Los personajes no me pertenecen, etc…

Es una pareja extraña, lo sé, por otro lado disfruten…


Por vigésima vez Mikado suspiró mientras veía la pantalla de su teléfono, el vapor de su respiración podía verse a través del frío viento comenzando a caer el ocaso, pero no le prestó atención como tampoco lo hacía a la calle por la que transitaba, sus ojos estaban fijos en el mensaje de texto que no se atrevía a abrir y leerlo, era de Anri y ya imaginaba que cosa decía, preguntándole por qué tan repentinamente se había marchado o algo similar, inerte la pantalla reflejaba sus tristes ojos, hasta que se cansó y cerró su teléfono, guardándolo en el bolsillo delantero del pantalón del uniforme azul de su escuela.

Se hacía tarde y con miedo apenas presente, disuadido por otras cosas en mente, creyó lo más correcto regresar a su casa, sin embargo... ¿dónde estaba?

"¿Eh?" Levantó la vista de entre sus pies, dándose cuenta que estaba frente a un cruce de semáforo con la luz roja que le impedía el paso.

Más personas llegaron por detrás de él formándose y Mikado miró hacia todos lados antes de ser arrastrado por la multitud. Precisamente nuevo no era en aquel lugar envuelto en misterios, pero la ciudad era lo suficientemente grande para no conocerla por entero como la palma de su mano.

Empujado hasta la otra acera, se quedó en ese mismo lugar esperando a que su cerebro reaccionara como se debía ante su peculiar situación, no era la primera vez que se desorientaba un poco, pero sí la primera en que se perdía de tal manera que no podía recordar los pasos que dio, en ningún momento puso atención a los lugares por los que fue caminando y las consecuencias lo hacían reconocer que idiota había sido, sintiéndose miserable suspiró resignado, retomando la marcha para buscar un taxi, aunque le doliera el bolsillo y quizás no tuviera suficiente dinero para comprar unas cosas, exponerse a las calles infestadas de pandilleros, maleantes y asesinos, era peor idea que arriesgarse a gastar el dinero necesario.

Extendió su mano mientras un taxi se acercaba a él, esperaba se detuviera, no que al último segundo antes de tocar la puerta, el conductor acelerara dejándolo atrás con una enorme interrogante escrita en su semblante confundido, no supo la respuesta hasta que un neumático revotó frente a sus narices y lo siguiente que supo era de un cuerpo impactando contra el suyo.

...

Anri volvió a mandar un mensaje a Mikado por su teléfono antes de ser empujada en el hombro por otro peatón y que su teléfono casi cayera de sus manos.

"Que miedo" Iba diciendo la persona descuidada que caminaba frente a ella "Casi me golpea mientras corría, fue aterrador, no entiendo cómo pueden pelearse esos dos en medio de la calle"

Anri supo inmediatamente de quienes hablaban, había visto el polvo levantándose en el aire hacia pocos minutos.

...

El suave movimiento de pasos despertó a Mikado después de algunos minutos inconsciente, le dolía todo el cuerpo y su cabeza daba vueltas.

"¡Ngh!" Se quejó al moverse, avisando a quien lo cargaba de que había reaccionado. Mikado lo primero que sintió luego de despertar fue el vértigo de no tener ningún suelo debajo de él "¿Eh?" Miró hacía abajo "¡Ah!" El susto lo llevó a sujetarse con más fuerza de eso a lo que ya estaba aferrado desde un principio.

A Shizuo no le causaba ni siquiera incomodidad, pero si le molestó que el niño que estaba cargando comenzara a agitarse y moverse.

"No te muevas tanto" Se arrepentía de tener que hacerse cargo del estudiante.

Si por cada persona que lastimara tuviera que hacerse cargo, no tendría una vida para él, únicamente porque se trataba de un menor de edad y su jefe Tom había insistido en que lo llevara a un doctor para que lo revisara.

Tampoco era como si no se sintiera mal al respecto, no había sido su intención, el niño era una víctima incidental de su ira.

Mikado prestó mayor atención a la persona y de lo que se dio cuenta era que prácticamente estaba asfixiándolo con sus brazos alrededor del cuello.

"¡Lo siento!" Se soltó y la gravedad lo llevó hacía atrás, más la ayuda de su impulso, hubiera caído de espaldas si Shizuo no se hubiera dado cuenta y rápido haberse inclinado hacia adelante para evitarlo.

"¡Tsh!" Apretó los dientes "¿Acaso quieres abrirte la cabeza?" Lo regañó, ¿por qué estaba molesto?, no debería de importarle en lo más mínimo.

"No" Musitó Mikado sintiéndose algo apenado.

"Estate quieto, ya casi llegamos"

"¿A dónde?"

"Con un amigo, es doctor"

El estudiante de Raira se quedó callado por unos minutos mientras seguían avanzando, tiempo que tardó en tomar valor para seguir hablando.

"No quisiera molestarlo, estoy bien"

"La modestia no te sirve" Shizuo esperaba no tener a alguien terco entre mano, pero si quería irse, no tenía ningún problema. Esperando aquello, el rubio no escuchó ningún sonido.

"Gracias" Con sorpresa Shizuo se detuvo un breve segundo a pensar, tan poco tiempo que Mikado no lo notó, no era muy común recibir agradecimiento, lo era más el temor que sentían por él "Qué..." La timidez le impidió hablar con fluidez "¿Qué me sucedió?" Había sido bueno mientras duró.

"Arrojé a alguien y cayó sobre ti"

"¿Tú solo?" Mikado estaba impresionado y Shizuo extrañado, sin saber por qué sonrió.

"Te olvidas de la parte de que te lastimé" Pero no quitó la pequeña sonrisa.

"¿Y la persona que cayó sobre mí está bien?" Si él estaba así, ¿cómo estaría la otra persona?

