preguntó galantemente. Lily frunció el ceño, era un arrogante, tenía bastante personalidad para tener once años o por lo menos eso creía ella, pero igual era un arrogante.

-Lily Evans, y no me digas pelirroja.

-Pero si eres pelirroja, sabes eres una pelirroja bonita, deberíamos casarnos-agregó el chiquillo limpiándose el hollín de los anteojos que tenía.

-¿Qué?-pregunto Lily asombrada y sonrojada mientras Sirius se desternillaba de la risa en su asiento.

-No lo querrías compañero, es una pelirroja violenta-dijo Sirius todavía riéndose.

-Ay todos los hombres son unos idiotas-dijo Lily yéndose a una esquina y sumergiéndose de nuevo en su libro.

-Creo que se molestó, bueno, que mas da, ¿Cómo es que te llamabas?-repitió James.

-Sirius Black-la cara de James se ensombreció.

-¿Black?, ¿Los que aman las artes oscuras?-dijo con un dejo de rabia.

-No, yo no soy así-se apresuró a aclarar Sirius-Yo no quiero ser así aunque me cueste su cariño-agregó cabizbajo. James se le quedó mirando fijamente, de repente la expresión de Sirius había cambiado completamente.

-Eso es lo que realmente importa-dijo James con una sonrisa-Y siempre tendrás el apoyo de tus amigos y aquí tienes uno.

Sirius levantó la mirada y vio sinceridad en los ojos de su amigo, sonrió y se sintió infinitamente mejor, ahora si estaba seguro, el iba a ser diferente, iba a escoger su camino.


Bueno espero que les haya gustado, si es así manden review ya tengo varios capítulos terminados y mientras más reviews más rápido actualizo...

Lo que conozcan ya saben de quien es :-p