Qué hay de nuevo? :D Aquí les traigo otro fic con OC (nótece que me encanta hacerlos de OC's)

Prometo traer uno utilizando rayita _ para que pongan sus nombres(? x3 Pero por ahora les dejo acá la primera parte de un fic que surgió de un Rol con mi hermanita Vale-nee! Y quiero obsequiarle esto de mi parte por su cumple-años próximo owo Y por su bella amistad! Te quiero nee :3

...


Dos Palabras

Cita-.

Esa, esa era la primera tarde de verano. Las labores escolares por fin habían terminado. Había sido un periodo lleno de emociones y aventuras; sin duda los mejores años de estancia en la academia de Lutwidge. Por supuesto que cada año tenía sus recuerdos y cada día era especial, sin embargo este ciclo había sido el mejor en la vida del joven Elliot Nightray y su sirviente.

Desde principios, la llegada de una estudiante nueva a la academia era una noticia que corría por todos los pasillos e iba de boca en boca de los estudiantes. La estudiante de nuevo ingreso era causante de un fuerte alboroto pues ella era, sin duda, hermosa.

Rápidamente captó la atención de tres alumnos, quienes desde un inicio la acoplaron. Entre ellos el futuro duque Nightray y su sirviente Leo y una joven Bezarius que, a pesar de que para Elliot los Bezarius le repugnaban, habían desarrollado una enorme amistad basada en la conexión de gustos que surgió otro par de años antes, tras la llegada de ésta y múltiples acontecimientos entre el sirviente, el amo y ella; y esa amistad de odio y amor al discutir o pelear infantilmente por tonterías. Por otra parte, Leo y ella tenían mucho en común y pasaban horas juntos platicando sobre diversas cosas, lo importante era estar así; juntos. No era extraño verles caminando por los pasillos tomados de la mano, o verlos en la cafetería sentados en la misma mesa; desde siempre existió un gran vínculo, pero nunca fueron más que solo amigos.

Para Elliot, Leo y Jenn, la nueva estudiante era más que sólo una cara bonita o una noticia interesante; para ellos, ella significó un nuevo camino.

Con el transcurso de ambos ciclos escolares floreció una bellísima amistad de hermanas. Vale, la chica nueva, y Jenn habían logrado convertirse en las amigas más inseparables de Lutwidge. No importaba a dónde fuere, siempre se podía ver al pequeño grupo junto; y aún más, por el fuerte lazo que germinó entre Vale y Elliot, y los enlaces de amistad que desde antes existían.

Algunos años más de clases se habían ido. Para ser exactos, el último año de escuela se había ido. Una vez antes de salir, los cuatro decidieron hacerse una promesa; jamás dejarían de verse. Y la siguiente y primera tarde de verano se verían en la mansión Bezarius, pues existían un par de asuntos que aún quedaban pendientes.

Caía la tarde mientras dos chicas permanecían sentadas en silencio en la sala principal de la mansión. Ambas lucían un poco nerviosas; los chicos el día anterior, habían propuesto una reunión que se decidió se celebraría en casa de la Bezarius. Pero ese no era el problema. Dos palabras, una para cada chava; beso y cita.

Beso: No es como si un beso fuera la gran cosa para una pareja. La cuestión era que ellos no eran una pareja normal. A pesar de que ambos sentían algo por el otro, jamás habían dicho una sola palabra sobre una relación o algo por el estilo. Los dos sabían que existía algo entre ellos y era bastante notorio entre amigos y toda la gente de la academia.

La última semana de clases, tuvo lugar una competencia deportiva en la que, los equipos favoritos de ambos competían por el campeonato. Dado este evento, el pelinegro propuso una pequeña apuesta que consistía en un beso. Era bastante obvio que ganara quien ganase y perdiera quien perdiese, el castigo o premio más bien, sería un beso; así que realmente no importaba quien se llevara la copa, el beso ya estaba asegurado… y los nervios también.