"Bien" En el hospital, probablemente sobre una camilla con algo roto. Mikado suspiró de alivio escuchando la mentira "¿Te preocupa esa persona?" Shizuo tenía en claro que el individuo sobre su espalda era alguien raro.

"Un poco... bueno no tanto, pero no sería bueno que la hubiera lastimado... Em... no sé su nombre" Alguien que no lo conociera era libre de prejuicios.

"Heiwajima Shizuo" Se presentó.

"¿Shi-Shi-Shizuo?" Lo sintió temblar, lástima que no era el caso, el aludido era suficientemente famoso para saber sobre él.

Indiferente el rubio se detuvo para sacar de su bolsillo los cigarrillos que siempre lo acompañaban y comenzar a fumar, al moreno no le gustaba el olor del humo que llegaba hasta su rostro llevado por el viento, pero no se quejó, su delator fue la tos que empezó a tener y no podía controlar, suspirando cansado el mayor prefirió no ser tan descortés con el muchacho y apagarlo, podría fumar más tarde.

Cuando llegaron con Shinra, el médico clandestino tardó en creer quien se aparecía en su puerta haciendo qué, antes de hacerse a un lado y dejarlos pasar.

"Parece que está bien" Quitó la luz de su pequeña lámpara de uno de los ojos azules de Mikado "No parece haber sufrido ningún traumatismo en la cabeza" Con el estudiante sentado en una silla el médico dio una consulta, aparte de sentirse perdido, se sintió apenado con las manos del pervertido desabrochando los botones de su uniforme.

"¡Este...!" Sujetó las manos del médico soltándolas inmediatamente después de ver los ojos de éste fijos en él y enterrando la cabeza entre sus hombros se sintió miserable.

"No te preocupes, sólo voy a revisarte" Shinra uso una sonrisa con Mikado para que se tranquilizara.

"No hagas nada raro" Le advirtió Shizuo viendo como a cada segundo Mikado enrojecía más.

El estudiante se quitó la camisa por sí solo exponiendo el pálido y delgado pecho, y no tardó el rubio en recorrerlo con la mirada antes de apartarla.

Era la culpa del más joven, por parecer lindo con el rostro todo sonrojado y en su semblante escribir una encantadora expresión de pena. Se enojó, no podía agradarle la idea de haber pensado que era lindo.

"Mándame la cuenta" Shizuo caminó hacia la puerta "Necesito regresar al trabajo" Azotó la puerta con fuerza, pero sin romperla.

Shinra soltó aire llevando una sonrisa en los labios, su amigo no tenía remedio ni forma de cómo controlar sus emociones.

"¿Se molestó conmigo?" Preguntó con inocencia Mikado.

"No tanto" Encogió los hombros "Creo que se enojó consigo mismo" Era divertido "A ver, en lo que nos quedamos, quítate el pantalón"

"¿Eh?" Chilló de algo parecido al miedo, no le gustaba la sonrisa del médico.

...

Mikado suspiró en cuanto tuvo ambos pies fuera del apartamento, por suerte su amiga Celty había llegado para salvarlo, enterándose de donde vivía, lástima de ella que era el nuevo objetivo de las atenciones de Shinra.

Todo estaba bien, nada malo le había ocurrido a excepción de tener algunos leves hematomas en la piel, había tenido suerte e incluso siendo así no se consideraba el más afortunado.

Tomó un taxi y llegó a su apartamento justo a tiempo para ir directo a la cama y descansar lo suficiente como para no sentir que se arrastraba por el suelo mañana en la mañana, había sido un día agotador y mientras se metía debajo de la cubierta de su futon, la oscura y silenciosa noche se dio a conocer incomoda, mirando el aburrido techo de su habitación, pasaron unos minutos en que recordaba con calma lo sucedido, suficiente lentitud para dejar a su cerebro procesarlo, había sido un día... fuera de lo común y la sonrisa en sus labios de la que no se daba cuenta, podía generar dudas sobre que realmente sentía y mientras iba durmiéndose, la imagen de Shizuo iba haciéndose más borrosa igual que sus pensamientos.

"Voy a llegar tarde" Mikado despertó con su alarma sonando como loca, pero eso quien sabe cuántos minutos después de haberla prolongado por quien sabe cuántas veces.

Asustado al ver los números, se puso de pie corriendo en todas direcciones sin saber por dónde comenzar, la ducha, el desayuno, la tarea que no terminó.

Salió de su casa con la corbata mal puesta y la tostada del desayuno en la boca, no acostumbraba tener una mañana tan apresurada, así que cuando llegó tarde a clases, unos pequeños ojos cafés detrás de unos lentes le pusieron mayor atención que la normal.

"Lo siento" Se disculpó y entró a sentarse en su respectivo lugar ignorando la mirada tímida de Anri.

Todas las clases no habló en ningún momento con ella y durante su descanso estuvo ocupado ayudando a un profesor con algunas cosas sólo para evitar estar sólo, sin su otro amigo podía llegar a sentirse algo solitario. Mientras caminaba por uno de los pasillos llevando libros, el sonido de sus pasos era su único acompañante.

Estaba un poco aburrido a decir verdad, el día anterior había sido uno de esos emocionantes que hacían del resto algo corriente, la normalidad que deseaba también era la que fastidiaba su realidad. Suspiró dejando los libros en un escritorio, ¿qué necesitaba hacer para repetir la emoción?, inconscientemente planeaba algo.

...

Plácidamente recostado en un sillón, la persona responsable de todo lo que sucedía en la ciudad, el antagonista principal de la historia y el más carismático informante, observaba y analizaba las fotos que había tomado con su teléfono el día anterior.

La bestia que más odiaba, no dejaba de ser un bruto animal aunque tuviera compasión de un niño ingenuo, dicho niño, su próximo juguete, no podía cansarse de usar a Mikado.

La sonrisa junto con una ligera risa arrogante no molestó a la mujer que andaba por su alrededor, de reojo únicamente observaba la sonrisa del mal crecer y ser algo perturbador.

