Hola!!

Primer fic, como se habrán dado cuenta.

Espero que les guste!

dialogo

" pensamiento

__ cambio de parte, escenario, lo que quieran. (Solo sepan que ahí ocurre un cambio en la historia)


Sola, en su cuarto, esperando a que la mañana llegara para arrebatarle el hermoso sueño que siempre tenía…Con él.

Tanto colorido le fascinaba.

Tan vívido. Tan real.

No quería despertar para darse cuenta que no estaba pasando lo que ella más añoraba.

-Si tan solo fuera real…- susurró antes de quedarse dormida en una noche que la consumía por completo.

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1935

Despertó después de cinco horas. No había dormido bien en 3 días; su trabajo tampoco le permitía descansar mucho, ya que debía hacer las rutinas más complicadas.

Exacto, ella era bailarina ¡y de las mejores!Siempre exclamaba su jefe.

Trabajaba en un cabaret. A pesar de no gustarle ese ambiente tan promiscuo, no había muchas opciones de trabajo que no fuera full time al tener un hijo al cual mantener. Suhijo; el hijo de ellos.

Caminó hacia su tocador y observó sus facciones, siempre tan juveniles y hermosas, ahora algo demacradas por la falta de sueño, pero seguía igual de dulce y provocadora como antes. Su pelo negro ondulado que caía con una gracia infinita hasta sus caderas y sus adorables ojos color ámbar. Siempre había sido así, la más aclamada por el público, aunque sólo era buena para ello y no para muchas otras cosas más (aparte de cocinar y contarle historias a su niño).

Se retocó el maquillaje, se colocó su traje de encaje y tul y salió desde su cuarto hasta la entrada del escenario, ya lista para lo habitual.

No importaba la profesión que hubiera tomado, era demasiado pudorosa como para andarse pavoneando delante de los hombres -como hacía la mitad de sus compañeras- por lo que se limitaba a bailar, recibir las felicitaciones del público y marcharse.

Al salir, además de reconocer a los mismos babosos de siempre, vio a un tipo cualquiera, muy hermoso para su criterio, cerca de donde ella estaba. Creyó saber quien era "¡Y ahora se le ocurre pasarse por aquí!" pensó. Un tipo delgado, rubio y de ojos azules, con el pelo recogido en una media coleta.

La confusión la hizo permanecer en el lugar, estáticamente inmóvil, a pesar de que la música ya había comenzado. Reaccionó justo a tiempo para darse cuenta de que era su turno. Al terminar, saludó a su público y se marchó.

Cinco minutos después de entrar a su dormitorio se oyó un golpeteo suave en su puerta.

-¿Quién es?- preguntó

-Sabes quién soy, Izaki.

Se encaminó hacia la puerta, con cierto mal humor.

-¡¿Qué quieres Deidara?! – Espetó.

- Vine a felicitarte, estuviste hermosa hoy, y también a traerte un mensaje, preciosa.

-Odio que me llames así, ¡Y lo sabes, desgraciado!

Su rostro se ensombreció un poco para luego adquirir una sonrisa sombría en su rostro.

-Como que vuelvas a insultarme…-enmudeció para tranquilizarse-. ¡¿Quieres el maldito mensaje o no?!- Preguntó, algo irritado.

-¿Es de él?

-No, es de cosmefulanito, ¿DE QUIEN MÁS SINÓ?

-¡¿ME PUEDES HACER EL FAVOR DE TRANQUILIZARTE?!

-¡ES QUE ME SACA DE QUICIO TU INPACIENCIA! ¡ERES IGUALITA A TU HERMANO SASORI! ¡Y NI SIQUIERA ME DEJAS ENTRAR!

-Pues adelante –dijo algo distante-. Lo lamento -se disculpó-, sabes lo fatal que se me dá esto y a demás…

-Izaki, -Dijo con voz aterciopelada- te comprendo, por que sé cuánto dolor puede ocasionar una pérdida ¡Pero no puedes estar tan pendiente de esto como si tu vida entera dependiera de ello!

-Es lo único que me queda a demás del pequeño Kotaro…-se le quebró la voz.

-¡No lo es! ¡Aún tienes a tus amigos! ¡A mi, a Sasori, a Hidan...

