Llovía, llovía mucho tanto que al despertar en su cama, en su recién recuperada cama, Hermione no alcanzo a ver la farola que había al otro lado de la calle donde residía con sus padres en Londres, y sin embargo, de buen humor, por que el mundo parecía que le empezaba a sonreír abrió la ventana y dejo pasar el olor a césped mojado, y a mañana de finales de agosto, como pasaba el tiempo, y como se alegraba de ello.
-Hermione cariño baja a desayunar.- Le dijo su madre abriendo levemente la puerta de su cuarto, su madre, como la había echado de menos, estaba morena, y se la veía feliz, morena tal vez, por que cuando fue en su búsqueda el verano en Australia estaba acabando, y lo empalmo con un nuevo verano, este menos soleado, en Londres.
Recordó de manera rápida y sin demorar en bajar a desayunar ese viaje a la tierra de los canguros en búsqueda de sus progenitores, como siempre el trío de oro, compuesto por sus dos mejores amigos y ella, se encaminaron en la aventura, esta vez sin asesinatos ni peligros.
Encontraron al señor y la señora Granger regentando un hotel en la orilla de una playa australiana, alquilando tablas de surf y con un canguro bebe de mascota, eran felices, y no echaban a ninguna hija en falta, sin embargo, al ver a Hermione sintieron un cariño instantáneo por ella, por la joven de 17 años que plantada en la puerta del hotel hablaba con ellos mientras sujetaba un extraño palo.
El hechizo que lanzo a sus padres aunque muy potente era reversible, y aunque no fue instantáneo, si fue lo suficientemente rápido, como para que su madre inmediatamente después dijera algo así como.
-Hermione Jean Granger, explícanos ahora mismo, por que nos has mandado a Australia, no nos has dejado protegerte y por que estamos vestidos de surferos hippies.- Y aunque lo se surferos hippies le sorprendió hasta a ella, no tardo demasiado en explicar, que ellos, no tenían forma de defenderse sin uno de esos palos que ella portaba, que sin varita siendo muglees y siendo además los padres de ella, no habrían sobrevivido.
La vuelta a su casa familiar fue placentera, además de que la libró de algunos momentos incómodos en la madriguera, donde sus amigos esperaban que pasara unos días, ahora ella mucho mas preocupada por recuperar el tiempo con sus padres, ni siquiera se planteaba viajar a la casa de su amigo Ron, y tampoco explicarse a ella misma, por que seguía llamándole amigo en su mente, si ya llevaban todo el verano, saliendo.
Hermione peino su cabellera castaña, ahora ya mas moldeaba que en años anteriores y se puso unos jeans de los que se llevaban ese verano en el mundo muglee, bajo al comedor donde sus padre ya le tenía el café preparado.
-Hermione cariño querrás que te acompañemos a comprar tus libros de texto.- Pregunto su padre mientras levantaba la vista de un periódico del mes de enero, Hermione no entendía por que había comprado los periódicos de todo el tiempo que paso fuera, y por que los seguía leyendo como si enterarse de las desgracias que habían acontecido durante su partida fuera a ayudar a cambiarlas.
-No papa, esta bien, podéis ir a ver la clínica nueva, yo e quedado con Ron y con Harry allí, todavía les tengo que contar que quiero volver al colegio.
-Pero si ya has enviado la confirmación a la directora MCgonagell no?
-McGonagall mama! con a, si ya le envié la confirmación, estoy segura de que ellos no volverán, aunque recibieron la misma carta que yo, aun así quiero ser yo quien se lo diga.
Y así era los dos amigos en una de las mañanas que pasaron en los jardines de la madriguera recibieron la misma carta de colegio que la menor de la familia de pelirrojos, aunque en teoría el periodo se su formación ya había pasado, y deberían estar graduados, pero al haber pasado por un año tan ambiguo, donde la mitad de los alumnos no pudieron acudir y la otra mitad lo hicieron para ser torturados, la directora daba opción a todos aquellos alumnos de 7%BA que lo quisieran, de volver al castillo y acabar su formación mágica, y así conseguir el titulo oficial que les daría acceso a los estudios mágicos superiores.
NO cabía duda de que casi todos los alumnos volverían a sus clases y finalizarían ese ultimo curso, tan crucial para su futuro, sin embargo el trío de oro era una excepción, los tres amigos tenían permiso del ministerio para ingresar en la academia de aurores de manera inminente, sin la necesidad de los extasis que los acreditaran, los chicos suponían, que el haber salvado el mundo mágico, haber montado en dragón, haber encarcelado a mas mortifagos que el ministerio entero junto, y hacerlo todo antes de los 18 tenia algo que ver en esta decisión.
