Cuando se hizo el silencio

Aunque habían transcurrido ya muchos años y la música había desaparecido de sus vidas, ella aún escucha en su mente aquella canción. La que su padre le cantaba cuando era niña. Los acordes y la voz se mantenían como un recuerdo vivo. Un recuerdo lleno de melancolía.

Y ahí está ella, de madrugada sobre su lecho, sin poder conciliar el sueño durante la tormentosa noche. Mientras se remueve de un lado a otro, buscando poder dormir, Coco escucha el llanto de su hija pequeña. El estrepitoso relámpago despertó a Elena, quién ahora está asustada llamando a su madre.

Se levanta para ir en auxilio de la niña, a la que encuentra envuelta en un cobertor, con gruesas lágrimas resbalando de sus mejillas. Socorro la abraza y la chiquilla envuelve su cuello con sus diminutos brazos. Aún así no deja de llorar. Coco le susurra que todo está bien pero Elenita continúa asustada.

Y como si el instinto de madre así lo dictaminara, siente deseos de cantarle una nana. Pero ella hace tanto que no canta y no sabe alguna canción de cuna. Y es cuando la melodía vuelve a sonar en su mente.

Recuérdame

Hoy me tengo que ir, mi amor

Recuérdame

No llores, por favor

Te llevo en mi corazón

Y cerca me tendrás

A solas yo te cantaré

Soñando en regresar

Pero solo es en su cabeza, visualizando ese momento que solo ahí podía vivir una y otra vez. Y mece en sus brazos a su hija siguiendo el ritmo de esa canción que ahora solo podía traerle tristeza. Porque desde que se había convertido en madre sabía lo que se padecía siendo una. Ahora, siendo mayor, era tan diferente. Y entendía a Imelda. Conocía su sufrimiento, a pesar de que no le había visto jamás derramar lágrimas.

Cuando vuelve a la realidad, Coco siente su rostro mojado por su propio llanto y siente a Elena dormida, con su cabecita descansando sobre uno de sus hombros. Entonces la coloca de nuevo sobre su cama y la arropa con cuidado, para luego volver a su propia habitación y meterse también en su cama, cerrando los ojos para esperar que el dolor ceda. Y entonces enterrar esa dulce canción en lo más profundo, dónde no pueda recordarla más.

N/A: Una ocurrencia salida de mis reflexiones acerca de esta hermosa película.

Agradezco de antemano el tiempo dedicado a leerme y los comentarios que deseen regalarme.

Saludos.