Dolor.
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Ayer. 18 de agosto de 2016. Un día que vivirá por siempre en la infamia y en la desgracia…los seguidores de Satoshi katsumoto fueron…
La voz de la radio se corto en breve debido al golpe recibido por un pequeño estuche que contenía al parecer dulces y que poseía la forma de un corazón. El mismo que había sido en un principio cubierto por envoltorio transparente a manera de presente y digo tenía, ya que la brusquedad del impacto no solo término destrozándolo sino que se cargo también la radio digital que emita la noticia en revuelo.
En esa misma habitación se encontraba Ash Ketchum el actualmente conocido como segundo mejor competidor de la liga Kalos…arrodillado y con su gorra inseparable gorra opacando su mirada. Ahí también estaba otra persona, una chica para ser exactos…su nombre; Serena Yvonne Gabena, quien estaba de pie frente al joven competidor, el cual se veía muy mal…al parecer ambos estaban conscientes de la situación que nosotros apenas estábamos asimilando.
Aunque ellos habían sido grandes amigos y sin duda estábamos acostumbrados a verlos alegres y a gustos compartiendo tiempo de calidad, parecía ser que en esta ocasión era algo diferente…y nada benéfico. La confirmación de esto…fue ver la postura de Serena frente a Ash quien al parecer bajaba la mano como si hubiera sostenido algo entre sus dedos.
–No… –Fue el monosílabo proclamada en tono sorpresivo y desalentador del azabache, mientras levantaba la mirada para enfrentar a la de su más estimada amiga de la infancia. – ¿Serena…también tu…? –Fueron sus palabras entrecortadas. –Por favor. ¡Tu no! –Él azabache levantó la mirada para encontrar los ojos celestes de la chica. Ver su expresión le turbo masivamente. Esto no podía ser cierto.
Serena nunca la dijo nada. Pero ver su mirada…usualmente alegre y cariñosa...junto a su expresión optimista, implicaron un cambio radical que lo dejo desarmado. Serena tenía una expresión muerta, un gesto iracundo y una mirada de desprecio; fría, furiosa e imparcial. Un cambio radical al de la chica que recordaba.
Ella nunca respondió a su llamado, simplemente continuo mirándole con ese gesto de rencor y odio. Una mirada que ya había desarmado a Ash y que por cierto, solo servía para intimidarlo en verdad. Le fue difícil sostener la mirada con ella. Se sentía vaporizado por esos ojos celestes severos, debido a ello…tuvo que bajar su vista y esconderla bajo la visera de su gorra. No podía verla a la cara y sabia, que por una buena razón, no se sentía con derecho a levantar la frente y cruzar miradas con ella.
De pronto vio como en su postura imponente ella se tomaba el listón que llevada al cuello de su blusa y sin reparos lo arrancaba de su atuendo. El listón azul cayo frente al azabache quien lo observo absorto. El tacto con el que si amiga lo había desechado como si fuese simple basura. ¿Cómo era posible que ella hiciera esto con un presente suyo el cual había atesorado con mucho afecto al parecer? Sospechaba y temía acertar con ello que no esperaba oírlo de ella. Pero…verla en esa actitud le dejo claro las cosas.
–Patético… –Fue la única exclamación de parte de la pelimiel mientras entonaba su mirada hacia el azabache, quien comprendía con sumo pesar como su más estimada amistad no había perdonado tampoco las consecuencias de sus actos.
Ash entendía ahora lo que pasaba. Después de haberlo perdido todo en la final de la liga Kalos…la maldición se extendió sobre su persona como un cáncer. Su popularidad paso de la noche a la mañana de ser un prospecto a campeón que pronto reclamaría el título de elite…a ser un don nadie casi olvidado por completo. Las burlas y ofensas no se hicieron esperar en las críticas por su desempeño y por si fuera poco su credibilidad había sido totalmente eliminada. Lo que termino por alejar a sus amigos y seguidores. Dejándole sin reparos y quedando prácticamente a su suerte en el olvido y el abandono.
Solo quedaba ella…solo quedaba Serena. Y ahora cuando intento aferrarse a su vinculo con el pasado glorioso, esta lo había repudiado tomando aquel presente que había comprado hacia solo un par de días inicialmente como regalo de amistad…siendo ahora un tributo de disculpa por su mala participación. Pero el resultado no fue el esperado.