"Namie-san" Izaya estaba emocionado por su nueva idea "¿Tú crees que hasta el animal más violento y salvaje merece ser amado?" Él no, la persona en la foto de su teléfono merecía sufrir y pagar por las relaciones sociales y humanas que había tomado sin ser merecedor.

"No" Contestó con completa indiferencia "Tú eres el ejemplo, no todos los monstruos deben tener a alguien" Él se burló de su déspota comentario.

"Pero Namie-san a mí todos me aman" Claro que sabía que no "Sólo que ciertos humanos no son capaces de darse cuenta, por eso..." Cerró su teléfono "A veces necesito convertirme en su cupido"

Una llamada bastaba para cumplir con su trabajo.

...

Los días de Mikado estaban regresando a ser los mismos de un estudiante normal de instituto, incluso había arreglado los problemas personales que tenía con su amiga, la culpa no era de ella, únicamente suya.

"Am... Mikado, te noto un poco distraído, ¿sucede algo?" Preguntó durante su camino a casa.

"¿Eh?" Había estado distraído "Mn... no es nada" Realmente no era nada "Sólo me quedé pensando"

"¿En qué?" Interrogó ella "Si me lo puedes decir claro" Respetaba la privacidad de su amigo.

"En que se está haciendo tarde" Mintió "Buscaba un atajo"

"¿Seguro que no es nada?" Tuvo una idea preocupante "Sobre lo del otro día..." Sí, ella lo sabía, él se lo había contado después de mucha presión

"Estoy bien" Aseguró "Vayamos por aquí" Señaló una dirección por la que creía podrían llegar más rápido a su casa, únicamente esperaba no perderse por tomar la decisión equivocada.

Para su suerte no cometió ningún tonto error y llegaron al apartamento de Anri más pronto de lo normal y aunque ella veía algo fuera de lugar a su amigo, como si su mente estuviera entre las nubes, lo que hacía preguntarse qué era, sin embargo lo dejó pasar conformándose con un buenas noches al despedirse de su querido amigo, esperaba que no fuera a meterse de nuevo en problemas caminando solo.

Mikado observó desde lejos el lugar donde vivía Anri y apretó con su mano la correa de su mochila que colgaba de su hombro, ¿qué había sido eso que los distanció?

No podía permanecer infinitamente viendo al edificio, el atardecer estaba cubriendo la ciudad y la necesidad de regresar estaba llegando, la misma soledad lo acompañó camino a su propia residencia y en el trayecto tuvo suficiente tiempo para seguir pensando.

También estaba un poco preocupado por algunos problemas que se estaban produciendo en el chat que frecuentaba, aparte de los que aparecían en la página de internet que el creo, como tantas veces, las casualidades estaban acumulándose en un lugar listas para explotar y con la ola llevarse a todo infortunado que estuviera en medio.

"¡A un lado!" Mikado que caminaba tranquilamente apenas pudo dar la vuelta para mirar a la persona que le hablaba antes de ser empujado.

No hubiera sido tanto el problema sino hubiera quedado medio consciente al golpearse la cabeza en un muro, ¿por qué siempre le sucedía algo malo y no podía defenderse?, se lamentó internamente y esforzó en seguir despierto mientras se sentaba en el suelo, algo caliente se deslizaba por su sien.

Mirando borroso, no pudo diferenciar los zapatos de la persona que se puso de pie frente a él, miró hacia arriba y lo primero que notó fue que el sujeto era alto.

"Tener mala suerte debe ser algo normal para ti" Shizuo había estado persiguiendo a los sujetos de antes, cuando se dio cuenta de quien habían lastimado se detuvo.

Normalmente no le importaría que ocurriera con el mocoso, pero los ojos azules de cachorro que se fijaron en él, ablandaron su decisión.

"Dame la mano" Iba a ayudar a levantarlo.

...

"¡Oh!, ya ha pasado un tiempo" Saludó feliz Shinra dejándolos pasar a ambos "A ver, déjame ver esto" Vio la sangre de Mikado y actuó inmediatamente evaluando la gravedad primero, se alegró de saber que era un pequeño corte que ni siquiera necesitaría de puntos.

Mikado volvía estar en el departamento del excéntrico doctor con la misma persona que lo había traído la primera vez, mientras el castaño fue a buscar lo que necesitaba, su vista no pudo estar apartada del rubio y se sintió intimidado cuando la mirada bajo las gafas de sol lo descubrió.

"G-Gracias" Le costó decirlo, más bien hacer que la palabra saliera de su boca.

"No hay de que" Shizuo se preguntó porque seguía siendo idiota y había traído al niño con él, pero así era la vida, muchas preguntas sin respuesta "¿Qué hacías caminando por ahí solo?" No era mucho lo que Mikado había conversado con el rubio, el nerviosismo era algo natural.

"Sólo... regresaba mi casa" Enterró un poco la cabeza entre los hombros.

"Mmm..." Shizuo pensó en voz alta con un poco de interés "Quizás deberías llamarle a tus padres y decirles por qué llegaras un poco tarde" Buscaba su teléfono cuando Mikado lo detuvo.

"Yo... vivo solo" Se atrevió a ver al rostro a Shizuo "No es necesario" Hablaba del teléfono.

"Bien" No era como si hiciera la diferencia.

"Lamento la espera" Shinra sonriente entró en una atmosfera pesada de la que se dio cuenta inmediatamente "¿Qué son esas caras largas?" Bromeó "Shizuo siéntate en alguna parte, aunque no tardare mucho en curar a tu amigo"

"No es mi..." Anticipándose a su negación, cantarín Shinra le dio la razón y lo hizo sentarse en un sillón.

"¿Y tú?, Mikado" Se dirigió a su paciente "¿Cómo te has sentido?, ¿nada mal?" Negó con la cabeza y Shinra empezó su trabajo de doctor.

