THE TIME OF YOUR SMILE.
Love Live! School Idol Project no me pertenece, es propiedad de Sakurako Kimino, ASCII Media Works, Lantis y Sunrise.
Este fic participa en el Reto "Mi UR dream en un fanfic" Del fandom de Love Live y Love Live Sunshine Latino.
UR Pair: Time Travel, ChikaYou. [Universo Alterno]
«Lo frecuente, es que el heroísmo y la locura terminan siendo lo mismo»
Heartless-Marissa Meyer
Desde un par de días atrás, la sensación de estar siendo vigilada se hacía cada vez más constante. Primero había comenzado con un cierto cosquilleo en su nuca, una cosa de nada, un soplo de aire colándose. Después fueron los pasos, distantes, sigilosos, apenas perceptibles. Luego siguieron los avistamientos, un pequeño trozo de tela asomándose en una esquina, un mechón de cabello gris que parecía danzar y burlarse de ella cuando intentaba capturarlo, el reflejo difuso en alguna vieja ventana.
Pero el problema no era precisamente ése. El problema es que no sentía estar en peligro. Era raro, una sensación indescriptible que calaba cada vez más dentro de ella. Sus hermanas siempre le habían dicho que tenía una naturaleza salvaje que siempre la metía en problemas.
¿Era ésa misma naturaleza la que la tenía en ése embrollo? No, era más bien mala suerte. Justo ése día tuvo que quedarse en la limpieza del aula y en charlas el tiempo se le fue. Cuando salió como bala para poder tomar el transporte de regreso, el sol comenzaba a ocultarse tras el vasto océano de la pequeña ciudad.
Apenas llegó a su estación de bajada, apresuró el paso pensando en la reprimenda que sus hermanas le darían por llegar tan tarde, fue durante el trayecto que percibió ruidos desde los árboles a la orilla del camino. Su pulso se aceleró y la frialdad de la brisa marina corrió a través de su columna. De nuevo tenía ésa vaga sensación de la vigía ajena, de unos ojos que seguían sus pasos a través de las calles semi-vacías. Era la primera vez en todo ese tiempo que su vigilante aparecía de regreso a casa, usualmente sucedía por las mañanas mientras se iba a la escuela y sólo un par de veces creyó sentirle los fines de semana ¿Era porque estaba pensando en él que de alguna extraña forma le invocó? ¿O tal vez ya era momento de que diera su golpe final e intentara hacerle algo?
Cual fuera el caso, la parte racional le indicaba peligro y la parte salvaje le decía que no podía ser una mejor forma de zanjar el asunto de una vez por todas. Siguió andando nerviosa revisando a cada tanto los alrededores.
Por un momento dejó de escuchar los sonidos, esperaba que su hubiera ido así que continuó con su caminata normal un poco más tranquila; sin embargo, unos metros más adelante al cruzar cerca del diminuto muelle; los pasos regresaron, más cerca, más rápidos, más reconocibles. Pensó que no podía ser la misma persona, pero la sensación de días atrás era idéntica, incluso más fuerte. Sentía la presencia más clara tras de sí.
Tragó duro reuniendo su valentía, sintiendo el sudor deslizarse desde su nuca hasta las manos que sostenían su mochila. Tenía miedo de voltear, de no saber quién era el que iba tras ella y qué es lo que quería. No se consideraba lo suficiente excepcional, ni siquiera contaba con algo de gran valor y ni se diga de ser linda. Era lo más normal del mundo ¿Por qué alguien querría ir entonces tras ella? Acaso ¿Era por la posada de la familia? ¿Eso la hacía ver rica? ¡Era un completo error! Sacó el celular dispuesta a marcar a Kanan, seguro que si le contara iría de inmediato en su ayuda pero ¿Llegaría a tiempo? ¿Qué tal la policía? ¿No iba a ser igual? ¡Qué desastre! Se reprimió por no haber dicho nada antes y esperar a estar en verdaderos aprietos ¿Cómo podía ser tan tonta?
—Eh… ¿Hola?
Gritó del susto.
Estaba tan alterada con las ideas de secuestros en su cabeza que escuchar la voz tan cerca hizo que su celular saliera volando de sus manos; en su desesperación por recuperarlo terminó tropezando yéndose de bruces a medio camino. Sintió el ardor inmediato en su brazo derecho y el picor en la mano, las lágrimas casi se le saltaron.
