Luchando por ti
La joven mujer entró en una gran oficina de decorado sobrio, podía sentir su corazón algo acelerado por los nervios de la ocasión, así que decidió calmarse, después de todo eso era una cualidad clave en su trabajo. En pocos minutos ingresó un hombre algo mayor, el destinado para entrevistarla y decidir si obtendría la plaza que solicitaba.
La conversación y los cuestionamientos abundaron, quien realizaba la entrevista lo hacía porque quien debía hacerlo, un desconocido nombrado antes como Sesshomaru, no pudo hacerlo, demasiadas ocupaciones. En su momento Lin lamentó que alguien más decidiera por él, quería que su feje estuviera completamente seguro de que ella era capaz. Luego de un par de horas la chica salió con la promesa de una llamada en dos semanas, ahora sólo quedaba esperar a ser la adecuada.
El día en que suponía le avisarían se llegó y contrario a sus suposiciones la hicieron acudir a una nueva cita. Lin solía ser muy puntual, sin embargo ese día en especial la sorprendió el tráfico y tuvo que subir la gran escalera de entrada corriendo con su bolsa en el hombro, tacones ligeros y una falda a la rodilla. Así andaba apresurada cuando chocó contra alguien y cayó sentada en un escalón de piedra, de inmediato alzó la mirada y se topó con la de un hombre alto y fornido que permanecía de pie mirándola fríamente, se puso de pie lo más ágilmente que pudo y ofreció una disculpa por su torpeza, aunque en realidad fue colpa de ambos, y sonrió como era su costumbre, el otro sólo se retiró sin decir una palabra o mostrar expresión alguna.
Lin le dedicó una última mirada algo confundida y recordó que llevaba prisa así que continuó con su camino. Por fortuna ese día las cosas salieron bien.
Una semana después empezaba un nuevo día en el Hospital de Tokio y era el día en que llegaban los nuevos residentes, dependiendo del área del hospital era el número de "novatos" que recibirían, una de las más cotizadas era terapia intensiva debido a que en ese lugar sólo se aceptaba un nuevo médico por año. "Requerimos personas con experiencia, no niños que quieran jugar a ser doctores", decía el jefe de ese piso. Cuando le preguntaban la razón de no aceptar más nuevos residentes. Siempre fue un médico controvertido, muy joven y muy talentoso ya que era uno de los internistas más reconocidos en todo Japón a sus 35 años, lo único que nadie admiraba era definitivamente su carácter frío e inconmovible, sin importar la situación sus dorados ojos permanecían siempre como témpanos de hielo.
Una mujer joven entró en el elevador acompañada de una amiga suya, la que le había recomendado ese hospital por ser el mejor de la capital. Lin se encontraba nerviosa por todos los rumores sobre el reto que estaba por enfrentar, sin embargo estaba contenta por haber sido la seleccionada para asumir la responsabilidad. Una vez en el piso que le correspondía se despidió de su amiga.
- Éste es tu piso, mucha suerte
- Gracias Sango no sé qué hubiera hecho sin ti.
- Para eso estamos las amigas. –Lin asintió y salió del ascensor para tomar el camino sola.
Luego de preguntar la condujeron hasta el salón para doctores y acomodó sus cosas con una enfermera esperándola mientras le explicaba cuáles serían sus labores desde ese momento y hasta nuevo aviso. A decir verdad se sintió algo decepcionada de que no le dieran mayores responsabilidades que chequear a los pacientes pero debía tener paciencia y demostrar lo capaz que era.
Empezó a recorrer y reconocer cada pasillo y habitación, saludaba a todas las personas con su habitual sonrisa, era definitivamente una de las mejores en lo que hacía porque no sólo ayudaba con diagnósticos y tratamientos sino que su carácter tranquilo y alegre se transmitía a los pacientes.
Pasaron las primeras horas sin sobresaltos hasta que llegó un niño de cinco años recién salido de cirugía y las cosas se complicaron bastante, Lin era la persona más cercana y la primera en llegar a ayudar, después de un par de enfermeras también apareció otra de las doctoras, quien dejó a la nueva muchacha a cargo ya que pensó que era capaz de hacerlo y no estaba equivocada, pronto lo salvaron de morir, sin embargo tuvieron que regresarlo al quirófano para una nueva intervención.
- ¿Quién fue el responsable de esto? –preguntó una voz bastante fuerte y varonil una vez pasado el incidente.
- Fui yo –respondió la otra doctora que atendió al pequeño.
- ¿Tú llegaste primero?
- No… pero yo…
- Entonces fuiste tú –interrumpió con voz indiferente pero atemorizante dirigiéndose a Lin.
