"RETO: EL LORD DEL OESTE Y LA VIAJERA DEL TIEMPO QUE PARTICIPA EN EL GRUPO EL RINCÓN DE INUYASHA Y COMPAÑÍA"
Temas seleccionados: Hechizo de amor, ayuda no solicitada.
Hola a todos! como verán esta historia está participando en un reto de fickers. Es la primera y única vez que haré una historia sesshome porque no soy fan de esta pareja, decidí participar precisamente por eso porque fue un verdadero reto. Es el fic más difícil que he hecho porque me tocó escribir algo bonito de una pareja que no me gusta XD Pero estuve satisfecha con el resultado pues lo publiqué en un grupo de facebook y a varias personas les gustó mucho.
Antes de que sigan leyendo quiero hacer una aclaración. Verán el título de esta histria así como el nombre del hechizo que aparece aquí lo saqué de una película que amo la cual se llama "Pactical magic" o "Hechizo de amor" en español. De aquella película solo tomé la idea y el nombre del hechizo ya que mi fic y la trama de la película son completamente diferentes una de la otra. Habiendo aclarado esto las dejo leer nos vemos al final! :)
Significado de la palabra WICCA: religión neopagana, vinculada con la brujería y otras religiones antiguas. De ahí salió el mito de las brujas.
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AMAS VERITAS, HECHIZO DE AMOR VERDADERO.
De nuevo una junta de trabajo. ¿Hace cuánto tiempo que estaban juntos? En septiembre veintinueve serán seis años. Pensaba en eso detenidamente mientras observaba la enorme ventana de su oficina. Últimamente ha estado pensando demasiado en eso. Cerca de su cumpleaños número veintinueve, lo inundaban los pensamientos de cuando conoció a su esposa. Ella ya tenía veintiséis y se conocieron cuando recién cumplía veinte y él veintitres. Fueron presentados en el cumpleaños de Sango, la novia de Miroku su amigo. Su esposa era amiga de la cumpleañera.
– Vamos Sessh, ven con nosotros de verdad me gustaría que conocieras a Sango… sabes que no puedes esconderte para siempre Sesshomaru – fue lo que Miroku le dijo a la contestadora mientras Sesshomaru se encontraba sentado en el sillón de su departamento estando completamente solo en la oscuridad.
Había pasado solo un año desde que sus padres fallecieron en un accidente de tránsito y que la depresión se había vuelto parte de su rutina diaria. Taisho Sesshomaru se había quedado solo, o al menos él así lo veía. Su padre era hijo único y sus abuelos habían fallecido. Su madre tenía dos hermanos, pero ambos habían hecho sus vidas en el extranjero. Se había perdido, se obsesiono con terminar sus estudios y en poner en orden la compañía de su padre para tratar de ignorar la ausencia que le hacía un hueco en el corazón.
Sus amigos Miroku y Bankotsu siempre trataban de visitarlo cuando podían, aun cuando él los trataba de mala gana. Podían comprenderlo, estaba dolido, triste y hastiado del destino que le tocó enfrentar. Muchas veces intentaron animarlo para salir a divertirse, pero la respuesta siempre era un rotundo no. Fue así como Miroku el hombre más mujeriego del mundo encontró el amor y era una noticia tan importante que quería que su mejor amigo Sesshomaru conociera a la chica en cuestión.
Luego de escuchar a la contestadora y que Miroku le dejara la dirección del lugar, Sesshomaru se lo pensó un momento. Solo por un momento sintió que las palabras de su amigo eran en verdad sinceras, en todos los años que llevaban de amistad, nunca le había presentado formalmente a una chica. Tal vez en verdad era algo insólito e importante para él. De pronto quiso saber más del tema. En todo ese año nunca se había interesado en algo más que no fuera trabajo, al principio sus amigos le iban a visitar todos los días, le llevaban comida y platicaban con él aún si solo los trataba mal.
Cuando decidió que era patético seguir sintiendo pena por él mismo, se enfocó en el trabajo y desde eso dejó a un lado su vida personal. No salía para nada y solo veía a sus amigos cuando ellos iban a verle a su departamento para asegurar que siguiera respirando. Tal vez el que su amigo se haya enamorado al fin, significaba algo más. Tal vez era una señal de que debía seguir adelante a pesar del dolor y la melancolía. Tal vez ya era hora de pararse de nuevo sobre sus pies y continuar su vida en donde la había dejado. Decidió asistir a la fiesta.
Se dio un baño y se vistió para la ocasión. Acudió a la dirección que le proporcionaron y al momento de llegar a la puerta se arrepintió de inmediato. La ansiedad lo embargó, tal vez era demasiado pronto, tal vez aún no estaba listo y justo cuando iba a dar la vuelta, la vio por primera vez.
– ¿Nadie acudió a tu llamado? – preguntó ella.
Él se le quedó mirando un momento. Era una chica linda sin lugar a duda, pero no lo suficiente como para intentar socializar y no lo suficiente como para querer olvidar su dolor y comenzar una plática con ella. Y antes de que pronunciara una palabra lo interrumpieron.
– ¡¿Sesshomaru?! ¡No puedo creer que hayas venido! – dijo Miroku al tiempo que abría la puerta de aquella casa y salía para abrazar a su amigo – ¡al fin saliste de tu cueva! No sabes lo feliz que me haces – dijo con una sonrisa.
– No, yo… verás Miroku – quiso dar la vuelta y volver por donde vino.
– Veo que ya conociste a Kagome, ella es amiga de Sango, Kagome Sesshomaru es uno de mis mejores amigos – dijo para presentarlos.
– Es un placer – contestó ella estirando la mano para saludarlo.
– Igualmente – dijo él de forma seca.
– Bien, por favor pasen – pidió Miroku quien casi que empujaba a su amigo adentro pues pudo notar el titubeo en su mirada.
A Sesshomaru no le quedó de otra más que entrar. Y así avanzó la noche. Miroku le presentó a Sango, su primera novia formal, y Sesshomaru trató de platicar un poco y socializar con todos aquellos conocidos que se le acercaban a saludarlo luego de tanto tiempo sin verle la cara.
– ¿Y en dónde está Bankotsu? – preguntó Sesshomaru.
– No pudo venir, tuvo que salir de emergencia a Seúl, hubo un problema en la empresa y como su padre estaba ocupado con otro asunto él tuvo que ir para encargarse de todo además él ya conoce a Sango y le dije que no importaba –.
– Ya veo, supongo que estaré aburrido el resto de la noche –.
– No seas exagerado hay mucha gente aquí y muchas chicas, sobre todo –.
– No empieces – contestó Sesshomaru seguro de a donde iba la conversación.
Kagome por su parte, había quedado impresionada por lo guapo que él era. Nunca lo había visto, pero desde que le dio un vistazo rápido en la puerta de la casa quedó casi prendada de él. Tanto que incluso estuvo a punto de arrepentirse de haberle hablado en primer lugar. Desafortunadamente bastó con que Sesshomaru comenzara a hablar cerca de ella para desencantarla. Pensó que tal vez a él se le dificultaba socializar al principio así que se armó de valor para acercarse y hacerle plática.
– Y dime Sesshomaru, bueno para empezar ¿puedo llamarte Sesshomaru? – preguntó ella luego de acercarse.
– Preferiría que no, pero este no es un ambiente formal así que da igual – dijo él algo desentendido.
– Bueno… ¿hace cuánto que conoces a Miroku? – la respuesta de aquel hombre la hizo titubear.
– Desde la secundaria – contestó algo cortante.
– Vaya entonces debes conocerlo bien, deben ser muy cercanos siempre es bueno tener amigos desde hace mucho… –
– Si me disculpas debo encontrar a Miroku – dijo Sesshomaru para interrumpirla e irse.
"Pero que maldito" pensó la chica.
– ¡Kagome! – alguien la llamó, era Sango – disculpa no haber venido a saludarte, pero tuve un problema con mi vestido y luego Miroku quiso que hablara primero con su amigo Sesshomaru, veo que ya platicaste con el, no pierdes el tiempo – dijo guiñando un ojo – por lo que Miroku me ha contado es un buen chico y además es soltero –.
– Pero no te emociones tanto, en realidad quise acercarme a él muerta de la pena, pero se portó muy antipático y me dejó con la palabra en la boca –.
– Bueno, creo que debes disculparlo a decir verdad según sé, ha pasado por un año difícil, perdió a sus padres y hace mucho tiempo que no salía a distraerse, Miroku tuvo que rogarle para que viniera hoy y aun así no pensaba verlo por aquí… tal vez solo es eso, dale una oportunidad es probable que descubras que no es tan malo, Miroku siempre habla maravillas de él –.
– Lo pensaré, la verdad es que en serio es muy atractivo y me puse muy nerviosa solo de mirarlo a la cara… –
– Vamos Kagome, anímate y háblale de nuevo – dijo Sango guiñando un ojo y dándole una nalgada a su amiga.
– ¡Oye!... está bien, intentaré hablarle de nuevo, pero si me hace alguna grosería no respondo – dijo Kagome y se puso en marcha para buscar a Sesshomaru.
Lo vio en el jardín trasero de la casa y decidió acercarse, al parecer platicaba con alguien y pudo ver apenas que era Miroku pues Sesshomaru que estaba de espaldas a ella le tapaba el campo de visión. Decidió detenerse antes de acercarse un poco más pues le pareció escuchar su nombre de la boca del novio de su amiga.
– Kagome – repitió él y ella trató de poner toda su atención en lo que diría – la chica con la que estabas en la puerta hace un rato, ¿no te parece que es linda? Y está soltera… –
Sin pensarlo y sin quererlo, Kagome se encontró sonriendo al apenas escuchar tal cosa.
– ¿Y? – preguntó Sesshomaru
– ¿Y? pues que tú también estás soltero, ¿no te parece que puedes sacar provecho a la situación? Solo piénsalo: mi novia tiene una amiga soltera y linda de tu rango de edad, tu eres mi amigo soltero bien parecido, aunque a veces con una actitud de perro, pero eso no parece ser mucho problema para las mujeres –.
– No entiendo tu punto, de hecho, me estás perdiendo con esta conversación sin sentido –.
Kagome hizo una mueca de molestia ante aquella respuesta de Sesshomaru.
– Vamos, no hay que ser un genio para unir los puntos, suma los productos: tú, más la amiga soltera y linda de mi novia, igual a un buen prospecto y posible pareja, puedes intentarlo porque estoy seguro de que hace mucho que no tienes acción en tu vida – dijo el castaño dándole una palmada en el brazo a su amigo.
Sesshomaru hizo un gesto de molestia.
– No tengo tiempo para estas cosas Miroku, además ella ni siquiera es tan agraciada, tal vez sea una caza fortunas viendo en mí una mina de oro – dijo con sobrado desdén.
Kagome lo escuchó perfectamente, pero en vez de decir algo dio la vuelta y muy cabreada regresó por donde vino.
"Pero que tipo tan idiota y antipático, ha estado sufriendo… mis calzones, es simplemente un engreído bastardo" pensó mientras se dirigía a otro lugar. Kagome pasó la noche alejada de Sesshomaru y evitando a su amiga Sango para que no le continuara insistiendo en que se acercara a hablar con ese hombre petulante.
Llegó la hora de irse y la joven pelinegra se acercó a su amiga para despedirse, pero pronto su semblante cambió al darse cuenta de que precisamente en ese momento ella estaba hablando con Sesshomaru y Miroku. Decidió simplemente tragarse su molestia y despedirse de los tres ignorando el hecho de que escuchó como la menospreciaban. Se acercó a su amiga y llamó su atención tocándole el hombro.
– Ya debo irme Sango, espero que hayas pasado un hermoso cumpleaños – le dijo y besó su mejilla.
– Espera Kagome, ¿tienes como regresar a tu casa? – preguntó algo preocupada.
– Sí, no te preocupes ya llamé a un taxi, debe estar llegando –.
– Puedo llevarte a casa – ofreció Miroku.
– No puedes, ya bebiste – contestó Sango.
– No fue demasiado –.
– Oh vamos, no se preocupen chicos, estaré bien – dijo Kagome con una sonrisa.
– Yo puedo llevarte si gustas – dijo Sesshomaru causando un shock en la pelinegra.
¿Escuchó bien?, ¿ese idiota que la había casi insultado se ofreció a llevarla a su casa?, tal vez no era tan antipático o eso fue lo que pensó la chica. "Por favor, no seas estúpida Kagome seguramente es un hipócrita y ofrece falsa amabilidad para ocultar que en realidad es un maldito" se dijo a sí misma en sus pensamientos.
– No es necesario, en realidad estoy por ir a visitar a un millonario idiota al que tengo en la mira ya sabes, debido a que soy una caza fortunas y debo pensar en mi siguiente mina de oro, con permiso – dijo y dio la vuelta para caminar lo más rápido que pudo hacia la salida.
Todos se quedaron con la boca casi hasta el piso después de escuchar esas palabras pronunciadas por Kagome.
– ¿Pero qué rayos acaba de pasar?, ¿podría alguien explicarme? – Sango fue la primera en hablar.
– Vaya, esto si que es raro, pero creo que nos escuchó hablando… – dijo Miroku.
– ¿Qué dijiste?, ¿estabas hablando mal de mi amiga? – preguntó la chica ya visiblemente molesta.
– ¡Espera! ¡no fue así exactamente!, ¡De hecho, fue Sesshomaru quien insinuó que ella era una caza fortunas…! – contestó Miroku algo temeroso de la molestia de su novia y rápidamente se colocó detrás de su amigo – reclámale a él –.
– Eres muy valiente – dijo el peliplata con sarcasmo.
– Cierra la boca – replicó Miroku.
– Mira Sesshomaru, es la primera vez que te veo, pero puedo asegurarte algo: mi amiga Kagome no es para nada una chica interesada, no sé de dónde te pudo haber dado esa impresión, pero estás sumamente equivocado y en verdad espero que puedas aclarar el malentendido – dijo Sango controlando su enojo.
Sesshomaru la observaba atentamente.
– Claro, no quería causar un malentendido, pero no tenía ganas de dejarme llevar por el juego de Miroku la casamentera –.