Sin embargo, las cosas se volvieron más interesantes cuando, gracias a su mejor amiga Vale, la apuesta terminó en una maraña de nervios más grande que en un principio. El beso de la apuesta dejó de ser un simple beso; se había convertido en un romántico beso francés.

Cita: Llevaban mucho tiempo juntos. Eran una hermosa pareja y se complementaban el uno al otro. Elliot se había enamorado de aquella chica desde el primer momento en que la miró. Comenzar a llevarse con ella fue difícil; no podía dejar de pensarla y se sentía muy afortunado de poder pasar casi cada segundo del día con ésta.

Con un poco de tiempo y un empujoncito, se había logrado que el Nightray se confesara a pesar de su terrible dificultad para hablar de temas como ese y su muy notorio sonrojo cada vez que intentaba decir algo. Una muy dulce pareja, a ella todo eso le parecía muy lindo y no cabía duda alguna que, el duque era la persona más atractiva y especial que ella hubo conocido.

¿Qué era para una pareja como ellos una cita? La vida en la academia era muy distinta a la que se vive fuera. Ya habían salido bastantes veces a pasear por los jardines, a ver una película, a tomar algo; no obstante, esta vez era muy diferente. Se había organizado en casa del Nightray una romántica cena para ellos. Eso, realmente le ponía muy nerviosa; no es como si le diese miedo o algo por el estilo, ella siempre había sido un poco tímida y las ansias le comían viva.

Un toque en la puerta logró sacarlas a ambas de sus pensamientos. Se miraron y se sonrieron mutuamente a la par que el mayordomo de la casa presentaba a los invitados ante las damas. Inmediatamente Vale corrió hacia Elliot y éste la recibió en sus brazos y depositó un cálido beso en sus labios. Leo por otro lado, tímidamente se acercó a Jenn y le saludó con un suave beso en la mano.

Tomaron asiento y comenzaron a platicar de cosas varias durante algunos cuartos de hora, hasta que finalmente se tocó el tema de la apuesta y la chica tomó a Leo de la mano y lo llevó al salón principal escaleras arriba donde, seguramente se cobraría la apuesta.

Una vez solos el rubio tomó la mano de su dama y ofreciéndole una sonrisa preguntó si estaba lista para ir a la mansión Nightray. Ella asintió un poco nerviosa y dulcemente lo besó tomándole por el cuello con ambos brazos, a lo que éste correspondió tomándole de la cintura. Los segundos parecieron eternos mientras que ese beso se convertía en una serie de ellos y con algunas cortas pausas para que ambos pudieran respirar, él se separó unos cuantos centímetros y la miró a los ojos; para finalizar con un largo pero tierno beso. Tomándole de la camisa lo acercó a ella tanto como pudo, mientras que éste lentamente buscaba una entrada a su boca que, al ser permitida comenzó a jugar un poco con sus lenguas hasta que accidentalmente le mordió la lengua, y muy sonrojado, se separó.

-Yo…-dijo aclarándose la garganta– le tengo que decir algo.

-Dime Elli-kun– lo miró atenta un poco apenada y frunció el ceño.

-Usted– acercó un poco su rostro hasta su oreja para susurrarle algo– Y-Yo... Tiene un aroma delicioso– dijo mientras respiraba sobre su cuello para finalizar con un leve susurro a su oído– ¿Rosas? ¿Jazmines? ¿Qué es?-

-Acertaste en l-la segunda. S-son jazmines…-

-Uh… Que delicia…– musitó antes de darle algunos besos en la oreja.

-E-Elli…-

-¿Sí?– preguntó dejando que su lengua rozara levemente su oreja.

-¡T-te q-q-quiero!-

Tomándolo por sorpresa, dio un leve mordisco provocando que ésta se estremeciera y sobresaltara.

-E-Elli…no– levantando un poco la cabeza, logró zafar su oreja al contacto de los labios del chico. Sin embargo, esto solo provocó que la tentación de tener esta vez el cuello cerca de su boca lo llevara a depositarle una serie de besos y caricias en éste.