–Serena… –Ash musito pero la pelimiel decidió retirarse. –¡No! –Exclamo casi en un grito mientras con desesperación el azabache se arrastro hasta lanzarse a los pies de la joven, aferrándose de un fuerte abrazo a sus botas.
–¿Que crees que haces? –Serena cuestiono entre sorpresa y coraje.
–¡Por favor…no me dejes tú también…! –Ash desesperadamente le rogo mientras el miedo se apoderaba de su mente. – ¡Todos se han ido Serena! No tengo a nadie…a nadie. ¡Por favor no me dejes tú también! ¡Te lo ruego…te lo suplico! –Ash estrujo las botas y medias de la joven performance mientras su desesperación le obligaban a actuar de esa forma.
– ¿Y seguir a un perdedor como tú? ¡Continuar a tu lado donde no tendré futuro para nada! ¡Ni en sueños! – Serena musito con desprecio mientras veía implacablemente al azabache casi llorar por su aceptación.
–Hare lo que me pidas…seré lo que quieras que sea. ¡Pero por favor…no me dejes…Serena yo te quiero! ¡De verdad de verdad te quiero…de verdad…! –Era en parte razón, él la quería. Quizás mas que a ninguna. Pero parecía ser que esto no le afecto a ella en lo mínimo.
–No eres digno de mi corazón. Te admiraba en un principio. Pero ya no. Tú no eres quien creí que serias. Me equivoque contigo. Que bueno que abrí los ojos. Tu mismo me ayudaste a hacerlo. –Esa fue su respuesta definitiva.
– ¡Serena por favor! –Ash tomo todas sus fuerzas para verla a los ojos. El contraste era demoledor.
–Eres inferior…débil…y patético. –La pelimiel tomo con fuerza sus ropas y se libero bruscamente del agarre del azabache, quien debido a esto cayó al suelo igual por su falta de atención. Una vez ahí, vio a Serena fulminarlo con la mirada para luego marcharse.
La puerta se cerro de golpe. Su mejor amiga, casi hermana le había dejado atrás. Ya no tenía a nadie que le apoyase. Claro, estaba sus pokemons, pero…aun así esto le dolió y mucho. Cayó en cuenta de su situación. Era en este momento cuando se maldijo entre llantos y rabietas el haber invitado a Alan a competir en la liga Kalos. También se maldecía por no haber podido vencerlo nunca. Y para colmo, se maldecían a si mismo porque en parte, las palabras de Serena eran ciertas: Era debil y patético.
Presa del dolor Ash se recrimino haber fallado a todos los que creían en él especialmente por desilusionar a sus amigos y a Serena. Y seguro que a mas gente fuera de Kalos. En vista de lo que tenía enfrente Ash recordó algo que había escuchado hace mucho tiempo, cuando era un niño y entrenaba en el equipo. En baseball se le llama "ponchado". Había juntado suficientes bolas pérdidas para ser ponchado no solo en la liga sino en general. Salir de la banca de nuevo…esa era cuestión suya.
Quizá Serena tenía razón. Era debil así que lo lógico…era volverse más y más fuerte que antes. Reprimiendo todo su dolor…todas sus lágrimas que fluyeron por sus cuencas, el azabache hizo lo posible por levantarse. Algo que en serio dolió. Miro la puerta por donde había salido Serena. Era cierto…no era digno de ganarse su corazón…su afecto y amistad. Y seguramente tampoco era digno de obtener el apoyo de sus demás amigos y seguidores también.
En ese caso…haría lo imposible…para obtener su perdón. Lucharía de nuevo con más y más fuerza. Tendría que ganar su confianza de nuevo. Entrecerró la mirada limpio sus lagrimas reunió las fuerzas que le quedaban. Iba a seguir por más. Sin embargo…por ahora se daría el lujo de llorar y desfogar su dolor. Así que nuevamente se dejo caer en sus rodillas y llorar como un niño perdido. Extrañaba a sus amigos y también a su madre. Pero iba a extrañar mucho más a Serena.
Aceptaba que la vida era injusta…y lo entendía. Quería vivir. Pero Arceus…la vida no debía de quererlo a él.
FIN
