Bueno bueno amigos. ¡Mi segundo trabajo! Jajajaja, espero que os guste. Seguramente sea por ahora lo único de Midna/Zant que haga, va a ser una serie de one-shots o drabbles sobre situaciones entre ellos dos, sentimientos, momentos… van desde antes del TP, durante y después, o una mezcla de ambos, ya sabéis, lo que venga.

Agradezco de corazón los reviews de mi primer one-shot (muy fail, muy muy fail, lo siento) sobre ellos dos, seguramente siga mi trabajo de estos personajillos por aquí, por lo que la "historia" no está completa (ni creo que lo esté nunca (?)

En fin serafín, ¡disfrutar de este primer texto!


Wish.

Cumpliré todo lo que desees.

Aquel era el gran día, estaba muy, muy emocionado. Sus manos temblaban levemente bajo las grandes pesadas mangas que las cubrían, y sus labios, debajo de la armadura que los tapaba, se curvaban en una sonrisa con un deje infantil.

¿Cuánto había pasado para llegar hasta aquel gran salón? El lugar era realmente horrible, él eligió el castillo del crepúsculo antes que quedarse en aquel mundo. Era suyo, todo aquello era suyo, nadie se lo quitaría de las manos, pero no por eso tenía que vivir allí. Aunque tapado con la manta del ocaso los hacía más atractivos desde sus ojos, aquellos edificios, y aquellas ánimas seguían teniendo luz. Que molesto.

Pero no era tiempo de pensar en molestias.

Zant caminaba, algo ido, se iba balanceando de un lugar a otro, su nerviosismo se hacía muy, muy presente, y cuando las grandes puertas se abrieron, dejando ver un salón un poco más pequeño, adoptó una postura más seria.

Su Dios estaba ahí, Ganondorf.

Él lo ayudó a recuperar parte de su poder, de ahí que, siguiendo absolutamente todas sus reglas llegaron a aquellos términos. Siempre su Dios se comunicaba mediante telepatía, muy pocas veces se dejaba ver frente a él. Zant lo adoraba por haberle hecho la vida más fácil, pero aún así, aunque tuviera el mundo del ocaso bajo sus manos, le falta el deseo.

Eso iba a pedirle.

Dios lo miraba con una sonrisa hipócrita, se levantó de su gran trono y el twili sin pensárselo más de dos veces se arrodilló (un poco exageradamente) en el suelo de cristal.

Ganondorf se acercó, un hombre malvado por naturaleza pero bastante fiel a sus súbditos, y más con Zant, ¿qué haría con aquel ser tan patético? Le daba tanta, tanta pena que intentaría saciar sus diminutas necesidades.

-Así que quieres que cumpla con mi promesa – Soltó con una voz bastante grave – Has cumplido muy bien todo lo que te he mandado, ¡demasiado bien! ¿Realmente tan mal te trataron los de tu raza? No me extraña, a veces me resultas patético…

Zant tenía la boca callada, estaba demasiado acostumbrado a los insultos, tanto que ya no le hacían efecto alguno. El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser un idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.

Claro que su Dios inteligente si que es, pero Zant también es un interesado y no un estúpido como para reprocharle la mala conducta de Ganondorf.

-Vamos, dime que es lo que más deseas, aunque no sé me ocurre que cosa, ¿sabes? Tú mundo ya está a mi poder, ergo también al tuyo, ¿qué más quieres?...- Dios caminó por el gran salón, y terminó apoyándose en el marco de una ventana, realmente, a Ganondorf ver el castillo de Hyrule y el mundo de la luz teñido del ocaso no le era del todo agradable.

Zant tragó saliva, seguía arrodillado en el suelo. ¿Ganondorf realmente cumpliría todos sus deseos? Que egoísta que se sentía.

-...Midna…- Soltó el twili en un susurro.

-¿Qué?

-Midna, la princesa del crepúsculo, la quiero a ella, es lo que deseo, me da igual lo demás pero la quiero a ella.

Hubo unos momentos de silencio, Zant, debajo de su casco levantó la mirada hacia su Dios, que lo miraba completamente serio, ¿acaso estaba mal lo que pedía? Era lo que quería y estaba seguro que Ganondorf lo conseguiría, podría coger a Midna y tenerla encerrada para él.

