Los personajes de katekyo Hitman Reborn! No me pertenecen.
Flores.
Ajenjo.
Fue el primer regalo de Tsunayoshi hacia ella. Después de la marcha de Kyoko él le miro a través de sus ojos ámbar y le cogió la mano y le susurro.
―La extraño tanto…
El ajenjo fue para ella: Siento una gran pena por la ida de Kyoko.
No dijo nada y solo sonrió con un gracias implantado en el rostro.
Acónito.
Desconfianza.
Sí, eso era lo que sentía Haru cuando Tsunayoshi le sonreía alegremente. La desconfianza. La falsa seguridad de su amor hacia ella.
Albahaca.
Lo odiaba, lo detestaba y joder, lo seguía amando a pesar de que su corazón se partía a cada segundo cuando los miraba.
Damasquina.
A pesar de que Tsuna no le quería no le amaba y tampoco le miraba como mujer, lo más triste era que ella le suplicaba por una migaja de amor e interés.
Eléboro.
No tenía ánimos ni alegría en el cuerpo, pero siguió su camino, sonrió cuando pensó que era el momento y escondió las lágrimas en el momento adecuado. Tenía falta de espíritu para ese momento pero seguía por el camino. Llego a lado de su amiga y le sonrió, Tsuna miro a Kyoko y le beso los nudillos y el sacerdote comenzó la ceremonia.
Gentiana.
Se alejo de él con rapidez, y mientras intentaba sonreír con cordialidad su cuerpo volvió a retroceder, mientras Tsuna intentaba acercársele ella siguió dando pasos atrás.
Lengua de buey.
―Tú eres lo único para mí.
El susurro de Tsuna quedo atrapado entre sus labios, Haru arqueo el cuerpo y apago las palabras con su lengua avariciosa. Cuando él empezaba a querer decir cuanto le amaba ella le callaba, porque todo lo que salía de esos labios era una deliciosa mentira.
Narcisos.
―¡Deja de mentirme, maldita sea!
Tsuna dio un paso atrás por la sorpresa, intento hablar de nuevo pero ella le dio una bofetada.
―Solo quieres a Kyoko-chan, no me mientas. ¡Es egoísta de tu parte Tsuna, queriéndome a tu lado cuando la amas a ella!
Ortigas.
―Deja de fingir maldita sea, haces que tenga ganas de vomitar.
Rió.
―Esto es en lo que me has convertido. ¿Lo ves? No soporto ya nada de ti. Eres tan malvado, Tsuna-san…
Scabiosa columbaria
Se vistió de negro, salió al frente y puso una mano en ataúd.
―Hizo de mí la mujer más desdichada del mundo, me utilizo y le deje hacerlo, porque lo amaba, joder, lo sigo amando.
Quedo callada un segundo antes de sonreír con los labios temblorosos.
―Lo amo y lo odio. Pero siento más odio que amor ahora mismo, dejándome esta cicatriz en el pecho para siempre. Por eso Tsuna, por eso, te odiare siempre, por dejarme destrozada.
Saco la mano y dio media vuelta.
Verbena.
Sus ojos se abrieron con asombro, salto de la silla en la que se encontraba sentada y le abrazo.
―¡Sí, quiero casarme contigo!
Tsuna sonrió ligeramente y le acaricio los mechones del pelo.
―Si algún día te lastimo, házmelo saber, te dejare para no lastimarte.
Haru rió alegremente y no escucho nada, solo el ¿Quieres casarte conmigo?
…¿Por qué no escucho lo demás?
