SONGFIC AL OTRO LADO DE LA COLINA
Suspiró y frotó con delicadeza sus ojos dejando a un lado el álbum con fotografías de sus momentos más memorables, cuántas décadas ya habían pasado? Muchas y aún así sentía como si todo hubiera ocurrido ayer, nunca le había gustado estar sola pero al final parecía que esa había sido principalmente la lección de su vida, bien, ya había aprendido bastante de ello y ahora no era la excepción, ya decía ella que el día que ya cayera enferma cuando fuera una anciana sólo eso la detendría de sus andanzas, recordó esas palabras que le había dicho a quien había sido su esposo y sonrió resignada.
- Parece que me convertí en mi propio profeta.
El día era apacible, cálido como el verano mismo, se encontraba indecisa si quedarse un rato más a descansar en el balcón o bien salir a caminar un rato pero el aroma que se desprendió con la brisa le impidió que se levantara de su silla de descanso y sonrió.
- De acuerdo Anthony, me quedaré un rato más en el rosedal.
No tardó mucho en caer en un profundo sueño arrullada por el susurro del viento del árbol en el que se cobijaba del sol y de las hojas de las rosas dándole su dulce aroma una sensación de bienestar.
Siempre he caminado sola/o, cuando volteaba hacia atrás, todos ya estaban tan lejos
Aún así, continué con mi andar, esta fue mi fuerza
"Ya no tengo miedo", murmuré para mí misma/o
Todos se quedarán solos algún día, viviendo de los recuerdos solamente
Lucho para poder ser capaz de amar y reír a pesar de la soledad
No mostraré mis lágrimas
- Gatita! Gatita!
- Eres… eres tú Archie!
- Gatita, ya han pasado cinco años desde que no nos habíamos visto, te echamos mucho de menos aquí.
- Pero tú sigues siendo un chiquillo Archie, estés donde estés – Sonrió ampliamente.
- Ya lo sé, mi camisa de seda era muy costosa no? Jajaja
- Jajajaja gracias Archie.
- Por qué lo dices gatita?
- Tú y yo tuvimos que seguir adelante a pesar de haber perdido a dos personas muy queridas para nosotros, al final nos quedamos solos y siempre estuviste al pendiente de mí.
- Después de todo era tu paladín.
- Un paladín muy elegante – Dijo un poco burlona.
- Era lo menos que podía hacer – Le guiñó con un ojo – O ellos me hubieran reclamado cuando los viera, sobre todo Anthony.
- …Anthony…
- Es cierto, aún no los has visto cierto?
- Verlos? En dónde está?! – Le apuró a decirle.
- Cómo? Aún no lo sabes?
- Qué cosa Archie?
Archie la observó por unos instantes, mejor no decirle nada y lo descubriera por su cuenta, le sonrió enigmáticamente.
- Mejor sigue caminando gatita, quién sabe qué encuentros tengas hoy.
- Eh? Y eso? – Un ruido en el cielo llamó su atención – Es un avión! Qué hace en este lugar?!
La avioneta de inicios de siglo volaba por el intenso cielo azul, el ruido del motor sin embargo no era ruidoso ni molestaba al oído.
- Hola Candy! – Dijo una voz masculina.
- Candy eres tú! – Escuchó la voz de una chica.
- Quiénes son?! – Les gritó desde el campo.
- Ya te olvidaste de nosotros Candy?! – Gritó desde el aire – Jajajajaja
En unos segundos las dos personas que viajaban en esa avioneta saltaron al vacío provocando tremendo susto en la rubia.
- Qué hacen?! Se van a lastimar! – Corrió hacia ellos y se detuvo cuando observó más detenidamente sus rostros- Ustedes son….
- Sigues tan distraída como siempre Candy jajaja, y dime sirvió la caja de la felicidad?
- STEAR!
Sin dudarlo corrió hacia él lanzándosele encima. – Stear! Eres tú!
- Quién si no yo Candy – Ajustó sus lentes y la ayudó a levantarse – Ahora soy un gran piloto aquí y por fin convencí a Patty de que me acompañara en mis viajes.
- Patty? Patty está aquí también?
- Candy!
- Patty!
Las dos jovencitas corrieron para darse un gran abrazo.
- Patty!
- Cuánto tiempo Candy – Le dijo con su habitual dulzura.
- La última vez que te vi fue cuando enfermaste Patty.
- Nunca tuve tan buena salud como tú Candy.
- Pero tan joven…
- Olvida eso Candy, ahora Stear y yo estamos juntos – Le sonrió alejada de su conocida timidez.
- Y bien Candy…
- Y bien qué Stear?
- Es hora de que vueles conmigo en este avión, te prometo que no nos estrellaremos ni caeremos en algún lago.
