Hola a todos, este es el primer proyecto que escribo en esta pagina, a decir verdad, tiene muchos años que ya no escribía nada ¿pero que les digo? me enamoré tanto de esta pareja que no pude resistirme. Estoy algo oxidada, eso es cierto, sin embargo espero que les guste este primer capitulo y me dejen comentarios con sus criticas y si no les gusta también me gustaría leerlo.

Esta historia es 100% Elsanna así que si no te gusta pero estas abierto quédate y tal vez te enamores pero sino mejor te recomiendo buscar otra historia que sea mas de tu agrado.

Los personajes de la película y la película en si no me pertenecen (por mas que lo desee) Frozen es completamente propiedad de su autor.

Sin mas que decir espero que lo disfruten

-Ah- suspira –Por fin algo de tranquilidad – susurra para ella misma, una joven de cabello rubio, casi plata, al tiempo que se sienta elegantemente en uno de los sillones de aquella cafetería –No soporto el clima caluroso- El sol esta en su punto mas alto, resplandece como nunca antes lo había hecho, si se miraba al horizonte, a través de aquella pared de vidrio, a la azulina playa, podías incluso notar el vapor, por la arena y palmeras con ondulaciones, sin embargo eso no era algo que molestase dentro de esta cafetería ya que el aire acondicionado no podría estar mas bajo, sin embargo, ella era la única cliente en el lugar. Fue por ello que lo eligió, no es que no le agradara la gente, simplemente atesoraba la tranquilidad, un clima frío y la lectura de un buen libro era como estar en un sueño para ella, lo único que podría mejorarlo era la llegada de su café.

A lo lejos pudo escuchar como ordenaban llevar el pedido a su mesa la frase "con mucho cuidado" fue dicha en la oración pero no le tomo importancia, la cafeína era su mayor adicción y era solo eso lo que pasaba por su mente, esbozo una casi imperceptible sonrisa al darse cuenta que lo único que leía desde hace unos segundos era "cappuccino, café, expreso, frappe." Alzó la vista al notar que alguien se acercaba y se encontró de lleno con unos ojos verdes de sorpresa, tan expresivos, tan tiernos, tenían algo que le impidió apartar la vista de ellos.

Aquellos ojos verdes la habían visto desde que cruzó la calle para entrar a la cafetería ¿Y quien no la vería?¿cómo no hacerlo? Juraría que aquella mujer es la personificación exacta de la perfección, el cuerpo que toda mujer desearía tener y que ningún hombre podría siquiera llegar a soñar poseer, los ojos cubiertos por unas gafas de sol, el cabello rubio en una trenza que, aunque acomodado descuidadamente sobre su hombro, en ella se veía simplemente exquisito, peor le basto el observar como ignoraba a todos a su alrededor y su carente de alguna expresión, para saber que no era en especial, solo una chica bonita seguramente presumida y muy posiblemente hueca. Nada la preparó para ese momento, aquel cuando se acercara a su mesa a dejarle su orden, donde vería el paisaje mas hermoso que hubiera visto nunca, esa sonrisa, en esos hermosos labios color rosa, fue fugaz, si, pero con esa expresión sintió como si la conociera de toda la vida, fue en ese instante cuando la rubia alzo la mirada y podía sentir, a pesar de aquellas gafas, como su mirada se enterraba en sus ojos verdes, en cámara lenta, o al menos así lo sentía ella, aquella hermosa mujer iba retirando sus lentes dejando a la vista unos hermosos ojos azules, su expresión parecía fría, carente de interés a la escena actual, pero sus ojos, sus pupilas gritaban algo que no podía descifrar.

-¡Rápido! ¡A que no me atrapas!- Unos niños entraron corriendo a la cafetería y en su carrera golpearon a aquella que sostenía la gran taza de café haciéndola perder el equilibrio, la rubia reaccionó e intento ayudar pero de alguna extraña manera ambas junto con la mesa terminaron en el suelo y el café sobre la ropa de ambas

En la parte de atrás un muchacho rubio algo fornido escucho el estruendo, sin embargo conociendo a su compañera se limitó a suspirar –Anna nunca aprenderá, no sé porque aun le digo que tenga cuidado- y seguido lavando platos

-yo-y-yo-yo- tartamudeaba Anna – Lo siento mucho fue mi culpa- buscaba un pañuelo en su mandil sin pararse- déjame secarte, arruiné tu ropa y tu peinado, no que te veas mal, te ves muy bien, cualquiera que te mire se que da como "wow"- intenta torpemente secar el café de su frente- es decir, aun con la mancha de café en tu blusa y tu cabello mojado y tirada en el suelo, eres simplemente hermosa, tu rostro, toda tu eres.. ¿que?-

La rubia sonrió ligeramente divertida llevando su mano derecha a sus labios para cubrirlos –Esta bien, no es gran cosa- Se levanta, sacude un poco su pantalón y le tiende la mano a la mesera para ayudarla a levantar, esta la toma y se incorpora.

-Solo son unas cuantas manchas- la rubia aprieta levemente la mano de su acompañante para llamar su atención

Anna la mira con preocupación -¿estas segura? Puedes descargar todo tu enojo si quieres- al sentir que la rubia deslizaba la mano lejos de la suya la apretó inconscientemente.

-Esta bien, en serio, he estado peor créeme- la miro con una sonrisa en sus labios pero sus ojos no lo reflejaban del todo, se hizo un momento de silencio

-¡Anna! ¿Qué esperas? limpia lo que acabas de hacer- al escuchar aquel grito se sobresaltaron y reaccionaron

-S- si Kristof ya voy- Gritó hacia el mostrador -¿No quieres pasar al baño a- lo pensó un segundo- arreglarte un poco

-No, mi hotel está aquí al lado, mejor subiré a darme una ducha

-Si pe…-

-¡Anna!- la voz grave del fondo la interrumpió

-No te preocupes, no pasa nada- Levantaron juntas la mesa y luego la rubia se dirigió a la puerta despidiéndose con un gesto, mientras Anna iba por un trapeador.

Anna suspira con el trapeador en mano pero luego parece recordar algo –Espera ¿Cómo te lla…- dio la vuelta- mas…?- pero la rubia ya no estaba ahí por un momento se preguntó si había sido un sueño muy vivido

-No, no lo fue, anda limpia tu desastre- dice aquel joven juguetonamente al leer la mente de su mejor amiga de toda la vida, pero Anna solo le respondió inflando su mejilla y limpiando de mala gana.

En el séptimo piso de aquel elegante Hotel se encuentra una joven rubia acostada en su cama, con una bata de baño y una toalla en su cabello.

-Hoy no pude terminar mi libro -

-¡Elsa!- la puerta de la habitación se abre y un niño de 12 años, de cabello rojo zanahoria entra corriendo- ya regresamos de la playa hermanita –la abraza dulcemente

-Olaf estas lleno de tierra, debes bañarte- le dijo tiernamente poniendo su dedo índice en la nariz del niño

-Es que te extrañé hermanita ¿Cómo te fue hoy?-

Elsa sonrió levemente pero esta vez sin cubrirlo

-Pues, no puedo decir que haya sido un mal día hermanito.