Pillados por las manzanas
"Kate, basta ya. Concéntrate. Para de mirarle." Por fin mis ojos obedecieron a mi cerebro y desvié la vista de Castle, que estaba dándose golpecitos con un lápiz en los labios mientras miraba la pizarra, concentrado en el caso. Estábamos en la comisaria, prácticamente solos: Esposito y Ryan estaban preguntando por la empresa de la victima si conocían a un posible sospechoso; la mayoría de los policías estaban dirigiendo el tráfico o protegiendo al presidente, que estaba de visita en la ciudad; y Gates se había ido a una reunión con su superior, así que estábamos casi solos. Llevábamos dos noches si poder vernos y le echaba de menos… "¡No pongas excusas, Kate! ¿Desde cuando un hombre no te ha dejado hacer tu trabajo?" Sacudí la cabeza, me levanté y fui a anotar una cosa a la pizarra. Sentí sus ojos observándome, y al girarme le pille mirándome el culo. "Ay dios, Castle esta como yo… ¡Desesperado! ¿Qué hago? ¡Ya no puedo más!" Me acerqué un poco a él y estaba a punto de hacer una locura cuando el teléfono sonó. Salvada por la campana. Lo cogí y oí la alegre voz de Lanie diciéndome que fuera para allí, que tenía la autopsia y una novedad para mí. No sé porque, pero para cuando quise darme cuenta, ya le había contado una historia de que teníamos que parar antes para visitar a un sospechoso y que estaríamos allí dentro de una hora. Lanie aceptó y colgué el teléfono preguntándome que demonios había hecho. Mire a Castle, mordiéndome el labio, y vi que había cambiado de entretenimiento: ahora estaba jugando con el móvil.
-Castle, hora de hacer una excursión.
Levantó la mirada y vi como se le iluminaban los ojos al oír la palabra "excursión".
- Hemos quedado con Lanie en la morgue dentro de una hora.
- ¿Descubrieron algo los chicos? – Negué con la cabeza - ¿Tú? – volví a negar y me encaminé hacia el ascensor – Entonces… ¿Qué vamos a hacer en la hora que queda? – me preguntó mientras corría para ponerse a mi altura.
"Este es mi chico" pensé. No dije nada mientras bajaban unos inspectores de robos que venían a robarnos café, y entramos en el ascensor:
- Me apetecen manzanas…
Pude ver como Castle daba un saltito al oír eso. Me acerqué a los botones y pulsé, no el de la entrada de la comisaria; sino el del sótano, donde guardamos todos los expedientes de los casos:
- ¿Qu…? ¿Que? – preguntó, nervioso.
- Nada, he dicho que me apetecen manzanas. – repetí tan tranquilamente como si le estuviera hablando del sol que hacía hoy.
Castle tardó poco en comprender mis intenciones, y cuando lo hizo se me acercó. No nos tocábamos, pero sí estábamos muy cerca… Y la corriente de magnetismo, calor y tensión sexual tan característica nuestra, empezó a notarse entre nosotros. Con fuerza. Yo le miraba por el rabillo del ojo todo el rato, y el ascensor se paro justo cuando la tensión estaba siendo demasiado insoportable. Salí casi corriendo y fuimos recorriendo los pasillos para asegurarnos de que no había nadie. Podía sentir a Castle detrás de mí, pegado a mi espalda. "Ya estamos llegando, solo dos más." Pensé para animarme y a la vez resistirme. Castle me acarició la espalda, un roce ligero por encima del borde de los vaqueros, pero me estremecí de puro nerviosismo. Luego me acarició el brazo, desde el hombro hasta la mano. Volvió a subir y me acarició el cuello, la parte que quedaba descubierta por moño que me había hecho mientras trabajábamos. Sentí su mano en mi improvisado moño, un pequeño tirón y mi pelo cayó sobre mis hombros, alborotado. Castle tenía la respiración acelerada, se le oía notablemente. Aunque no puedo negar que yo tampoco estuviera así. "¿Como lo había descrito una de nuestras sospechosas…? Al principio estás en lo alto, sientes mariposas camino del trabajo, cada momento robado es como un chute de adrenalina directo al corazón. Y el sexo es… alucinante." ¡Que cierto era eso! Llegamos al último pasillo, y sin poder esperar más, me giré buscando a Castle urgentemente. Lo encontré pegado a mi espalda, muy cerca de mí. Le miré a los ojos y me quedé asombrada: sus ojos azules, normalmente transparentes como el mar, estaban ahora oscurecidos por el deseo y brillaban salvajemente. No pude evitar preguntarme si los míos estarían igual. Castle no aguantó más y vino hacía mí; nos besamos bruscamente; nuestra ropa voló en todas direcciones y nosotros, en algún momento y sin saber como, terminamos en el suelo.
Una media hora más tarde estábamos en mi coche, metidos en un atasco camino de la morgue, pero nos daba igual. Cada uno mirando por su ventana, en un cómodo silencio. Cada uno con una sonrisa tonta en la cara. Cada uno perdido en nuestros recuerdos de ese pasional encuentro en el sótano…
Lanie nos esperaba enfrente de la camilla de nuestra víctima, anotando algo en sus informes de autopsias. Hizo un gesto con la mano indicándonos que esperáramos un momento a que terminara. Yo asentí y me apoyé en la columna que tenía detrás. Lanie seguía escribiendo pero levanto un momento la vista y se nos quedo mirando como si algo no encajara, frunció el ceño y volvió a sus hojas pero me pareció que había olvidado lo que estaba escribiendo, cerró el boli y nos miró de nuevo.