– ¡Oye qué rayos! – se quejó el castaño.
– Discúlpame, en realidad no quise ofender a tu amiga, es solo que no me siento listo para dejar mi posible vida amorosa en manos de tu novio, por supuesto enmendaré mi error si nos volvemos a ver – concluyó Sesshomaru con una sonrisa torcida que casi hace olvidar a la chica cuál era el problema en primer lugar.
– Está bien te entiendo, fue un malentendido ¡y tu Miroku, no molestes a Sesshomaru con otras mujeres si él ya te dijo que no está listo para una relación! –.
– Pero ¿qué? ¡Si tu fuiste la que…! –
– ¡Cierra la boca! te espero adentro, nos vemos después Sesshomaru, en verdad fue un placer conocerte – le dijo al peliplata con una gran sonrisa y se fue adentro de la casa.
– Eres un bastardo – le dijo Miroku a su amigo casi escupiendo con rencor – ¿cómo rayos lo haces? –.
– ¿Qué cosa? –.
– Hablar de esa forma con las mujeres, simplemente sonríes y ellas caen… ¡aunque tengan novio! – reclamó algo molesto el castaño.
– No es mi culpa que ellas reaccionen así, pero debo admitir que en ocasiones es una ventaja, como ahora. Además, no te molestes yo nunca intentaría algo con tu novia y eso lo sabes bien –.
– Lo sé, pero es molesto que tengas efecto en Sango y en todas las mujeres en realidad… maldito afortunado, como sea, ¿te disculparás con Kagome? –.
– ¿Bromeas cierto? Probablemente no quiera volver a toparse conmigo y me evite en futuras reuniones, así que puedes disculparte con ella de mi parte, después de todo es gracias a ti que hice ese comentario – dijo Sesshomaru con una sonrisa irónica.
– Bastardo – masculló Miroku.
– ¿Dijiste algo? –.
– Que está bien, me disculparé por ti, después de todo no sería la primera ni la ultima vez que lo hago, y por cierto si tan mala impresión te causo Kagome ¿por qué te ofreciste a llevarla? –.
– Porque soy caballeroso, además es amiga de tu novia, solo quería agradarle a Sango por ti – dijo sin mucho cuidado el peliplata, dirigiéndose a la salida – nos veremos después –.
– Claro… ¡oye Sesshomaru! – le llamó Miroku, antes de que se alejara demasiado de él.
El mencionado volteó cuando escuchó el llamado.
– En verdad me alegra que hayas venido, significa mucho para mí –.
– No hay de qué, cuídate – contestó para seguir su camino.
De camino a casa, extrañamente Sesshomaru se sintió bien consigo mismo. Era la primera vez en un año que se animaba a salir de su departamento para socializar con sus amigos. Sin duda alguna estaba intentando retomar su vida a pesar de seguir pensando en la perdida de sus padres. Muchas veces le dijeron que buscara ayuda, de algún psicólogo o psiquiatra pero siempre se negó, Taisho Sesshomaru no creía en ese tipo de ayuda, pensaba que uno mismo podía arreglar los problemas que la vida le ponía en el camino y que esos loqueros solamente te quitaban el dinero fácilmente por sentarse a escucharte hablar. "Bueno no necesité uno para lograr salir de mi departamento" fue lo que pensó al subir a su auto para regresar a casa.
En cuanto a Kagome, ella se quedó pensando en Sesshomaru luego de conocerlo ese día. Con sus actitudes él logró caer de su gracia rápidamente, sus comentarios de superioridad le molestaban demasiado a la chica, odiaba a los tipos como él, hijos de papi que tenían todo a sus pies y podían menospreciar a cualquier persona que se les atravesara en el camino. Estuvo dándole vueltas al asunto un par de días, hasta que con las personas que conoció en esa fiesta, decidió indagar en lo que respectaba al tema de aquel hombre. Y es que no tanto importaba que Sesshomaru haya sufrido la perdida de sus padres, de lo cual ella ya estaba enterada, sino que realmente solía ser de esa manera todo el tiempo según le habían comentado.
Un día poco después de aquella fiesta y ya de camino a casa luego de asistir a sus clases en la universidad, Kagome recibió una llamada de Miroku. A ella se le hizo algo raro, no sabía que Miroku tuviera su número, pero él le pidió de favor que lo viera fuera de la escuela y así la llevaría a su casa.
– Hola Miroku – dijo ella al abrir la puerta del lujoso auto negro.
– Hola Kagome, gracias por aceptar encontrarte conmigo– contestó él.
– Y dime ¿en qué puedo ayudarte? – pregunto ella una vez dentro del auto.
– Bueno, en realidad… verás, yo… solo quería disculparme contigo por la actitud de Sesshomaru el día de la fiesta, yo lo estuve molestando con… –
– Vaya, ¿él en verdad te envió a pedir disculpas de su parte? En serio que es un hombre considerado – dijo ella con sarcasmo.
– Vamos no digas eso en verdad fue mi culpa, yo lo presioné para que intentara algo contigo y la verdad es que estuvo mal, no debí hacerlo, es por eso que él reaccionó a la defensiva como siempre, en serio que lo dijo mas para que yo lo dejara tranquilo que para ofenderte –.
– Pues acabas de decir que él siempre actúa a la defensiva y además estuve preguntando y me han dicho que esa es su forma de ser desde siempre, para ser honesta pude escucharlo hablar más de una vez y me pareció una persona desagradable… –
– Oye, no puedes ser tan dura al juzgarlo así… –
– Es gracioso que lo digas cuando él si fue duro al juzgarme a mí sin conocerme – dijo ella regalándole un gesto de ironía con una ceja levantada.
– Bueno en realidad yo solo quería aclarar las cosas, sabes ahora que Sango y yo tenemos una relación formal lo más probable es que ustedes se vean en nuestras reuniones y eso, entonces es mejor si aclaramos todo y esa es mi intensión… pero parece que si te afectó bastante lo que él dijo de ti y pues yo… –
– ¿Afectarme? Disculpa Miroku, pero sus opiniones no me afectan yo sé perfectamente que no soy lo que él piensa, además lo que si me molesta es su actitud altanera –.
– Pero yo… –
– No te preocupes, acepto las disculpas que te envió a pedir, aunque sinceramente dudo mucho volver a verlo, pero soy una persona adulta así que no te preocupes más por este tonto malentendido – dijo Kagome con una sonrisa casi forzada.
– Bueno está bien, me alegro de que todo esté aclarado, creo… llegamos, gracias por escucharme–.
– No te preocupes y gracias por el aventón, nos veremos después –ella se despidió mientras bajaba del auto para entrar a su casa.
– Bueno, esto si que será interesante – dijo Miroku para sí mismo.
Kagome insinuó que no le molestaba lo que Sesshomaru pensara de ella, pero su verdadero sentir distaba mucho de lo que ella misma dijo. Se la pasó dándole vueltas al asunto en su cabeza los días siguientes que incluso su familia se dio cuenta de que estaba un poco irritable.
Luego de algunos días más Miroku dio una fiesta en su casa y Kagome estaba invitada. En realidad, ella pensaba no asistir, pero su amiga Sango le insistió mucho ya que sería una fiesta con los amigos de Miroku y no quería sentirse sola. Terminó por aceptar y a su llegada se encontró con Sesshomaru que la saludó como si nada, lo cual no hizo más que irritar a Kagome. Pero él no iba solo, estaba acompañado de una chica alta y castaña, muy hermosa y de nombre Sara.
Cuando Kagome se encontraba de camino al jardín para tomar un poco de aire fresco, escuchó que alguien la llamada a su espalda.
– Disculpa – era la voz de un hombre.
Ya sabía quién era y con cierta molestia se volteó.
– ¿Sí? – preguntó ella con algo de fastidio.
– Kagome ¿cierto? – ella solo se le quedó mirando con molestia.
– Kagome la caza fortunas para ti – respondió ella con ironía y sin llamarlo por su nombre, no quería gastar aliento para llamarlo.
– Bueno, escucha Miroku me dijo que habló contigo y solo quería saber si está todo bien – preguntó él esbozando una de sus enigmáticas sonrisas.
– Oh, sí, el habló conmigo y me pidió disculpas de tu parte, eso es algo muy valiente de verdad, pero no te preocupes acepto tu "casi disculpa" fue solo un malentendido no hay problema – Kagome sonaba bastante despreocupada por el asunto.
Por su parte Sesshomaru parecía no entender lo que había ocurrido. Le habló delicadamente y le obsequio una de sus sonrisas "derriba mujeres" como Miroku le llamaba y aun así ella se comportaba a la defensiva. Ese hecho no hizo mas que molestarlo un poco y decidió intentar algo mejor.
– ¿Puedo traerte una bebida? – preguntó derrochando amabilidad y de nuevo mostrando su encantadora sonrisa.
– Estoy bien gracias, a decir verdad, debo ir al tocador así que con permiso – contestó la joven dirigiéndose al baño dejándolo atrás.
No podía creerlo. ¿Acaso fue rechazado por una mujer? De ser así esa sería la primera vez y le estaba doliendo el ego como buen narcisista. A pesar de ir acompañado pasó toda la noche buscando con la mirada a la chica que había osado rechazarlo.
Por otro lado, para Kagome durante toda la fiesta y mientras pudo escucharlo hablar con otras personas él en verdad la molestaba. En fin, que siempre lo veía con rencor cuando sus miradas se alcanzaban a cruzar. Pudo escuchar de la boca de otras personas que Sesshomaru había comenzado a salir con aquella chica de nombre Sara. "Increíble que teniendo pareja se me haya insinuado" pensó mientras fruncía el ceño.
– Vi que te acercaste a Kagome – dijo Miroku a su amigo.
– Así es, planeaba dejar las cosas claras, pero creo que solo logré que ella se irritara más –.
– Esto es increíble, sería la primera vez que una chica no cae ante tu estúpida sonrisa… conociéndote apuesto lo que quieras a que eso te está matando –.
– ¡Jha! No seas tonto, una chica como ella no lograría quitarme el sueño –.
– Claro Sessh, como tú digas – repuso Miroku dándole palmaditas en la espalda a su amigo.
Ese tono de condescendencia no le agradó a Sesshomaru para nada. Pues claramente si le intrigaba y hasta le molestaba que aquella chica "normal" no estuviera babeando ante sus sonrisas. Ya le había ocurrido antes que trataba mal a una chica y con solo sonreírle un poco y hablarle algo amable ellas olvidaban el asunto por completo. Sin duda eso no lo dejó en paz desde aquel día.
Mientras buscaba a Kagome con la mirada vio a Bankotsu, estaba llegando y pensó en acercarse a saludarlo, pero entonces, su amigo se fue en otra dirección, precisamente hacia donde estaba Kagome.
– Hola, disculpa ¿eres amiga de Miroku? – preguntó Bankotsu.
Kagome lo miró detenidamente. Aquel chico moreno de ojos azules vestía un pantalón negro, una camisa blanca de botones con los primeros desabotonados del cuello y una chaqueta negra que parecía de cuero. Tenía un par de botas negras también y el cabello lo tenía atado en una trenza muy larga, tenía un aspecto salvaje y sin duda era muy guapo, tanto que a la chica le costó un poco reaccionar.
– Hola, en realidad soy amiga de su novia, soy Kagome mucho gusto – dijo ella.
– Eso explica por qué no nos conocemos, yo no sería capaz de olvidar a una chica tan hermosa como tú Kagome, mi nombre es Bankotsu y soy amigo de Miroku – dijo el moreno sin rodeos para hacer notar que estaba interesado en ella.
Sesshomaru observaba desde lejos como su amigo abordaba a aquella chica que antes lo había despreciado. Eso no le gustó para nada pero decidió dejarlo pasar para no hacer notar que le había dolido en el orgullo.
Y así continuaron viéndose en las reuniones por un tiempo debido a sus amigos en común. Cada vez que se veían, Sesshomaru trataba de hacerle plática a Kagome a pesar de estar con Sara, y eso hacía que la pelinegra se irritara cada vez más pues pensaba que estaba ante un tipo sin vergüenza. De igual manera Bankotsu siempre que la veía trataba de coquetear con ella, pero Kagome nunca dio pie a más. A decir verdad, no sabía cómo tratar con un hombre tan directo, y ya le habían dicho que Bankotsu en especial era un mujeriego. Así se la pasaron todos por un tiempo entre reuniones y encuentros casuales.
– Bueno hermanita, ¿vas a decir que sucede contigo o no? – preguntó Kikyo, la hermana mayor de Kagome.
Justamente era un día después de haber visto a Sesshomaru en la fiesta de aniversario de los padres de Miroku.
– ¿A qué te refieres con eso? – le contestó a su hermana restándole importancia a la pregunta.
– Llevas días con esa actitud un tanto irritable y comienzas a alterarnos a todos, sinceramente estoy casi segura de que es por un chico –.
– ¿Un chico?, no digas tonterías… aunque si es por un tipo, pero uno muy antipático amigo de Miroku resulta que él quería liarlo conmigo y sin querer lo escuché decir que no le interesaban las caza fortunas como yo –.
– Vaya en verdad parece una persona detestable –.
– Créeme que lo es, además luego de eso envió a Miroku a pedir disculpas y cuando volvió a verme se acercó a mí como si nada y pretendió arreglar todo con una tonta sonrisa, incluso se ofreció a llevarme una bebida, aun cuando iba con una acompañante que según era su novia… y desde eso siempre que me ve trata de hacerme plática incluso si va con esa chica, es en verdad desagradable… – dijo Kagome sonando algo cansada y llena de fastidio.
– Bueno, ten cuidado hermanita, que todo eso más que molestias parecen quejas y reproches… tal vez ese sujeto en realidad te gusta, ya sabes lo que dicen del odio al amor solo hay un paso – le respondió Kikyo guiñándole un ojo.
– ¡Ay por favor! No digas tonterías, ese tonto solo trata de acercarse a mí porque no me dejo deslumbrar por sus tontas sonrisas –.
– Para ser un tonto le das demasiada importancia, solo espero que no termines tragándote tus palabras Kagome – dijo su hermana con un tono divertido.
