TATATATACHAAAN alala ya tengo un par de fics malec, y como 10 de katekyo hitman reborn, como desafortunbadamente no tengo compu, están desvalagados por todos lados. Como se, les traigo este y luego otro MALEC MALEC MALEEC espero que les guste yo y mi cursilería

inolvidable

Es bien sabido por todo aquel que tiene conocimiento sobre el mundo de las sombras, que los brujos son inmortales. Magnus Bane una vez, hace muchos, muchos años, oyó decir a un viejo brujo, muy muy viejo: "Ya he olvidado como se siente el amor, como se siente el odio. Pero aún tengo un sentimiento, el miedo a la muerte". Si bien Magnus ya había vivido durante mucho tiempo, demasiados siglos, no le tenía miedo a la muerte, y no se lamentaba por ello; sin embargo, había algo que realmente preferiría no sentir. Porque recordaba a la perfección, con lujo de detalle, recordaba cada segundo, cada sensación. Los recuerdos corrían por sus venas como fuego ardiente en vez de sangre, se reproducían en su mente como una película en alta definición, le nacían tortuosamente desde el pecho y se derramaban por todo su cuerpo, estaban grabados en su piel como tatuajes recién hechos. Provocaban que se sintiera quemarse, hacerse cenizas lentamente como una hoja incendiada. Y lo odiaba, porque le hacía sentirse culpable. Simplemente no lo podía olvidar… a él, Alec, y sus ojos azules, tan sinceros, sin duda, esos ojos, su mayor debilidad, Alec y sus suaves cabellos negros como la noche, Alec y su blanca y delicada piel, Alec usando su ropa negra de batalla que siempre le quedó tan bien, Alec y sus mejillas sonrojadas, Alec y su tímida sonrisa, Alec diciendo su nombre, con esa voz que aún sonaba en la cabeza del brujo, Alec y su piel erizarse al contacto de las yemas los dedos de Magnus, Alec y sus gemidos, Alec y su cuerpo cubierto de sudor… Alec y la sensación de hacerlo suyo, simplemente todo su cuerpo que se sabía de memoria como si de un mapa de geografía se tratara, Alec y todas las noches que durmió en su cama abrazándole… Alec… Alec, Alec, Alec, Alexander Lightwood.

Lo peor de todo, es que aún recordaba el color de su sangre cálida, escurriéndose por su traje de batalla. Aún recordaba su cuerpo enfriándose, sus ojos perdiendo brillo, todo él convulsionándose. Aún está impresa en su cabeza, la imagen de Alec muriendo. Y sus últimas palabras que fueron como una daga desgarrándole el corazón: "¿Me darías otra oportunidad en mi siguiente vida?". En ese momento pasó algo que nunca creyó que podía pasar, se odio a si mismo -sí, a él, el mago más sexy, poderoso y cool de todos los tiempos- ¿Hubiera sido diferente si lo hubiera perdonado? Entró en una crisis existencial. Lo que había hecho Alexander era imperdonable, y aún así, no podía dejar de pensar en él, no podía dejar de amarlo así como así… y en ese momento, mientras sus manos estaban manchadas de la sangre del cazador de sombras y su cuerpo inerte en sus brazos, su inmortalidad no le importó. Es más, no la quería. Estaba bien ya no tener una relación, pero vivir una eternidad, sabiendo que jamás lo volvería a ver, que no existía era diferente…

Mil cosas cruzaron por su mente, por ejemplo: "¿Porqué no soy un poco más demonio que humano? Así no tendría significado para mí. O ¿Qué jodidos tenía Alec que no tuvieron todas las demás personas con las que salí?" y otras cosas por el estilo.

Y ahora se daba cuenta, que pasara un día, o un milenio entero, siempre lo seguiría queriendo.