—Auch —Se quejó sobando la herida, no era sólo el dolor del golpe, la manga de su uniforme se estaba tiñendo de oscuro.
—¡Ah! ¡¿Estás bien?!
—¡EL ACOSADOR! ¡No tengo dinero lo juro! ¡Shima-nee apenas me da para el desayuno! —exclamó con los nervios de punta. Sin embargo, la voz le había sonado más femenina de la que había esperado, y más extraño aún, en respuesta recibió risas.
Alzó la vista un poco temerosa, grande fue su sorpresa al encontrarse con una mano extendida hacia ella con la intención de ayudarla a incorporarse. Al buscar el rostro de su "atacante", lejos de un viejo vagabundo o algún maniático, fueron un par de ojos azules destellantes los que la veían en un ceño de preocupación bajo el enigmático gris de sus cabellos y una mueca divertida. Se vio absorbida por su mirada intensa, un cosquilleo vibró en su interior.
—No era mi intención asustarte —mencionó la chica sin apartar su mano, esbozando una pequeña sonrisa nerviosa—. Lo siento mucho.
—¡Ah! N-no pasa nada —respondió correspondiendo el gesto avergonzada, aceptó su mano y con unos cuantos quejidos logró incorporarse de nuevo. El ardor en su brazo seguía presente y al verlo bajo la luz del crepúsculo venidero comprobó que se había hecho un corte. Chilló de solo ver los rastros rojos alrededor.
—¡Ah! ¡Te ayudaré con eso! —volvió a exclamar la desconocida y sin esperar a su respuesta la tomó de la mano sana. Aunque antes ya la había ayudado, ésta vez el contacto con su palma le transmitió un curioso cosquilleo, como si acabara de conectarse a algo.
Aturdida, recordó que se supone huía del acosador. Ignorando a la joven que se quedó esperando alguna respuesta, volteó hacia los lados tratando de encontrar a alguien más pero no fue así. Estaban solas frente al muelle. Los cables hicieron corto en su mente y la sorpresa la recorrió.
—Espera ¿¡Tú eres mi acosador!? —preguntó curiosa sin creer que ésa chica que se veía amable y misteriosa fuera alguna loca secuestradora.
El silencio que precedió a su pregunta se le hizo eterno, esperaba una negativa o un comentario ofendido por parte de la extraña, no así, tras el crepúsculo que teñía de carmín las aguas del océano y el aire de verano que llenaba de frescura a la ciudad, ella respondió:
—¡Upps! Me descubriste ¡Yousoro~!
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—Watanabe ¿You-chan? —La chica no parecía enojada por su informal manera de nombrarla— Entonces… ¿Sólo estás de vacaciones? Con razón nunca te había visto antes.
Ella y ahora su nueva conocida You-chan se dirigieron a la casa de la segunda después de que la chica la convenciera, apenada por ocasionar el incidente. No pudo negarse ante su insistencia y honestamente, su curiosidad era mayor. Tampoco es que se sintiera en peligro o algo parecido, algo en su interior le decía que podía confiar. Eso sí, primero tuvo que llamar a sus hermanas para que no se preocuparan y darles una pequeña excusa de que se quedaría en casa de una amiga por unos deberes.
—Lo sé, es la primera vez que vengo a Numazu —respondió cantarina— ¡Es hermosa! Un poco apartado de la ciudad, aunque eso lo pone mejor. Tanta tranquilidad ¡Puedo escuchar el sonido de los animales en el agua y en las praderas! Los paisajes son únicos y bellos, las estrellas se ven tan claras y gigantes, el sol se oculta de una forma tan brillante que me hace llorar de emoción. El olor del mar, su fresco aire, el sonido de las olas en las mañanas, todo es tan divertido ¡Me gusta!
Mientras hablaba con ése tono desbordante de energía con sus ojos azules echando chispas de emoción, casi parecía la primera vez que veía todo aquello, sus manos se encargaban de ponerle un parche sobre la herida, apenas un corte no muy profundo, pero si lo suficiente para dejar una minúscula cicatriz. Lo hacía con tal delicadeza y arte que le provocaba escalofríos cada que sus yemas rozaban su piel, se veía como alguien acostumbrada a hacerlo.