"No hay manera de que me guste un tipo como él" dijo Kagome para sí misma.
En una ocasión hubo una fiesta por el cumpleaños de Miroku. Todos acabaron tan ebrios que Sango quien se suponía debía llevar a Kagome a casa, se perdió con Miroku quien sabe dónde y dejó a su amiga suerte. Mientras pensaba en llamar a un taxi alguien la llamó.
– Si gustas puedo llevarte a tu casa – ella ya se lo temía, era Sesshomaru.
Casi lo rechaza de inmediato, pero la verdad estaba necesitada, su hermana se había ido con unas amigas a unas aguas termales y su hermano debía estar de guardia en el hospital.
– Está bien, gracias – respondió sin más y casi a punto de arrepentirse.
Era final de semestre en la universidad y Kagome se había sentido con ganas de divertirse de más, por no decir que ella también estaba un poco ebria. Mientras llegaban a su destino una cosa llevó a la otra y se encontraron a sí mismos sentados en el asiento trasero de aquel lujoso auto mientras él casi se la comía entera. Si no hubiera sido por la llamada de su madre para preguntarle en dónde estaba, probablemente hubiera terminado en un motel esa misma noche.
Al día siguiente, Kagome tuvo una cruda física y moral, se había casi revolcado un hombre al que se suponía odiaba y que encima tenía pareja. Y para variar casi hizo el tipo de cosas que se supone se deben hacer con alguien que amas cuando es la primera vez y ella casi las hace con un hombre al que de seguro todas se le tiraban encima tal cual ella hizo. Nada tuvo de especial, y eso causó que se sintiera miserable por un tiempo.
La verdad era que por mucho tiempo Kagome había deseado enamorarse y tener una relación, a sus veintiún años nunca se había enamorado en serio y menos aún había tenido un novio y después de ese incidente se sintió aún más vacía y sola. Durante un lapso trató de evitar las reuniones a donde sabía que él estaría.
Al cabo de cuatro meses sus amigos la convencieron para ir a una de sus fiestas y ahí estaba Sesshomaru. Le habían dicho que siempre preguntaba por ella y que hacía un par de meses que había terminado con su entonces novia y fue ahí que, aunque lo quiso negar el corazón le dio un salto. Esa noche cuando lo vio sintió que el cuerpo le vibró por completo y que el corazón le latía como si fuera a salirse de su pecho, y de nuevo se embriagó para tener el valor de hablarle. Entonces escuchó una voz que le dijo "ya está soltero, nada tienes que perder, él te gusta y lo sabes" y le hizo caso.
Le habló, le dijo que podían terminar lo que habían empezado y que sería suya sin chistar. Kagome estaba muy caliente y al parecer él igual porque en un abrir y cerrar de ojos terminaron en el departamento de Sesshomaru con él llevándose lo que quedaba de la virginidad de la chica. Después de eso se encontrában de vez en cuando para tener sexo bastante ardiente, la sensación era increíble, era algo rayando en lo clandestino porque nadie fuera de ellos dos lo sabía y eso era bastante excitante.
Así estuvieron durante un par de meses hasta que un día después del sexo, él le dijo que la amaba. Kagome sintió que su mundo entero tembló. Ella ya lo amaba en secreto desde que en su auto la sedujo y dejo que hiciera con ella lo que quisiera, pero eso era algo que Sesshomaru no sabía puesto que nunca se lo dijo por miedo a parecer idiota. Es decir, estaba teniendo sexo a escondidas con un tipo casi inalcanzable a quien ella pensaba sólo le interesaba su trasero, aunque con el tiempo él se notaba más cariñoso, pensaba que era solo por el calor del momento. Solo pudo contestarle un "gracias" mientras él la tenía en sus brazos y le miraba fijamente.
– Ya lo dirás cuando estés lista – fue lo que le contestó.
Un mes después en septiembre veintinueve ya eran novios oficialmente y ya todos sus amigos y conocidos se habían dado cuenta antes de que se los confesaran.
Y así ha pasado el tiempo, los primeros tres años fueron difíciles, había muchas peleas, sus caracteres chocaban demasiado. Hubo ocasiones en las que ambos se plantearon dejar al otro. Sesshomaru es muy inexpresivo y bastante frío y Kagome demasiado explosiva. Después de esos tres años las cosas comenzaron a mejorar, ya sabían el trato del otro y los momentos amargos se minimizaron bastante.
¿Por qué recordaba todo eso de repente?, ¿por qué de pronto pensaba tanto en la relación que tenía con su esposa? Tal vez por el hecho de sentirse un poco perdido entre tantas cosas. Ya casi eran seis años ¿y qué es todo lo que habían obtenido el uno del otro? Pero sobre todo había algo que últimamente lo estaba molestando demasiado.
Particularmente ese día se encontraba algo distraído, ¿la razón? Su esposa le había avisado que saldría y hacía tiempo que él sentía que algo no estaba bien. Salidas repentinas, ella se desaparecía por horas y no contestaba las llamadas, sus actitudes eran extrañas, inclusive desanimadas. Él no lo entendía, todo parecía ir bien con ellos, pero ¿qué sucedió? Últimamente había estado dudando del amor que su esposa sentía por él.
"Me pregunto si soy lo que ella necesita para ser feliz, me pregunto si es feliz más allá de lo que afirma. Que patético, un hombre de mi edad pensando en este tipo de cosas, pero es que no puedo evitarlo…" pensaba para sus adentros mientras miraba a la ventana ignorando por completo a quienes tenía de frente.
– Señor Taisho ¿está de acuerdo con lo que le planteamos? – preguntó uno de los hombres con traje y corbata que se encontraba frente a él.
Al no saber qué contestar debido a la falta de atención, Sesshomaru optó por mirar a su asistente quien le hizo una afirmación con la cabeza.
– Claro, estará todo listo y en buenas manos gracias a ustedes señores, si no tienen nada más que agregar podemos dejar la reunión hasta aquí pues me siento satisfecho con su labor – dijo convencido de sus palabras.
– Perfecto señor Taisho con permiso – dijeron ambos hombres y salieron de aquella enorme oficina.
– ¿Qué pasa contigo últimamente Sesshomaru? Nunca has sido de los que se distraen en el trabajo y empiezas a preocuparme – preguntó Kagura, su asistente y amiga.
– Nada importante – pero ella hizo una cara de no creerle – en serio, descuida, es solo que por el momento tengo muchas cosas en la cabeza, eso es todo –.
– Es algo de tu esposa ¿cierto? – preguntó la mujer.
"Desearía que se comportara más como mi empleada" pensó Sesshomaru. Siempre era lo mismo, había dos personas en el mundo a quienes no podía mentirles: su esposa y Kagura su asistente.
– ¿Por qué asumes algo así? –.
– Porque cuando se trata de trabajo nunca te preocupas, siempre sabes como resolver los problemas o confías en que tus empleados lo solucionen, en cambio cuando se trata de Kagome siempre actúas de esta forma – dijo ella confiada de sus palabras – entonces ¿me vas a decir o no? –.
– En verdad eres insufrible… –.
– Deberías agradecer que me preocupo por ti ya que tus demás empleados te odian – dijo con un dejo de burla.
– Muy graciosa –.
– ¿Y bien? Guardártelo no trae nada bueno, si te sigues distrayendo así la compañía puede perder dinero, lo cual me perjudica a mí directamente porque entonces vas a comenzar a quejarte de mí y detesto escuchar tus quejas de niño mimado – dijo Kagura con tono de reproche.
– Lo último que supe era que tu trabajas para mí, y tu trabajo es escuchar mis quejas y aguantarte –.
– Si, si como sea, ya dime que rayos pasa con tu esposa –.
– Maldita sea tu insistencia… ella ha estado rara conmigo últimamente… –
– ¿Rara en qué sentido? –.
Sesshomaru casi voltea los ojos. Siempre había sido así, casi nunca hablaba directamente de sus emociones sobre todo desde la muerte de sus padres. La única persona con la que hablaba de ese tipo de cosas era precisamente la persona de quien estaba preocupado.
– No lo sé, no es la misma de siempre, me parece que me está evadiendo o algo así, en ocasiones dice que estará ocupada y se pierde durante horas, le marco al celular o le escribo y no contesta y además… – hizo una pausa y enseguida se arrepintió de haberlo mencionado.
– ¿Además? – preguntó Kagura.
– … Nada es todo – dijo Sesshomaru algo esquivo.
– ¿No han tenido sexo no es verdad? –.
Él la miro con mucha molestia y ganas de gritarle ahí en ese mismo instante.
– Lo sabía, no tienes que responder si no quieres, ¿y por qué crees que sea?, ¿tuvieron alguna discusión o algo la hizo enfadar? Tú tienes la habilidad de exasperar a la gente con facilidad – dijo Kagura con mucha seguridad.
– Muy graciosa, no, pero siento que algo me oculta –.
– ¿Crees que está engañándote?, eso debe ser o no estarías tan preocupado –.
– No lo sé ese es el problema, no estoy seguro por eso digo que su actitud es extraña, nunca se había comportado así, no que yo recuerde… Kagome es el tipo de persona que si algo le molesta te lo dice de frente por eso creo que el problema va por otro lado –.
– Entonces si crees que te está engañando –.
– Eres insoportable… tal vez, no estoy seguro –.
– Pero tienes la duda, bien ¿por qué no la mandas seguir? – dijo Kagura recargándose en el escritorio a la derecha de su jefe.
– No seas tonta, nunca sería capaz de hacer algo así, no soy tan detestable –.
– Bueno en ese caso… si ya sabes que hacer algo así es estúpido podrías intentar no se… ¡¿hablar con tu esposa?! – le reprochó la mujer alzando su tono de voz – déjate de tonterías y habla con ella, arregla los problemas en casa para que en el trabajo no nos fastidies ¿quieres? En verdad te lo agradecería –.
– Como si fuera tan fácil… ella debería decirme lo que sucede, no debe haber secretos entre nosotros, tal vez no quiera que le pregunte porque en realidad no me quiere decir –.
– ¿Entonces en tu lógica es mejor guardar silencio, quedarte con la duda y fallar en tu trabajo que resolver el problema de frente? Eres increíble, en fin, me voy tengo trabajo aun, si me necesitas háblame – dijo Kagura mientras abría la puerta, pero antes de salir se detuvo y se asomó para mirar a su jefe – y Sesshomaru… –
– ¿Qué? –.
– Solo habla con ella y resuélvelo – dijo en un tono más comprensivo y se fue.
Sesshomaru suspiró y pensó que lo mejor era seguir aquel consejo. Debía salir de las dudas ese mismo día. Él no quería desconfiar así de su esposa, pero sus actitudes lo estaban orillando a pensar demasiado las cosas e imaginar el peor escenario. Saliendo del trabajo decidió enfrentar la situación.
Salió de la oficina y llegó a su destino casi en veinte minutos. Vio que había un auto estacionado afuera, era el de su cuñada Kikyo quien probablemente pasó a visitar a Kagome. Entró y no las encontró en la sala de estar, solamente vio a su pequeña sobrina Rin dormida en el sofá de la sala, así que decidió subir las escaleras hasta su habitación y entonces escuchó sus voces. Haciendo algo impropio de él se acercó con cautela y sin hacer ruido, se odio a sí mismo por actuar de esa forma tan baja para escuchar una conversación ajena, pero algo en su interior le pedía hacerlo. La puerta estaba entreabierta así que no se asomó demasiado.
– ¿Cuánto más piensas seguir así? – preguntó Kikyo.
– Te dije que solo un poco más – dijo Kagome.
– Estás esperando demasiado Kagome, ya has cruzado la línea, te lo dije desde hace bastante tiempo sabes que… –
– ¡Basta Kikyo! ¿Crees que no lo sé? Este es mí problema, no el tuyo te dije que yo resolveré todo a su tiempo –.
– Mientras más esperes en decirle a Sesshomaru cuando se entere será peor además ¿y si Bankotsu le dice? Han sido amigos por años ¿qué tal que le gana la conciencia? – dijo Kikyo con un severo tono de preocupación y al escuchar tales palabras Sesshomaru se sintió fatal.
– Ya hablé con él y no dirá nada… escucha yo veré como le hago, pero ya no me atormentes más – respondió Kagome.
El peliplata no pudo resistirlo más y prefirió alejarse de ahí, se dirigió a las escaleras. Kagome aun en su habitación se asomó por la ventana y pudo ver el auto de su esposo.
– Ya guarda silencio, Sesshomaru está aquí, pudo habernos escuchado – Kagome sonaba asustada.
Kikyo se asomó de inmediato afuera de la habitación.
– No hay nadie afuera, tal vez no ha subido las escaleras, iré a ver tu solo tranquilízate y toma un baño – dijo la mayor y salió de la habitación.
Kikyo llegó a la sala de estar y no vio a nadie. Caminó hasta la cocina para asomarse, pero tampoco encontró a Sesshomaru y cuando dio la vuelta casi brinca del susto.
– ¡Maldición!, me vas a provocar un infarto, no seas tan sigiloso – le dijo a su cuñado.
– Lo siento, no fue mi intensión ¿y Kagome? – preguntó tratando de disimular su molestia.
– Se está bañando, se siente un poco mal – contestó ella.
– ¿Algo malo? –.
– No realmente, solo tiene migraña ¿iban a salir? Como hoy es viernes… –
– No, no teníamos planes ¿te quedarás a cenar? –.
– De hecho, iré por Rin para irnos, solo vine a traerle unas cosas a Kagome nos vemos luego Sessh… cuídate –.
– Claro tú también –.
Esa última mirada que Kikyo le dedicó, no le gustó para nada. Pudo haberla detenido y pedirle respuestas, decir lo que escuchó… pero no fue capaz. Tuvo miedo de que sus sospechas fueran ciertas y sentirse engañado por la persona a quien mas amaba y quien se supone solo lo amaba a él, encima su amigo de toda la vida también estaba involurado. Se quedó parado pensando en lo que tenía frente a sus ojos: su cuñada pidiéndole honestidad a Kagome para con él. Nunca pensó que eso sucedería, él y Kikyo siempre habían tenido un choque por sus caracteres tan similares, que ella mostrara preocupación por él, solo le provocaba más incertidumbre.
