Yo te amo... creo
Quinn Fabray.
Hubo un tiempo en que cualquiera en McKinley que hubiera escuchado ese nombre hubiera dejado todo lo que hacia para echar un vistazo a la bella rubia de ojos miel que caminaba con la cabeza en alto portando orgullosamente su uniforme de porrista por los pasillos. El rojo contrastaba con su blanca piel y hacia brillar más su cabello y sus ojos, además, el material se ajustaba perfectamente haciendo mas notable su bien formada figura acabando con una pequeña falda que dejaba al descubierto unas piernas por las que cualquier hombre daría la vida.
Una delgada figura se levantaba de la cama con pesadumbre, si, era Quinn Fabray con sus dorados cabellos pegados a su frente sudorosa consecuencia del calor de la noche pasada.
Su novio Finn se preocupaba mucho por ella. Había oído en las noticias que para esa noche se esperaban temperaturas debajo de los -5º!, ¿pueden creerlo?, si Ohio era un lugar con mal clima pero -5º era demasiado, Finn estaba parado afuera de la tienda de electrónicos con la boca abierta escuchando atentamente a lo que oía, al fin podría sacar la colcha eléctrica que le había regalado Rachel la navidad pasada.
-"Demonios Finn!" se había quejado durante la noche la hermosa chica "Tratas de cocinarnos?". Hubiera preferido que la calentara con un abrazo, pero bueno a veces hay que ceder aunque eso significara que a la mañana siguiente tendría que darse un baño con agua helada para quitar la sensación pegajosa que el sudor seguramente dejaría sobre su cuerpo.
-"Vaya que esta helado aquí afuera" murmuro Quinn al salir de la cálida colcha.
Se paró con cuidado, tenía una playera roja del equipo de futbol de McKinley, solía dormir con ella porque era mas cómoda y ocultaba su… bueno… eso que quería ocultar. Caminó con pereza hacia el enorme espejo que se encontraba en la esquina de la habitación y se plantó enfrente de el contemplándose en silencio con los ojos entrecerrados. Si había algo que amaba de ella misma definitivamente era su cabello, cuando no estaba humedecido en sudor claro, le encantaba como se reflejaba el sol en el haciéndolo brillar aun mas. Comenzó a pasar sus dedos por entre su tan amado cabello mientras sonreía, de repente bajó su mirada hacia su vientre y la sonrisa de borro de sus labios. Ahí, medio escondida por la enorme y floja camiseta de futbol se encontraba lo que había hecho que los demás dejaran de fijarse en su cabello o en su ojos. Los ojos de Quinn comenzaron a llenarse de lagrimas, pero no dejo que estas resbalaran libres por sus mejillas, apretó los ojos con fuerza y alzó la camiseta para dejar al descubierto su vientre. El frio del exterior hizo que su piel se enchinara, la chica bajó sus manos y las puso sobre su vientre. La sonrisa había vuelto aunque ahora acompañada por unas cuantas lágrimas. Comenzó a acariciarse con cariño.
-"Cosa" dijo sin dejar de sonreír "Si que haz crecido"
-"Ya lo creo" le respondió una voz a sus espaldas, era Finn que ya llevaba un rato observándola. Se paro de la cama y se paró detrás de ella "Mira, ya casi no puedo rodearte con mis brazos"
-"Finn! estás helado!" gritó la chica apartando sus brazos y bajando la camiseta para cubrirse.
-"Vamos Quinn estoy mas caliente que tu, esta colcha es una verdadera maravilla"
-"Claro, a ti no te importa quedarte todo el día apestando a sudor y con la piel pegajosa". Quinn puso los ojos en blanco y caminó hacia el baño. Usualmente no era así con el, era esa "cosa" la que la ponía emocional. Pensó en salir y pedirle una disculpa pero lo dejó para después.
- "Sigo sin entender que es lo que le pasa" murmuro Finn despues de ver la reacción su novia.