Lo del estudiante era algo rápido, no tomó mucho tiempo para que Mikado estuviera listo y cortésmente se retirara agradeciendo y despidiéndose, Shinra por otro lado, tenía asuntos con su amigo.

"Es un poco raro, yo pensé que no tenías ningún interés en el niño" Shizuo era tan trasparente y complicado al mismo tiempo, para Shinra realmente se trataba de un tema de investigación.

"¿De qué estás hablando?" Frunció el ceño "Como sea. Ponlo en mi cuenta" No rompió la puerta al salir.

"Sí, sí" Sonrió, a Shinra le encantaba el olor a nuevo romance, aunque esperaba equivocarse.

Una...

Dos...

Tres...

"¿Puedes caminar?" Preguntó Shinra al joven de uniforme escolar mientras lo ayudaba a ponerse de pie.

Mikado en verdad estaba sufriendo una fuerte racha de mala suerte, ya llevaba incontables ocasiones siendo llevado por Shizuo a sus servicios y no podía tratarse de una mentira, las heridas de Mikado lo exentaban de toda culpa, cortes, contusiones, caídas, un intento por apuñalarlo y más recientemente un tobillo torcido, razón por la que Shinra lo vendó.

"Sí, estoy bien" A Mikado ya le daba vergüenza ir con Shinra, habían sido tantas veces que creía que el doctor podía empezar a pensar algo mal de él.

"¿Y ahora qué sucedió?" No había tenido oportunidad de preguntar, Shizuo estaba muy molesto y apartado como para responderle.

"No lo sé" Era verdad "Estaba caminado cuando sentí que golpeé contra algo y luego estaba el auto..." Se sonrojó. Ahí había estado el rubio para ser su héroe una vez más.

"Estoy comenzando a pensar que alguien quiere matarte" Lo dijo como broma, pero Mikado lo tomó muy en serio, el médico se arrepintió cuando vio al joven asustado "O puede que todo sea coincidencia" Con una idea divertida se acercó a susurrarle al oído "No has notado que todas las veces Shizuo está cerca" Insinuaba algo "Puede que el destino quiere que se conozcan" No tenía ninguna mala intención diciéndolo.

Mikado entendió a qué se refería y eso sirvió para acrecentar su calor en las mejillas, también lo había notado, pero no quiso verlo.

"¡Hey!, ¿están hablando algo de mí?" Shizuo levantó la mirada.

"No" Shinra se rió y cambió de tema "Mikado ¿no te gustaría cenar conmigo?, mi querida Celty va a estar trabajando en hasta muy tarde y no quiero sentirme tan solito" La vena en la sien de Shizuo resaltó, ¿qué de lo que dijo le molestó? "Y tú también Shizuo" Desde lo lejos sintió el aura negativa "¿Quieres quedarte a cenar?" Tenía que irse, pero no quería dejar solo al joven con el médico pervertido.

La cena hubiera sido muy incómoda si Shinra no se hubiera esforzado tanto por mantener una conversación, interrogando sin cesar al menor de los tres, que penoso le costaba responder con cohibición.

Shizuo estuvo en varias ocasiones a punto de romper los palillos con los que comía, seguía sin poder entender que lo enojaba, Shinra nunca le había parecido tan irritante como hasta ese momento que devoraba a Mikado con preguntas, ver al rostro exquisito del niño lo hacía lucir como mujer indefensa, eso era, quizás porque parecía una mujer era que lo ayudaba tanto, ¡nah!, él mismo rechazó esa idea, no estaba ciego, incluso mirando indiscretamente a Mikado en ese momento podía distinguir, no, era más que obvio que no parecía una mujer, era un hombre fuera por donde lo mirara.

"¿Shizuo?" Alzó la voz Shinra para llamar su atención, llevaba cinco minutos observando a Mikado con cara pensativa.

"¿Eh?" Fue sorprendido.

"Los palillos no se comen" Llevaba masticándolos un rato, tomó una servilleta y escupió en ella.

Normalmente no le hubiera gustado escuchar la risa de cualquiera, pero con Mikado, que era la primera vez que lo veía reírse, estuvo muy relajado, incluso compartió una pequeña sonrisa.

"Lo siento" No dejó que vieran ese buen humor, fue al baño para enjuagarse la boca.

Pero para el castaño observador lo que intentó ocultar no quedó en las sombras, él mismo sonrió notando los efectos de Mikado en Shizuo.

"¿No te parece un poco inocente?" Le preguntó Shinra a Mikado.

"¿Inocente?" ¿Ese hombre aptamente capacitado para matar a alguien de un golpe?

"Sí" Miró a los ojos azules del niño "Shizuo es una muy buena persona, no como la gente cree, bueno..." Uso una sonrisa culpable "Aunque su temperamento le merece esa reputación" Mikado giró a mirar la mesa.

"Es bueno" Admitió y sin darse cuenta una sonrisa delató sus pensamientos "E-E-E..." Se dio cuenta de su error "Este, me refiero a que si no lo fuera no me hubiera traído tantas veces a curar" Se sonrojó de pena.

"Que bien que pienses así" Shizuo necesitaba a su alrededor personas con mentalidad abierta, buenos amigos "Hablando de eso" Creyendo haber alterado lo suficiente a su paciente cambió de tema "Procura tener mucho más cuidado" Le pidió que le prestara su mano derecha "Por ahora sólo has tenido accidentes pequeños" Sacó de su bata un curita y se lo puso donde tenía una cortada.

"Shinra" El aludido se erizó y todo su cuerpo reaccionó ante el peligro, su corazón se había detenido un segundo cuando Shizuo puso una mano sobre su hombro "¿Qué se supone estás haciendo?" Aunque por fuera lucía más calmado por dentro rezaba que su amigo rubio no apretara más y le rompiera una clavícula.

El doctor miró sus manos y se dio cuenta lo que parecía, desde el punto de Shizuo él estaba sosteniendo la mano de Mikado.