Luego de un rato se dirigió a su habitación. Entró y vio a Kagome acostada en la cama, se sentó lentamente junto a ella y la movió un poco.
– Kagome, estoy en casa – le dijo.
Ella volteó y se talló un poco los ojos.
– Bienvenido Sessh… disculpa, no me siento muy bien, se que hoy iríamos a cenar discúlpame – dijo algo somnolienta.
– Está bien no te preocupes, ¿te sientes muy mal?, ¿llamo al doctor? –.
– No, no es necesario… solo es migraña y la luz me molesta un poco, no te preocupes –.
– ¿Entonces no te molesta si salgo por un rato?, tuve una semana pesada y necesito relajarme, creo que llamaré a Miroku para ir por un trago o algo así –.
– Claro, no te preocupes por mí, estaré bien puedes irte tranquilo – dijo la mujer intentando esbozar una sonrisa.
– De acuerdo descansa – contestó Sesshomaru dándole un beso en la frente que simplemente le supo como cenizas en su boca.
Se dio un baño y cuando terminó de vestirse Kagome ya se había dormido. Salió de su casa sin despertarla. No sabía qué hacer o a donde ir, simplemente quería alejarse de ahí por un rato, no quería llamar a Miroku y preocupar a alguien más por lo patético que se sentía en ese momento así que decidió ir al bar más cercano que conocía.
Y ahí estaba, Taisho Sesshomaru al borde de cumplir treinta años sentado en la barra de un bar y creando en su mente todo tipo de situaciones donde su esposa Kagome lo engañaba con alguien más.
– ¿Está ocupado este asiento? – le preguntaron de pronto.
Era una mujer, y una muy hermosa, de cabello negro corto y ojos color verde.
– No lo está – contestó él y enseguida la mujer tomó asiento.
Sesshomaru se detuvo un segundo a mirarla. Tenía un vestido rojo no muy corto, pero con un escote pronunciado, zapatos de un tacón alto, el cabello suelto, no demasiado maquillaje… de pronto todo se volvió muy claro para él. Esa mujer lo tenía en la mira y se había acercado a esperando algo muy obvio.
– ¿Esperando a alguien? – preguntó ella.
– No realmente – dijo él.
– Bueno, debo decir que en un lugar como este no es normal encontrar a un hombre tan apuesto estando solo y en fin de semana –.
– Pues supongo que soy la excepción a la regla –.
– Entonces debes estar solo porque buscas compañía ¿no es así? – preguntó aquella mujer con un tono bastante sugestivo.
Sesshomaru giró el rostro para mirarla por un momento. ¿En verdad buscaba compañía? Su esposa le estaba siendo infiel con uno de sus mejores amigos. ¿Importaba si él hacia lo mismo?, ¿Por qué no pagarle con la misma moneda?, si Kagome ya lo estaba haciendo ¿Qué le impedía a él hacer lo mismo?, ¿por qué esperar a que ella decidiera decirle algo?, ¿acaso no era mejor acabar ya con todo en un frívolo acto de venganza?
– Tal vez – contestó Sesshomaru.
Con aquella respuesta la mujer sonrió de par en par y se acercó un poco más a Sesshomaru.
– En ese caso será una noche inolvidable – le dijo en un tono muy sensual – ¿cuál es tu nombre? – preguntó.
– Dime ¿acaso es importante?, No estoy interesado en algo a largo plazo ¿tu sí? – él respondió con algo de soberbia, pero era la verdad, solamente quería jugar a lo mismo que su esposa parecía jugar.
– Bueno, al parecer eres un hombre que va directo al grano y eso no me desagrada, al contrario, pero tú dime, ¿no te interesa saber mi nombre? –.
– Como dije esos detalles no importan, pero si me lo quieres decir es cosa tuya – dijo él restándole todavía menos importancia al asunto.
Ella sonrió más y se acercó a él, lo tomó por el brazo, acercó el rostro a su oído, primero besó su cuello y le susurró su nombre. Desafortunadamente Sesshomaru ni siquiera alcanzó a escuchar. Justo en el momento en el que aquella sensual mujer le hablaba al oído apareció frente a él algo que no esperaba.
Kikyo, su cuñada había entrado a aquel bar justo frente a sus ojos y había visto que estaba muy pegado a una mujer que no era Kagome. Ambos se miraron fijamente por un lapso que pareció eterno, hasta que ella reacciono y al fin dio la vuelta para salir de aquel lugar. A Sesshomaru le costó unos instantes darse cuenta y procesar lo que había sucedido, y entonces reaccionó. De milagro traía efectivo con él y rápidamente asentó el dinero en la mesa para salir casi corriendo sin siquiera despedirse de la que era su acompañante. Apenas y alcanzó a escuchar que lo llamaba, pero no pudo descifrar qué fue lo que dijo.
Se apresuró para alcanzar a su cuñada cuando al fin la vio.
– ¡Kikyo espera! – dijo alzando la voz, pero ella no hacía caso.
Así avanzaron casi la mitad de la calle hasta que Sesshomaru se hartó de ser ignorado y corrió para alcanzarla y tomarla por la mano.
– ¡Basta de ignorarme! ¡Tenemos que hablar! – dijo sonando desesperado.
– Tu y yo no tenemos nada que decirnos Sesshomaru, por el contrario, con quién debo hablar es con mi hermana ¿cómo te atreves siquiera a dirigirme la palabra después de lo que vi? – dijo ella muy molesta y alzando su tono de voz – ¿Hace cuánto tiempo has estado engañando a Kagome? ¡responde! – pidió casi gritando.
– ¿Preguntas por mí?, ¿yo engañando a tu hermana dices?, ¡No es nada diferente a lo que ella ha estado haciendo conmigo! – gritó el peliplata muy enfadado.
De inmediato cayó en la cuenta de que se encontraban teniendo una discusión a voz alzada en plena calle. Lo mismo hizo Kikyo, ninguno de los dos quería hacer un espectáculo público.
– ¿De qué rayos estás hablando? – preguntó ella moderado el tono de su voz y mirando hacia ambos lados para cerciorarse de que nadie les prestaba atención.
– ¿De qué más podría ser? Hoy llegué a mi casa y las escuché hablando en la habitación, de Bankotsu y algo que Kagome me oculta, no es necesario ser un genio para notar las conexiones –.
Ella se sorprendió de lo que escuchó. Nunca se hubiera imaginado que su cuñado habría escuchado su conversación de hace unas horas. No podía creer lo que Sesshomaru se estaba atreviendo a imaginar.
– ¿Pero qué mierda es lo que estás insinuando Taisho Sesshomaru? Háblame claro – pronunció con sobrado desprecio.
– ¿Qué no es obvio? Tu hermana ha estado jugando conmigo desde quien sabe cuándo, me ha estado engañando con Bankotsu, y tú lo sabias… todo este tiempo no nos hemos llevado del todo bien, pero al menos creí que eras honesta –.
Kikyo apretó puños y dientes, casi que se podía escuchar el rechinido de muelas que se estaba provocando. Tuvo tantas ganas de gritarle a ese hombre que era un reverendo imbécil, tuvo ganas de golpearlo, de mandarlo a la mierda en ese instante… pero ante todo se contuvo. Cerró los ojos y Sesshomaru pudo notar lágrimas en ellos. En su interior ella sabía que no podía culparlo por mal interpretar las cosas, pero en verdad estaba muy molesta.
– Eres un grandísimo idiota… – dijo casi en un susurro.
– ¿Qué dices? – preguntó algo sorprendido y ofendido de la respuesta.
– Ella está enferma… – respondió Kikyo con un hilo de voz – tiene cáncer… era eso lo que te estábamos ocultando –.
Él sintió como si le hubieran echado encima un balde de agua fría. Kikyo apenas y pudo explicarle un poco de lo que sucedía en realidad, le dijo que era mejor si hablaba con Kagome, que era mejor esperar al día siguiente y le exigió que esperara que ella llegara para hablar del tema. Sesshomaru se sintió la peor persona del mundo. Tenía una esposa enferma en casa y él estaba pensando que lo engañaba con uno de sus mejores amigos, no sabía cómo sostenerle la mirada a su cuñada.
– ¿Qué hacías en un bar estando sola? – preguntó para desviar el tema.
– ¿En serio piensas juzgarme después de lo que tú hacías? Vete al diablo Sesshomaru – le dijo por demás ofendida.
– Esa no fue mi intención, yo solo… –
– Bien, si quieres saberlo vine a reunirme con unas amigas para distraerme un rato del hecho de que tengo una hermana enferma de cáncer y que hoy… – estuvo a punto de soltarle que el cáncer de Kagome había empeorado solo para hacerlo sentir peor por sus acciones, pero de inmediato recapacitó –¿sabes qué? No tengo por qué decirte más o por qué darte explicaciones – es mejor arreglar este asunto mañana, me voy que tengas una hermosa noche – dijo con un cúmulo de sarcasmo bien acumulado.
– Kikyo yo… – pero antes de que él pudiera decir algo más, ella tomó un taxi y subió sin hacerle caso.
Se sintió morir. No podía creer lo que estuvo a punto de hacer con una mujer al azar. A pesar de no estar satisfecho con tan poca información, aceptó esperar al día siguiente para despejar sus dudas y así sintiéndose la peor basura del mundo regresó a casa. No pudo dormir en toda la noche, ni siquiera fue capaz de quedarse en la misma habitación que Kagome, los pensamientos se arremolinaban en su cabeza y hacían eco de sus pésimas acciones.
.
FLASHBACK
Se encontraba pensando en su familia. Siempre que estaba dentro de esas cuatro paredes pensaba en eso, sobre todo en su amado esposo.
– Señora Higurashi… –
– ¿Sí? – contestó ella saliendo de su letargo.
– Le decía que ya va siendo momento de decirle a su familia… a su esposo – repuso su doctor sentado detrás de aquel escritorio frente a ella.
– La vida es muy injusta ¿sabe? – dijo al fin.
– ¿Disculpe? Señora yo… –
– Yo sabía que algo no andaba bien conmigo, después de tanto intentar tener un hijo… algo en mi interior me lo decía, estos años he sido muy feliz alado de mi esposo, por alguna razón tenía la necesidad de formar una familia pronto y dentro de mí siempre supe que la vida se encargaría de recordarme lo injusta que es – decía ella con un tono de profunda melancolía.
– Señora Higurashi… –
– Le he dicho que puede decirme Kagome doctor, ¿sabe? usted no es mayor que yo – repuso ella con una sonrisa.
– Bien, señora Kagome sé que el panorama no parece el mejor, pero sin embargo aún nos quedan algunas opciones, podemos hacer un tratamiento más agresivo, pero definitivamente usted debe hablar con su esposo y su familia, lo que está por venir no será fácil de sobrellevar y aún si no lo dice todos se darán cuenta, necesita el apoyo de su familia en esta situación – le explicó aquel doctor con severa honestidad y preocupación.
Kagome respiro profundamente, nada de lo que estaba escuchando le parecía real. Apenas hace dos meses recibía la noticia de su embarazo, pasaba las noches alado de su amado esposo y recién había encontrado el éxito profesional cuando comenzó a tener alucinaciones que se encargaron de indicarle que algo no estaba bien con ella.
– Lo sé bien doctor, hablaré con mi esposo hoy mismo y cuando lo haga probablemente querrá respuestas de usted así que prepárese para una visita –.
– Comprendo perfectamente y no se preocupe, le atenderé cuando lo solicite – contestó él con una sonrisa.
– Bien si eso es todo ya debo irme – dijo ella mientras se levantaba – gracias por todo doctor –.
– Estoy para servirle señora Kagome cuídese – se despidió dándole la mano a su paciente.
Ella se apresuró a salir de ahí, necesitaba tomar aire. Aquella noticia que le habían dado era la tercera peor noticia que había escuchado en toda su vida. Primero fue la muerte de su padre y ahora resultaba que tiene un tumor en el cerebro, para poder realizarse el tratamiento de quimioterapia se vio obligada a renunciar a su hijo. Realizarse un aborto fue la peor decisión que tuvo que tomar pues no podía permitirse morir y dejar a su esposo completamente solo. Era tan irónico, luego de buscar quedar embarazada durante un año y tener tratamientos de fertilidad tuvo que renunciar a lo que tanto anhelaba.
"El tratamiento no esta funcionando", "el cáncer hizo metástasis", eran frases que con trabajo podía hilar en su mente. No le agradaba para nada el panorama que tenía en sus narices. Iba con los pensamientos hechos un remolino cuando alguien la habló.
– ¿Qué te dijo el doctor? – preguntó entonces su acompañante que se encontraba afuera del consultorio.
– Nada favorable – contestó ella tratando de esconder su decaimiento.
– ¿Ya es hora de decirle a los demás? – preguntó él.
– Supongo que no queda de otra – dijo mientras dibujaba en su rostro una sonrisa llena de ironía.
– Sabes que yo nunca estuve de acuerdo en que lo mantuvieras oculto, al contrario, Sesshomaru debía saberlo desde el principio, este tipo de cosas son delicadas Kagome –.
– Ya lo sé Bankotsu, pero tu aceptaste ayudarme y no decir nada, así que si no te molesta solo quiero volver a casa… me está dando migraña y debo pensar en cómo decirle todo a mi esposo – dijo ella algo irritada.
– Está bien, lo siento es solo que esto es demasiado – Bankotsu se rascó la cabeza y suspiró cansado – está bien solo vamos, te llevaré a casa –.
– Gracias – dijo ella y fueron rumbo a la salida.
¿Cómo sucedió todo eso? Se preguntaba mientras subía al auto de su amigo. Cuando se enteró que tenía cáncer salió muy confundida del consultorio de su médico. Y de pronto en un pasillo chocó con Bankotsu. Él estaba ahí porque fue a visitar a su hermano Suikotsu que era el jefe de cirugía en ese hospital. En ese preciso momento ella estaba tan triste y confundida con los pensamientos y sentimientos tan revueltos en su cabeza que le fue imposible evitar desahogarse con él.