- ¿Novedades? – pregunté con la intención de despistarla de lo que fuera que estuviera pensando de mí y de Castle.
- ¿Eh? Ah, si. Nuestra víctima, John Kind, murió de una puñalada en la espalda, como ya predije. No tiene heridas defensivas así que no lo vio venir, pero tiene… ¡Castle, deja eso! – se interrumpió mientras fulminaba con la mirada a Castle.
Éste pegó un brinco y se alejó del microscopio que estaba toqueteando. Tuve que morderme la lengua para no reírme y tragarme la sonrisa que luchaba por salir. En lugar se eso, le lancé una mirada de "irritación" a Castle y miré a Lanie encogiéndome de hombros. Ésta leyó algo en sus hojas y continuó:
- ¿Ves este moratón de aquí? – Y señaló la espalda del cadáver – Parece la marca de una cadena, como si llevara un colgante y hubiera caído sobre él, clavándoselo.
- Vale. Gracias, Lanie. ¿Algo más? – nada más terminar de decirlo me arrepentí de haber preguntado.
- Sí. Llevo dándole vueltas desde tu reincorporación a la comisaria, y lo acabo de ver claramente ahora. Guapa, ese brillo que desprendes… ¡Tu estás teniendo sexo!
Mis sospechas se confirmaron y puse cara de "¿¡que demonios!?". Castle alucinaba a mi lado:
- ¡Oh, Beckett! ¡Pero que callado lo tenías! ¿Quién es? – me preguntó Castle, disimulando.
- No, no, no. No disimules Castle, ese brillo es reciente y tú también lo tienes. ¿Qué habéis hecho? ¿Hay algo que queráis contarme?
Castle y yo nos miramos, y luego miramos a Lanie, que estaba esperando una respuesta con cara de triunfo.
- Erm… Lanie, no sé que insinúas. ¿Castle y yo? ¿Juntos? ¡Nooo…! – dije, aunque sabía que era obvio que era mentira, aun quedaba la esperanza de que no recordara nuestra conversación.
- ¿Y nuestras conversación en tu casa? – me preguntó Lanie.
Yo palidecí. "Adiós. Lo descubrió, ya no hay vuelta atrás." Pensé. Castle nos miró, totalmente perdido.
- Me perdí, chicas. Solo te puedo decir, Lanie, que Beckett y yo quedamos aquí, veníamos cada uno por nuestra cuenta.
Una pequeñita llama de esperanza se encendió dentro de mí. Quizá no estaba todo perdido. Lanie nos miro con una ceja levantada y cara de "no me lo creo". Se giró y fue hacia un monitor. "Mierda…" murmuré. Castle me oyó y me miró sin comprender. Lanie encendió la pantalla, rebobinó unas imágenes y se paró en las que quería. Eran las cámaras de vigilancia. Vimos mi Crown Victoria llegar, como aparqué, Castle salió del coche y se apoyó en él para esperarme. Vimos como habíamos entrado juntos, todo normal hasta que entramos en el ascensor.
Cerré los ojos, no quería ver eso, sabía perfectamente que había pasado ahí dentro: en cuanto se habían cerrado las puertas nos habíamos besado; nos habíamos separado un piso antes de tener que bajarnos; y nos habíamos apoyado, abrazados, el uno en el otro para relajarnos. Habíamos intentado no levantar sospechas, cosa que no había funcionado… Lanie apagó la pantalla y se giró hacia nosotros, sonriendo ampliamente:
- ¡LO SABÍA!
- ¡Ssshh! Vale, Lanie, lo sabes. ¿Contenta? Ahora guárdanos el secreto. Solo un poco más, ¿vale? Luego lo contaremos nosotros o… lo descubrirán.
Lanie nos guiñó un ojo y sonriendo, se llevo un dedo a los labios, hizo como que cerraba una cremallera y tiraba la llave:
- Vuestro secreto está a salvo conmigo.
Miró a Castle que estaba saliendo del estado de shock, me miró y dijo:
- Detective Beckett, debería incluirme en su plantilla para reconocer los "affairs" de los sospechosos… ¡Soy un genio!
Castle iba a decir algo, y por su cara seguro que era un comentario ingenioso, pero le lancé una mirada suplicante y cerró la boca. Sonreí un poco, agradeciéndoselo, y me giré hacia Lanie:
- Lo pensaré, Forense Parish.
Y nos fuimos. Dentro del ascensor Castle mantuvo las distancias pero yo, pensando que era un detalle muy mono, y que Lanie ya lo sabía... me acerqué a él y le di tal beso que nos quedamos sin respiración y jadeando al separarnos:
- Kate, definitivamente tienes más de Nikki Heat de lo que yo pensaba… - me dijo Castle con la voz entrecortada.
Se abrieron las puertas y le dije mientras salíamos:
- Ni tienes ni idea…
Por el rabillo del ojo vi como se mordía el puño y sonreí traviesamente.