- Olvídalo Stear! – El miedo recordando los accidentes del piloto recorrió su ser – Búscate a otra persona! Patty, sí con Patty!
- Pero yo quería darte la bienvenida Candy – Dijo decepcionado y metió las manos a su bolsillo – El paisaje desde las alturas es increíble.
- Anda Candy anímate! – Le dijo su amiga.
- Bueno…. – Dijo no muy convencida.
Después de volar un rato por los alrededores Candy rompió el silencio.
- Esto es maravilloso Stear!
- Te lo dije Candy! – Gritaban para escuchar sus voces – Ahora es hora de saltar.
- SALTAR?!
- Sí! Confía en mí, tu paracaídas tiene forma de dulce.
- No lo haré!
- Anda! Mi recorrido termina aquí.
- Qué?!
Tuvo que saltar, no tuvo más remedio pero para su sorpresa había caído frente a la marquesina de un hermoso teatro.
- Y esto?
- Tarzán pecosa!
- Alguien está adentro del teatro!
- Si la luna es el oeste y Julieta es el sol…
- TERRY!
- Hola señorita pecas – Hizo una graciosa reverencia – No sabía que hoy vendrías a este lugar.
- Terry… - Lo observaba sin poder creerlo, Terry, a quien no había vuelto a ver desde que habían terminado, la alegría de verlo la envolvió y corrió hacia él – Terry!
- Habría que ser fantasma para que me abrazaras?
- Cómo?
- Jajajajaja olvídalo, cómo has estado?
- Bueno yo… - Tuvo una especie de amnesia – Creo que bien.
- No lo dudo, siempre fuiste muy fuerte mona pecas.
- Deja de llamarme así!
- Jajajajaja no cambias para nada Candy, ni siquiera aquí, pero quería agradecerte.
- A mí? – Pestañeó un par de veces – Por qué?
- Porque gracias a ti reuní el valor suficiente para seguir mi camino, el teatro, sin tu ejemplo creo que no lo habría logrado.
- Qué dices, yo no hice tal cosa – Se sonrojó.
- Lástima que esto no sea Escocia o volvería a hacer lo mismo que aquel día – Dijo ocasionando que se sonrojara aún más.
- Terry! – Después se puso seria – Yo, lamento haber decidido por nosotros.
El chico se sorprendió.
- Pero qué dices pecosa, fuimos los dos, y no hay nada que perdonar, además, cumpliste tu promesa cierto?
- Sí – Le sonrió.
Cerró los ojos y sonrió de lado – Me alegro.
Siempre he caminado sola/o, el precipicio estaba esperándome adelante
Aún así, continué caminando, para probar mi fuerza
El fuerte viento sopló en mi contra, la camisa se pegó a mi cuerpo debido al sudor
Si pudiera olvidar todo algún día, estar vivo/a sería tan fácil
Si caigo en el otro lado del olvido, eso quiere decir que estoy huyendo
E incluso el significado de haber vivido desaparecerá
Ambos quedaron en silencio observando las luces tan resplandecientes pero que a la vez no lastimaban sus ojos, después de un rato el joven se levantó.
- Bueno, es hora de irme tarzán pecosa.
- A dónde vas?
- No escuchas un piano?
- Piano? – Se detuvo – Ahora que lo dices, suena como si estuviera del otro lado del teatro! Pero qué será?
- No lo sé, conociéndote como eres seguro lo descubrirás pronto jajaja
- Qué quieres decir con eso Terry?! – Le gritó molesta
- No has cambiado nada jajajaja
El eco de su sonrisa se fue desvaneciendo como el eco en una montaña y en un pestañeo la hermosa sala bañada por el sol se abría frente a sus pies.
- Qué bonita canción – Cerró los ojos disfrutando de la melodía – Quién será?
Caminó un poco más, la cola del piano no la permitía ver a quien tocaba así que fue rodeando poco a poco el instrumento para descubrir con gran alegría a alguien muy especial para ella.
- ANNIE!
- CANDY! Candy! Cuánto te he extrañado!
- Annie!
Las dos amigas, hermanas de toda la vida se abrazaron por un largo rato.
- Tranquila Annie – Le dijo con ternura – Aquí estoy
- Candy! – La chica trataba de contener sus sollozos – No sabes cómo te extrañé! Aunque aquí los días que pasan no se perciben pero… para mí sí contaba cada puesta de sol que veía! Contaba los días para volver a verte!
- Pero qué dices Annie – Le ofreció su pañuelo – Anda, sigues siendo la misma llorona.
- Lo siento Candy pero estoy tan contenta de verte.
- Yo también Annie – Le regresó la sonrisa.