Luego de contarle lo ocurrido él se ofreció a ayudarle en lo que ella pidiera, incluso le dijo que hablaría con su hermano para conseguir que el mejor oncólogo de Japón atendiera su caso. Y así fue, pero Kagome le pidió que no dijera nada a nadie sobre su enfermedad. Ella prefería mantener todo en secreto, no quería preocupar de más a su esposo y decidió esperar para ver si aquel primer tratamiento funcionaba. Pero no lo hizo y ahora debía decirle peores noticias a Sesshomaru. Luego de permanecer en silencio durante el camino, llegaron a su destino.
– ¿Hablarás hoy con él? – preguntó Bankotsu.
– Eso creo, ciertamente aun no estoy lista, y aunque sé que debo apurarme una parte de mí no quiere decirle nada – dijo ella.
– Será para bien, créeme… cuídate y si necesitas algo no dudes en llamar –.
– Lo haré – contestó Kagome abriendo la puerta del auto, pero antes de bajar hizo una pausa – y Bank… –
– ¿Sí? –.
– En verdad agradezco todo lo que has hecho por mí – dijo con la sonrisa más sincera que fue capaz de regalarle.
– No tienes por qué Kagome – dijo él y se acercó para darle un fuerte abrazo de solidaridad – créeme no tienes por qué, solo cuídate y habla con él –.
– Así lo haré – respondió Kagome mientras se bajaba del auto.
Ella sabía a la perfección que había sido muy difícil para Bankotsu no decirle nada de aquella situación a Sesshomaru, eran amigos casi de toda la vida después de todo. Kagome podía estar segura de que para su amigo era como traicionar la entera confianza de Sesshomaru y agradecía con toda el alma que haya querido ayudarle.
Al bajar del auto vio que su hermana Kikyo había llegado primero. Entró y la encontró sentada en la sala de estar leyendo una revista.
– ¿Qué te ha dicho el doctor? – fue lo primero que su hermana mayor le preguntó apenas la vio.
– ¿En dónde está Rin? – ella contestó con otra pregunta.
– Está en el jardín, pero… Kagome dime que… –
– Primero quiero ver a mi sobrina – dijo caminando hacia el jardín.
Apenas atravesó el umbral de la puerta, la pequeña se percató de su presencia.
– ¡Tía Kagome ya volviste! – Rin se levantó de inmediato y corrió hacia su adorada tía.
Kagome la tomó en sus brazos dándole un fuerte abrazo.
– Claro que sí, ya estoy aquí – sintió que la vida se le iba en ese abrazo tan cálido, tan fuerte y tan suyo.
No pudo evitar derramar una lágrima por más que lo intentó. Se limpio de inmediato para no preocupar a su amada sobrina.
– ¿Tía que sucede?, ¿estás triste?, ¿te sientes mal? – preguntó la niña al notar la aflicción en el rostro de Kagome, la que con tanto esfuerzo quiso ocultar.
Pero esa pequeña era muy perceptiva y era algo que a Kagome le encantaba.
– No cariño, para nada es solo… que me doy cuenta de lo mucho que has crecido y que pronto serás toda una señorita así que debemos disfrutar de estos momentos lo más que podamos, abrázame de nuevo – dijo Kagome y la pequeña de nuevo la abrazó con todas sus fuerzas.
"También sucede que eres el reflejo de la hija que siempre quise y que al parecer la vida se esfuerza en arrebatarme" pensó la mujer con un enorme dejo de tristeza bastante pronunciado.
– Escucha, cariño en un rato te llevaré por helado ¿te parece? – preguntó.
A Rin le brillaron los ojos.
– ¡Sí! – gritó emocionada.
– Bien ahora puedes seguir jugando en el jardín, debo hablar con tu mamá – dijo mientras le acariciaba la cabeza a Rin.
Se levantó y observó a la niña correr hacia los arbustos de flores, sonrió y entró de nuevo a la casa.
– Ahora si puedes hablar conmigo y decirme ¿qué fue lo que te dijo el doctor? No entiendo por qué no quisiste que yo te acompañara, debí ir contigo – dijo Kikyo algo molesta y de pie.
– Tenías un compromiso en la escuela de Rin, sus necesidades son más importantes a las mías, es tu hija pequeña y yo ya soy una mujer adulta que puede cuidarse a sí misma – contestó.
– ¡Odio cuando te expresas de esa forma!, ¡una junta en el jardín de niños para decirme que mi hija tiene un desempeño optimo no es más importante que la salud de mi hermana!, ¡tal vez eres un adulto responsable, pero estás enferma maldita sea!, ¡¿por qué no lo puedes entender?! – luego de decir eso Kikyo se llevó las manos a la boca y trató de respirar profundamente.
Las lágrimas se le acumularon en los ojos, le temblaban las manos mientras Kagome la observaba con los ojos abiertos de par en par. Nunca había visto así a su hermana, siempre se comportaba de manera fría y calculadora incluso decidió contarle de su enfermedad solo a ella para que fuera su punto de apoyo y se mantuviera fuerte por las dos. Al parecer todo le afectaba a su hermana más de lo que ella creía.
– Discúlpame Kagome, no debí reaccionar así, es solo que esto es demasiado… solo dime qué pasó con el doctor – dijo la mayor limpiándose las lágrimas.
– Pues… en realidad no son buenas noticias – cuando dijo eso, su hermana tomó asiento de inmediato en el sillón.
– ¿Qué tan malas son? – preguntó Kikyo.
De Kagome salió un sonido como de risa ahogada en la desgracia.
– El cáncer hizo metástasis no solo en mi hígado sino también en mi cerebro… tengo un tumor creciendo ahí, por eso las alucinaciones – contestó la hermana menor.
– P…pero ¿cómo puede ser posible?, ¡¿por qué no te lo dijeron antes?! – Kimyo sonaba más alterada.
– Porque no se había mostrado en las tomografías, hasta ahora –.
– ¿Y cuál es el plan?, ¿qué se debe hacer ahora?, ¡¿cuál es el siguiente paso?! –.
– El doctor me dijo que podemos intentar con un tratamiento más agresivo de quimioterapia, pero no se puede descartar la cirugía así que me pidió que primero le informara a mi familia y después veríamos con más calma las opciones – dijo Kagome mientras tomaba asiento y se llevaba las manos a la nuca.
– ¿Pasa algo?, ¿te sientes mal? – preguntó Kikyo preocupada.
– Tengo migraña, creo que no podré llevar a Rin por un helado después de todo – dijo Kagome algo desanimada.
– Por dios, no es momento de pensar en helados, hay que concentrarse en esto, debemos decirle a mamá y a Byakuya… y a Sesshomaru, debes decirle primero a él ¿cuándo lo harás? –.
– No lo sé… desearía no tener que decirle, creo que es mejor esperar un poco más esto será horrible en verdad para él no quiero que pierda a alguien más… –
– ¡Ya basta! ¡Deja de hablar de esa forma!, suenas como si ya hubieras perdido la batalla, deja de actuar así, el doctor debe tener un plan ya lo dijiste… no quiero volver a escuchar que dices algo así ¡¿entiendes?!, porque no solo Sesshomaru va a perder a alguien ¿no te das cuenta? ¡Todos perderemos aquí si tú te mueres!... maldición… yo no, no quise gritarte Kagome… –
– Descuida, te entiendo estas asustada y yo también, pero es por eso que te dije todo desde el principio… mi hermana nunca me dejaría darme por vencida… gracias – dijo con sinceridad y le sonrió a Kikyo.
La mayor se acercó para sentarse junto a su hermana y poder abrazarla. Ambas estaban aguantando las ganas de llorar desesperadamente, pero sabían que debían ser fuerte para la otra. Se abrazaron sin decir más.
– Por ahora… por ahora solo quiero descansar y pensar en eso después, me duele la cabeza –.
– Está bien, solo déjame hablar con el ama de a llaves para que vigile a Rin y te acompaño a tu habitación –.
– No tienes que hacer eso, puedo ir yo sola –.
– ¿Y si te mareas? Deja ya las excusas, te acompañare y eso es todo – sentenció Kikyo mientras salía al jardín.
FIN DEL FLASHBACK
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Despertó y al mirar el reloj notó que eran las diez de la mañana. Durmió bastante pero ya se sentía mejor, miró a su alrededor y no vio a su esposo en la habitación. Pensó que tal vez había salido sin despertarla así que decidió tomar un baño. Cuando terminó bajó para desayunar y se sorprendió de ver a su cuñado leyendo el periódico en la sala de estar.
– ¿Naraku?, ¿esperas a Sesshomaru? – preguntó algo confundida – no sabía que vendrías yo… –
– Buen día Kagome, en realidad no vine solo, Kikyo dijo que necesitaba hablar contigo venimos apenas despertamos, de hecho, desayunamos aquí… Rin y Kikyo están en la cocina y Sesshomaru creo que está en el jardín – dijo él con el típico tono despreocupado que le caracterizaba.
– Bueno, de acuerdo iré a ver a mi hermana – contestó ella y se fue a la cocina.
Cuando entró pudo ver a su hermana y su sobrina sentadas en la barra, Kikyo le leía un libro a su pequeña.
– Buenos días a ambas – dijo Kagome sonriendo.
– Muy buenos días tía – contestó la niña.
– Buen día Kagome – el tono de la hermana mayor no era para nada animado – Rin ve con papá, dile que termine de leerte el libro –.
– Pero mamá yo… –
– Obedece – dijo de forma insistente Kikyo.
La niña hizo un puchero, pero igual obedeció lo que le dijo su madre. Kagome le acarició la cabeza mientras pasó junto a ella.
– ¿Qué ocurre?, ¿por qué le hablaste así a Rin? – preguntó preocupada.
– Tenemos que hablar de algo importante verás anoche… –
– ¿Por qué no me dijiste de tu enfermedad? – interrumpió Sesshomaru.
Kagome casi quedó paralizada al tiempo que escuchó aquellas palabras de su esposo.
– ¿C… como te enteraste? – apenas y pudo preguntar, al tiempo que se sostenía de la barra de la cocina para no perder el equilibrio.
– ¿En qué mierda pensabas Sesshomaru?, dijimos que yo hablaría primero con ella, seguramente quieres voltear las cosas para no quedar tan mal y yo… –
– ¿Voltear las cosas? ¡estoy hablando del hecho de que mi esposa me ocultó que tiene cáncer!, ¡no pienso entrar en tu juego de hacerme quedar como el maldito aquí cuando todos ustedes me han estado mintiendo! – dijo Sesshomaru a los gritos, en verdad estaba muy molesto.
– ¡Vete al diablo Sesshomaru!, yo estuve en desacuerdo con que Kagome no te dijera nada, pero fue su decisión y debimos respetarla, ¿qué esperabas que hiciéramos si ella no dijo nada fue por ti para no… –
– ¡Basta ya! – gritó Kagome para llamar la atención de ambos y en ese momento los dos la miraron – Kikyo es mejor que nos dejes solos – pidió.
– ¡No pienso ir a ninguna parte!, ¡tú y yo quedamos en que ustedes hablarían conmigo aquí porque no pienso esperar que hagas de menos lo que vi ayer! – sentenció la hermana mayor.
– ¡No voy a permitir que…! –
– ¿De qué hablas Kikyo?, ¿qué fue lo que viste?, ¿a qué se refiere con eso? – preguntó Kagome a su esposo algo temerosa de la respuesta.
– ¡Qué bueno que preguntas! Porque resulta que mientras tú estás luchando contra el cáncer tu flamante esposo aquí se las gasta en los bares con alguna mujer, ayer lo vi sentado con una cualquiera que le brindaba caricias y besos muy sensuales en la barra de un bar, ¡me encantaría ver como niegas eso! –.
– ¡No pasó nada!, ¡Pensé que ella me estaba engañando con Bankotsu! – gritó el peliplata aún más molesto.
– ¿De qué hablas? – preguntó Kagome con un hilo de voz, pero su hermana y su esposo no parecían escucharla y continuaban gritándose el uno al otro.
–Tú dices que nada pasó, pero ¿cómo saber que era la primera vez que veías a esa mujer o si era una de tantas?!, ¡¿cómo eres capaz después de eso de venir haciéndote la víctima de una mentira?!, ¡no tienes vergüenza! – reclamó la hermana mayor.
– ¡¿Cómo te atreves a…?! –.
– ¡Ya basta!, ¡los dos cierren la maldita boca de una vez! – gritó Naraku entrando a la cocina para intervenir – ¡sus gritos se escuchan hasta el jardín!, sin mencionar que sólo logran alterar a Kagome – dijo mientras le sostenía el hombro a su cuñada quién parecía quedarse sin aire.
Todos se quedaron en silencio.
– Kagome siéntate te traeré agua – dijo Kikyo.
– Estoy bien solo déjenos solos a mí y a mi esposo – repuso Kagome.
– Pero yo… – la hermana mayor quiso quejarse, pero fue interrumpida.
– Suficiente Kikyo, debí oponerme a esto desde un principio, vamos a dejarlos solos porque esto no nos concierne – sentenció Naraku a su esposa.
– Pero… –
– Nos vamos ahora – dijo aquel hombre nuevamente para desagrado de su mujer quien le dedicó una mirada asesina que a él poco le importó, porque la tomó por la espalda y la empujó levemente para salir de ahí – Sesshomaru disculpa los modales de mi esposa entrometida y tú también Kagome discúlpala por venir a importunarte cuando estás enferma –.
– Pero ¿qué dices idiota?, ¿cómo te atreves? – se quejó Kikyo.
– Camina o te juro que soy capaz de llevarte a cuestas para sacarte de aquí – dijo Naraku y se apresuró a salir de ahí con su mujer.
Fue así como Sesshomaru y Kagome se quedaron solos y en completo silencio. Ella camino para tomar un vaso con agua y después tomó asiento mientras él seguía de pie en la entrada de la cocina.
– ¿Entonces cómo fue que te enteraste? – ella comenzó a hablar primero.