Ella no podía detener al chico, a pesar de que sabía que no era correcto, solo continuaba abrazándole fuertemente. Dejándose llevar por el roce de esas suaves manos, cediendo poco a poco cuando lentamente la recostó en el sillón.

Trazó con sus dedos una línea en su estómago y depositó un cálido beso en éste. Cuidadoso tomó con ambas manos su blusa, descubriéndole el abdomen y dejándole una cadena de besos.

¿Qué pasaría si alguien llegase a verlos? Era algo que Vale no estaba dispuesta a averiguar. Fue entonces cuando tras un descuido, se reincorporó en el sofá y miró muy sonrojada los orbes azules del chico que permanecía refunfuñando, con las mejillas de un color carmesí, mientras desviaba la mirada al suelo.

-Elli, no es mi estómago el que debes besar– se inclinó rápidamente para darle un beso en los labios.

El rubio correspondió el beso tomándole de la cintura delicadamente acercándola; sin embargo, esta vez fue ella quien rompió el beso para acercarse a su cuello y comenzando con un dulce beso le susurró su venganza.

-S-señorita...etto…y-yo iba a…– sentía en su cuello el respirar de su chica. Pero, no era solo eso lo que sentía.

-¿Ibas a q-qué, Elli?– muy nerviosa devolvió los mordiscos que anteriormente éste había hecho.

-Iba a…– se estremeció acercándola más a él, del agarre que mantenía a su cintura-¿Puedo... preguntarle algo?–

-P-puedes preguntarme l-lo que q-quieras-

-¿Le gustaría s-ser...la futura heredera Nightray?– soltó un leve gemido.

-¡¿Qué quieres que sea qué?!– al escuchar la pregunta se separó de él mirándolo a los ojos sonrojada.

Le costaba mucho entender lo que había pasado. Cómo es que pasaron de… eso… ¿a esto…? No era que le molestara o no quisiera aceptarlo, era sólo que este momento era un anhelo, tan lejano, que parecía un sueño.

-E-Elli-k-kun, por favor n-no juegues con este tipo de cosas…-

-¡Tsk..! ¡No estoy jugando! – Desvió la mirada muy apenado y tomó un poco de aire antes de recuperar la tranquilidad y lograr pronunciar algunas otras palabras- C-creo que no fui específico Señorita Valentina de Nightray…-

De su bolsillo sacó una cajita de gamuza roja y mostró un hermoso anillo dorado incrustado con brillantes diamantes.

Sin poder creer lo que estaba escuchando se levantó del sillón y en silencio se quedó pensativa dándole la espalda a Elliot. Era una decisión complicada. Ella en verdad lo amaba, sin embargo debía considerar todo lo que esto traería en un futuro.

-E-Elliot…– no... Mi querido Elli-kun-

-No tienes que responder si no quieres…– se acercó a ella y le tomó el hombro algo preocupado.

-¡M-m-me encantaría!– se dio la vuelta para abrazarle muy fuertemente.

La recibió en sus brazos y la abrazó pegándola a su pecho; los latidos de su corazón eran muy acelerados. Ambos estaban muy felices, sin duda estaban el uno hecho para el otro. Los dos ya contaban con suficiente criterio para decidir lo que harían con sus vidas.

-¿E-en serio p-… p-princesa?-

-¿Princesa?– le dijo acariciando tiernamente su mejilla.

-M-mi princesa…-

Después él posó su mano en el rostro de Vale, entre su mejilla y su cuello, para darle un romántico beso en los labios. Tomó el anillo de la pequeña cajita y con delicadeza lo introdujo en el dedo de la mano de su chica.

¡Ésta sin duda era una noticia magnífica! Y debían comunicárselo de inmediato a los otros dos; así que subieron las escaleras tomados de la mano y doblaron en el salón principal, no obstante ellos no estaban ahí. Debían estar en ese piso, pues ellos los habrían escuchado su hubiesen bajado. En alguna otra habitación quizá… ¿Dónde más podrían estar?