- Sí… -en ese momento le fue difícil reaccionar dado que recordaba a ese sujeto bastante bien a pesar de haberlo visto sólo unos segundos antes.
- Debí suponerlo desde el principio, ahora gracias a ti ese niño tiene que ir a cirugía nuevamente, la próxima vez deja que las enfermeras se hagan cargo. -sin más se retiró dejando a una bastante confundida chica, esfumando así lo bien que se sentía por haber sacado a su paciente de una crisis.
- No le hagas caso es demasiado duro, lo hiciste bien –sonrió la doctora extendiéndole una mano –Kagome Higurashi, mucho gusto.
-Mucho gusto –sonrió con su habitual naturalidad y le extendió también una mano en forma de saludo-. Soy Lin, la nueva residente.
- Tenle paciencia, es muy desconfiado con los recién llegados, a todos nos cuesta ganarnos su confianza… y aún así es difícil evitar un regaño.
- Gracias… espero tener mejor suerte… oye… ¿Conoces a Sango?
- Claro, es mi mejor amiga.
- Es cierto, me ha hablado mucho de ti.
- Entonces tú eres Lin su amiga y de… Kohaku…
- Sí… -en ese momento una enfermera llamó a Kagome y ésta tuvo que despedirse para atender a un paciente.
El resto de su turno fue como el principio, sólo revisando signos vitales y haciendo rondas, de vez en cuando veía pasar a ese hombre de cabellos largos que, por lo que ya le habían contado, era el eje del piso y el poseedor del peor carácter de todo el hospital. "Y tal vez del mundo" –pensaba para sus adentros. Pasó sus primeras 24 horas y fue por sus cosas, ahora sólo pensaba en alejarse de la mirada vigilante y amenazadora del Dr. Sesshomaru, además, alguien la esperaba.
La miró desde lejos y se sintió aliviado de que se marchara "Por fin se marcha esa niña… alguien menos que cuidar" –pensó. Era un hombre frío al que no parecía importarle nada más que su trabajo, casi no salía del hospital y no toleraba la menor desatención a los pacientes. "Sus errores cuestan vidas y no pueden darse ese lujo…" –decía siempre en las reuniones. Ese hombre de ojos miel era uno de los más adinerados de todo Japón gracias a su padre, quien en cierta forma no estaba muy orgulloso que fuese médico pero lo aceptaba ya que no tenía muchas opciones con el carácter de su hijo.
La chica llegó a su departamento y fue a dormir un rato, aproximadamente cuatro horas antes de tener que alistarse para que la recogieran. Fueron pocas horas las que descansó, sin embargo, le sirvieron bien y al medio día se despertó con ánimos de salir. Tomó una ducha caliente y se arregló con cierta rapidez pues, no le gustaba arreglarse demasiado, sólo un toque de brillo en los labios, algo de sombra en los ojos y una coleta recogiendo su cabello por un lado.
Llamaron a la puerta y fue a abrirla de inmediato, ahí se encontró con un hombre bastante alto y hasta atractivo, su cabello era castaño y bastante largo, su piel blanca y ojos oscuros terminaban por darle un toque interesante.
- Hola –lo saludó con un beso en los labios.
- ¿Qué tal estuvo tu primer día?
- Mejor de lo que esperaba ¿Nos vamos?
- Claro –asintió con una voz casi atemorizante para dar inicio a una salida como tantas otras.
Cualquiera que los mirara por la calle no podía evitar notar a la pareja, él varios años mayor que ella, poco más de diez, además de que su simple apariencia lo hacía ver como un hombre recio, serio, imponente y hasta despreciable. Hacía casi dos años que estaban juntos, se conocieron por casualidad, o eso creyó ella, en una fiesta donde se buscaba recaudar fondos para el hospital donde Lin aprendía y trabajaba en ese entonces. Ella estaba conversando con algunas amigas cuando él le pidió que bailaran, en ese momento aceptó más por compromiso con un hombre de importantes donaciones que porque en verdad le interesara. Al paso destiempo la siguió buscando y encantando poco a poco con sus detalles, si se lo proponía era un hombre encantador. Algún tiempo después le pidió que hiciesen la relación más formal.
FLASHBACK
- No… no lo sé, creo que no nos conocemos tanto… - "No sé qué es lo que siento por ti"
- Vamos –le dijo besando el dorso de su mano – dame una oportunidad, no te defraudaré.
- ¿Por qué yo? Tú conoces muchas mujeres que están en tu círculo de amistades…
- Ninguna como tú –"Eso es definitivo" – Eres diferente a ellas, tú eres auténtica, sincera. Vamos, no aceptaré un "no" por respuesta. –la acercó mucho a sí para besarla con ternura fingida. – Sólo dame un tiempo, te prometo que no te arrepentirás.