"Jaja" Se rió ansioso "Creo que..." No tenía excusa "Hey Shizuo por qué no llevas a Mikado a su casa. Normalmente se lo pediría a Celty, pero ella no está y no creo que Mikado pueda caminar y ya que vas de salida..." Evitó el tema y se puso de pie fresco como lechuga, imperturbable como usualmente era cuando se trataba de Shizuo "Mikado voy a darte un poco de analgésicos, ¿está bien?" El aludido asintió.

"¡Tsk!" Shizuo tronó la lengua, era un fastidio.

Su expresión seria no lo abandonó durante todo el camino que tuvo que cargar al menor hasta el lugar donde vivía, por algo la escena le parecía familiar a ambos.

"Emm... Shizuo" Habló Mikado con timidez.

"¿Mmm?" Sus conversaciones a veces era eso, algo que no podía ser llamado conversación, pero ese día Mikado estaba decidido a hacer algo.

"Gracias por ayudarme" El rubio suspiró.

"Ya me has dado mucho las gracias" No exageraba.

"Pero... siento que no es suficiente"

"¿Por qué?" Le entró la curiosidad.

"Tú..." Era un tanto embarazoso para el adolecen tener que decirlo "Has sido muy bueno conmigo" Por algo Shinra también lo había mencionado "No había necesidad de que hicieras todas esas cosas por mí, pero lo hiciste" Sin ser su culpa cada vez que se accidentó él lo llevó con un doctor y en ese preciso momento era llevado personalmente por el a través de esa calle oscura llena de peligros "Pero estoy bien" Comenzó a moverse y Shizuo tuvo que bajarlo en contra de lo que consideraba correcto "¿Ves?" A Mikado le dolió poner ambos pies en el suelo y soportar su peso, en realidad había pasado todo el rato sin ponerse de pie y no había experimentado el verdadero dolor.

"Aah..." Shizuo suspiró suavemente y miró hacia el cielo con apenas unas cuantas estrellas antes de mirar al chico "No debería ser tan infantil" Se acercó y agachó ofreciéndole nuevamente su espalda donde subirse "Y terco" Su expresión obligaba a Mikado a volver a subir.

El de melena negra tuvo que resignarse y enredar los hombros en el cuello del más alto, incluso su figura se destensó una vez aceptó no poder ganarle y pegó una mejilla en la cabeza del rubio, el silencio se estaba prolongando, por primera vez en bastante tiempo, el guardaespaldas comenzó una conversación.

"Y no estoy siendo bueno" Las repentinas palabras tomaron por sorpresa a Mikado "Sólo estoy haciendo lo que Shinra me pidió" El menor sonrió.

"Pero eres muy fuerte, seguramente si quisieras no obedecerlo no lo harías" Hablaba de su fuerza en forma positiva y aunque no sonrió, algo de rubor cubrió la cara de Shizuo, sí que era problemático.

"Tal vez, pero es algo que quiero hacer" Prácticamente admitía estar siendo bueno.

"Gracias" Mikado susurró y Shizuo gruñó, no acostumbraba escuchar la palabra y cuando Mikado la decía algo dentro de él sentía emoción y un poco de alegría, esa palabra le gustaba.

"No hay de que"

No volvió a decir nada y se arrepintió de no haberlo hecho, si hubiera seguido hablando se hubiera dado cuenta de que el estudiante se había quedado dormido, así no hubiera tenido el problema de una vez llegado a su departamento regresarse y dirigirse al suyo.

No podía dejar al niño en la puerta de su casa y aunque lo consideró muchas veces, creó discusiones mentales en contra de llevarlo a su casa y se regañó a sí mismo una vez estuvo frente a su puerta y le costó meter las llaves en el picaporte, tuvo que aceptarlo quedarse, ya mañana en la mañana podía echarlo de su casa.

Mikado despertó somnoliento preguntándose ¿qué hora era? y ¿por qué su alarma no había sonado para levantarse e ir a la escuela?, hizo a un lado las cubiertas que tenía encima llegando a una revelación inesperada.

"¿Dónde estoy?" Interrogó en voz alta.

Se encontraba rodeado de cosas extrañas para él e imaginándose lo peor buscó si algo desentonaba en sí mismo, como la ausencia de ropa, pero está seguía en su lugar, llevaba el uniforme de su escuela todavía puesto, quizás le habían robado algo, pero no pensó en su mochila, desabotonó su uniforme y se alegró de no haber sido bidiseccionado, todos sus órganos estaban en el mismo lugar, pero...

"¡Ay!" Contrajo el rostro sintiendo el dolor en su tobillo cuando trató de levantarse, entonces recordó.

"¿Ya despertaste?" Iba entrando la persona dueña de esa cama en la que estaba recostado, desvergonzadamente llegaba por algo de su ropa, acababa de salir de bañarse con la toalla sobre los hombros y únicamente llevando consigo el pantalón.

Tomado desprevenido Mikado vio el delgado cuerpo del rubio, lucir el potencial del que era poseedor, un verdadero adonis que lo observaba con mirada severa.

"Tú..." Apuntó a la camisa del joven.

"¡Eh!" Mikado se apresuró a abrocharla, sintiendo lástima de la primera impresión que daba.

"¿Ya estás mejor?" El mismo Shizuo estaba un poco nervioso bajo su máscara de seriedad.

"S-Sí" Asintió sin pensar, al rubio le tomó algo de tiempo encontrar que más decir.

"¿Quieres desayunar?" La improvisación no lo llevaba a nada y cuando Mikado no le respondió mirando en silencio sus manos, confirmó que estaba siendo tonto, pero tampoco sabía que otra cosa hacer.

Desde un principio él no dejaba a nadie que no fuera su hermano quedarse en su casa, tampoco le importaban las personas que fueran lastimadas por él o no, a excepción de sus amigos, ¿Mikado era su amigo?

"No quiero ser una molestia" Respondió finalmente el niño. Ya era una molestia, pero no era como si Shizuo fuera a decírselo.

