Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La pintura citada pertenece a Salvador Dalí. El rojo que me sacaré al hacer esto como pseudo estudio para mi prueba de Biología de la célula es lo única mío.

Personajes/parejas: Rogue/Sting.

Extensión: Drabble. 452 palabras.

Notas: Esto es mi nueva forma de estudiar, más o menos (?) Mi profesora de Hábitos y estrategias de estudio dijo que para memorizar conceptos era bueno relacionarlos con algo que nos fuera cotidiano, a mí me es cotidiano el fanfiction, dos más dos es cuatro (?). Y ya, la verdad con eso de estudiar a última hora de puta madre no me irá, pero juró que algunas cosas si me quedaron al hacer esta estupidez (?). Y no, no se entiende mucho, digo, para entenderlo y escribirlo yo tenía mi cuaderno de apuntes al lado, haceos una idea. Pero, en cualquier caso, que ciertamente sí está la transcripción por ahí y casi todas sus etapas. JÁ.

Se supone que esto va a incluir la Replicación y la Traducción, que también debería estudiarlos (igual, mi prueba ya fue) pero no logro sacarlas todavía, ya lo haré y completaran esta cosa con esas otras dos partes. Y lo haré, obveo, con mi lindo Sabertooth y mis tres parejas predilectas de momento. Fuck yeah.

¿Algo más? Yeah, dedicado a Misari. ¿Por? Por la referencia a Dalí del final, que ella lo ama tanto como yo (y es geminis, vivan los geminis).

Advertencias: Leve horror (?) Si conocéis el cuadro "Premonición de la guerra civil" y tenéis una idea clara de qué tan entero está el hombre de la pintura, pues no será tan leve (?)

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Nucleic acid.

Transcription.


La transcripción es el primer paso de la expresión génica, en el que un segmento particular de ADN se copia en ARN por la enzima ARN polimerasa.


En medio de todo aquello, de la nada más absoluta, lo pensó durante unos momentos; una analogía curiosa, realmente curiosa, que si lo pensaba bien tenía su cabida. Después de todo, Sting siempre había sido el molde en base al cual construía su vida, sin embargo, a la vez no lo era, una parte de él acababa siéndole ajena. Una tenía sentido a sus ojos, la otra no —un antisentido total— y aun así, irónicamente, esa era la hebra molde, la que lo construía a fin de cuentas; aquella que no tocaba.

Rogue podía asegurar estar esculpido en base a los designios del rubio, y viéndolo así eso lo convertía a él en la victima y al Eucliffe en el victimario; tenía la culpa de todo. Porque entonces, tratando de entender el antisentido total, ese del que surgía, se percataba de por qué no podía ir a buen puerto; ahí, con la sucesión de hechos clara ante sus ojos —el promotor que iniciaba todo, la secuencia a la que ensamblaba el todo (que le sonaban parecidas a un te amo-te adoro completamente falso, una caja de sorpresas a menos diez grados celcius, la temperatura que por entonces alcanzaba su pecho)—, sucesión de hechos que incluían ojos ajenos y sonrisas que no le pertenecían, formando una burbuja a su alrededor —y la secuencia se ensamblaba al complejo sentimiento de su pecho, algo como una transcripción de pensamientos (que se sentían como un te tengo-gané convertidos en abandono, en calor, en agonía). Perdí. Y ahora eran menos treinta y cinco grados—. Porque entonces, veía una bifurcación entre los dos lados del rubio, y de esa que no tenía sentido surgía en tanto la otra, la codificante, se alejaba de él. Una burbuja a su alrededor, a fin de cuentas.

Algo se añadía entonces, pedazo a pedazo —azúcar más azúcar, enlaces entre bases disgregadas más volátiles que el hidrógeno— y tal vez, solo tal vez (ya no lo dilucidaba bien) no era precisamente cordura. Entonces, solo entonces, le parecía vislumbrar el final.

Formada una horquilla con las manos (le sangraban las puntas. ¿Qué era eso? ¿Metal?) tironeaba de algo que, definitivamente, ya no era el cuchillo de cocina —y todo eso era secundario, como los «gané, ¿cierto?» que estaba seguro de no haber dicho, más bien un «húndete» constante a algo, ¿alguien?—. Y acababa, finalmente. Estaba seguro, medianamente seguro, de estar completo.

«Ya está, Sting».

Pero faltaba algo, efímero.

Corte y empalme, quitar lo no codificante, esa parte que nunca le gustó.

—Justo ahora —«Justo ahora, sí ha acabado»—, me recuerdas a "Premonición de la guerra civil", Sting, ¿te suena?

«Me parece que sí. Una guerra civil, exactamente. Yo contra yo, no queda nadie más».


TA-DÁ. Juro que la próxima vez que mi cerebro esté frito por estudiar me mantendré lejos de un PC (?)

Espero les haya gustado. Bye.