Ella, Hermione Jane Granger, la chica de cabellos castaños —tan enmarañados como la melena de un león— y ojos del mismo color. Se encontraba sentada en la biblioteca, en su habitual asiento, como muchas otras veces.

¿La razón? Ni ella lo sabía, necesitaba pensar, la batalla contra Voldemort estaba cada vez más cerca y sus pensamientos últimamente estaban dirigidos a una sola persona: Ronald Weasley. Aquel chico de cabellera roja como el fuego y ojos tan azules y profundos como el océano.

No debía pensar en él, pero le era iposible. ¡Por Dios! Voldemort estaba por atacarlos en cualquiero momento y ella solo pensaba en los ojos de Ron.

No sé lo que me pasa, no puedo dejar de pensar en él, en sus ojos ¡Qué hermosos son! además se a puesto muy guapo...¡NO HERMIONE! Es tu mejor amigo, no sientes nada por él además...si lo sintieras él jamás sentirá más que amistad por tí, esos eran los pensamientos de la chica.

Al autodeprimirce, como lo hizo, se levantó, dispuesta a hablar y pedir ayuda, a una persona en la que siempre podía confiar: Harry James Potter.

Después de buscarlo por casi todo el enorme castillo, pudo divisarlo en la "Sala Común". Sentado en el sillón, con su actual novia, Ginny Weasley. Habían decidido formar pareja cuando ella—Contra el pronóstico de cualquier persona— se le declaró en frente de todo el mundo.

En realidad no todo el mundo, claro. Pero si unos cuantos alumnos.

—Hola chicos— Saludó la castaña.

—Hola— Respondieron al unísono.

—Ginny, ¿Podría hablar unos minutos con Harry, por favor?— Inquirió Hermione.

—Claro, me voy a buscar a mi hermano— No entendía porqué, pero tan solo con esas palabras un calorcito se extendió por todo su cuerpo.

Era agradable.

—Esta bien— Respondió Harry.

La pelirroja solo asintió con la cabeza, y salió por el retrato de la Dama Gorda.

—Y... ¿De qué querías hablar?—Preguntó el chico con una sonrisa.

—Bu... bueno...creo que ... amimegustaRon—respondió muy rápido y sentándose al lado de su amigo.

Jamás había pensado en decirlo, nunca. Su orgullo era mayor.

Pero ahí estaba, sentada al lado de du mejor amigo, confesándole sus sentimientos ¿En qué extraña dimensión paralela había caído? ¿Estaba soñando? o peor aún ¿La habían drogado?. Desecho esas ideas por completo.

—¿Qué? lo siento pero no te entendí.

¡Claro! Cómo si decirlo una vez no fuera suficiente.

—A mí me gusta Ron—Murmuró entre dientes.

—Ah era eso—Contestó con un gesto con la mano, como si estuviera espantando una molesta mosca—Para ser la chica más lista que allá pisado Hogwarts, tardaste bastante en darte cuenta.

—¿Quieres decir qué ya lo sabías?— Bien, eso sí la había tomado por sorpresa.

—Yo y casi todo Hogwarts.

Mierda.

—¿Crees qué él lo haya notado?— Preguntó con un hilo de voz, Ya era lo bastante humillante tener que contarselo a Harry, como para que el mismo Ron se enterara. Eso no podía pasar.

—No, es demasiado despistado.

—Gracias Harry, eres el mejor—dijo abrazándolo a modo fraternal.

—Lo sé, lo se— Dijo fingiendo ser una persona soberbia.

Un ruido se escuchó.

—¿Qué pasó?— Inquirió Hermione.

—No se, debe ser algún chico que salió por el retrato.

—Bueno, tengo que irme aún me quedan muchos deberes por realizar— Dijo parándose.

Sin esperar una respuesta por parte de su amigo, la chica se levantó con rapidez rumbo a su cuarto. Estaba muy atrasada, debía entregar un ensayo de pociones la semana entrante.

No muy lejos de allí un pelirrojo, se encontraba muy triste. Había visto algo que lo dejó pasmado: su mejor amigo y su mejor amiga abrazados en la sala común.

Hermione le empezó a gustar en el segundo curso, pero jamás se lo dijo, ni a ella ni a nadie. Era un secreto que prefería callar sobretodo ahora, que la última batalla se avecinaba.

Ya nada tenía sentido, ella no lo amaba, ella amaba... a su mejor amigo.

Estaba enojado, dolido. No solo por él, sino por su hermana también. Ella quería muchísimo a Harry y él no tenía derecho a hacerla sufrir.

No apareció a la hora de cena, acción que era extraña, porque Ron anehelaba que llegara esa hora. Así que cuando llegó a la Sala Común su amiga fué a recibirlo.

—Hola Ron—Lo saludó Hermione.

Él solo respondió un débil "Hola" que si no fuera por el hecho de que ella estaba a escasos centímetros no lo hubiera escuchado.

—¿Qué té pasa?—Le preguntó el joven de cabellos color azabache.

—Nada es solo que... ¿Por qué no me lo dijeron?.

Harry y Hermione se miraron confundidos.

—¿Decirte qué?— Preguntó la joven.

—Que estaban saliendo— Respondió perdiendo la paciencia. —¡Te voy a matar Harry! Ginny no se merece esto— Exclamó antes de tirarse encima de su amigo. La chica no sabía que hacer, a lo único que atinó es a separarlos y contestarle a Ron.

—Nosotros no estamos saliendo.

—No me mientan, yo los vi muy acaramelados en la sala común— Siseó.

—Primero que nada, yo lo abrasé porque me ayudo con algo, segundo ¿Te olvidas que es el novio de tu hermana?— Preguntó— ¿Me consideras tan mala amiga como para hacerle eso?— Inquirió nuevamente, dolida.

—No es eso.

—¿Entonces?

Harry solo se fué. Tenía la impresión de que esta sería una charla íntima y no debía involucrarse.

Ron por su parte estaba muy —Demaciado a decir verdad— avergonzado de su actitud. ¿Ellos juntos? Ahora parecía un chiste, uno muy malo en realidad. No entendía que había pasado. Cómo se había dejado llevar así.

—No lo sé, me dejé llevar ¿Me perdonas?

Estaba seguro que no lo haría.

—Si Ron.

No pudo evitar sonreir. Tal vez fuera producto del cansancio, o la pelea le había aflojado un par de tornillos, pero no puedo —Tampoco— evitar decir algo más.

—Hermione

—Sí?

—Yo... tengo algo que decirte— Dijo con el corazón latiéndole muy rápido, tanto, que el mismo pelirrojo pensó que si seguía hablando se le saldría por la boca.

—¿Qué cosa?


Sigo tratándo de editar esta historia. Trato de no cambiarla mucho, poruqe fué una de las primeras que hice.

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