Disclaimer: Bueno esto pretendía/pretende ser una historia corta con John Mitchell de por medio, jeje. Y luego aparecieron Anders Johnson. Y Rachel Macclellan. Rachel es mayormente una OC pero no tanto, puesto que ha heredado mucho de Jane Lockhart, la protagonista de 'Not another Happy Ending'. ¿Es esto, pues, algo así como un crossover a tres bandas? Pues podría. Pero nuestra Rachel/Jane tiene poderes y un pasado lo suficientemente distinto (¡Quería una bruja en la historia!) para convertirse al final en una OC de Being Human con acento escocés. ¡Me gusta Rachel, porque me gusta que a estos dos chicos les rodee una pelirroja – aunque no sea Tauriel! Tanto como me gusta un Anders Johnson atrapado en Gran Bretaña… y algo molesto con el mundo.
No es una historia larga, le faltan un par de capítulos en el momento que la publico... Quería escribir algo corto con saltos en el tiempo. Hay huecos que la misma historia intenta ir llenando con recuerdos o referencias de sus protagonistas. Suelo escribir historias estándares que acaban yéndoseme de las manos y he estado trabajando todo el verano en esto porque me parecía algo diferente y menos pesado.
Y ah! Este fic no es exactamente slash, aunque nuestros dos chicos son guapos, aparentemente jóvenes y no tienen complejos: así que espero al final se vea algo de química en forma de amistad sobrevenida ahí. ¡No me enrollo más! Esto pertenece, seguro que entre muchos otros, a la BBC y a TV3 Nueva Zelanda. Y bueno Rachel Macclellan, al menos en su parte sobrenatural, es imaginación mía.
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Love the guy
Prólogo. The fight inside
To the end of the Earth, I'll search for your face. For the one who laid all of our beauty to waste […].There's a million sad stories on the side of the road. Strange how we all just got used to the blood. Millions of stories that'll never be told…
Patty Griffin. Cold as it gets.
Era oscuro. Había tormenta en Barry Island y George Sands suspiró sonoramente antes de cerrar las cortinas y sentarse en el sofá.
– Esto fue mala idea des del principio – susurró.
Mitchell lo miró sin decir nada, con la mirada oscura y el cabello húmedo. 'Habían llegado hasta ese punto por su culpa y ni siquiera tenía clara la salida'.
Podría no haber una… y quiso culparse por ello.
Pero de repente una voz interrumpió sus pensamientos.
– Bueno. ¿A qué mierda estáis esperando…? – Dijo alguien. E hizo un gesto evidente de impaciencia apoyado en la pared –… Se supone que son de los vuestros. Bueno,o al menos de los tuyos, ¿no? – Le señaló – ¿Cuál es el plan?
– No hay ningún plan.
– Bien – Mitchell notó la evidente crispación escondida entre ironía: – Entonces ¿Nos sentamos y esperamos a qué tu amiga aparezca convertida en murciélago? – Levantó las cejas cómo respuesta a esa pregunta antes incluso que George bufase exageradamente en extenuación. Pero Anders Johnson no cedió. – Quien sabe, quizás hasta así tiene su puntillo… Aunque sinceramente no es mi tipo.
– Supongo que al menos podemos echar de casa a este capullo de mientras. ¿Podemos?
No parecía exactamente el mismo George paciente y bondadoso de siempre así. Pero John Mitchell ni siquiera podía culparle. El tal Anders se había ganado a pulso su exasperación.
Fijó sus ojos en él antes de hablar con calma ahora:
– Aún no entiendo por qué… pero creía que eras tú el que vivía con ella.
'¡Perfecto!', pensó incluso antes de acabar la frase. Rachel estaba en esa situación por su culpa, y de mientras ellos dos parecían estar discutiendo a cuál le importaba menos. 'No era verdad…'. Aceptó para sí mismo con una sonrisa amarga. No por su parte al menos.
Vio a Anders mirarlo un instante en ese momento, aunque supo que pensara lo que pensara, tampoco iba a decirlo ahora.
– No perdí mi vuelo porque deseara quedarme aquí… – Murmuró.
Un trueno pareció retumbar de pronto en algún lugar cerca del jardín y inmediatamente después Annie salió de la cocina sujetando una tetera y una taza roja.
– Y pese a que Gasparín es lo bastante sexy, no he sido nunca muy fan de las casas del terror…
– ¡No le hables así!
Los dos, George y Mitchell se miraron entre sí… 'Después de toda esa distancia que se había instalado entre ellos, volvían como mínimo a estar de acuerdo en algo'.
– No vais a ganar nada discutiendo. Mitchell… – Annie cedió la taza de té a quien ahora ni siquiera sabía si seguía siendo su pareja. 'Un par de días antes ella misma lo había besado en lo que tenía que ser su despedida. Antes que George ni siquiera llegara a poder matarlo'. – Dinos… ¿qué es lo que sabemos de ese tal Griffin?
No tenía mucho que decir, no mucho más de lo que ya les había relatado antes.
– Que estuvo a punto de matarme ayer por la tarde en la bahía… – Escucharon, pero, bajar las escaleras a una Nina muy muy embarazada – Bueno. Él o uno de sus matones con colmillos. Ese es un buen dato – La enfermera fingió sonreír aunque se puso las manos en los riñones con dolor. – ¿No?