- Lo sé, pero le amo demasiado.

El rubio se le adelantó, Cruzó la puerta y la abrazó lo más estrechamente posible.

-Izaki, eres una mujer maravillosa, hermosa y fuerte, saldrás de esto por que aún vive y te sigue amando tanto como antes. Él se marchó hace ya dos años, es poco tiempo, lo sé; tenía una misión importante y tú lo sabías. Esta es la única manera que tiene para comunicarse contigo.

-Y te agradezco con todo mi corazón que nos ayudes. Sé que lo odias, pero me alegra que hagas esto por nosotros. Sus intenciones no eran malas hace siete años, no quiso forzarte, pero le dieron ordenes y…

-No importa ya -Le atajó-. Toma la carta.

Le tendió un sobre blanco y pequeño. Luego le sonrió y, teniéndola aún en sus brazos, le besó la frente.

-Gracias, Dei-chan -Sonrió a pesar de estar llorando contra su pecho, puesto que ese era el nombre por el que ella le llamaba de pequeños-. Por todo.

-De nada –Respondió, sonriendo paternalmente-. Y no me importa cuánto odies que te diga preciosa, por que seguiré insistiendo.

Ella rió por primera vez en varios días. Su amigo de toda la vida era la mejor anestesia contra el dolor que conocía.

Luego de soltarla, el rubio se adelantó unos pasos, esperó a que Izaki cerrara la puerta y dijo:

-¿Dónde está el pequeño Kotaro? No lo he visto hace dos meses.

El pequeño de tres años había estado pegado a la puerta que conectaba la habitación de su mamá con la suya escuchando toda la conversación (N/A: que no entendió, por supuesto XD) se abrió paso hasta llegar al dormitorio.

-Aquí estoy, tío –Exclamó con una sonrisa llena de hoyuelos- ¡Has venido a verme!

-Claro pequeño ¿Cómo has estado? –Preguntó el aludido.

Dejó que su hijo y su "tío postizo", como el niño le apodaba, terminaran su conversación en paz y se alejó para leer la carta en privacidad.

"querida Izaki:

Te escribo desde muy lejos, Francia siendo exactos, para contarte cómo van las cosas por aquí. La misión sigue exitosa, ya casi atrapamos al maldito imb… lo siento, al maldito "asesino" que estábamos buscando. La salida de la crisis ayudó un poco a ese bastar… la única razón que tengo para disculparme después de cada insulto es si Kotaro llega a leer esto. Sé que tiene tres años, pero si que aprende rápido ese chico según me contaste en la última carta. Parecerá impropio de mí mostrar sentimientos, pero me gustaría poder estar ahí para decirle lo orgulloso que me siento de él ahora.

En fin, esto casi termina y es probable que vuelva pronto, amor, al fin dejarás de torturar a Deidara para que me entregue cartas. Hazle saber a ese tarado que le debo una bien grande y que la diga a Sasori que me debe 100.000 francos de una apuesta. Te explicaré luego, dame tiempo.

Espero que te vaya bien, a ti y al niño. Cuando vuelva no tendrás que trabajar más, despreocúpate.

Debo irme, Pein me reclama para una junta.

Por siempre tuyo:

Itachi."

Suspiró. Se secó una pequeña lágrima que le estaba cayendo por la mejilla y leyó la firma una, dos, quizá veinte veces.

Su esposo –Si así podía llamarle- era una persona muy tierna con ella y su hijo. Siempre se mostraba amable con ellos aunque era una persona muy dura, seria y arrogante con los demás. Al menos así se mostraba.

Presionó la carta contra su pecho y murmuró la palabra Mío. Le complacía tanto saber que no era de nadie más que de ella, nadie jamás podría poseerlo ni amarlo tanto como ella, y nadie jamás podría arrebatárselo; no al menos después del juramento de amor que le profesó hacía cinco años. Sonrió con malicia. Él era su propiedad.

Se recostó más contra el sillón y, sin darce cuenta, se quedó dormida


Gracias por leeer!!

Estuvo algo aburrido y lento, pero la dinámica aparece en los siguientes capítulos.

Por favor leeeeeeaaaaaaannnnn!!!! Y dejen reviews :3.

yo sé que quieren apretar ese bo-ton-cii-too