El viento juega con sus cabellos

Las palabras mueren antes de ser habladas.

La noche es la única testigo

La luna ilumina sus rostros

Las estrellas callan el secreto

Las miradas se cruzan

Sus manos temblorosas, se encuentran a mitad de camino.

Dedos entrelazados, como lo están sus corazones.

Nada más importa, solo el latir acompasado de sus corazones.

Por esta noche, son una misma alma.

Mañana quien sabe.