- Está… bien…
FIN DEL FLASHBACK
Luego de eso las cosas se tornaron pacíficas, él era siempre muy atento y la auxiliaba siempre, a pesar de que ella no lo pidiera. Así fue como se ganó su confianza y decidió quedarse a su lado, tal vez no lo amaba pero se sentía tranquila, además él parecía estar muy enamorado. Algunas veces se preguntaba si hacía lo correcto, sin embargo mientras su relación se volvió más costumbre que nada se dejó de cuestionar sobre lo que sentía.
Una limosina negra se detuvo enfrente de un hospital y una chica bajó de ella para internarse en el edificio y comenzar un nuevo turno. La noche iniciaba apenas y todos sabían que eran, en ocasiones, los turnos más difíciles por aquellos que ingresaban provenientes de urgencias luego de un accidente.
Lin estaba recibiendo los registros de alguien cuando detrás de sí escuchó una alarma sonar y de inmediato asistió, empezó a hacer preguntas a la enfermera y a dar algunas indicaciones cuando escuchó detrás de sí una voz que la contradecía.
- Pero es demasiado mayor para hacer eso –rebatió ella.
- Una vez que aprendas lo que haces puedes volver, vete. –ordenó el hombre indiferente pero autoritario.
Entonces la enfermera se disponía a escuchar sus nuevas instrucciones cuando sin aviso previo Lin tomó una jeringa y puso algo en el suero del paciente, luego como si nadie estuviera a su alrededor continuó atendiendo al anciano que parecía empeorar.
- Te dije que te fueras. –le reiteró el jefe del piso tomándola con fuerza de una muñeca con la que sostenía una nueva sustancia, luego se la quitó de la mano y continuó él con el procedimiento que en un principio desaprobó. Lin sólo observó desde lejos hasta que todo terminó y Sesshomaru la llamó con la mirada a su oficina.
En el camino todos la observaron atónitos y temerosos de lo que pudiese pasar con ella, ya que nadie antes había retado así a aquel hombre. Entró detrás de él y cerró la puerta con delicadeza aparentando normalidad a pesar de la mezcla de enojo y temor que sentía.
- ¿Qué crees que hiciste?
- Lo que creí correcto.
- ¿Desobedecerme así? Creo que no tienes bien claro quién es el que sabe más aquí así que como te lo dije, cuando sepas lo que haces, puedes volver… tal vez en un par de días. Y márchate ahora antes de que te de de baja permanentemente. –ella se contuvo y caminó hacia la puerta, la abrió un poco y dijo algo antes de irse.
- Pero al final…
Las últimas palabras fueron una insinuación incompleta "Pero al final quién tuvo razón". Sesshomaru escuchó y de inmediato salió de su oficina buscando a la chica, cuando la vio en recepción hablando con una de las chicas se acercó y le dijo a la misa –La señorita no regresará hasta dentro de una semana- . Luego se retiró sin más. Entonces la confusión y los rumores aumentaron, entre los que sentían cierta envidia del valor la nueva doctora hasta los que la admiraban por lo mismo. Al final el resultado era el mismo, una semana de suspensión y el obstáculo más grande que enfrentaría nunca, Sesshomaru.
A la mañana siguiente entró al piso una mujer de ropa entallada y ojos rojos que preguntó por el jefe y luego fue directamente a su oficina entrando sin tocar.
- Espero que no estés ocupado.
- Sabes que sí.
- Claro, pero esto es importante, mañana es la reunión en casa de tu padre, sabes que tenemos que asistir.
- Y como siempre te utiliza para que yo vaya. –la mujer estaba muy cerca de él que se puso de pie para besarla en los labios.
- Vamos a desayunar y luego a tu departamento –ésta vez lo besó ella con mayor pasión – Para que duermas un rato.
- Sabes que no dormiré. –los dos salieron bajo miradas y bullicios.
- ¿Qué pasa? Hoy todos hablan más de lo normal.
- Un problema con una niña que no sabe lo que hace...
CoNTiNuaRá...
Hello! Aquí estou con el nuevo fic... el cuarto de Sessho y Lin, espero no aburrir a nadie. Aquí estoy decidid a poner dos escenas bastante especiales... jaja... espero que lleguen a leerlas.En fin ojalá que les haya gustado el primer capi y les queden ganas de leer el segundo.
Porfis si tienen 1 minuto les pido un review, los primeros capis siempre son los más inseguros, no sé la idea es buena o no (aunque en lo personal me encató:p).
Ahora sí no vemos. Ya saben, se acptan todo tipo de conmentarios. Byes!
