Candice White es una muchacha trabajadora y emprendedora jamás se dejá vencer por nada ni nadie. Al pasar toda su vida rodeada de niños decide emprender vuelo a otro lugar con nuevas oportunidades en ese lugar conocerá el amor y la desilusión al mismo tiempo.

Era verano y Candy estaba tan concentrada dibujando el hermoso atardecer, por las mañanas ayudaba en el Hogar de Pony y por las tardes se dedicaba a dibujar o pintar. Un día escucho de un sitio en Internet para conseguir trabajó de niñera o tutora muy bien pagado aún que esas buenas oportunidades se daban al rededor de todo el mundo. Y sabiendo que en el hogar se necesitaba de mucho dinero no desaprovecharía una oportunidad como está.

-Candy que hermoso te quedo esté dibujo lo colgare en está pared.

-Gracias hermana Maria. ¿Y no han llamado?.

-No hija aún no.

-Bueno hay que seguir esperando.

-Si Candy no hay que desanimarnos.

Durante la noche Candy seguía revisando su correo electrónico con esperanzas de encontrar una respuesta. Al no encontrar nada relacionado al trabajó se desplomo sobre su cama observando todas las pinturas y dibujos que había echo. -Ojala y todo ésto tuviera algo de valor. -Candy rodó sobre su cama quedando frente a su ventana al ver la hermosa luna y estrellas en el cielo no pudo resistir salir con su libreta y empezar a dibujar. A la mañana siguiente se puso de pié a la misma hora como todo los días.

-Candy... Candy!.

-¿Pasá algo hermana Maria?.

-La llamada... La llamada que esperabas!.

Candy corrió hasta la oficina de la señorita Pony. Al tener el teléfono en sus manos los nervios estaban apuntó de apoderarse de ella. Al contestar la llamada los ojos de Candy brillaban de alegría por la propuesta que le hacían, en un momento abrió tanto sus ojos que casi se salen de sus órbitas.

-¿Tiene algún inconveniente con eso?.

-No, no señorita y acepto la propuesta de trabajó.

-Siendo así en unos días me pondré en contacto con usted para darle toda la información de su viaje.

-Esta bien señorita esperó su llamada.

-¿Qué pasó Candy?.

-Es una propuesta muy buena excelente diría yo... Es solo que...

-¿Qué?.

-Tengo que viajar a Londres Inglaterra.

-Candy pero eso es muy lejos.

-Lo sé señorita Pony pero es una oferta muy buena y ya he aceptado.

-Pero es tan lejos tu no conocés a nadie allá.

-Lo sé hermana Maria pero necesitamos mucho el dinero.

-Candy podemos arreglarnos como sea pero no te vayas tan lejos.

-Hermana Maria algún día Candy tendrá que buscar su propio camino y ese momento ya a llegado quizá tenga mejores oportunidades que aquí.

-Si hermana Maria además les llamaré todos los días y les enviaré fotos.

-Candy. -La hermana Maria la abrazo con fuerza.

El día del viaje a su nueva vida había llegado, habían echo escala en algún lugar que Candy no conocía, al subir al otro avión le toco sentarse junto a la ventana empezaba a atardecer y el sol y las nueves se veían tan hermosas que Candy estaba aguantando las ganas inmensas de no sacar su libreta y dibujar cerro sus ojos y al abrirlos otra vez la imagen era aún más hermosa en un impulso saco todo de su bolsa y empezó a dibujar, estaba tan concentrada en su trabajó que no se dio cuenta que su acompañante de asiento estaba fascinado viéndola dibujar. Al terminar Candy observo su trabajó sintiéndose muy satisfecha.

-Hermoso trabajó!. -Candy volteó a ver a su costado y sus ojos quedaron completamente hipnotizados. -Me permites hacer unos arreglos. -Ella no dijo nada solo asintió con la cabeza y una sonrisa se dibujada en su rostro. -Soy Anthony Brown.

-Yo... Yo me llamo Candice White.

-Lindo nombre.

-Gracias. -Candy estaba sonrojada y un poco apenada.

-Ya esta! Mirá.

-Quedo mucho más hermoso. -Candy sostenía su libreta.

-Dibujas muy bien ¿Dónde aprendiste?.

-Aprendí sola desde que tengo uso de razón me atrajo mucho la pintura, dibujos, los paisajes y colores. -Él solo sonrió al ver la emisión con la que ella hablaba.

-Tienes un gran talento.

-Gracias ¿Y tu cómo sabés de ésto? Mirá con lo que hiciste esté dibujo quedo muchísimo mejor.

-Pues yo aprendí en una escuela de dibujos en París.

-París!.

-Si en París ¿Conocés?.

-Solo por fotografías que he visto en Internet.

-Es una ciudad muy linda y romántica esperó que tengas la oportunidad de conocerla.

-Si también yo esperó conocer esa ciudad muy pronto.

-Perdona mi atrevimiento pero eres muy linda. -Las mejillas de Candy estaban enrojecidas.

-Gracias. -No dijo más y bajo la mirada. Anthony ya no dijo más porque pudo notar el nerviosismo en Candy.

Estaban apuntó de llegar a su destino y Candy tenía una extraña sensación por ese chico tan simpático, sentia la necesidad de seguir conversando con él.

-Toma. -Candy tomo el papel que Anthony le ofrecía.

-¿Y ésto es?.

-Mi numero de teléfono. -Él sonrió dulcemente. -Imaginé que si pedía tu numero de telefono me darías uno que no era, es por eso que decidí darte el mios esperó que me llames.

