-Introducción-

En mi mundo existen seres que se aprovechan de la debilidad humana, de su dolor y sufrimiento. Todos estos seres están dominados por un ser superior, capaz de crearlos. Este ser es el Conde de Milenio. Su objetivo es llevar el mundo a la destrucción usando los demonios que él mismo crea. Para esto, utiliza el dolor de la gente tras la muerte de un ser querido. La persona afectada por la pérdida recibe la vistita del Conde, que le ofrece devolverle a su ser querido del mismísimo infierno. Para ello, simplemente tiene que llamarle, pero el difunto vuelve en forma de demonio, a las órdenes del Conde, el cuál le ordena devorar el alma de la persona que le ha llamado, tomar su cuerpo y ocupar su lugar, convirtiendo más gente en demonios y ayudar al Conde con su objetivo.

Para luchar contra él, existe una fuerza, enviada por Dios, según se cree, para luchar contra el mismo Conde. Esta fuerza es la Inocencia que, al unirse a un humano con el que es compatible, es capaz de crear un arma anti demonios. Estas personas son llamadas exorcistas, y se reúnen por todo el mundo, formando un gran grupo en cada continente.

Yo trabajo como enfermera en uno de esos cuarteles, el General. El supervisor, el mandamás, del cuartel en el que me encuentro, Komui Lee, afirma que, a pesar de existir sólo 109 piezas de Inocencia, cualquiera de nosotros puede ser compatible con una de ellas, en mayor o menor medida. A mí también me gustaría creerlo.
Hace unos meses se fue mi mejor amiga del grupo de enfermeras para convertirse en exorcista, ya que encontró una Inocencia con la que era compatible. Desde ese momento se fue del hospital para exorcistas que tenemos en la orden para derrotar demonios mandados por el Conde. De vez en cuando me manda cartas, pero la echo de menos. No sé si me gustaría convertirme en exorcista. Hay veces que hablo con alguno de ellos, y pienso que es demasiado peligroso, teniendo en cuenta la cantidad de heridos que nos llegan del campo de batalla… Espero que Raisa corra mejor suerte que todos los exorcistas malheridos que terminan pasando por nuestras manos, creo que no sería capaz de controlar la situación si un día llega mi única amiga herida al cuartel y me tuviera que ocupar yo de ella…

Me llamo Juvia, y soy miembro de la Orden Oscura.