Los personajes no me pertenecen, son de Katsura Hoshino


A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo,

dos corazones en un mismo ataúd.

(Alphonse de Lamartine)

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— La vida es un suspiro, Yuu. Y yo no tengo tiempo para perder en cosas sin sentido.

Lavi recuerda todavía la frase que plasmó tiempo atrás, un año antes de que la guerra tan absurda e irónica llegara a su fin. El sucesor recuerda, sin poder olvidar, las palabras que una a una salieron de la boca. Porque él pensó, creyó ciegamente, que Kanda Yuu seguiría ahí para cuando él se le antojara volver.

Y desea en ese momento que la frase de tiempo atrás sea solo eso, una frase que no se convierta en realidad y le devuelvan el alma de la persona que anheló. Lavi perdió el camino. Lavi, el ser efímero, se permite llenarse de melancolía.

Subir la bufanda hasta cubrir la nariz y sollozar en silencio por lo que pierde.

— "De nuevo está pasando, abuelo. La tinta se escapa de mis manos". — Llama en sus pensamientos al espíritu del segundo difunto del día y los ojos se humedecen. El pecho le duele. Ambos se le escaparon como un suspiro entre sus labios.

La muerte se los llevó. Y la culpa por no apreciarlos ha sido suya.