-Yo aún no tengo teléfono he venido a trabajar pero en cuánto tenga uno ten por seguro que te llamaré. -Anthony volvió a sonreír.

Al bajar del avión Candy y Anthony se despidieron, él siguió su camino mientras Candy estaba ahí de pié esperando a que fueran por ella. Al observa bien encontró a un señor con un letrero que tenía su nombre.

-Hola yo soy Candice White.

-Hola mi nombre es Edward. Él señor Grandchester me envío a buscarte.

Al llegar a la casa a Candy le pareció vivir un sueño al encontrarse con una casa enorme parecida a un castillo de cuentos de hadas. Los jardines eran enormes y verdes tan verdes que parecían de mentira. Él chofer estaciono el auto y Candy bajo de el.

-Sigueme te llevare con él señor Grandchester él ya te espera.

-Si. -Dijo Candy. Mientras sostenía su equipaje.

Caminaron por unos pasillos interminables hasta llegar a una puerta enorme de la mejor madera que pudiera existir.

-Señor Grandchester, la señorita White ya esta aquí.

-Hágala pasar por favor. -Candy entró al lugar y esté estaba decorado con cosas muy finas y valiosas. Detrás de un escritorio se encontraba con señor muy elegante, vestido impecable y sosteniendo un puro con su mano mientras firmaba unos papeles con la otra.

-Buenas tardes señor.

-Buenas tardes, tome asiento por favor. Me parece que es usted muy joven para esté trabajó ¿Cuántos años tiene?.

-Tengo veintitrés años señor y tengo mucha experiencia con niños le aseguro que estoy muy bien capacitada para esté trabajó y si usted me da esta oportunidad podrá ver que lo que digo es verdad y estará muy satisfecho con mi trabajó.

-Veo que a tu corta edad sabés desenvolverte muy bien y eso me agrada. Esta bien señorita White confiare en su palabra y esperó ver muy pronto su resultado.

-Así será señor.

-Tengo dos hijos, él mayor es Richie Grandchester y él menor es Liam Grandchester. De momentos mis hijos esta de vacaciones junto a mi esposa por lo que la enviaré a Escocia en un mes ellos estarán de regresó y es allá dónde ellos llegarán. Esperó que no le moleste ejercer otro trabajó que no sea el mismo que usted esperaba le aseguro que se le pagará lo mismo.

-No tengo ningún problema con eso señor.

-Siendo así le asignare una habitación paraque descanse y mañana por la mañana la enviaré a Escocia, dentro de unas semanas estaré en Escocia para esperar a mis hijos y darle indicaciones de que hacer de momento prepare estás carpetas paraque vaya conociendo más acerca de mis hijos. Tambien hay un adelanto en su sueldo, al venir de tan lejos imaginó que necesita de algunas cosas personales.

-Como usted diga y muchas gracias señor. -Él señor Grandchester llevó un teléfono a su oreja para llamar a alguien. La puerta se abrió y una muchacha del servicio doméstico entró.

-Muéstrele la habitación a la señorita White.

-Enseguida señor, sigame por favor. -Siguieron caminando por largos corredores hasta llegar a una puerta. -Está es su habitación, le traeré la cena a las siete de la noche. -Y antes de decir algo la puerta se cerró.

-Vaya la actitud de esa chica parece automatizada. -Candy empezó a recorrer la gigante habitación. -Está habitación es mucho más grande que el orfanato... Se ve que son personas muy importantes. Sería muy buena idea averiguar más sobre está familia.

A la mañana siguiente Candy ya estaba viajando a Escocia. Al llegar se encontró con una hermosa villa rodeada de árboles, pájaros y otros animalitos jugando en los jardines. Al entrar a la casa la recibió una señora de avanzada edad.

-Tu debes ser Candice White.

-Si señora pero puede llamarme Candy.

-Muy bien Candy. -La señora le sonrió. -Ven te mostraré tu habitación. -La habitación no era tan enorme como la otra pero era muy espaciosa y acogedora. -Esperó que te sientas cómoda, iré a prepararte algo de comer.

-No se preocupe por eso yo lo prepararé.

-Está bien pero será mejor que lo preparamos entre las dos así nos conocemos, creó que aún no me he presentado mi nombre es Matilde pero me puedes llamar Maty.

-Está bien Maty.

Por la tarde Candy salió a caminar por ahí, había visto un lago no muy lejos de la villa Grandchester.

-Esté lugar es hermoso. -Candy se acercó mucho más a la orilla del lago. -Mañana regresare y pintare esté hermoso lugar. Necesito conseguir un celular me pregunto ¿Cómo estará el muchacho que conocí en el avión?. -Los ojos de Candy se iluminaron.

Al regresar a la villa Maty ya había preparado la cena.

-La cena está lista Candy.

-Maty pero no debió molestarse yo lo puedo hacer.

-Ya lo sé pero no me gusta estar sin hacer nada, anda hija come.

-Está bien pero mañana yo prepararé el desayuno.

-De acuerdo así me podré levantar más tarde de lo habitual.

Más tarde esa misma noche Candy estaba escuchando música en su IPod, sintió un poco de hambre y fue a la cocina por un baso de leche. Al abrir la nevera escucho que la puerta principal se abría.

-¿Maty eres tu?. -Pero nadie contestó, encendió la luz de la cocina tomo la escoba y camino hasta la puerta principal. -¿Quién anda allí?. -En ese momento alguien la tomo por el brazo y le tapo la boca. Candy intentó zafarse del fuerte agarré pero fue inútil.

continuará...