Y ambos amigos, habían decidido ingresar en la academia de aurores ese mismo año, aunque la carta de su amiga, que les citaba en el callejón Diagon una semana antes del comienzo de as clases, sin mas explicaciones, les hacia temer que la castaña no había tomado la misma decisión.
-No quiero ser auror Ronald- Le decía una ya cabreada Hermione, al que se suponía era su pareja.
-Pero no lo entiendo siempre hemos sido los tres, por que quieres volver a hogwarts nosotros iremos a la academia, allí no tendrás a nadie.
-Nunca necesite de nadie, además Ginny volverá, también tengo amigos mas halla de vosotros dos. - Harry no intervenía y empezaba a pensar que aquello era mas una pelea de pareja que una conversación de amigos, en cierto modo cuando envió la matricula a la escuela de aurores con Ron, sabia que Hermione dese su casa, estaba haciendo lo mismo, pero al castillo, siempre tuvo esa sensación, aunque no la compartió con Ron, por que a lo mejor pasar un tiempo separados y continuar con sus vidas, les aclaraba las ideas a esos dos cabezotas, que nunca habían visto mas allá de sus narices en cuanto a sus sentimientos se refería.
-Pero yo no estaré y no soy tu amigo que yo sepa.- Aquella frase incomodo en sobre manera a Hermione, por que técnicamente era cierta, pero la idea de pasar este curso lejos de Ron, no la creaba un dolor distinto que pasarlo lejos de Harry, Había intercambiado algunas cartas con Ginny, y conocía sus sentimientos al tener que alejarse de su novio, ahora que por fin estaban juntos y podían vivir y demostrar su amor, ella sufría, en silencio como siempre, pero sufría y temía que los 9 meses separados acabaran con su relación, se llevara el amor, o que mientras ella se graduaba otra apareciera, temores absurdos, pero normales, imaginaba, que sin embargo ella no sentía por Ronald.
-Mira Ron, aunque no es una conversación que debamos mantener en la terraza de una tienda de helados. te diré, que yo no e firmado ningún contrato de compra venta sobre mi misma, no soy de tu propiedad y no tienes jurisprudencia para decidir donde o cuando estudio, eso me atañe a mi, tu y Harry queréis ser Aurores, y yo so apoyo, ir a la academia aprender aprobar pasar los cursos, graduaos, pero yo no tengo ni idea de lo que quiero con mi vida, y necesito este ultimo año en Hogwarts para aclararme, si eso incluye tener que estar separados lo estaremos, no veo a Harry intentando a atar a Ginny a la cama, a si que fin de la discusión. Ahora como lo veo tenis dos opciones, acompañarme a por el material de mi ultimo curso, o no. Pero yo la semana que viene vuelvo al castillo.- Rotunda, sincera, y algo brusca, así fue Hermione Granger en la conversación, que la separaba de forma temporal del trío de oro.
-Vamos contigo.- Resignadas y tristes así fueron as de Ron, que al final decidió apoyar a su pareja en una decisión, a sus ojos, estupida, antes de perderla.
decidió entrar sola a por las túnicas reglamentarias para ese ultimo año, y dejar a sus amigos viendo escobar mientras ponía los ojos en blanco, por que las pasiones no cambian.
Al entrar en Madame Malkins la bruja la saludo con dos besos, y un abrazo, un comportamiento que se venia repitiendo a lo largo del día, Hermione, la heroína de guerra, Granger, como debían de pensar que se llamaba el resto del mundo, no recordaba cuantos extraños, o conocidos la había besado y abrazado a lo largo del día, o cuantos dependientes habían intentado regalarle el material escolar.
-Querida ¡oh querida! que placer me da tenerte aquí de nuevo, eras tan pequeña cuando viniste por primera vez a por las túnicas del colegio... Cuantas cosas han pasado desde entonces, como iba yo a saber que esa niñita era nuestra valiente salvadora.
-Señora Malkins yo solo cumplí con mi deber cualquiera hubiera echo lo mismo.- La respondió entre avergonzada y alagada.
-Bueno y cuéntame, que es lo que necesitas esta vez.
-Lo de siempre señora 3 túnicas de uniforme de Gryfindor dos capas un gorro de hechicera en la lista de materiales piden una tunica de gala a si que me gustaría ver unas cuantas también.
-Debí suponer que volvería a hogwarts señorita.- Le dijo sonriendo la señora.- Pasa por aquí.
Y allí en el escalón para medidas contiguo, estaba su ex enemigo un rubio de ojos azules tristes, dejando impasible que el metro mágico le tomara las medidas sin mirar a ningún sitio en particular, hasta que giro la cabeza en su dirección, la miro asombrado, pero no dijo ni una sola palabra levanto la vista al frente la cabeza como solía hacerlo en pasados años y dejo al metro seguir con su trabajo, no la insulto ni la miro con desprecio simplemente la ignoró
