Primero que nada los nombres de los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y a su compañía Editorial. Esta historia, por otro lado, es de mi invención y está inspirada en algunas de mis experiencias en la práctica de Enfermería. El contenido de esta historia es apto para mayores de 18 años y en ella todos los personajes son humanos. Es la primera vez que publico en fanfiction por lo que si este fic es de su agrado, les pido que me dejen un review para continuar la historia.

Capitulo 1: Había una vez…

Aquí iba yo, en mi corcel blanco, a toda la velocidad posible para acortar los kilómetros de distancia que me separaban de mi príncipe azul que se encontraba secuestrado por la malvada bruja de Tanya Denali, en la suite más alta del edificio más alto de esta ciudad… ok! Tal vez exagero, pero permítanme contarles mi historia desde el comienzo…

Mi nombre es Isabella Swan, Bella para los amigos, soy enfermera de UCIP (unidad de cuidados críticos pediátricos) en el Hospital de Seattle y vengo recién saliendo de uno de los turnos más difíciles que he tenido en mucho tiempo, no he descansado bien y eso me hace divagar un poco (por lo que les pido comprensión). Tengo 23 años y nací en un lluvioso pueblo de Washington llamado Forks, donde por cosas de la vida conocí a mi amado novio Edward Cullen.

Pero permítanme que me remonte a los comienzos de nuestra historia de amor, los Cullen eran los dioses en el pequeño instituto de Forks, bellos e intocables, eran por mucho los más perfectos estudiantes del lugar, yo por mi parte, era una alumna media sin ninguna característica física sobresaliente, es decir, una más del montón. Se preguntarán entonces que hice yo para ser tan afortunada… pues ni yo misma lo sé con certeza. Desde el primer día en que llegué al instituto a la menor de los Cullen, Alice, se le metió entre ceja y ceja que seriamos amigas inseparables, y no paró hasta que lo consiguió, dejándome a mí y a todo el alumnado sorprendido ante su convicción y fuerza de voluntad inhumana. De esa misma manera, sus padres y hermano mayor Emmett, me adoptaron como si fuera parte de su familia… con Edward, su hermano de al medio, fue diferente, principalmente porque cada vez que le veía me quedaba sin habla, pues sus perfectos ojos, boca y cuerpo me dejaban completamente embobada impidiendo a mi cerebro hilar dos palabras con sentido.

Luego de innumerables intentos fallidos de Alice por hacer de Cupido, pues estaba completamente convencida de que Edward y yo estábamos destinados a ser el uno para el otro, un alud (nada raro en un lugar tan lluvioso como Forks) nos dejó aislados por más de 6 horas encerrados en una pequeña cabaña a la orilla de un bosque (hasta el día de hoy me pregunto si Alice se habría confabulado con las fuerzas de la naturaleza para lograr un encuentro tan propicio), por lo que no nos quedó otra que empezar a conversar para pasar el tiempo hasta ser rescatados, para el final de esa jornada de encierro habíamos descubierto que teníamos mucho en común, nos gustábamos mutuamente hacía algún tiempo y hasta ya nos habíamos dado nuestro primer beso. Posteriormente Alice admitió que había despistado a las cuadrillas de rescate que mi padre se había empeñado en mandar, para darnos un poco más de tiempo a solas.

Pues, como comprenderán somos novios desde entonces, pero… volviendo al presente, voy en mi miniCooper blanco, a toda la velocidad posible para acortar los kilómetros de distancia que me separan del hombre de mi vida que se encuentra secuestrado por la harpía de Tanya Denali, la más hermosa modelo de pasarela del país, en la suite más alta del edificio más alto de esta ciudad…