"No eres una molestia, levántate, serviré otro plato para ti" Dejó la habitación sin darle tiempo de oponerse a su invitado.

Mikado quería meterse en un hoyo donde la luz del sol ni siquiera pudiera alcanzarlo, pero debía conformarse con cubrirse la cara con ambas manos y cocinarse con su sonrojo.

El desayuno fue tan silencioso e incómodo que Mikado aborrecía cada vez que masticaba la comida por creer que producía un sonido irritante, finalmente cuando no soportó la tensión fue el primero en atreverse a hablar.

"¿Qué... qué hora es?"

"Tarde" No tenía ningún reloj para decirle con exactitud "¿Estás pensando en todavía ir a la escuela?"

"Hm... sí" Agachó la cabeza.

"Ya comenzó" Pretendió estar más tranquilo al continuar comiendo.

"¿Eh?, pero..." Había faltado a la escuela.

"Si no me falla la memoria, ustedes entraron hace casi una hora" ¿Había dormido tanto?

Suspiró, qué más podía hacer que aceptarlo y se dio cuenta de un detalle.

"Shizuo-san..." Su voz no era muy firme que digamos.

"Dime sólo Shizuo"

"Pero..."

"Está bien" Su rostro reflejó un poco del enojo que le provocaban sus recuerdos "Cualquier cosa es mejor que la forma como me llama esa Pulga detestable..." Tomó aire y se calmó.

"Bien" Aceptó y con timidez quiso probar el permiso "Shizuo, ¿usted... asistía a la misma escuela?" Apretó el puente de su nariz con los dedos, necesitaba hacer algo con el 'usted', lo hacía sentir viejo.

"Podría decirse que sí" Aunque lo que hacía era pelearse más que asistir a las clases "Y veo que todavía no han cambiado el uniforme" Dio una mirada de reojo a la vestimenta arrugada del estudiante, éste se sintió perturbado al ser recorrido por los ojos del rubio, casi sentía que observaban otra cosa.

Avergonzado y con el comienzo de un rubor, forzó a su mente a alejar esos malos pensamientos, ¿por qué estaba tan nervioso?, que recordara la última vez que se había puesto así fue con Anri. Algo de tristeza relajó su expresión, la melancolía se sentía en el aire, lo suficiente para que el rubio lo notara.

"Y..." Trató de hacer algo para cambiarlo "Me dijiste que vivías solo" A Mikado lo sorprendió que recordara "Pero ¿no tiene algún familiar, conocido, algún amigo que pueda venir por ti?" El joven entristeció de nuevo.

"No eh visto a mi mejor amigo en un tiempo" Hasta en su voz traslucía algo de dolor "Y tampoco tengo familiares que vivan aquí"

"¿Estás solo?" Era impresionante que el joven hubiera llegado a una ciudad tan grande completamente solo.

"No, no" Negó apresuradamente incluso con las manos "Conozco personas y una amiga, ella..."

"¿Tu novia?" Fue la curiosidad y un simple descuido.

"No, no tengo novia" Se sonrojó, ¿por qué?

"¡Oh!" Pronunció con suavidad compartiendo un poco del sentimiento embarazoso, se le ocurrió algo que decir "¿Ella sabe dónde estás?" Tuvo una puñalada por la espalda, nadie sabía dónde se encontraba.

Mikado recorrió superficialmente con sus ojos el espacio que lo rodeaba, además de la cocina, analizó el cuarto donde había estado y el baño.

"Shizuo, tú... ¿Tampoco tienes novia?, ¿vives solo?" Era una suposición, el lugar era el de un soltero que no se preocupaba de las apariencias, algunos trastes sucios que esperaban ser lavados y el desorden general de cosas sin ser puestas en su lugar, libros o periódicos en cualquier mesita y polvo sobre los muebles.

"Sí" Su simpleza al expresarse era un tanto tajante para el gusto del menor "Si tuviera, no creo que hubiera dejado que un desconocido entrara a mi casa y menos durmiera en mi cama" Hizo una broma riéndose de su propio sentido del humor.

La risa del rubio era simpática y aunque no tuvo mucha gracia, Mikado compartió una ligera risa, junto con la incómoda sensación de tensión, había un gratificante placer simple y una comodidad singular, nerviosismo y tranquilidad, un estado confuso.

No era desagradable, para Shizuo estar conversando con Mikado no era tan dificultoso como imaginó en un principio, después de una hora, el niño tímido había perdido algunas de sus cohibiciones y por medio de la charla pudo encontrar algunas cuantas cosas en común, el niño no eran aburrido y Shizuo era muy interesante.

"...Y levanté el buzón de correo, pero todas las cartas se salieron, fue como un baño de papeles" Nunca creyó poder relatar cómodamente sobre sus imprudentes ataques de violencia, veía el pasado con algo de gracia, pero los ojos azules lo veían con interés, aunque omitió todo detalle manchado de dolor y sangre, sólo las partes donde alardeaba el detalle de su fuerza, no por vanidad, puro entretenimiento, queriendo tener la mirada de emoción del niño.

"¿Y no te has lastimado alguna vez?" Más de lo que cualquiera intentaría pensar.

"Me rompí todos los huesos del cuerpo" Y aunque no era para bromear soltó una carcajada que hizo dudar a Mikado de si era una mentira o hablaba con la verdad, en cualquier caso, luchó por no reírse más allá del disimulo que no podía ocultar, hubiera sido grosero.

Su diversión terminó cuando el celular de Shizuo comenzó a sonar y al contestar no parecía ser algo bueno.

"Lo siento, voy en camino" El tiempo se había ido volando y estaba llegando tarde a su trabajo.

"Perdón, te distraje" Se disculpó.

El rubio no contestó, se puso de pie y buscó el chaleco de la ropa que su hermano le había regalado.

"¿Tu novia no puede venir por ti?"