– … Ayer escuché que tú y Kikyo hablaban en la habitación sobre algo que no querías decirme, que involucraba a Bankotsu – dijo Sesshomaru sin mirarla a la cara.
– ¿Y por eso pensaste que yo estaba engañándote? – dijo con tristeza.
– Eso y el hecho de que llevas más de un mes evadiéndome y desapareciendo por horas sin contestar el teléfono, sin decirme nada y luego te escucho hablando con tu hermana… ¿qué esperabas que pensara? – dijo al fin mirándola a los ojos.
De cierta forma Kagome lo entendió, le dio motivos a su esposo para pensar mal debido a su lejanía tan marcada. Las cosas habían resultado peor a como ella las planeó y ahora no estaba en la mejor posición para reclamarle algo a Sesshomaru. Se agarró la cabeza con ambas manos y los codos asentados en la barra y suspiró de angustia.
– Yo… no puedo reclamarte nada siendo que te di motivos para desconfiar… por querer evitarte preocupaciones lo único que logré fue empeorar la situación sé… sé que hice mal al no decirte, pero tenía la esperanza que al comenzar con la quimioterapia esto desapareciera y así evitarte tanta preocupación, pero… –
– ¿Y creíste que si te curabas hubiera sido diferente?, ¿qué no me iba a molestar?, ¿querías evitarme preocupaciones? ¡eres mi esposa y tienes cáncer!, ¿en qué rayos pensabas Kagome?, pude estar ahí para ti desde el principio ¿es que me crees de cristal? – preguntó un poco alterado.
– ¡Sé que cometí una equivocación!, ¡pero estaba asustada!, ¡estoy asustada! ¡no quería aceptar frente a ti el hecho de que estaba enferma porque aceptarlo significaba aceptar que podía morir y eso me aterra!... pensar en que ya no estaré aquí para ti me aterra… – dijo su esposa con dolor en cada palabra – y ahora, esto solo está empeorando –.
Sesshomaru dio unos pasos hasta su esposa, pero se detuvo a la mitad del camino.
– ¿Qué tan malo es ahora? – él la interrumpió para poder preguntar al fin.
– Muy malo… el cáncer hizo metástasis a mi hígado, riñones y… en mi cerebro –.
– ¿Cuántos doctores te han visto?, ¿qué harán ahora? – preguntó.
– Debo hablar con mi doctor, me dijo que hay que actuar cuanto antes pero primero debía hablar con mi familia – explicó ella.
– Quiero verlo, hablar con él para que me explique bien lo que sucede –.
– Claro que sí, puedo hablarle hoy mismo –.
De pronto hubo un silencio casi sepulcral. A pesar de sentirse engañado Sesshomaru sentía el peso de sus acciones sobre sus hombros.
– Kagome… quiero que entiendas que yo me sentí usado y que antes de lo que vio tu hermana nunca antes… yo no… –
– Está bien… lo entiendo, gracias a mis secretos pensaste algo que no era – ella se levantó y se acercó hasta estar frente a él – y sé que llegado el momento nunca hubieras sido capaz de acostarte con otra mujer… tal vez tú dudas de ti mismo, pero yo no Sesshomaru, y en este momento solo necesito a mi esposo porque nada de esto ha sido ni será fácil –.
– Kagome me siento una basura yo… –
– Por favor Sessh, con que te sientas así es suficiente para mí solo dejemos esto atrás, yo no quiero hablar más del tema y si logro salir de esto ya tendré tiempo suficiente para cobrarte esa casi equivocación – terminó de decir con una sonrisa demasiado dolorosa.
– No digas eso, claro que vas a salir de esto, te repondrás, lo sé – le tomó el rostro con ambas manos y la miró fijamente a los ojos – vas a estar bien, estaremos bien – le dijo y la aprisionó en sus brazos.
La besó con todas las fuerzas de las que fue capaz y temió al pensar si de aquellos besos ya solo quedaban algunos muy contados.
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Ese mismo día por la tarde acudieron con el doctor para que Sesshomaru pudiera preguntarle todas sus dudas. Cuando apenas entraron al consultorio se pudo ver la inconformidad del peliplata.
– Buenas tardes señor Taisho, señora Kagome – dijo el doctor.
– Buenas tardes – dijeron ellos.
– Señor Taisho, es un placer conocerlo soy el doctor Sakura yo… –
– ¿Cuál es su edad? – preguntó de inmediato Sesshomaru.
– ¡Sesshomaru por dios! – se quejó Kagome.
– No se ve de más de doce, parece un mocoso – contestó Sessomaru.
– No se preocupe señora, créame que me lo preguntan todo el tiempo, tengo veinticinco años – contestó el doctor amablemente.
– ¿Y es oncólogo a los veinticinco? –.
– Tuve clases avanzadas desde los doce, desde ese tiempo la escuela elemental no presentaba un reto para mí, me gradué de la universidad a los veinte, terminé mi residencia a los veintitrés y llevo siendo especialista dos años en los cuales los casos de cáncer que he tratado han sido exitosos en un setenta y cinco por ciento, soy el mejor oncólogo de este país – dijo seguro de sí mismo el doctor – espero que con eso sea suficiente para cumplir sus expectativas señor Taisho – terminó con una sonrisa.
Sesshomaru se quedó en silencio, solamente asintió con la cabeza y tomó asiento de una vez. El doctor les explicó con una paciencia magistral todas las dudas que tenían.
– ¿Y qué es lo que sigue ahora que el primer tratamiento no dio resultados? – preguntó el peliplata.
– Primero debemos someter a la señora Kagome a un tratamiento más fuerte, y prepararla para la cirugía en el hígado y riñones y de último en el cerebro lo cual es lo más riesgoso debido a que el tumor se encuentra en una zona muy delicada – contestó el doctor – no voy a mentirles, esa cirugía es muy peligrosa y llena de riesgos por donde lo miremos –.
– ¿No hay otra alternativa?, ¿no se puede pedir otra opinión? – preguntó Sesshomaru sintiéndose un poco irritado.
– Sesshomaru, el doctor Sakura es el mejor del país, Suikotsu hizo posible que él pudiera tratarme porque se trata de mí y él es una persona muy importante y muy ocupada no hay nadie que pueda hacer mejores recomendaciones que él – contestó Kagome muy seria.
– Se trata de tu vida Kagome, y eres mi esposa, tengo derecho a buscar lo mejor para ti y a preguntar a otras personas porque se trata de tu salud – dijo él sosteniéndole las manos a su esposa y mirándola fijamente.
– Le agradezco señora Kagome, y es comprensible que su esposo manifieste su preocupación, créame que lo entiendo, pero debo decir que en este hospital tenemos el mejor equipo de oncólogos del país y todos analizamos atentamente la situación y llegamos al mismo diagnóstico, si decide intentar solo con el fuerte tratamiento de quimioterapia es posible su dolor solo se prolongue y al final el resultado no sea satisfactorio pues el mismo tratamiento puede acabar con su vida si el cáncer no lo hace, por tanto, la cirugía es su mejor opción y me temo que de no hacerla de cualquier manera el cáncer se pondrá peor y terminará con su vida gradualmente – concluyó el doctor con total seriedad.
Se quedaron en silencio un momento.
– Está bien doctor, aceptaré el tratamiento tal cual lo acaba de describir, es la única opción –.
– Kagome ¿escuchaste bien que esa cirugía tiene muchos riesgos? – preguntó Sesshomaru algo ofendido.
– Claro que lo escuché, pero no quiero esperar a que el tratamiento haga algún milagro porque de cualquier forma estaré muerta gracias al cáncer y no pretendo quedar desahuciada y moribunda y que me recuerden de esa manera, así que me voy a someter a la cirugía – dijo ella bastante determinada.
– Si quieren les daré un tiempo para que lo platiquen – dijo el joven doctor.
Sesshomaru iba a contestar que sí, pero Kagome lo interrumpió.
– No doctor, no es necesario, ya tomé la decisión por favor explíquenos cuando comenzará el tratamiento – pidió aun cuando su esposo le dedicó una mirada de insatisfacción.
El doctor les explicó a detalle en qué consistiría el tratamiento, les esperaban días en verdad difíciles. En un mes Kagome se sometería a quimioterapia de la más tóxica y a una cirugía en el hígado para eliminar todo lo que se pueda del cáncer que hizo metástasis y al terminar esperarían dos semanas más para la operación mayor y más riesgosa. Cuando el doctor terminó de explicarles todo se despidieron y comenzaron el camino de vuelta a casa. El trayecto fue casi en silencio y apenas aparcaron el auto en la entrada Sesshomaru volteó para ver a su esposa a la cara.
– ¿En verdad crees que es lo mejor tener una cirugía así de riesgosa? – preguntó el.
– Sesshomaru ya te dije mis motivos no quiero pasar por tanta radiación para no ser capaz de mantenerme despierta sin desear la muerte – dijo ella.
– ¡¿Quieres dejar de hablar así?! ¡Estamos hablando de que en un mes puedes morir en la sala de cirugía! –.
– ¡¿Y cuál es la diferencia?!, morir en un mes o dos es lo mismo… la única oportunidad de vivir que tengo es la cirugía así que no pienso desperdiciarlo hasta que sea demasiado tarde, ya tomé la decisión y deberías entenderlo –.
– La quimioterapia podría funcionar y además te daría más tiempo para que estemos juntos Kagome yo… –
– No quiero pasar el tiempo que me quede como el remedo de lo que solía ser yo, no pretendo ser un enfermo terminal Sesshomaru, he visto como es eso y sinceramente no pienso pasar por ese infierno, ¿crees que para mí es fácil? ¡soy yo quien tiene esta maldita enfermedad!, yo tuve que renunciar a las esperanzas que tenía de tener una familia para lograr salir adelante de este cáncer ¡y aun así no sirvió de nada! – las lágrimas comenzaron a salirse de sus ojos sin que ella quisiera – … no le temo a la muerte sino a lo que suceda cuando yo ya no esté aquí – dijo con sobrado dolor.
Él no supo que decir. Pero pensó que su esposa había pensado demasiado en él y en todos los demás al no revelar lo de su enfermedad y ahora en ese preciso momento él se sentía un poco egoísta pues no quería perder a su esposa y ella lo que no quería era que todos la miraran con lástima y la recordaran de la peor manera.
– De la forma en que lo veas igual moriré si no me hago la operación y prefiero morir en el quirófano a que me consuma el veneno de la quimioterapia –.
– Discúlpame Kagome, he estado pensando solo en lo que será de mí, pero he olvidado que quien está enferma eres tú… esto en verdad no es justo – dijo él con tristeza.
– Sé que no es justo… pero así es como son las cosas y si nos quedamos centrados pensando en eso solamente conseguiremos ser más infelices y eso es algo que no pienso permitir – respondió Kagome tratando de esbozar una sonrisa ante la adversidad de la situación.
Sesshomaru tomó su rostro con ambas manos y la besó tiernamente haciendo que de forma inevitable a ella se le escapara una lágrima.
– Vas a estar bien, vas a curarte, eres la mujer más fuerte que conozco – dijo él tratando de sonar seguro aun cuando tenía más miedo que nadie.
– Gracias – respondió ella sosteniendo sus muñecas y sonriendo.
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Tuvieron que avisarle a su familia y amigos más cercanos. Todos mostraban su preocupación y su solidaridad, el comienzo del tratamiento fue muy difícil por lo cual Sesshomaru dejó de ir a trabajar para cuidar de su esposa. Dejó en manos de Kagura las riendas de su empresa y él solamente se encargaba de algunos asuntos por las noches en su casa. Trató con todo su empeño de ocultar sus propias tristezas y parecer fuerte por su esposa, no quería verla derrotada debido a su enfermedad, no quería que se diera por vencida, pero sobre todas las cosas no quería perderla.
Al cabo de pocas sesiones de quimioterapia Kagome se fue enfermando cada vez más debido a los estragos del veneno que era suministrado a su cuerpo, su cabello comenzó a caerse y casi no podía ingerir alimentos. Su peso disminuyó considerablemente y casi todo le dolía. Parecía estar en el infierno. La cirugía en su hígado y riñones fue exitosa y ya faltaban solo dos días para la cirugía en su cerebro.
– Necesito un momento – dijo Kagome – necesito al menos por un momento olvidar que tengo cáncer antes de entrar al quirófano –.
Toda su familia acaba de estar ahí. Iban a visitarla todos los días, sobre todo cuando la cirugía estaba tan cerca. Era uno de sus días buenos, la quimioterapia había parado desde hacía cuatro días para que pudiera entrar al quirófano y se sentía relativamente bien. El doctor Sakura le estaba haciendo su chequeo de rutina.
– Sus signos vitales están bien, y todo lo demás también, hoy está teniendo un buen día señora Kagome – dijo su doctor.
– Lo sé no me siento débil es por eso que le quería pedir algo… ya es abril y quisiera hacer el hanami antes de entrar al quirófano, los sakuras ya florecieron y deben verse hermosos como usted – dijo ella haciendo broma del apellido de su doctor.
– ¿Intenta coquetear conmigo señora Kagome? – preguntó él un poco divertido.
– Solo si mi esposo no se entera, intento ganar puntos para que me deje salir de aquí por un rato – contestó ella.
– Sabe que eso no es posible, yo… –
– Solo quiero ir al parque a ver los sakuras doctor, usted es muy guapo pero un solo sakura no es suficiente – dijo con una sonrisa – y en dos días es la cirugía si algo sale mal… solo quiero ver los sakuras una vez más junto a mi esposo –.
Ella sonó triste al final. Su doctor sabía lo difícil que era su situación y él mismo quería que ella saliera de esa enfermedad siendo tan joven, de una u otra forma él sabía las historias de vida de todos sus pacientes y aunque su trabajo no le permitiera demostrarlo siempre le afectaba cada caso.
– Bien, parece que el día de hoy usted en verdad se encuentra en un buen estado así que creo que puede salir durante una hora – dijo él – tiene mi permiso, avisaré para que la ayuden a prepararse para salir –.
– Muchas gracias doctor – dijo Kagome con una sonrisa.
