Pues aquí les presento mi primer fanfic en My Little Pony. espero que les despierte curiosidad y así seguir escribiendo un poco más. sin más que decir les dejo seguir leyendo.


—Este castillo es en verdad, sorprendente. — Twilight recorría los pasillos del ya abandonado castillo de las dos hermanas. De tanto en tanto daba una mirada al diario de Celestia para poder guiarse mejor y percatarse de cualquier pasillo oculto.

El por qué se encontraba ahí aquella noche era en verdad una razón muy simple. Tras ciertos incidentes causados por un libro encontrado en el mismo lugar. Decidió adentrarse en el mismo para asegurarse de que no existiera algún artefacto tan peligroso y de haberlo, pudiera asegurarlo sin muchos problemas.

Como parte de su castigo Spike revisaba la biblioteca del castillo un estante a la vez y siguiendo las meticulosas medidas que su "hermana mayor" le había impuesto para cumplir su cometido. No se encontraba feliz en lo más mínimo. Pero sabía que era un castigo justo, además comparado con tener que cubrir todo el castillo como hacía Twilight, le parecía una tarea sencilla.

Ella se sorprendió al observar el castillo con mayor detenimiento. Las ultimas ocasiones en las que lo había visitado, siempre se encontraba con una meta definida en la cabeza y al poder recorrerlo a placer no pudo evitar notar lo diferente que era comparándolo con el castillo en Canterlot.

El castillo en la capital de Equestria era de vivos colores y de un cálido ambiente. Sin embargo este se tornaba sombrío gracias a las antorchas con formas de cascos y armaduras de cuerpo completo que vigilaban inertes varios de los pasillos.

Esto le generaba curiosidad por aquellos eventos pasados. Sobre todo, porque todos los libros de historia en los que había puesto sus cascos, los más antiguos, comenzaban a hablar pasado un año desde la coronación de las princesas del sol y la luna. Le era difícil creer que nada importante sucediera en una nación tan joven y con dos princesas primerizas.

— ¿Qué es eso?— No pudo evitar decir al ver que una de las viejas armaduras se encontraba demasiado pegada al muro. Una rápida observación revelo que de hecho esta se encontraba, al menos una de sus patas traseras, empotradas contra el muro.

Al acercarse más notó que a diferencia del resto de las armaduras en el pasadizo y que el resto de la armadura en sí. La pata derecha se veía casi como nueva. Con curiosidad tocó con sus cascos para darse cuenta que no oponía resistencia alguna e incluso logró moverla unos centímetros. Al hacerlo el sonido de engranes en movimiento se empezó a hacer más fuertes inundando la habitación. No paso mucho para que el ruido se detuviera y en lugar de la estatua se abriera un pasadizo con unas escaleras que bajan hacía lo desconocido.

Le dedicó una mirada al nuevo camino para después centrarse en el diario. Buscó en el algún indicio sobre el mismo, pero no encontró nada. Una sonrisa se dibujo en su rostro y la chispa de la emoción brillaba en sus ojos.

— ¿Las princesas sabrán al respecto de esto?— preguntó sin esperar respuesta tras guardar el diario en sus bolsas, se adentró a lo desconocido. La oscuridad reinante le obligo a usar su cuerno para iluminar su ubicación. Lo primero que notó fue una inmensa escalera de caracol que parecía no tener fin. Bajó por las misma y a travesó un no tan corto camino al único lugar con lo que parecía ser iluminación natural.

Era como un jardín secreto con varios tragaluces con cerca de diez metros de diferencia entre el piso y el techo. En horas más tempranas hubieran permitido el pase del sol, pero ahora solo dejaban ver una luna en cuarto menguante. El césped así como las diversas flores en el, estaban muy vivos al punto de imponerse a la roca del suelo, perforándola y las columnas aun en pie eran trepadas por enredaderas.

No pasó mucho para que Twilight se percatara de las estatuas asoladas por la inclemencia del tiempo y de algunos derrumbes, como pudo comprobar al ver una de ellas por completo destruida bajo unas rocas.

Todas alineadas formando un camino en dirección a otras cuatro que se colocaban exactamente debajo de lo que una vez fue un gran vitral.

Su atención se centro con rapidez en las estatuas que no eran de ponis. La primera la asustó un poco, se trataba de un dragón aunque diferente a lo que había visto antes. Era mucho más pequeño que aquel que encontraron cerca de Ponyville y más pequeño que Spike cuando fue consumido por su codicia. Aun así daba la impresión de ser un guerrero, con la ligera armadura que vestía y con lo que parecía un arma en sus garras. Lamentablemente el estado actual de la estatua impedía ver que tan alto fue, debido a que faltaba la mitad inferior del cuerpo, y que arma utilizaba ya que solo sobrevivió el mango.