"N-No... es mi novia" Lo sabía, era por fastidiar y sin que nadie lo observara, sonrió divertido.

"¿Quieres que llame un taxi?" Preguntó medio distraído mientras también buscaba otra cosa en un armario repleto de cosas.

"Hm..." Estaba pensándolo, ni siquiera había considerado irse "Sí" No quería ser más problemático.

Shizuo entró a la cocina cargando unas muletas.

"Toma" Se las entregó "Son mías, las usaba cuando me rompí las piernas, te las regalo" Mikado reconsideró esa broma de romperse los huesos "No es como si las volviera a utilizar, sólo están acumulando polvo" El más joven se avergonzó del propio sonrojo del mayor, estaba siendo tímido cuando le dio las muletas, Shizuo estaba siendo mucho más amable que con cualquiera.

"Pero..." Estaba seguro que se estaba convirtiendo en una verdadera molestia.

"Ponte de pie, necesito ajustarlas para tu tamaño"

Con dificultad Mikado se levantó y sostuvo quieto mientras Shizuo le decía como sujetarse y las ajustaba para su tamaño, también fue explicándole como debía caminar con ellas y consejos de como cansarse menos usándolas etc... De eso Mikado prestó atención a menos de la mitad, su concentración estaba en el lugar equivocado, notando lo cerca que estaba el guardaespaldas, no era que nunca hubiera estado en su espacio personal, pero no de frente, no con el rostro cerca del suyo.

"¿Me entendiste?" Lo miró a los ojos, el cuerpo de Mikado se sintió laxo y el calor incremento en su rostro.

"S-Sí" Lo cierto era que no sabía ni de que hablaba.

"Intenta caminar"

Sin tener la menor idea de que hacer, Mikado no quería quedar como un tonto, el rubio le dio el espacio que necesitaba y el moreno probó su suerte con las muletas, lástima que no tenía esa suerte, nada más movió una y su peso estuvo a punto de caer al suelo, una mano sobre su estómago y un brazo envolviendo la cintura fue lo único que lo evitó, a pesar de su fuerza, Shizuo era muy gentil sosteniéndolo con cuidado.

Su corazón dio un brinco y su estómago se retorció, no era normal que se sintiera de esa manera y por lo mismo no quería seguir siendo sostenido de aquella forma.

"Estoy bien"

"Quizás deberías practicar antes de salir a la calle" No lo había soltado y aunque hablara con naturalidad, la voz llenaba con encanto los oídos del joven.

"E-Está bien..." Cerró los ojos, el rojo de su rostro creció hasta sus orejas, Shizuo podía verlo en su cuello.

Entonces se dio cuenta de cómo su mano aplastaba el estómago de Mikado y en su brazo la cintura cabía a la perfección, compartió la misma pena.

"Shizuo..." La voz tembló "Me... me puedes soltar" Llevaban más de un minuto en la misma posición.

"Lo siento" Se disculpó y aun así no movió sus manos hasta que otro minuto pasó.

Shizuo no era de los que pensaran mucho algo, sabía controlarse cuando era estrictamente necesario, pero aun así... colocó su mano en el hombro de Mikado y mientras éste giraba para mirar sobre su hombro, le plantó un pequeño beso en la comisura de sus labios, algo insignificante, pero que hizo a su pulso acelerar y hacer sentir a ambos un ligero mareo, era algo extraño.

"Se me hace tarde" Su voz se escuchó inestable, haber hablado en voz baja sí le ayudó, con lentitud dejó de estar inclinado alejándose del estudiante.

Mikado permaneció petrificado, aparte de dar una media vuelta completa y quedársele viendo fijamente, no movió un musculo hasta casi cinco minutos después que llevó su mano a la boca, tocando donde los labios lo habían besado.

El rubio permaneció en silencio soportando el intenso color de su cara, ¿por qué no decía nada?, tenía que soportar la presión inducida del silencio, no resistiría mucho.

"Este..." No creyó que si Mikado hablaba sería peor, pero lo fue, su cuerpo se erizó "Este..." Moría de la vergüenza, su boca se había sentido bien y su corazón sufría de alta presión, el rubio lo había besado una verdad que no podía creer y que le había... ¿gustado? "Shizuo..." Recibió un segundo que lo confirmaba.

Acercándose lentamente como en cámara lenta, el aludido alcanzó a rozar con suavidad las líneas de sus bocas, eso antes de que sonara su teléfono asustando a ambos.

"¿Bueno?" Contestó sin basilar, imponiendo una distancia entre los dos individuos tensos y agitados "Sí ya casi llego" Mintió, si se iba corriendo llegaría más pronto que en autobús o auto.

Cuando colgó y dio media vuelta, replanteó su nuevo problema, Mikado seguía donde mismo como tonto tocando sus labios, ¿que había hecho?, resopló, algún día iba a sucederle, también era momento de buscar pareja, pero ¿por qué 'él'?, ¿por qué?

"Tengo que..." No terminó la frase, no tenía caso alguno "Voy a dejarte dinero para el taxi..."

"¡No lo quiero!" Mikado estaba molesto y eso era poco usual, su irritación era una propia duda que no entendía.

Shizuo guardó silencio y salió por la puerta, buscando primero su teléfono para llamar a un taxi, dejarlo pagado y dar indicaciones de que el taxista ayudara a la persona a subir al vehículo, después sacó el paquete de cigarrillos esperando en su bolsillo, si tan sólo el humo que dejaba sus labios fueran la solución, ya sabía que estaba condenado a vivir solitariamente.

...

"Hum... esto es interesante" El informante revisaba un video guardado en su computadora portátil, seguía muy de cerca su nuevo trabajo como doctor corazones.

Namie sabía que no debía preguntar, pero con un suspiro se resignó a ser cómplice de aquella locura, si Izaya no quisiera su participación, no hubiera comentado nada en voz alta.

"¿Qué es interesante?" Izaya tuvo una sonrisa complacida.