—Wow, sí que te ha gustado la ciudad —comentó contagiada de su vigor, You terminó de parcharla y, extrañamente, se quedó sosteniendo sus manos unos segundos con una sutileza que le provocaba nervios. Ya teniéndolo a libertad, la herida sólo le provocaba un poco de molestia y ardor—. Y yo que siempre he pensado que es muy aburrida, tan aburrida que sino pasa algo interesante ¡Moriré! Ya sabes, nada que haga mi corazón palpitar ¡Se pondrá frío pronto! —clamó golpeando ligeramente su pecho sin darse cuenta de que había usado la mano lastimada. La brusquedad le sacó un quejido y una risa de parte de la chica.
—No creo que sea buena idea moverlo tanto, te dolerá más —señaló You con mirada reprobatoria que no podía tomarse en serio.
—L-lo siento —Se disculpó sacando la lengua juguetona, algo que hizo sonreír a su nueva amiga otra vez. Eso le agradó, verla sonreír tan seguido—. Pero ¿Qué clase de escuela tiene vacaciones en ésta época? ¡Agh! ¡Tengo taaaaanta envidia! Podría estar en cualquier lugar ahora mismo sin tener que preocuparme por los exámenes y pruebas de las próximas semanas ¡Son horribles!
Se dejó caer en la cama olvidando los modales, a You tampoco parecía importarle aquello, por el contrario, apenas había entrado en la casa ella misma le dijo que no se preocupara; sus padres no estaban y no regresarían en un buen tiempo así que no tenía que limitarse en nada. Curioso, es que You le trató con tanta familiaridad que no parecía que acabaran de conocerse y no es que a ella eso le molestara tampoco. En cambio, era más ligero estar de ése modo.
—Chika-chan eres divertida —comentó entre risas, escucharla decir su nombre le hizo hervir de emoción, You la miraba entretenida, con ésos azules iris destellantes—. Es una escuela especial, yo soy muy especial —dijo con tono de grandeza poniéndose recta en la silla del escritorio frente a ella; su mano estaba en su frente haciendo un saludo de general. Al bajarla después de que ambas rieran, su tono cambió. Más bajo, más susurrante. Su mirada estaba fija en ella—, de todas formas, cuando regrese habrá mucho trabajo que hacer y… mejor aprovechar éstos momentos.
Un escalofrío recorrió su columna.
—B-bueno, entonces ¡Voy a ayudarte! —prorrumpió con fuerza para espantar el momento incómodo. You reaccionó también y su semblante alegre regresó como si nada hubiera pasado—. Aunque será un tormento con la escuela, cuando esté libre ¡Te llevaré a recorrer lo hermoso de ésta pequeña, apartada y poco comunicada ciudad! Podemos ir a nadar con Kanan —comenzó a enumerar con los dedos—, ver el monte Fuji en un día de campo ¡Ir a la tienda de Izu en bicicleta! Y… y… ehm…
—¡Y no te olvides de las mandarinas! —añadió con tono jovial— ¡Te gustan mucho!
—¿Eh? —Aquello le sorprendió. You vio su estupor y rápidamente continuó haciendo de menos el asombro.
—¿No es así? Tienes un aire de que sí, algo que grita "¡Hey soy Chika-chan y me gustan las mandarinas!"
Rió encantada de la respuesta, You tenía razón. Hasta su cabello tenía el color según la molesta de su hermana Shima. Su amiga la siguió después y juntas continuaron riendo hasta que sus estómagos dolieron. Siendo tan tarde, You la invitó a cenar algo de lo que tenía a la mano y tras más charlas, decidió llevarla en bicicleta hasta su casa argumentando que no le asustaba regresar sola después. Ella aceptó y en el trayecto siguieron hablando de varias cosas, sobre sus vidas e intereses descubriendo que congeniaban en varios aspectos, una afinidad que nunca había sentido con nadie antes, ni siquiera con Kanan, su amiga de la infancia.
En algún punto tocó el tema del acoso y el susto que tuvo cuando pensó en las cosas terribles que podía pasarle. You se disculpó por aterrarla tanto y le explicó que el día después de llegar, mientras daba un paseo por la zona se topó con el muelle y sin querer la escuchó cantar. La forma en cómo ponía atención a las notas, su energía, carisma y entusiasmo fueron un imán que la atrajeron, pero antes de que pudiera preguntarle por su nombre, su celular sonó y tras contestar se fue corriendo sin darle tiempo a nada.
