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El Cardinal del Norte
I
¿Alguna vez has deseado vivir un cuento de hadas? ¿Crees en el "vivieron felices para siempre"? Je, creo que todo niño o niña alguna vez ha soñado con ser el protagonista de una de esas historias fantásticas que capturan nuestros corazones, y los llenan de pasión, romance y aventuras.
Pero, ese no es mi caso. El 'vivieron felices para siempre no existe'.
El camino del amor es largo y extenuante. Lleno de obstáculos. No es un jardín de rosas. Y aún si se tratará de un jardín de rosas…. éstas tienen espinas.
¿Crees que hablo por experiencia propia? No. No es así.
Siempre fui diferente y nunca desee ser protagonista de una de esas historias. Jamás. En mi vida la responsabilidad viene primero. No poseo el tiempo para interesarme en asuntos como esos. Pero no me tengas lástima. No me estoy quejando.
Mi vida es así, no me avergüenza y acepto mi responsabilidad. Para mí es un privilegio.
Solo he amado a una persona como si fuera mi hija. Es tanto mi amor… que quisiera preguntarte si tú…
¿Alguna vez has amado tanto a alguien, que deseas ver como todos y cada uno de sus sueños son cumplidos?
Ese ha sido mi único anhelo…
. . .
"¡Impa! Impa!" Una pequeña niña de diez años con unos enormes ojos azules corre con gran esfuerzo en un jardín. Cada paso se le dificulta. En sus manos sostiene algo con mucho cuidado. Era una tarde helada. Sus pies se hundían en la nieve.
"¿Qué sucede pequeña dama?" La mujer que responde al llamado no puede evitarlo. Sus ojos se enternecen al ver la escena. La chiquilla a quien afectuosamente ella llama pequeña dama, sostiene una peculiar ave en sus manos.
"Encontré este pajarito, se cayó de su nido" Compasión y ternura irradiaban de sus ojos. Por el cansancio la niña respiraba con dificultad.
Impa tenía la certeza de que si la niña seguía cultivando esas cualidades, llegaría a ser una bendición para su pueblo. Algo que llenaba su corazón de orgullo pero a la vez de preocupación. Su deseo era protegerla de todo peligro, pero dada a su posición, muchas cosas podrían salirse de las manos… Tal vez si guardaba a la niña en una caja de cristal y luego la escondía en la torre más alta…
¿No es tan irrazonable, o si?
"¡Impa! ¿Me estas escuchando?" La niña halo del brazo de la mujer de cabello plateado. Sus preocupaciones constantes por la seguridad de la jovencita, no fallaban en desconcentrarla.
Sonrío afectuosamente y se agacho para estar a la misma altura de la niña; mientras ajustaba su bufanda alrededor de su cuello.
"Disculpa, estaba pensando que necesitaremos una cajita pequeña y acogedora para este amiguito… podríamos colocar unos pedazos de tela, para que le de calor. También sería conveniente que este cerca de una chimenea. ¿Qué te parece pequeña dama?"
Los ojos de la niña parecían brillar. Una gran sonrisa ilumino su rostro. Asintió enérgicamente con la cabeza y salió corriendo a buscar los materiales para fabricar la casita para su nuevo amigo.
Así fue como pasaron los días y las semanas. El constante cuidado, atención y amor que la pequeña Zelda le profeso al ave le ayudo a recuperarse con prontitud.
Su padre y su actual guardiana –Impa- insistieron en que se quedará con el ave. Se trataba de un cardinal del norte. Poseía un peculiar y vibrante plumaje carmesí, alrededor de su pico le adornaba una máscara negra, que es una característica de los machos. Es una clase de ave que puede vivir perfectamente en compañía de hylianos y ser domesticado.
Hermoso es la palabra que mejor lo describía. Pero la pequeña insistía en dejarle libre. Al principio eso confundió al rey, porque todo niño por lo general desea tener una mascotita que le haga compañía ¿Y qué mejor mascota que un ave tan bonita?
"Quiero que sea libre y explore el mundo con esas alas que tanto hemos cuidado. Seguro encontrará una novia tan bonita como él"
Esa fue su explicación. Su respuesta lo dejo sorprendido. ¿Todo este tiempo, le preocupo más la libertad del ave que el tenerlo como mascota?
La gentileza de su corazón… algún día tocaría a otros.
Y así pasaron a una nueva etapa. A planear el día en que al cardinal se le dejaría en libertad. La princesa insistió en que se dejará en libertad a las afueras de Hyrule. ¿Por qué?