– ¿Qué ocurre aquí? – preguntó Sesshomaru con un tono autoritario y fuerte cuando vio que a su esposa la habían desconectado de todos los aparatos a su alrededor.
– ¡Maldición! Yo… lo lamento – dijo el doctor con nerviosismo al tiempo que tiraba una charola con platos sucios –.
– No se preocupe yo lo levanto – dijo la enfermera.
– ¿Y bien? – preguntó de nuevo Sesshomaru.
– Iremos al parque a ver los sakuras, el doctor me ha dado el visto bueno para salir por una hora – dijo Kagome mientras se ajustaba la mascada a la cabeza.
El peliplata mostró preocupación, sin embargo, su esposa parecía feliz por ir al parque a ver las flores así que hizo caso y la llevó hasta ahí. Ese parque era un lugar especial y más aún la banca en la que siempre se sentaban. Fue donde tuvieron su primera cita luego de un par de meses de ser solo amigos de sexo. Se sentaron en aquel lugar que con un poco de suerte estaba desocupado y observaban las flores.
– Son hermosas – dijo ella.
– No tanto como tú – repuso Sesshomaru.
Kagome sonrió y se acercó para darle un dulce beso, esos que solo se conseguían de los labios de su esposo.
– ¿Qué pasa con tu doctor? Siempre se comporta muy extraño, sin duda es un niño – dijo para bromear un poco.
– No es extraño, tú lo pones nervioso, eres una persona difícil para los demás no olvides como nos conocimos –.
Sesshomaru sonrió ante el recuerdo.
– En ese entonces pensé que eras odioso, que equivocada estaba –.
– Pues yo pensaba lo mismo de ti, pero yo no estaba equivocado – dijo para hacerla reír y recibió un manotazo en el brazo.
– ¿Sabes cómo supe que eras el hombre indicado para mí? Creo que nunca te lo he contado –.
– No nunca lo has hecho –.
– ¿Recuerdas que yo vivía en Estados Unidos desde los seis hasta los quince años? – él asentó con la cabeza – a los once tuve una amiga que tenía una tía wiccana y siempre nos hablaba sobre como atraer el amor y la abundancia, a mí en verdad me gustaban ese tipo de cosas, en esa época solía ser muy romántica así que me prestaban libros que trataban el tema. En una ocasión leí sobre cómo atraer al ser amado y a los doce años hice mi propio hechizo ¿quieres saber lo que decía? –.
– Claro que sí – dijo él pues le pareció algo gracioso.
"Hago un llamado a mi amor ideal
Que en penumbras sea capaz de encontrarme
Su voz encantadora será
Entre todas las personas decidirá solo a mí amar
Que tenga una sonrisa cegadora
Que sin dudarlo diga que me ama.
Debe amar las flores tanto como yo
Sus manos hermosas me colmaran de caricias
Su mirada será intensa como el sol
Y estar a mi lado será su mayor anhelo
Me amará como nadie en el mundo, así como yo le amaré…
Será perfecto a mí, así sea".
– Lo recordé a la perfección he pensado mucho en eso últimamente –.
– No logro entenderlo no suena mucho a mí ni a como se dieron las cosas entre nosotros – dijo él.
– Claro que sí y lo descubrí cuando tuvimos nuestra primera cita en este mismo lugar… al principio cuando solo teníamos sexo me dejaba llevar por otras cosas y nunca presté atención a los detalles pero aquel día cuando me trajiste a observar las flores y presté total atención hacia ti, me di cuenta… a pesar de cómo nos conocimos y lo mal que se dieron las cosas, seguías preguntando por mí, tu sonrisa y tu voz enloquece a cualquier mujer y eso Miroku te lo puede confirmar – el bufó un poco incrédulo – también tú fuiste el primero en decir que me amaba sin dudarlo, ese día me trajiste a este parque porque el observar las flores te recuerda a tu madre, siempre te he dicho que adoro tus manos que parecen hechas a mi gusto, tus ojos son del color del sol… ese día me di cuenta al fin que tú eras la persona indicada para mí y también me di cuenta de que te amaba, el hechizo de amor en verdad funcionó – dijo con lágrimas en los ojos.
– Te equivocas no soy por mucho un hombre perfecto – dijo el limpiándole los ojos a su esposa.
– Lo eres para mí – contestó ella aun con más lágrimas derramando por sus mejillas.
Él la besó. Con todas sus fuerzas, con todo su amor y con todo el miedo que tenía de perderla y con arrepentimiento de todos los errores que pudo cometer en el pasado.
– Te amo Kagome Higurashi – le dijo – te amo y eso no va a cambiar nunca –.
– Lo sé y yo también te amo, pero debes prometerme que pase lo que pase no vas a perder tu camino de nuevo Sesshomaru, promete que te enamorarás de otra persona como lo hiciste de mí, si yo no lo logro tú debes seguir adelante y ser feliz – dijo ella con tristeza, pero mucha decisión.
– No digas eso, todo saldrá bien, Kagome tu… –
No pudo seguir hablando, ella lo miraba intensamente a los ojos y le sostuvo las manos con fuerza.
– Promételo Taisho Sesshomaru, pase lo que pase no perderás tu camino y serás capaz de abrir tu corazón de nuevo, ¡promételo o no seré capaz de entrar con ánimos a ese maldito quirófano! – le gritó.
– ¡Maldición! ¿por qué tienes que hablar así? ¿por qué eres una maldita obstinada? No quiero pensar que te voy a perder, pero si tanto insistes ¡sí! Te lo prometo, aunque no sepa como enamorarme de alguien que no seas tú ¡¿estás feliz?! – alzó la voz sin poder evitarlo.
– Así está mejor – respondió ella envuelta en llanto y aferrándose al cuerpo de su esposo por completo.
– Te amo Sesshomaru Taisho, eso nunca cambiará –.
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El día de la cirugía llegó. Las cosas se complicaron en el quirófano y Kagome no sobrevivió. Sesshomaru se enfrascó en él mismo de nuevo, peor que cuando perdió a sus padres. Pasó meses deseando no existir, sus amigos iban a visitarlo todos los días turnándose para asegurarse que siguiera con vida, así transcurrieron cinco meses.
Sintió luz en su cara, luego de pasar tanto tiempo en la oscuridad ahora el más mínimo contacto con la luz lo molestaba intensamente. Abrió los ojos.
– ¿Qué mierda haces aquí? ¿quién te dejó pasar? – preguntó mientras se envolvía en las cobijas y tapaba su rostro con la almohada.
– Entré porque me dio la gana y estoy aquí para que dejes de ser un idiota y saques el tu trasero de la maldita cama así que ¡levántate maldito idiota! – gritó Kikyo mientras pateaba el colchón.
– ¡Lárgate! – gritó él.
– Hoy es cumpleaños de Rin y como regalo de cumpleaños pidió ver a su estúpido tío Sesshomaru y yo no seré la culpable de que se le rompa el corazón una vez más este año a mi hija de siete años así que ¡deja de sentir maldita lastima por ti mismo y levántate de la cama! –.
– Lo siento por Rin, pero no me interesa nada de lo que dijiste –.
– En verdad eres patético, ¿crees que solo a ti te duele? ¿crees que eres la única persona en el mundo que ha perdido a sus seres queridos?, sinceramente ¡¿crees que a mi hermana le cause felicidad el saberte hecho una mierda desde hace meses?! –.
– No hables de ella frente a mí –.
– ¡Claro que lo haré porque todos la extrañamos!, no solo tu perdiste a tu esposa, perdimos una hermana, una tía, una cuñada, una amiga, una hija… todos la perdimos… pero seguimos adelante tratando de ser felices porque así es la maldita vida… porque tenemos una vida propia que a veces parece un asco, pero también tiene momentos por los que vale la pena seguir… –
Sesshomaru pudo escuchar a Kikyo sollozar, estaba llorando mientras le hablaba.
– ¡Así que sal de aquí y vive tu maldita vida! Porque parece que además de perder a Kagome también te estamos perdiendo a ti, ¡así que levántate! Y te esperamos abajo – dijo mientras finalmente salía de ahí y azotaba la puerta detrás de ella.
El peliplata se sobó la cabeza. ¿Qué tan hundido en la miseria estaba como para que Kikyo sintiera pena por él? Y pensó en todo lo que esa molesta mujer le dijo, después de tanto conocerla sabía que sus palabras siempre eran sinceras y que para haber hecho algo así debió sacrificar un poco de su orgullo al tener el carácter tan parecido al de él. Se levantó de la cama.
– Apestas – escuchó que le hablaron.
– Otra hermosa visita, lo que me faltaba – dijo Sesshomaru mirando con desdén a su asistente.
– Bueno estás casi muerto, y ahí afuera hay varios conocidos esperando a que salgas del hoyo en el que estás metido así que seré rápida, esto es una intervención que tu cuñada planeo porque sabe que estás tirando tu vida a la mierda y como voz de la razón a mí me toca decírtelo: tus socios en la compañía te quieren de vuelta. Dicen que hago un buen trabajo, pero necesitan saber de ti o las cosas comenzarán a ponerse hostiles así que toma un maldito baño y lleva tu trasero a la compañía Sesshomaru – dijo Kagura, mientras le aventaba ropa limpia a la cabeza.
– Tú haces un buen trabajo –.
– Díselo a esos ancianos machistas, pero tienen razón en parte, tu eres la cabeza y la imagen de esa compañía, aunque yo haga un trabajo envidiable necesitas estar presente así que deja ya toda esta basura atrás y sal de tu agujero, te esperaremos abajo – dijo ella para salir de la habitación.
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Sesshomaru vendió su casa eventualmente, pues le traía demasiados recuerdos. Se mudó a las afueras de la ciudad, como Kagome siempre quiso, pero el trabajo se le interponía y siempre lo posponían por alguna razón. Comenzó a ir a trabajar y a pesar de que se esforzaba el sentimiento hacia la pérdida de su esposa de cierta manera no le permitía avanzar.
– Esto si es extraño… cuando mi asistente me dijo tu apellido en verdad dudé en haber escuchado bien –.
– Es gracioso yo dudé en venir – contestó el peliplata.
– Antes que nada, Sesshomaru, debo preguntar ¿esta es una visita oficial para una sesión de terapia? – preguntó el hombre de largos cabellos negros.
– … ¿Tú qué crees?, si no fuera para eso me habría ahorrado el dinero de la consulta y el venir hasta aquí y te hubiera hecho una simple llamada – contestó Sesshomaru ofendido.
– Bien, disculpa, solo quería confirmar porque me parece algo increíble pero bueno, ¿no tienes problema con que seamos familiares? –.
– No es problema por eso es que he venido contigo Byakuya porque no quiero contarle mis asuntos a un desconocido que me cobrará por segundo ¿Debo recostarme para ser más dramático? –.
– Como gustes, es opcional… bien dime ¿qué te ha traído aquí? –.
– Solo quiero ser capaz de seguir adelante con respecto al tema de tu hermana… cada maldita vez que pienso que ya estoy recuperando el rumbo, algo me regresa a los recuerdos – dijo Sesshomaru mirando hacia otro lado.
En verdad le costaba admitir esas cosas, él nunca había hablado tan abiertamente de sus dolencias con alguien más. Tampoco creía en los psiquiatras o psicólogos y tuvo que reunir mucho valor para lograr tomar la decisión de acudir a su cuñado Byakuya que era psiquiatra.
– Entonces dime ¿desde cuándo te sientes así? –.
– Desde que mi casa se llenó de idiotas de fueron a empeñarse en hacerme salir de ahí – contestó Sesshomaru con ironía.
– Vaya la parte divertida y sarcástica de la sesión ya comenzó ¿sabías que eso suele ser un reflejo para distraer a las personas de tus verdaderos problemas? – hizo una pausa para mirar a su paciente y Sesshomaru solo hizo un ruido de inconformidad – bien, pero ha pasado poco más de ocho meses desde que saliste de tu oscuridad así que debo preguntar ¿por qué hasta ahora?, ¿por qué precisamente en este momento decidiste venir a una sesión? –.
Sesshomaru lo observó con seriedad y desesperación. Decidir acudir a él para arreglar sus malestares internos no era la peor parte. La parte verdaderamente difícil era esa, explicar los motivos que lo habían orillado a pedir ayuda.
FLASHBACK.
Precisamente ese día se cumplía un año de la muerte de Kagome. A Sesshomaru le había costado el mundo sobreponerse al hecho de que su esposa ya no estaba más ahí. A pesar del dolor en vez de ir al cementerio decidió ir al lugar favorito de ambos, por ser abril los sakuras estarían perfectos para adornar el parque y para jugarle bromas en la cabeza con el recuerdo de su esposa.
Al llegar a aquel parque, notó que aquella banca donde siempre se sentaban estaba ocupada así que simplemente pasó de largo. Caminó hasta estar frente al árbol más grande. Era hermoso, enorme y lleno de flores rosas. Y así los recuerdos golpearon contra su cabeza una y otra vez. La extrañaba, sin duda lo hacía todos los días, incluso cuando aún estaba ahí la extrañaba, comenzó a hacerlo desde el día en que se enteró de su enfermedad. ¿Qué se hace con los recuerdos que no te dejan tranquilo? Con aquellas memorias que al llegar a tus pensamientos te hacen sentir en casa, pero a la vez te llenan de esa molesta y maldita nostalgia que te llena los huesos de impotencia. Sesshomaru se preguntaba eso muy seguido.
Después de un rato de estar ahí y observar aquel hermoso árbol decidió que era mejor regresar.
– ¿Señor Taisho? – escuchó que lo llamaron al pasar junto a aquella banca.
Se detuvo y volteó pues lo llamó la persona que estaba ahí sentado.
– ¿Doctor? – preguntó él.
Era el oncólogo de su esposa, a esas alturas Sesshomaru se avergonzó un poco de no recordar su apellido. El joven sonrió ante la pregunta.
– Es grato encontrarlo de nuevo, se le ve muy bien… es decir, debido a lo ocurrido – el doctor se avergonzó y sus mejillas se tornaron apenas rojas por sus palabras.
– Entiendo, gracias usted también luce bien Sakura, ¿cierto? – preguntó luego de tratar de recordarlo.