"No podía decidirme por quien daría el primer paso, debí esperar más de ese cerebro de bestia impulsivo, sus instintos claro que iban a ser más fuertes que los de nuestro otro conejillo de indias" Tocó su barbilla pensativo y frunció un poco el entrecejo.

"¿Nosotros?" ¿Por qué la incluía?

"Bueno, yo" Corrigió "Todo marcha bien, aunque..." Su atención estaba en Mikado "Ya sé cómo terminara todo esto, quiero ver como se mueven mis peones en el tablero" Namie rodó los ojos.

...

El taxi llegó por Mikado y éste no tuvo más remedio que aceptarlo.

En su casa no pudo disfrutar de la tranquilidad que hubiera esperado, su mente estaba inundada de placebo, su respiración aún no podía regresar a la normalidad y su pecho dolía mientras cada latido acelerado le recordaba lo sucedido, a la caricia de los labios que no podía olvidar.

"¡Ngg!" Tuvo un no tan desagradable escalofrió.

Fue hacia el baño para refrescar su rostro acalorado y al mirarse, se topó con una sonrisa alegre que no había notado, estaba feliz, emocionado y contento, pero... la duda quitó su entusiasmo, ¿por qué lo acaloraba y hacía sentir eufórico?, se avergonzó de la respuesta obvia, aquello que le restregaban en el semblante.

Cansado exhaló aire de forma agresiva, que tonto era, los calambres de su estómago y órganos volvieron, las afamadas mariposas no eran una cosa buena, que se sintiera de tal manera que no podía llamarse estar bien.

Se metió al baño y después de ducharse cayó rendido sobre el futon, era inexplicable su agotamiento, como tampoco la sonrisa que volvía a escribirse en sus labios.

Quería verlo y quería..., ¿él quería?

La mañana siguiente se despertó tarde, pero aun así con un paso de tortuga, asistió a clases, tarde por supuesto, pero fue.

"Perdón por llegar tarde" Se asomó pidiendo permiso para entrar, las risas terminaron cuando lo vieron llegar con muletas, aunque no sería por mucho, una semana máximo.

"¿Mikado?" Anri lo confrontó sin mucho éxito, giró a verlo a su lado y el otro miró por la ventana sonrojándose intensamente.

No se creía capaz de verla, ella había sido su amor, pero ni siquiera sospechaba la razón de su incomodidad. La clase fue silenciosa y la hora del almuerzo no hacía la diferencia.

"¿Mikado?" Ella se puso de pie junto a su pupitre esperando una explicación, si es que podía darle una "¿Estás bien?" Se refería a su pie.

"Sí"

"¿Pasó algo ayer?" No había tenido ninguna noticia de su amigo el día de ayer.

"No..." Negó apenado. Anri se sorprendió de las manzanas rojas en las mejillas de su amigo "No pasó... nada" Murmuró agachando la mirada.

"¿Mika... Mikado?" Colocó su mano en el hombro, el aludido estaba tieso como tabla, pero ella no dijo nada más, esperó a que el silencio hiciera que su amigo la mirara y ella sonrió con cariño, ella estaría cada vez que la necesitara.

Él también sonrió mirando esos ojos carentes de enfado, ella era muy linda y él... él era muy decepcionante, respiró profundo y se calmó esperando que su mentira no fuera descubierta, era malo mintiendo.

"Antier casi me atropellan" Todavía no mentía "Por eso llevó las muletas" Prestadas, detalle que no agregó ni por quién.

"Pero ¿estás bien?" Seguía preocupada, había notado los constantes accidentes que últimamente estaba teniendo su amigo.

"Sí, ya fui con el doctor y estoy bien" Cambió de tema "Mmm... Sonohara, debes tener hambre..."

Quería hablarlo con alguien, pero ¿quién?

Ese día en que ambos salieron temprano de la escuela, Anri acompañó a su amigo a su casa y éste tuvo que disculparse con la excusa de querer descansar.

"Nos vemos mañana" Anri tendría un ojo puesto en él y para ello le dijo a sus hijas que le avisaran si llegaba a salir de su casa para seguirlo.

Pero Mikado no podía decir más que la verdad, esa tarde no quería hacer nada más que quedarse en su casa con el ordenador de su computadora a su lado.

Se sentó y entró en la página de los Dollars que el creo para revisarlo, hacia tiempo que no lo hacía, aunque no tuvo tiempo antes de ser interrumpido por el chat que tenía abierto.

-Buenas tardes-

-Buenas tardes- Saludó él y otros dos al recién llegado, la conversación tornó en el tema del día de San Valentín que se avecinaba, recordar la fecha lo hizo suspirar.

Su teléfono sonó con un mensaje de chat privado, otro suspiro escapó de sus labios leyendo el remitente.

Kanra-san... más bien... Izaya lo tenía en la mira.

-Hablando de San Valentín, ¿ya pensaste en qué hacer con Anri?-

-No- Escribió en el teléfono.

-Debería invitarla a salir antes de que alguien se te adelante- Izaya sonreía mientras tiraba con más fuerza de los hilos de sus juguetes.

-¿A qué te refieres?- No le daba buena espina.

-A nada en particular, ¿necesito llenarte de indirectas para convencerte de hacer algo?-

-¿Qué cosa es lo que quieres?- Frunció el ceño.

-Yo nada- Izaya mentía.

-Kanra-san-

-El día de San Valentín resulta una buena inversión para las empresas, propagando que con dulces y flores nos sentiremos amados, ¿qué tan cierto es eso?- Mikado no lo entendió -Personalmente no me gusta, pero para muchos resulta una muy buena fecha para declararse- Izaya disfrutaba de aquello -Confesarle sus sentimientos a aquella persona especial, etc… a veces me poco sentimental-

-Kanra-san, no te estoy entendiendo-

-¡Aah!, no importa, procura no pasártela solito ese día-

-(Kanra abandonó el chat)-

¿A qué se refería?

CONTINUA...