Oh dios que hermoso, la imaginación del tirano de las sombras comenzó a funcionar muy bien de pronto, no dejaba de imaginar todos los modos de tortura que podría utilizar con su querida princesa. ¡Sería perfecto! Aún así era una tonta, seguía igual de terca sobre el tema de unirse a él. Zant estaba seguro, Midna más de una vez al ver aquel mundo de la luz violado por el crepúsculo llegó a dudar sobre cobrar su venganza, le resultaría precioso, dos mundos enteros para los dos. ¿Por qué no se daba cuenta de todo lo que estaba haciendo por ella? Y aún así lo miraba con odio. Zant se sentía como una mierda cuando Midna lo miraba de aquella forma, pero a la vez le gustaba. Retorcido.

Todo aquel amor hacia Midna se vio interrumpido por la risa de su Dios, ¿qué le resultaba tan gracioso?

- ¿Midna? ¿MIDNA? ¡JAJAJAJAJA! ¡No me hagas reír!

Dios o no, Zant frunció el ceño.

-No veo el problema.

-Estúpido, claro que hay un problema, uno y muy gordo. – Ganondorf levantó su mano, y, al mismo tiempo Zant se elevó del suelo. Sentía como si algo lo estuviera estrangulando el cuello. Se abrió su casco, dejando ver la cara del twili contraída por el dolor y la necesidad de oxígeno. Su Dios comenzó a reír, sin darse cuenta, acabó de lleno contra una pared y cayó al suelo de cristal, rompiéndose parte de este. Dolía, dolía y mucho.

Mientras Zant tosía y respiraba agitadamente, Ganondorf dejó de reír y se acercó hacia su marioneta.

-A Midna, la quiero muerta, y como no la mates te voy a matar yo a ti…-Se agachó frente a Zant, lo agarró por el cuello de su túnica y obligó que lo mirara a los ojos- La dejaste viva cuando pudiste matarla, imbécil –Otra vez, Zant voló por los aires - ¿Por qué no la mataste? ¡Ahora no sería un jodido problema! ¡Já! No me digas, ¿estás enamorado? Voy a llorar.-

Zant carraspeó y habló con un hilo de voz.

-¿Enamorado? ¿De esa puta traidora?-

-¿Entonces por qué no la mataste? Encima la deseas… vas a tener que hacerlo, es más, quiero que vayas ahora mismo a buscarla y la mates. Ya sabes, la luz muy bien no os hace, ¿duele mucho, no? Dale una buena cantidad de ella.-

-…-

Amor, Zant nunca se lo había planteado, y era ridículo que se lo planteara ahora, tirado en el suelo con un par de huesos rotos.

Dios ya no estaba con él.

La soledad a veces es buena compañera, pero siempre es una muy mala consejera.

Ah, que difícil, ¿amaba a Midna? No, la odiaba. Aunque no podía evitar quererla de alguna forma, si bien, siempre estuvo algo obsesionada con ella. Que contradictorio era todo. En cualquier caso, su Dios no cumplió su palabra ni iba a hacerlo.

Zant se sintió idiota, ¿ahora qué iba a hacer? ¡Quería a Midna! ¡Era lo único qué más deseaba en el mundo! ¡Se supone que lo conseguiría! ¡Se suponía que su Dios lo ayudaría a conseguirlo! ¿Por qué era todo tan difícil?

Gruñendo. Levantó sus piernas del suelo y comenzó a balbucear maldiciones por lo bajo. ¿Qué le quedaría ahora? Se sentía muy solo en el palacio del ocaso. Odiaba a todos, por eso los convirtió en monstruos, se supone que era Midna quien lo acompañaría ahí y ya está, estaría todo bien, él al menos podría satisfacer su nula felicidad por algún tiempo. Pero ni siquiera podía conseguir su última pieza, la más preciada. Ahora, lo que tenía que hacer era matarla y terminar con todo ello de una vez por todas.

Mirando hacia sus pies, Zant decidió transportarse, buscar a su princesa y acabar con su vida.

Aunque antes de hacerlo insistiría un poco en que se uniera a él, muy, muy en el fondo la quería a su lado.


Bueno, tenía que meter a Ganondorf (?)

¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta? ¡Dejarme un review animándome a seguir escribiendo y yo seguiré publicando!

Muchos besitos.

xoxo.