Procedió a la siguiente. La estatua de un grifo o al menos eso parecía por las partes sobrevivientes. Vestía con una especie de armadura de cadenas muy sencilla, pero ninguna arma visible.

La siguiente que llamó su atención era de un ciervo, la falta de cuernos la evidenciaban como una hembra. Vestía con una peculiar túnica que cubría todo su cuerpo con excepción de la cabeza. También pudo notar unas bolsas atadas a su costado.

No pudo investigar las demás estatuas en los extremos ya que se encontraban en peores condiciones. Centro entonces su atención en las estatuas en el centro y con un casco bajo su barbilla, miró de manera inquisitiva las cuatro restantes.

— ¿Princesa Luna? ¿Princesa Celestia? — dijo al reconocer rápidamente a dos de ellas.

A pesar de ser estatuas de las Co gobernantes de Equestria estas lucían muy diferente a cualquier otra que haya visto antes.

Comenzó con la estatua de la princesa de la noche. Su crin era corta muy similar a la primera vez que la vio. Así mismo no llevaba su tiara o ningún accesorio que la identificara como miembro de la realeza, vestía con una armadura similar a la que vio en el grifo. Solo que esta poseía partes de una armadura pesada en el área de sus patas mientras que usaba una cota de malla en el pecho.

Tenía uno de sus cascos alzados en donde sostenía una espada corta. Esta tenía la vaina personalizada con motivos de la luna.

Volteo a mirar la estatua de Celestia. Esta compartía varios rasgos con su hermana, como lo joven que se veía así como la falta de accesorios. Solo la cubría una túnica simple casi como la de un vagabundo. Sobre su cabeza, por la composición de la estatua, daba entender que una alabarda era sostenida por su magia. Esta se cruzaba con la espada de su hermana como si se tratasen de dos caballeros haciendo un juramento.

La imagen enfrente de ella era por lo menos peculiar. Conocía a ambas hermanas como gobernantes pero verlas como guerreras fue algo que no esperaba ver. Siempre se preguntó por qué tantos libros las hacían ver como entidades casi divinas, fue bueno para Twilight saber que en un principio habían sido ponis de origines más sencillos.

Claro que todo eso era una mera especulación, puesto que no sabía del todo como era la vida en Equestria cuando ambas princesas era tan jóvenes.

Dejó de lado por un momento la estatua detrás de las dos hermanas y miró a un lado. Pudo ver lo que parecían ser los restos de una tercera estatua de alicornio. Pudo darse cuenta de esto debido a los trozos de alas y cuernos pero no pudo identificar quien era ese misterioso personaje. El rostro había sido deliberadamente destruido al igual que sus costados.

— ¿Por qué harían algo como esto? —

Twilight no pudo evitar sentir curiosidad y algo de tristeza ante los fragmentos de mármol en el suelo. Quién quiera que hiciera eso parecía tener un gran odio contra aquel alicornio. Casi de inmediato otra duda surgió en su cabeza ¿Quién era ese alicornio? Hasta donde ella sabía. Los únicos que existían en ese entonces eran Luna y Celestia.

Aun con dudas en su cabeza miró la última estatua que quedaba. Sus ojos se abrieron de par en par.

— ¿Qué es eso?— le preguntó a la estatua como si esperara algún tipo de respuesta. Sabía lo que sus ojos observaban, al menos por las partes que veía. Pero no sabía de la existencia de una criatura como aquella.

Un poni erguido, era una forma muy burda de expresarlo, pero no era del todo equivocado. Solo que no tenía cascos al final de sus extremidades, en su lugar se encontraban garras como las de un dragón. Así como una mezcla de entre pelaje y escamas. Su cola sobresalía del abrigo que llevaba, esta era larga como la de un reptil aun así mostraba estar poblada por una espesa crin. Tenía cuernos, pero nada parecido al de un unicornio. Estos eran dos y compartía ciertas similitudes con lo de un ciervo.

La estatua gozaba de los detalles que el tiempo había borrado en las otras. Era casi como si solo hubiera estado un par de horas en su puesto. Además que a simple vista podía notar una diferencia enorme con respecto a las otras. Esta parecía estar hecha de dos materiales diferentes. En su mayoría blanco marfil con ligeras excepciones en el brazo izquierdo, parte de la cabeza y el pecho que eran de un negro ébano.

Otro detalle a mencionar era la postura de la misma. Estaba casi en rodillas con una mirada arrepentida y una sonrisa triste. Por unos instantes le pareció que trataba de disculparse con ella.

Se acercó más para poder observarla mejor y fue cundo notó un brillo en su cuello. Dio unos pasos más y sintió algo bajos sus cascos. Bajó la mirada para percatarse de un libro que descuadraba con lo demacrado de la zona, puesto que este se veía casi nuevo.