De ahí que se paseara varias veces esperando verla, sólo que, sin atreverse a hablarla por vergüenza; le gustaba oír su voz junto al sonido del agua. Hasta que se llamó idiota por postergarlo tanto y fue que se decidió.
Casi se caen de la bicicleta debido al aturdimiento de Chika por escuchar tremenda confesión. Le explicó que ése era un gusto culposo que adquirió después de ver algunos videos de grupos idols en la internet y que para que su hermana no se enojara por hacer escándalo con los clientes de la posada, prefería quedarse junto a la playa. Nunca esperó que alguien la escuchara y de sólo saberlo, le hacía sentirse a niveles extremos con pena.
A You le hizo gracia el asunto y le pidió que no dejara de hacerlo. Y ahora que eran amigas, esperaba que Chika en algún momento le cantara, así tal vez se animaría y lo haría jun a ella. Aquello reafirmaba la imagen que tenía de You, alguien en quien podía confiar y divertirse a montones ¡Era la aventura que tanto había esperado!
Dejándose llevar por ésos sentimientos, en ésa noche de su primer encuentro; no notó la amargura que You ocultaba tras su sonrisa. El dolor de la pérdida y la ceguera de la culpa que ensombrecían el azul de sus ojos.
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Un mes y medio transcurrieron; gracias a que no pertenecía a ningún club, Chika podía salir más temprano y encontrarse con You en el muelle para llevarla a los lugares que conocía con montones de diversión aseguradas. Eran como dos pequeñas niñas descubriendo el mundo, o al menos You era quien más lo parecía. Cada cosa por más normal que fuera la emocionaba, desde visitar al acuario y convivir con los delfines hasta sacar pines de las máquinas de monedas, era tal su asombro que a veces bromeaba con que parecía que nunca había visto esas cosas. You siempre acababa riendo, restando importancia, y después de que sucediera lo mismo en cada encuentro, simplemente dejó de ponerle interés. You se divertía, eso era lo que único que importaba. Siempre que la oía reír, su corazón se agitaba, un sentimiento de calidez que nacía del interior y la llenaba por completo. Amaba su risa, no podía evitarlo.
Se hicieron grandes amigas, la afinidad era tan palpable que sus hermanas bromeaban a menudo con que no pareciera que acabaran de conocerse, la chica era tan afable con todos que era como si siempre hubiese pertenecido ahí.
—Sino fueran chicas, diría que hacen la pareja perfecta —bromeó Kanan una tarde en que surcaban el océano en uno de los botes de la tienda después de llevar un encargo a la otra orilla, era sábado y de las pocas veces en que You no estaba con ella debido a un contratiempo con algún trabajo extra de sus padres—, aunque no es como si importara en estos días, ya sabes, yo podría ser testigo de bodas.
—¡Kanan-chan! ¡No digas tonterías! —replicó tratando de sonar molesta, la sola idea era vergonzosa y prefería no pensar en ello porque entonces su interior vibraba de una forma conflictiva—. ¡Es sólo que nos llevamos muy bien! Ugh, ojalá no tuviera que irse nunca —Se quejó, usando sus brazos como almohada permaneciendo de pie en el borde viendo el agua ceder ante el paso veloz del transporte—. Mi vida será tan aburrida de nuevo.
—Gracias por decir que te hago aburrido el día —mencionó la mayor imitando un tono lastimero.
—¡N-no me refería a eso! Tú eres mi preciada amiga de la infancia, una hermana más —Se apresuró en aclarar para después irrumpir en risas—. Es sólo que eres un año mayor en la escuela, no podemos coincidir en clases y fuera de ella casi no puedo verte por estar en la tienda. Eso me sigue dejando un poco sola. Y ahora que finalmente hago una nueva amiga que tiene ideas más locas que yo, sólo estará un par de semanas más antes de regresar a su escuela. Si tengo suerte, nos veremos en las vacaciones ¡Eso es tan deprimente!
—¿Qué hay de los mensajes y correos? Las relaciones a distancia tienen alta probabilidad de funcionar.