Y era verdad, ese chico no entendía ni una palabra, no tenía idea de que era lo que pasaba por la mente de Quinn, no entendía que era algo normal en una embarazada, y mas aún si se trataba de una adolescente embarazada, pero que se podía esperar de un chico que se había creído la historia de que la había embarazado por "no aguantar en un jacuzzi" con el traje de baño puesto!.
-"En fin" pensó alzando la ceja, supongo que con un poco de helado y un beso se le olvida
Volvió a meterse en la cama, todavía le quedaban unos cuantos minutos de sueño, para ser exacto 6 minutos de sueño, suficientes para que cerrara los ojos y comenzara a divagar en lo que tenía que hacer en el día.
Dzzzz Dzzzz Dzzzz!.Comenzó a vibrar en celular sobre la mesa de noche.
-"Demonios" gruñó Finn frunciendo el ceño.
-"Hey Finn cuida ese vocabulario" Quinn ya había salido del baño, el agua estaba insoportable así que se había limitado a remojarse para eliminar el sudor seco que tenía en su cuerpo. estaba envuelta en una toalla rosa que dejaba poco a la imaginacion.
-"Rayos" soltó Finn, ella era igual de sexy estando embarazada. "MIL..." comenzó a balbucear Finn.
-"Ni te atrevas a decirlo" exclamó Quinn dandose la vuelta y dedicandole una mirada de muerte. "Eso es algo que solo Puck diría" terminó la frase dandole la espalda al chico para esconder una sonrisita.
-"Si tienes razón" se disculpó el chico sonrojándose "Disculpame" dijo mientras se metía al baño.
-"Claro que tengo razón" pensó Quinn. Tenía toda la razón, Puck ya había usado ese acrónimo con ella. Otra sonrisa surcó su rostro, completamente diferente a la que había puesto al ver su vientre, si, esta sonrisa era divertida, picara, aunque con un leve matiz de tristeza. La imagen del chico con su peinado mowhack y su cuerpo perfecto completamente bronceado inundó cada uno de los rincones de su mente. Instintivamente bajó las manos a su vientre de nuevo.
-"Estas bien querida?" preguntó una voz desde el otro lado de la habitación.
Quinn salió de su sueño y dirigió la mirada hacia la puerta, la mamá de Finn la veía con curiosidad.
-"Oh... Si, solo... ha crecido tanto" tartamudeo Quinn con torpeza regresando a una sonrisa que trajera menos recuerdos.
-"Mañana cumples 6 meses corazón, me temo decirte que esto aún te sorprenderá mas, bueno dense prisa o llegaran tarde al colegio" la madre de Finn salió de la habitación cerrando la puerta.
Quinn se sentó en la cama pensativa. Finn la había apoyado tanto, había estado con ella desde el principio, estaba pagando las cuentas con ese trabajo de medio turno en la cafetería y aun se esforzaba por ir bien en la escuela y mantenerse al dia en el equipo de futbol y en Glee, y además la tenía viviendo es su casa. Era un ángel. Y ella lo amaba, claro que lo amaba, bueno... de nuevo la imagen de esechico se metía en sus pensamientos. Quinn agitó la cabeza como para hacerlo desaparecer. "Demonios" pensó, no puede ser así, era Finn a quien amaba el esel padre del bebé que lleva en su vientre o almenos eso juraría ella aunque tuviera que raparlo para esconder el mowhack de su cabeza. Otro suspiro. Eso debería haber pensado antes de perder su reputación como presidenta del Club del Celibato con Puck. Porque eso era algo que solo haría con alguien que significara mucho para ella. Y Puck... bueno Puck no podía ser esa persona. Todo había sido un error. El alcohol y la baja autoestima nunca funcionan juntos.
-"Estas lista?" preguntó Finn sacandola de sus pensamientos.
-"Claro" le respondió Quinn dandole un beso en la mejilla. "Estamoslistos"
Finn la envolvió con sus brazos mientras salían de la casa. No había mejor forma de empezar un día helado que en los brazos de quien amas pensó Quinn mientas se subía a la camioneta para ir a la escuela.
Realmente no tenía idea de lo que estaba a punto de ocurrir.