Este poseía adornos elegantes hechos de oro y plata que cubrían su gruesa tapa. Lo abrió para comprobar su contenido pero las cientos de cientos de páginas que contenía estaban todas en blanco, con excepción de la primera que a nombre de titulo llevaba la frase "Esperanza a través del tiempo".

Con la curiosidad a flor de piel trató de guardar el libro en su alforja pero este era demasiado grande para llevárselo consigo. Con el ceño fruncido y una exhalación lo dejó de momento a un lado.

Volcó su atención una vez más al objeto en la estatua y lo que pudo ver desde su distancia actual era que se trataba de una especie de medallón de oro con una gran gema incrustada. Usó su magia para levitar el objeto hasta ella y lo logró con una sorpresiva facilidad.

Fue en ese instante que la gema robo toda su atención. Tenía conocimientos básicos de mineralogía pero qué tipo de piedra preciosa era la del medallón era un conocimiento que se le escapaba. Lo más inusual era que a pesar de ser una sola gema esta poseía tres colores distintos. Estos separados en secciones triangulares, una de estas mostraban un azul cielo nocturno, otra un blanco que se asemejaba a las nubes de un cálido día de verano y la ultima de un violeta intenso.

Procedió a guardarla. Sin embargo antes que siquiera lograra acercarlo a su alforja escucho como engranajes pesados liberaban un estrepitoso ruido haciendo que se desconcentrara y dejando caer el medallón al suelo.

Pensó que se trataba de Spike que habría encontrado otra habitación secreta y volteó con intención de regresar rápido con él. Acción que evitaría que notara un aura mágica dorada que cubriendo al medallón lo colocó encima del pomposo libro.

Lentamente el primero se fue fundiendo con el segundo hasta desaparece por completo. El libro se envolvió de una niebla negra y levitó por cuenta propia se abrió haciendo que sus páginas salieran volando de una forma violenta en todas direcciones.

Twilight reaccionó teletransportandose a una distancia segura. Vio con cierto temor como el libro parecía cobrar vida y reconoció la niebla que lo rodeaba.

— ¡Magia oscura!— dijo mientras su cuerno se cubría de magia lista para defenderse.

Las hojas dispersas comenzaron a acercársele, las cuales alejó disparando rayos con su cuerno. Cuando el asedio del papel se tornó intolerable trató de teleportarse fuera de la habitación. Pero solo logro moverse unos metros dentro de la misma habitación.

La duda la paralizó. No tenía sentido. Sabía que era perfectamente capaz de escapar de esa habitación con ayuda de su magia, algo o alguien parecían estar interfiriendo con su magia.

Distracción le costó caro. Para cuando se percató las hojas de papel formaron un remolino alrededor de ella. Su fuerza fue incrementando hasta que sus cascos dejaron el suelo. La niebla oscura rodeo todo lo que podía ver pero aun así podía sentir como el torbellino de hojas parecía llevarla a algún lugar.

Peleo dentro del vórtice golpeando con sus cascos y disparando con su cuerno. Parecía inefectivo hasta que logro crear una fisura en las hojas la cual aprovechó para escapar.

La mala suerte la hizo aparecer lejos del nivel del suelo y la corta distancia no le dio tiempo de volar haciendo que se estrellara contra el suelo.

Aun adolorida se levantó y miró sus alrededores. Ya no se encontraba en aquella habitación secreta. Parecía ser la biblioteca del castillo, solo que sin vegetación salvaje, polvo o telarañas. Además notó que todo el lugar se encontraba iluminado por las llamas de antorchas.

— ¡¿Spike?! ¡¿Estás ahí Spike?! — Llamó ella esperando respuesta del pequeño dragón.

Escucho pasos a lo lejos lo cual la tranquilizo pensando que se trataba de Spike. Pero la calma desapareció al percatarse de que no eran pasos sino más bien el ruido del metal que choca contra otro.

El ruido se fue intensificando hasta que por la entrada de la biblioteca hizo acto de presencia decenas de guardias vistiendo las armaduras que antes se encontraban esparcidas por los pasillos del viejo castillo.

Los soldados no perdieron el tiempo. Apenas pusieron sus ojos sobre Twilight la rodearon en circulo y la mantenían a raya con unas afiladas lanzas.

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Quiénes son ustedes?— preguntó confusa.

Los guardias se abrieron para dejar que pasar uno de ellos cuya armadura parecía variar un poco su color. El recién llegado se quitó el casco de su armadura dejando a la vista una crin corta de un azul casi celeste.

— ¿Princesa Luna?— dijo al ver lo que parecía ser una versión joven de la princesa de la noche. Una imagen que le hizo pensar en las estatuas de la habitación secreta.

Ella frunció el ceño al ser llamada de tal forma y desenvaino su espada dejando el filo a pocos centímetros del hocico de Twilight, haciendo que ella retrocediera instintivamente.

—Tú eres quien me debe una explicación, intrusa. — amenazo Luna con una fiera mirada.