La delicada joven la invitó a sentarse en la hermosa terraza blanca llena de flores de colores vivaces, observando el hermoso día en silencio que fue interrumpido por ella.
- Candy… nunca dejaré de agradecerte que gracias a tu intervención, sé que la tía abuela aprobó nuestro matrimonio.
- Eh? En realidad no creo que fuera por mi carta Annie, fueron ustedes y su lucha lo que hizo finalmente reaccionar a la tía abuela. Eres feliz?
- Mucho Candy, he sido la más feliz junto a Archie – Sonrió mientras observaba el horizonte, después su expresión cambió a una de seriedad – Pero sobretodo, gracias por haber estado junto a mí en ese momento, tus manos que sostuvieron las mías me dieron el valor que necesitaba.
El viento ahora se ha calmado, mi sudor se ha secado
Tuve hambre, qué era eso?
Un agradable aroma llegó junto con voces llenas de vida
Siempre he caminado solo/a, todos estaban esperando
- De qué hablas Annie?
Annie, sin desviar su vista aún del horizonte se sorprendió por la pregunta de Candy y sólo sonrió.
- Siempre estuviste a mi lado Candy y por eso pude ser fuerte, como agradecimiento, tocaré esta melodía que preparé para ti.
- Una canción para mí?!
- Sí vamos Candy!
Extrañamente, la hermosa melodía la fue sumiendo en un sueño más profundo cada vez y no pudo evitar cerrar los ojos, cuando finalmente los abrió su visión era aún borrosa pero ahora observaba un lugar lleno de árboles.
- En dónde estoy? – Se levantó de golpe – Este lugar…. Hay un arroyo ahí!
Caminó por un par de minutos disfrutando del paisaje de verano, era extraño, no sabía en dónde estaba, ni le importaba que no hubiera nadie, parecía como si supiera que nada malo podría ocurrir ahí, sentía que podía ir a donde ella quisiera, de pronto el ruido de una fogata interrumpió sus pensamientos.
La persona le daba la espalda, pero ella sintió que conocía muy bien a esa persona. No puede ser….
- No subas al bote o volverás a caer por la cascada, aunque pensándolo bien, aquí ya no corres peligro.
- Albert!
La figura volteó – Candy…
- Albert! – Corrió para abrazarlo – Nunca creí que te vería aquí!
- Así fueron siempre nuestros encuentros no es así Candy? – Le habló mientras correspondía el abrazo – Lamento haberme marchado sin previo aviso la última vez también…
Ella negó con la cabeza – Pero finalmente te encontré Albert!
- Por fin libres Candy, y por fin serás libre para encontrar a esa persona…
- A esa persona?
- Sí, a quien siempre quisiste volver a ver – Le sonrió con ternura.
- Pero…
- Quieres dar un paseo Candy? Aquí no hay guardias…
- Eso quiere decir que vives aquí Albert?
- Así es Candy, sólo aquí vivo la libertad que siempre amé, estar rodeado de la naturaleza.
- Es lo que siempre hiciste no es así?
- Pero aquí no lo hago sólo para escabullirme de los compromisos con la familia jajaja aquí soy libre verdaderamente … oye tranquilo! Jajaja – Se le acercó un ciervo pidiendo atención.
- Me alegro mucho Albert!
Él sonrió y asintió.
- Candy…
- Sí Albert?
- Fui muy feliz a tu lado, la soledad y la melancolía en la que vivía se alejaron de mí cuando me reuní contigo, tu sonrisa siempre me acompañó.
- Al final quedamos solos los dos – Dijo a modo reflexivo – Fue natural ser compañeros no es verdad? Tú también me ayudaste mucho Albert, pareciera que estoy soñando sabes, he visto a Patty, a Stear, Annie…
- Soñando?
- Qué ocurre Albert?
- Sí Candy, este es un hermoso sueño, aquí todo es posible, creo que es un sueño que no conoce su fin…
- Si ver a todos los que amo es un sueño entonces no quiero despertar! – Se detuvo con los ojos muy abiertos, recordaba esa frase que había dicho en un baile, su primer baile y esa vez estaba a lado de alguien a quien no había visto, qué extraño, por qué si había visto a todos pero menos a la persona que se había quedado tan dentro de su corazón. Albert dijo que aquí todo era posible…entonces…podría ver a…
- Albert! Él Está aquí?! – Candy salió de su reflexión pero cuando lo buscó para preguntarle ya no había nadie – Albert! Albert! Se ha ido….
Por unos instantes el silencio absoluto reinó en donde estaba, caminó y ni siquiera el murmullo del viento llegó a sus oídos, como si esperara, como si el preámbulo del encuentro estuviera por suceder, algo le hizo acelerar su corazón con fuerza.