"He visto otras aves similares a él volar hacia esa dirección. Así le será más fácil encontrarse con los de su especie y encantar a una novia"
Su razonamiento infantil causo mucha gracia. Aún entre los animales, el 'amor' no se da con esa facilidad. Y siendo el ave un macho, tendría que literalmente esforzarse y luchar por encantar a una hembra. Lo más curioso, era que Zelda hablaba de eso como si fuese la cosa más natural del mundo…
En todo caso, al rey se le hizo imposible rehusar la petición de su hija. Comprendía lo difícil que podía ser para una pequeña de su edad vivir encerrada en un amurallado castillo. Rodeada todo el tiempo de adultos, tutores, guardias y responsabilidades.
¿Qué de malo habría en dejar por una vez, ceder ante esa pequeña petición?
Además al gobernante de Hyrule le pareció tierna la suplica. Y así fue como permitió que Impa y la pequeña dama se embarcaran en la inocente aventura.
….
Pasaron por el mercado de Hyrule y la pequeña dama iba muy feliz. Las personas que les veían las saludaban y ofrecían sus respetos; ella en respuesta, les saludaba muy cordialmente deseándoles un buen día.
Para esa época, Hyrule estaba gozando de una gran prosperidad y seguridad sin igual. A su padre el rey le complacía que su pequeña y única hija fuese tan espontanea y mantuviese un buen trato con las personas.
"Eso la prepara para cuando tome su puesto y las personas la quieran como su princesa. ¿Qué clase de pueblo seria Hyrule si su propia gente no amara a su princesa?"
Esas palabras solían salir a menudo de la boca del rey. Su objetivo no solo era guiar a su hija desde temprana edad a convertirse en una gobernante autentica; si no también ayudarla a nunca perder en el camino su identidad. Que jamás viera de menos a otros, aunque tuviese una posición más alta.
Para lograrlo, la compasión sería la clave.
Luego de caminar un buen tramo, Impa le pregunto a la pequeña Zelda si quería tomar un descanso pero ella se negó. No entendía porque tenía tanta prisa en dejarlo ir. La princesa iba silbando durante todo el camino y el ave parecía contestarle… Era un comportamiento un tanto peculiar. Como si de algún modo ambos hablaran un idioma que exclusivamente solo ellos conocían.
Finalmente, llegaron a un lugar que pareció ser el indicado para su liberación.
"¡Este lugar es el adecuado! ¡VUELA AMIGUITO!" Extendió sus manos para dejarlo ir pero el ave solo inclino su pequeña cabecita hacia la izquierda.
Zelda movió sus manos para animarlo a explorar, pero él no parecía entender. Entonces, se arrodilló y lo bajo. Justo cuando parecía que nuestro pequeño amigo se animaba a moverse a saltar de sus manos y explorar entre la nieve, se escucharon unos gritos y el chocar metálico de espadas aproximarse.
"¿No piensas darte por vencido?" Un joven alto de cabello liso y negro empuñando una espada apareció de entre medio de los arbustos. Su piel era casi igual de pálida como la nieve y eso producía un gran contraste con su pelo.
El muchacho le resulto muy familiar a Impa, pero ésta lograba ubicarlo de donde. El joven era seguido de un chiquillo de la misma edad de Zelda. A diferencia del primero, el segundo era rubio y su piel era bronceada. Sus ropas estaban mucho más sucias y rotas que la vestimenta del primero.
"¡Nu..nun…nunca!...solo dame cinco minutos de receso y te…te…tete…"
"¿tetete? Muchachito estúpido. ¿Qué clase de amenaza es TETETE?"
Pero el 'muchachito estúpido' se percato de la presencia de Impa y Zelda. Particularmente sus ojos se posaron en la princesa y la señalo con el dedo.
Para ambos niños el tiempo pareció eterno. Sentían algo pero no podían tan siquiera explicar. Era como si de repente, naciera un mundo que solo ellos dos podían habitar.
Nadie más.
Solo Link y Zelda.
El primero en hablar de los dos, fue la niña. Le sonrió y le dijo simplemente: "¡Hola!"
Sin darse cuenta, la niña apretó suavemente al ave que tenía entre sus manos y la abrazó contra su pecho.
El muchacho de cabello negro inmediatamente tomo nota de la situación. Se acerco al rubio, se inclino y le susurro en la oreja: "Link. Hagas lo que hagas por favor no me avergüences. Estamos frente a la rea-"
"¡Eres tan linda!" Exclamo Link. Las palabras escaparon de sus labios con la misma rapidez que estas viajaron por su mente.
