Disclaimer: Harry Potter y todos los personajes de Hogwarts no me pertenecen (ojalá...), son de exclusiva propiedad de J.K. Rowling, una verdadera genio, la Warner Bros, y varias otras personas que no conozco...

Otra oportunidad

Capítulo 1: Planes descubiertos

Era extraño. Hace menos de un año él tenía que luchar todo lo que duraba la hora para no quedarse dormido, sin lograrlo nunca por supuesto. Sin embargo ahora parecía como si le hubiesen dado un energizante permanente que le impedía cerrar los ojos. Sí, aunque muchos lo consideraran algo totalmente imposible – aparte de Hermione -, Harry ahora podía permanecer las dos horas de Historia de la Magia totalmente despierto.

Claro que eso no significaba que tomara apuntes ni mucho menos, esa tarea todavía estaba en manos de su amiga Hermione, la única que podía estar despierta y tomar apuntes de lo que decía el profesor Binns... Harry podría apostar que ella era la primera que lo hacía. No, lo que Harry hacía ahora en las horas del profesor era simplemente dedicarse a mirar por la ventana. Mirar el cielo, las nubes, las aves... sí, le gustaba mirar y pensar.

Desde que el profesor Binns hacía su "majestuosa" entrada hasta que sonaba el timbre que anunciaba el término de la clase Harry no hacía más que mirar.

Hermione se había dado cuenta de que Harry ya no se quedaba dormido en clases y no dejaba de decirle que ya era hora de que lo hiciera, que al fin se había dado cuenta de la importancia que tenían las clases si quería tener un buen futuro, que ya no podía desperdiciar estas oportunidades así como así, y todo el discurso que Harry ya había logrado memorizar.

Pero Ron, quien en ese momento roncaba descaradamente, era de una opinión muy distinta. Él también le había repetido un discurso – por supuesto no tan largo como el de Hermione, pero al fin y al cabo, un discurso- tratando de convencerlo de que debía ir a ver a Madame Pomfrey, pues la única explicación que podía tener el que a Harry no le diera sueño las largas peroratas de Binns, era que se estaba volviendo loco.

Sin embargo Harry sabía que la razón de eso no era ni lo que decía Hermione ni lo que decía Ron, sino que era algo muy distinto: él simplemente no quería quedarse dormido, no quería soñar, no quería... volver a vivir lo que había sucedido en el Departamento de Misterios. Porque ya era un hecho que cada vez que Harry se dormía, volvía a ver la muerte de Sirius. Y eso ya no lo podía soportar más.

Ya había pasado una semana desde que el sexto curso había comenzado, y Harry ese verano se había propuesto especialmente no dejar que nadie se diera cuenta de lo que sentía por dentro. No quería que todos pensaran que no podía superar lo de Sirius, y que lo trataran como si fuera un pobre bebé o algo parecido. Esta decisión la había tomado a raíz de que sus amigos no se demoraron mucho tiempo en contactarse con él en el verano, y cuando les preguntó la razón, le confesaron que era porque creían que debía superar lo de Sirius, o "lo que tú ya sabes", como le decían.

Era ridículo, por qué todo lo que tenía que ver con él tenía que pasar a llamarse "lo que todos saben". Primero había sido con Voldemort, y ahora con Sirius. No, él no quería que Sirius perdiera su nombre y que fuera nombrado igual que ese maldito asesino.

Así que ese curso se encontraba actuando lo más normal posible... así que se lo podía ver alegre, prestando atención en clases y planeando su reingreso al equipo de quidditch de Gryffindor. Así nadie sospechaba lo que realmente pasaba por dentro de él. No sabía cuánto soportaría ocultando todo lo que sentía, pero por lo menos hasta ahora daba resultados... nadie parecía tenerle lástima, a no ser que estuvieran actuando al igual que él lo hacía.

Pronto llegó la hora de la cena. Y si alguien quisiera encontrar algo raro en el comportamiento de Harry, ciertamente debía fijarse bien en esta hora, pues todas las noches en la cena Harry no comía mucho, sino que se ocupaba más de mover su comida con el tenedor; y se veía nervioso.

Lo que ocurría era que Harry se sentía nervioso de tener que volver a dormirse y volver a soñar lo mismo.

Varias veces había intentado pedirle a Madame Pomfrey una poción que lo hiciera dormir sin soñar, pero ella se negaba rotundamente diciéndole que no para eso debía tener la autorización de algún profesor, más precisamente del profesor Snape, o del profesor Dumbledore. Y obviamente Harry no tenía dicha autorización, por lo que todas las noches tenía que pasar por la misma frustración. Esta noche no sería la excepción, tenía que convencer a Madame Pomfrey de que necesitaba esa poción. Era la única manera, pues se negaba rotundamente a ir a pedirle la autorización a Snape. No, no iba a ir a contarle que todavía tenía pesadillas... ¿para qué? Lo único que ganaría con eso sería darle otro motivo para molestarlo.

Así que inmediatamente después de que la comida desapareció de los platos, Harry se paró de la mesa

- ¡hey! ¿por qué tanto apuro en ir a dormir? – le preguntó Ron- ¿me vas a decir que ahora te bajó el sueño de la clase de Binns?

Harry rió un poco forzado, no podía perder tanto tiempo, tenía sólo unos pocos minutos antes de que fuera la hora en que los estudiantes no podían salir de sus salas comunes.

- no, es que recordé que olvidé... algo en... un lugar. Adelántense, yo en seguida los alcanzo – alcanzó a decir antes de desaparecer por las puertas del comedor corriendo

Esa era la noche, lo presentía... esa noche convencería a Madame Pomfrey, sí, la convencería y ella diría que ...

- absolutamente no Potter – dijo Madame Pomfrey con los brazos cruzados – esta es la milésima vez que me lo pides; sabes que necesitas la autorización. Sin autorización no hay poción – dijo con el mismo tono como si le estuviera explicando a un niño pequeño que uno más uno es dos.

- es que Ud. No entiende, NECESITO esa poción... ¡por favor!

- no, Potter... y será mejor que se retire antes de que Filch lo encuentre por ahí...

No había remedio, tendría que dormirse... y soñar. Aunque con un poco de suerte quizás no soñaría con lo mismo.

Quizás no era su día de suerte, pues a medianoche volvió a despertar sobresaltado con la respiración agitada y cubierto de sudor... había vuelto a ver la cara de su padrino cuando caía tras ese velo por el hechizo que Bellatrix le había lanzado.

Estaba asustado, siempre despertaba asustado de ese sueño, pero ahora tenía una idea fija... debía conseguir esa poción fuese como fuese. Le importaba un bledo si Madame Pomfrey quería una autorización. Él quería esa poción lo antes posible. Así que sin pensarlo se levantó, se puso los anteojos, la bata y sus pantuflas; tomó su varita y salió con dirección a la enfermería. Él encontraría la poción aunque tuviera que buscar hasta debajo de la cama de Madame Pomfrey.

El recorrido fue un éxito; pudo llegar rápidamente a la enfermería sin encontrarse con nadie. Así que casi corriendo entró a la enfermería dispuesto a buscar esa maldita poción.

Pero cuando iba a dar un paso, la puerta se cerró tras él, y oyó una voz que hizo que se sobresaltara y se le erizaran los pelos de la nuca

- Así que era cierto... nuevamente Potter se trae algo entre manos