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Ocho años antes...
Miró al chico que estaba estirado junto a ella en la cama un poco desencantada y algo descolocada. – Mierda…
Le hubiera hecho un favor si la hubiera mordido. '¿Es que ni siquiera debía ser lo suficientemente comestible para él?'.
Volvió a mirarlo y sonrió un poco. Como intento de suicidio, el intentar morir acostándose con un vampiro dejaba mucho que desear. Aunque, bueno, no había estado mal del todo.
'Había estado muy muy bien, al fin y al cabo'. Bufó. El vampiro en cuestión era lo suficientemente guapo y lo suficientemente bueno en la cama para estar más que dispuesta a volver a probar su suerte. Se puso las manos en la cara algo avergonzada. 'Eso que acababa de hacer debía ser lo más cobarde que alguien podía haber hecho nunca jamás para morir'.
– ¿Ya te vas? – Lo escuchó murmurando entre las sabanas y no pudo dejar de sentirse escandalosamente desnuda aunque él ni siquiera la estuviera mirando. 'Pese a todo, irse no era el verbo exacto que hubiera usado ella'. Sí desaparecer por un rato, hasta que el que dejara su cama y su habitación fuera él.
– Bueno, esta es mi casa. Comparto este piso con Monika – Le recordó –… la chica algo borracha del pub.
– ¿Me estás echando? – Levantó por primera vez la cabeza él antes de sonreírle – Creía que te lo habías pasado bien…
'Oh, además de guapo y bueno en la cama, era presuntuoso'. Eso le gustaba.
– Hoy tengo que entregar un ensayo… Ayer por la noche debería haber estado acabándolo.
El chico pareció entenderlo, saliendo de entre las sabanas y dejando el colchón para buscar su propia ropa interior de entre el desorden de la habitación.
– ¿Qué carrera estudias?
'Ese era más que un pequeño problema'. Rachel hizo una mueca. Sí aún quería que él la matara ese era el momento…
– Voy al instituto.
– ¿Aceptan profesores tan jóvenes estos días?
– Bueno, yo aún no… El año que viene entraré en la universidad… – Se mordió el labio antes de continuar – Espero.
Hubo un largo silencio… y después él abrió los ojos completamente y la miró como si pretendiera encontrar algo más que una respuesta en el gesto arrepentido de ella.
'¿Qué hacia una chica de instituto compartiendo piso en Manchester?'. Iba a gritarle que se vistiera pero sólo pudo preguntarle la edad.
Y Rachel Macclellan, de 17 años, en vez de decírsela; optó por algo más. – Sé lo que eres – Confesó.
En ese momento John Mitchell no pudo más que sorprenderse… incluso mucho más de lo que había estado ya hasta ese instante. Sus pantalones tejanos, que juraría que habían estado tirados en algún lugar del suelo, ahora flotaban delante de él.
– Y tú, ¿tú qué demonio eres?
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Un par de meses antes en el presente.
– Bueno la colección de mi clienta es la bomba… – Sonrió Anders – Y su tía-abuela nació aquí, así que a la señora Brown le haría mucha ilusión que la entrevistasen en su periódico.
– Escuche…
– Yo mismo voy a encargarme de todo cuando esta línea de ropa interior llegue al pacífico. – Insistió dando brillantez a sus palabras: – Hay revistas en Londres que están ya muy interesadas y le aseguro que la desfilada de Oslo fue todo un éxito. Conocí a la señora Zoe Brown allí. Le doy mi palabra; se va a arrepentir si no la entrevista ahora.
El hombre encorbatado de delante de él suspiró.
– Estoy seguro que la señora Brown aprecia su entusiasmo señor Johnson. Pero este no es ese tipo de periódicos – Esperaba hacerse entender así: – Lamento que se hayan tomado tantas molestias para venir a Bristol. Sobre todo con ese montón de revistas en Londres esperando por ustedes. – Gruñó: – Además, la última vez, cuando nos llamó y aún después se presentó aquí sin cita, ya le dije a Zoe Brown que no nos interesaba.
– Oh vamos – La voz de Anders se endulzó pese a qué comprendió que su clienta no le había dicho que ella ya había estado allí – Una entrevista y una sesión de fotos. Estoy seguro que puede hacerle un hueco, quizás en portada y todo.
Ni siquiera sabía por qué, y estaba asintiendo al segundo siguiente.
– Hay una chica, una periodista. Se encarga de la sección de moda y esas cosas. Pero no va a gustarle que le encargue esto… Normalmente – Se preguntó por qué le acababa de decir que sí: – Normalmente intentamos diferenciarnos de la línea más amarilla de la competencia. Tendrá que pactar los detalles con ella. Confiaré mucho en su criterio para que esto no acabe pareciendo un publirreportaje…
– Estoy seguro que podré explicarle tan bien como a usted, cuales son las cualidades del trabajo de mi clienta –. 'Iba a ser muy fácil', pensó Anders.
'Quizás hasta se tendría que haber planteado picar más alto de entrada...'. Sonrió de lado. Iba a visitar esas revistas en Londres justo a continuación.
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