Impa sintió que se iba de espaldas. El chico de cabello negro le dio un ligero golpe en la cabeza a Link. Se lo merecía. ¿La princesa de Hyrule le dice hola y esa es la respuesta que obtiene? ¡Por algo así podrían ahorcarlo!
"¡No te la pases de fresco, Link!"
Una risa tímida escapo de los labios de la niña.
"G-g-Gracias… Estoy segura que llegarás a ser un gran caballero"
"¿Escuche bien? ¿La princesa está dándole un cumplido a Link?" El hombre alto y pálido apoyo su codo sobre la cabeza de Link "Sabe majestad, yo le estaba propinando una paliza antes que usted apareciera"
Link colocó su espada en su funda y se rascó nerviosamente la cabeza.
"Disculpe el atrevimiento, pero es evidente que este muchacho no ha recibido clases de etiqueta. ¡Solo mírelo! ¿Rascarse en público? Link, tsk tsk. Eso de mala educación" Ahora el muchacho hundió su codo sobre la cabeza de Link, produciéndole un dolor quemante.
"¡Ouch! ¡Ouch! ¡Ouch!"
"Ruego que lo disculpen. Obviamente tengo mucho trabajo para pulir sus errrr aptitudes. Ya sabe cómo pueden ser los chiquillos en esta edad" Dijo el muchacho de cabello negro mientras ofrecía una reverencia.
"Arden, Tengo once años no soy un chiquillo" Link le dio un puntapié y una batalla se desarrolló.
Zelda no paraba de reír al verlos… y sí, la escena era muy graciosa. Cuando finalmente Arden y Link terminaron su pequeño encuentro, continuaron las introducciones.
Lamentablemente para los más jóvenes empezó a oscurecer e Impa le informo Zelda que era hora de partir. El pequeño cardinal del norte no mostraba indicios de querer separarse de la pequeña dama.
Y pensar que por él se habían embarcado en el pequeño viaje.
"Volveremos mañana, si te parece bien" Le sugirió Impa a la princesa.
"Por favor Zelda, permíteme escoltarte hasta el castillo. Este lugar puede ser un poco engañoso de noche"
"Estaría encantada Link. Quizá… podrías contarme más acerca de ti en el camino" La princesa hizo un gesto indicándole a Link que la acompañara y él no tardo en estar a su lado.
"Se han hecho amigos rápidamente" murmuro Arden al acercarse a Impa. Todo estaba pasando tan rápido que no le dio tiempo de responder. La princesa no tenía amigos tanto dentro como fuera del castillo.
"En verdad le pido disculpas"
Impa solo suspiro.
"No pasa nada. Por lo que veo tú y Link están entrenando para convertirse en caballeros. El que él se ofrezca a escoltar a una dama es un buen indicio. Pero…"
"No se preocupe Señora Impa. Link siente respeto por su alteza. Después de todo ella ha sido la primer persona en decirle con tanta confianza que sus sueños pueden hacerse realidad"
Sus palabras hicieron que Impa bajara su guardia. Solo un poco. Ni Arden ni Link irradiaban malas intenciones, y si en algo la mujer sheikah estaba especializada era en detectar eso. Además, recordó que solo se trataba de un simple muchachito.
Todo muchachito necesita que le digan que será bueno para algo. Por su autoestima.
A Impa le pareció curioso como algo tan pequeño como lo era el ave, fuese de manera directa o indirecta el responsable de conducir a Zelda hacia su primer amigo.
Notas de la Autora: ¡Muy bien! Esta es mi historia debut ¡Ufff! Me estuve quebrando la cabeza y sinceramente espero sea de su agrado. Hice algunas modificaciones con respecto a la primera versión de éste capítulo, porque en aquel entonces yo era tan novata que ni sabia como usar el editor que tiene JAJAAJAJAJAA… *se esconde debajo de una mesa* U.u
Bueno, también cambie la perspectiva. Antes era en primera persona (punto de vista de Impa) pero como los demás capítulos decidí escribirlos en tercera persona, me pareció más lógico cambiar la narrativa del primer capítulo.
Obviamente como este es el inicio trate de irme al grano lo más posible. Lo primero que hizo mi amigo emplumado fue reunir a Link y Zelda indirectamente… ¿o quizá ya lo tenía planeado? Dunn duun dun. No sé.
Disclaimer: The legend of Zelda y sus personajes son propiedad de Nintendo®.