De rosa y de blanco, era la alfombra de pétalos, de dulce aroma su camino se impregnó.
Sus manos temblaron, sus piernas correr quisieron, el portal en su horizonte estaba abriéndose para ella como si de un templo se tratara.
Ahogó un exclamo, las manos llevó a su boca y las lágrimas como torrentes salieron.
Levantó su delicada mano para tomar un pétalo blanco que como nieve sobre ella estaban cayendo, como una pluma flotaba, tan suave al tacto, tan etéreo.
Apretó el pétalo en su mano y la llevó a su corazón, queriendo estar en llanto supo a quien estaba a punto de ver.
- Me encanta cuando sonríes, espero que seas la chica más feliz del mundo.
Sin abrir aún sus ojos llenos de gruesas lágrimas, ella sonrió y le dijo:
- Cómo no he de ser la chica más feliz del mundo si al príncipe al que tanto amo está frente a mí.
Abrió sus ojos verdes y más hermoso de lo que lo recordaba lo descubrió.
- Candy… - Su voz resonó por todo el lugar.
- Anthony….. Anthony! Otra vez estoy soñando verdad? – Dijo mientras corría hacia él.
- No Candy, ésta vez nuestro encuentro no es en tus sueños.
- Voy a abrazarte! – Sollozaba – Esta vez podré tocarte?
- Ya no me iré Candy.
- Podré ver tus hermosos ojos azules? Me reflejaré nuevamente en ellos?
- Mis ojos están llenos de ti.
- Sabes cuánto quería verte?!
- Lo sé princesa – Abría cada vez más sus brazos para recibirla mientras también avanzaba hacia ella.
- Cuánto quería oír tu voz! El eco de tu voz ya no desaparecerá?
- Nunca más.
- Anthony! Sabías que yo te amaba!? – Se arrojó finalmente a sus brazos después de ese largo camino de rosas.
- Lo sabía Candy – Cerró sus ojos sosteniéndola en sus brazos – Tanto como yo te amo a ti.
El encuentro duró una eternidad o unos instantes, ella no se atrevía a dejarlo temiendo que desapareciera, cerró aún más su abrazo.
- Todos construimos nuestros recuerdos querida Candy, cada uno a nuestra manera, con nuestros propios miedos y tristezas, salimos adelante, y yo aquí aunque sintieras que estaba lejos de ti la verdad es que permanecí a tu lado.
- Anthony.
- Ya sabes en dónde estamos, no es así Candy? – Acarició su rostro.
- No te desvaneciste frente a mí, pude tocarte, pude hablarte, pude abrazarte….entonces estoy…
- En una nueva realidad, en un nuevo comienzo.
- Nunca más de ti he de apartarme?
- Candy, fuiste muy fuerte, yo quería…
- No! Esta vez seré yo quien lo diga…Gracias Anthony, gracias por darme el mejor regalo de todos, gracias por haber levantado mis alas y empujarme a volar muy alto… gracias a tu amor.
- Llegaste muy lejos Candy pero eso fue porque tú misma lo hiciste y todos están orgullosos de ti.
- Todos?
Anthony sonrió como sólo él sabía hacerlo.
- Sí todos, te estábamos esperando.
La colina de Pony se formó frente a ellos, las alegresy conocidas voces de todos resonaron con el viento.
- Candy! – Gritaron todos – Candy! Aquí estamos!
- Pero si son…..son todos!
- Ves que no estuviste sola? Y sin embargo la soledad fue…
- Mi mayor prueba, gracias Anthony!
- Te están esperando, vamos? – La tomó de la mano hablándole con su entusiasmo de siempre.
- Vamos!
Corrieron por la colina, no hubo cansancio ni sudor, ahí estaban frente a ella todos aquellos que tantas lecciones le habían dado y que ella a su vez tantas lecciones les había entregado haciendo que cada uno de ellos en sus propias capacidades lograran salir adelante.
- Ya sé en dónde estoy Anthony! – Volteó a verlo mientras corrían.
- Y esta vez cumpliremos nuestra promesa!
Todos se quedarán solos algún día, viviendo sólo de las memorias
Aún así, está bien,
Evoco a este pacifico sentimiento mi amigo
Algún día estaré viviendo en algún lado, dejando atrás los recuerdos de los días que pasé con todos
En ese momento ya no seré fuerte
Solamente estaré sollozando como una persona ordinaria y débil
~~Fin~~
Gracias a todos, lo que me enseñó cada uno de ustedes nunca he de olvidarlo.
Gracias Anthony, porque me diste el valor que necesitaba para lo que en un futuro tendría que afrontar.