– Así es –.
– Disculpe, ha pasado tanto desde la última vez que nos vimos y fueron momentos para nada agradables – repuso Sesshomaru.
– Lo sé muy bien y también mi mejilla derecha – dijo el doctor a tono de broma.
– Yo… en verdad lo siento, fue una actitud lamentable la mía nunca debí reaccionar de esa forma –.
– No se preocupe, lo entiendo y créame cuando le digo que no fue la primera vez – contestó él con una sonrisa.
– No lo vi en el funeral –.
– Bueno, no creí que fuera muy prudente aparecer por ahí debido a su estado emocional de esos momentos así que solo acudí al cementerio –.
– En verdad lo siento, ¿dígame ha sido un buen año en el hospital? – preguntó Sesshomaru algo avergonzado y tratando de ser cortes debido a su comportamiento anterior.
– Pues en realidad… a decir verdad, después del caso de la señora Kagome me tomé unas vacaciones y decidí que la consulta no era para mí, ahora me dedico a dar clases en la universidad y de vez en cuando me piden ayuda para algunos diagnósticos generales y de oncología –.
– En verdad espero que su decisión no haya sido por el caso de mi esposa –.
– Oh, no se preocupe, sin duda el caso de la señora Kagome no fue nada fácil para mí sobre todo porque en dos meses llegué a conocerla bastante y notar que era una gran persona, pero, yo ya me había planteado dejar de dar consultas, la oncología no es un trabajo fácil… incluso para mí con muchos casos de éxito siempre es difícil cuando las cosas no salen como uno planea – dijo el doctor con cierto aire de tristeza.
– Entiendo... – dijo Sesshomaru y de pronto hubo un silencio.
– Bueno, me alegra haberlo visto y saber que está bien, supongo que nos veremos después fue un placer señor Taisho no lo entretengo más – dijo el doctor y regresando la vista al frente tomó en sus manos el libro que tenía junto a él.
De pronto Sesshomaru se sintió extraño. Pensó que debido a lo mal que terminó la última vez que se vieron y sus malos tratos desde que lo conoció, en verdad necesitaba disculparse de forma sincera con aquel joven doctor.
– ¿Usted viene mucho a este parque? – preguntó.
El doctor sorprendió de la pregunta y dirigió la mirada hacia él nuevamente.
– Pues en realidad sí, mis padres solían traerme cuando era niño y ese árbol de ahí ha sido mi favorito desde que tengo memoria, las flores de sakura son mis favoritas también, aunque suene algo cursi debido a mi apellido – dijo sonriendo y señalando a aquel árbol al que Sesshomaru se había acercado.
– Este lugar también significa mucho para mí, venía muy seguido con Kagome… –
– Pues es comprensible porque se trata de un hermoso parque, a decir verdad –.
De nuevo hubo un momento de silencio.
– Escuche, usted puede creer que no, pero en verdad siento que le debo mucho, encima siempre lo traté sin respeto debido a su edad a pesar de ser un experto en lo que hace y mi comportamiento fue deplorable, en verdad lamento el golpe que le di, pero me encontraba emocionalmente inestable… así que al no encontrar una mejor forma de mostrarle mi agradecimiento por todo lo que hizo por mi esposa me gustaría al menos invitarle un café –.
Al escuchar esto el joven abrió los ojos de par en par pues en verdad se sorprendió, aquel hombre parecía hablar muy en serio a pesar de que en incontables ocasiones siempre lo trató de menos.
– Pues yo… –
– No aceptaré un no por respuesta a menos que tenga algo que hacer – dijo Sesshomaru decidido.
– No, yo… de hecho es mi día libre, solo vine al parque a ver las flores y leer un rato – dijo algo avergonzado y sin hacer contacto visual.
– ¿Entonces vamos? – preguntó Sesshomaru extendiendo su mano para pedirle que pasara.
– ¡Está bien!, yo… lo siento… si insiste no puedo negarme – contestó por demás nervioso – disculpe es que usted en verdad parece ser una persona difícil y me sorprendió un poco, pero… acepto el café señor Taisho – contestó.
Sesshomaru sonrió de lado, recordando que en el pasado siempre que él aparecía el doctor se comportaba extraño. De inmediato se dio cuenta que sonreía, ¿hacía cuanto tiempo que no lo hacía de manera forzada? Fue una sonrisa espontánea sin duda y notó que aquel chico trató de evitar su mirada cuando sonrió. Entonces se dio cuenta, no sabía su nombre. Siempre lo llamaba doctor Sakura o mocoso a sus espaldas.
– Puede llamarme Sesshomaru, por cierto, yo no sé su primer nombre –.
– Es Inuyasha –.
FIN DEL FLASHBACK
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– Vaya que es… una sorpresa…. Maldición… –
– Genial, búrlate de mí, mi maldito loquero se burla de mí –.
– No digas eso, no me burlo… es solo que me parece un poco sorprendente, es decir, Kagome había mencionado que eras bisexual, pero… –
– ¡¿Pero que qué mierda hablas?! ¡¿Bisexual!?, demonios… tuve un desliz cuando estaba en secundaria ¿y termina en esto? –.
– Tranquilízate, no te estoy juzgando, nunca lo haría, soy la persona menos indicada para hacerlo – dijo Byakuya con algo de diversión y el peliplata bufó en molestia – ¿esto quiere decir que has estado saliendo con este chico? –.
– Algo así… –
– ¿Él te gusta? – peguntó Byakuya con seriedad.
El peliplata giró el rostro en molestia y cruzó los brazos.
– ¡Estás haciendo esto para burlarte de mí y déjame decirte que…! –
– Sesshomaru te recuerdo que fuiste tu quien vino por esa razón, así que solo quiero llegar al fondo de esto para poder ayudarte, si él es la razón por la cual viniste quiero que aclares tus propias emociones y me digas a la perfección que es lo que sucede aquí –.
– … Bien, supongo que sí, hemos salido un par de veces desde ese día, es gracioso y siempre tiene algo inteligente que decir así que la paso bien como para pedirle nuevamente que salgamos otra vez y eso ha estado sucediendo desde hace dos meses –.
– Eso es bueno en realidad, ya es bastante con que salgas a distraerte con alguien más, ¿o te sientes incómodo de alguna manera por el hecho de que sea un hombre el que te gusta? – preguntó el psiquiatra alzando una ceja.
– Muy gracioso, sé que estás disfrutando de esto, esa expresión la hacía Kagome cuando hablaba con ironía o sarcasmo, tú y Kikyo son iguales a ella, los odio –.
– Genial, pero no evadas la maldita pregunta, ¿eso te incomoda o qué es lo que te tiene preocupado? –.
– Oh, vaya ¿qué otra cosa podría incomodarme a parte del hecho de que estoy disfrutando de la compañía de un hombre?… – de pronto Sesshomaru hizo una pausa, le costaba explicar sus motivos – cada vez que siento que avanzo, me da miedo olvidarme de Kagome, cada vez que sonrío me pregunto si de cuanto en cuanto un día voy a despertarme y me habré olvidado de ella… y eso me llena de pavor, de alguna forma siento que le soy infiel a su recuerdo – dijo con sobrado dolor.
– Pues es normal, pero debes recordar que no por dejar que otra persona entre a tu corazón, significa que te estás olvidando de ella, simplemente aprendes a lidiar con el dolor de su partida pues apenas ha pasado un año desde eso, ser capaz de sonreír sabiendo que ella ya no está y aun así recordarla si dolor y con cariño es la meta –.
– No creas que no lo sé, porque así es y también se lo que todos esperan de mí, que lo supere y encuentre a alguien más a quien amar pero… cuando ella murió pensé que mis días se reducirían a extrañarla, levantarme de la cama cada día y esperar a que el día siguiente pasara más rápido, hasta que en una de esas al despertar, su recuerdo me hubiera consumido por completo o simplemente me dejara de doler tanto… yo no esperaba encontrar a nadie más, el solo recuerdo de Kagome me bastaba y ahora está Inuyasha… y cada vez que salgo con él y la paso bien, o se me escapa una sonrisa siento que me alejo más de mi esposa –.
– Bien – dijo Byakuya y se levantó de su lugar.
El Psiquiatra caminó a su escritorio y pareció tomar algo de ahí.
– ¿Es todo lo que me dirás?, ¿cobras tan cara la hora para eso? – se quejó el peliplata.
– En realidad, dejaré que lo entiendas de otra forma – contestó mientras le extendía la mano que sostenía un sobre cerrado.
– ¿Qué es esto? – preguntó al tiempo que tomaba aquel sobre.
– Ella me dijo que te la entregara cuando fuera el momento apropiado y que ese momento sería cuando acudieras a mí, sabía que no buscarías ayuda con alguien más – Sesshomaru lo miró con recelo – puedo salir si gustas –.
– No es necesario – dijo mientras abría aquel sobre.
Tuvo una sensación extraña pues tenía frente a él las últimas palabras que su esposa le había dirigido. Sería como su último recuerdo. Desdobló la hoja notando que había flores de cerezo dentro del sobre. Leyó la primera hoja:
"Enamórate otra vez como lo hiciste de mí. Las personas que han amado una vez son capaces de volver a hacerlo con más intensidad, verte feliz de nuevo es lo que más deseo. Tienes mucho amor para dar lo sé, lo he comprobado. No temas olvidarme porque sé que eso sería imposible, ámame en tu memoria incluso si amas a alguien más pero no antepongas mi recuerdo a nadie. Ríe y será como si yo riera contigo, ve a observar los sakuras a nuestro lugar favorito y lleva a la persona que ames, ama a esa persona con intensidad, se inmensamente feliz y será como si yo fuera feliz contigo. Siempre voy a amarte Sesshomaru"
Kagome
Leyó la segunda página.
Hechizo de Amor Verdadero – Amas Veritas
Este es un llamado al ser amado
Que pueda curarlo de todo mal
Debe amar tanto como él las flores de cerezo
Y que al mirar el cielo estrellado
Nada lo ciegue como el ser amado
Que logre silenciarlo con su sólo beso
Y que lo haga vibrar con sonrisas
Debe ser una persona gentil
Que nunca quiera borrar el recuerdo de mí
Que lo estremezca con sus caricias
Y que nunca se arrepienta de amarlo
Que lo ame más que yo...
Que él pueda encontrar un resplandor
Que llene su alma con fervor,
Este es un hechizo de amor verdadero
Que he pronunciado al mundo entero.
Que se cumplan mis palabras
Así sea.
Sesshomaru sintió que el corazón le dio un vuelco. No sabía cómo reaccionar.
– Ella quería que siguieras adelante, amar a alguien más no hará de menos su recuerdo y te hará demasiado bien… Kagome ya no está aquí y nunca la olvidaremos, debemos conservar el recuerdo de ella siendo feliz y esperando que todos lo seamos, recordarla con felicidad y amor y no con remordimiento, porque pensar que por ser felices la estamos dejando a un lado es algo erróneo, es momento de cerrar tu ciclo de duelo Sesshomaru –.
El peliplata había escuchado atentamente, pero mantenía la mirada baja, justo sobre la letra de su esposa. Sintió que podía respirar con tranquilidad de nuevo. Sintió que las lágrimas casi se le agolpaban en los ojos, pero al ser como era hizo lo posible por retenerlas y no dejarlas fluír. Incluso ya no estando ahí era como si de cierta forma la mujer de su vida siguiera pensando en él.
– Ella lo tenía todo bien pensado ¿no es verdad? – preguntó Sesshomaru al fin.
– Así es –.
– Supongo que no está mal sentir algo por alguien más –.
– No lo está, el amor que le tenías y aun tienes al recuerdo de Kagome es el mismo, pero a la vez diferente al que puedes profesar por otra persona, cada vez que uno se enamoramos lo hacemos de formas diferentes… además te estás enamorando de un chico – eso último Byakuya lo dijo con un tono divertido.
– ¡Vete al diablo!... pero creo que después de todo tienes algo de razón – dijo Sesshomaru.
Pero ahora entendía. Aunque en el fondo de su corazón le costara aceptar el hecho que debía seguir adelante forjando un nuevo camino junto alguien diferente a Kagome, y aceptar por completo que ella ya no estaba más ahí, también se sintió emocionado por todo lo que le esperaba.
– Creo que no necesito pagarte otra sesión después de todo, fue mi esposa todo el tiempo quien tenía la respuesta para mí – dijo levantándose de su asiento para salir de ahí.
– Ash… velo como mejor prefieras y, Sesshomaru… –
– ¿Sí? –.
– El apellido del doctor es Sakura ¿cierto? –.
– Sí –.
– Vaya, su apellido es Sakura, y su flor favorita son los sakuras… que conveniente, va de acuerdo al texto –.
– ¿Lo leíste? –.
– Tanto el que hizo para encontrarte a ti, como este los hizo conmigo presente – dijo con una sonrisa Byakuya.
– ¿No creerás en verdad que esas cosas son ciertas? –.
– Pues los libros de la Wicca son lecturas interesantes, yo también los leía cuando éramos unos mocosos y a diferencia de Kikyo yo siempre fui romántico como mi hermana Kagome, pero tú puedes pensar lo que quieras – terminó de decir guiñando un ojo.
Sesshomaru solamente sonrió mientras guardaba aquella carta en su saco.
– Por cierto, Sesshomaru, esta sesión va por mi cuenta y recuerda que mi puerta siempre estará abierta si lo necesitas –.
– De acuerdo, en verdad te agradezco por todo –.
– No hay de qué, para eso está la familia – contestó.
Y el peliplata volvió a sonreír.
– Debes salir más seguido con ese niño, en verdad se te ve bien cuando no traes cara de amargado – bromeó Byakuya al momento que cerró de golpe la puerta de su consultorio.
Sesshomaru bufó molesto y salió de ahí. Afuera del edificio tomó su celular y marcó un número muy conocido.
– Hola, ¿qué pasa? –.
– Inuyasha ¿estás ocupado hoy? Tengo algo que decirte –.
FIN.
COMENTARIO: Espero leer lo que tengan que decir para tal vez reírme si son reclamos xD