Ignorando la sugerencia implícita, no era una mala idea realmente. Sólo que…
—You-chan dice que no usa a menudo el celular y la internet por su escuela. Los trabajos son pesados y pocas veces tiene tiempo para descansar.
—Nunca había escuchado de falta de comunicación con tanto avance tecnológico —comentó vacilante Kanan, dejando atrás la sonrisa su ceño se fruncía en seriedad— ¿De dónde dices que es?
—No lo sé —dijo encogiéndose de hombros sintiendo la mirada aturdida de Kanan sobre sí—. No suele hablar mucho de dónde viene, sólo sé que es un lugar grande atestado de gente y con deberes por todos lados.
—Y ¿No crees que eso es extraño? Se supone que son amigas y han estado juntas las últimas semanas ¿Cómo es que no sabes algo tan básico de ella?
Se mordió el labio, ni ella misma lo comprendía. Cada que intentaba sacarle información al respecto, You desviaba el tema con comentarios juguetones y la llevaba hacia alguna nueva actividad olvidando el asunto.
—Chika-chan, si las cosas están así, no estoy segura de que sea bueno que veas tanto a You-chan. Si ella no puede tener ésa confianza en ti y hablar de sí misma, me temo que no es una amistad que pueda perdurar. En cualquier tipo de relación, la confianza es lo más importante.
—Lo sé, lo sé, lo sé, lo sé ¡Lo sé! —clamó revolviéndose los cabellos naranja con desesperación. Cada día que se levantaba sabiendo que se vería con You, la duda siempre le asaltaba— ¡Pero no puedo evitarlo!
Quería a You, la quería demasiado que comenzaba a asustarle la forma tan frenética en que esperaba a verla. Ésa dependencia enfermiza que le martilleaba el cerebro, la sensación de protección y misterio que la envolvía estando a su lado. Pero sobretodo, aquella conexión eléctrica cuando se tomaban de las manos por segundos, cada que ocurría, estúpidamente su interior dolía.
Kanan no exageraba, tenía razón. A pesar de las fuertes emociones que sentía por la chica de ojos azules, sólo en determinados momentos; cuando You se quedaba observándola por tantos minutos, o su mirada se perdía en el horizonte o cuando una sombra de angustia surcaba sus facciones… era en ésos momentos donde el temor nacía. Pasajero, solitario, abrumador. You escondía algo, lo sabía.
—Yo sólo digo, que la esencia de las buenas y malas acciones siempre es la misma, You-chan me agrada, pero… creo que deberías replantearte si vale la pena exponerse por alguien que no cree en ti como tú lo haces. Ésta ceguera puede hacerte tropezar con algo de lo que tal vez ya no puedas salir, y si caes profundo… —Las palabras de Kanan calaron en cada fibra de su ser. La vio llegar a su lado a su lado para ayudarle a acomodar su desastroso cabello mientras hablaba con caricias maternales. La comodidad y cariño que emitía era reconfortante para su turbia mente— no sé si estaré ahí para tenderte una mano.
La sirena del barco terminó por romper el momento, anunciando su llegada al puerto. Estaba lista para regresar a la posada cuando desde la distancia, notó unos inconfundibles cabellos grises bailando al son de la ventisca marina; con el brazo alzado y una sonrisa de faro la saludaba, llamando a gritos su nombre.
—Piensa en lo que he dicho —añadió su amiga después de caer en cuenta de quien esperaba.
—No te preocupes Kanan-chan ¡Hoy mismo hablaré con You-chan!
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—¿De nuevo no están tus padres? Deberían pasar más tiempo relajándose contigo —dijo sin recibir respuesta a su intento de broma.
El camino después de la charla con Kanan fue bastante diferente al recibimiento, Apenas llegaron al puerto y las chicas se saludaron, la mayor con cierto matiz amenazante, You la invitó a pasar a su casa para hablar de algo que ella catalogaba como importante ¿Coincidencia?
El trayecto fue en total silencio y caminando detrás, ver sus músculos tensos la ponían nerviosa.
Ya una vez ahí, You la condujo a su habitación teniendo como siempre, la casa vacía. Nunca conoció a los padres de You, cada que iba para jugar o pasar el rato, casualmente los señores Watanabe estaban fuera por alguna diligencia extra. Antes eso no le era raro, sólo que luego de las ideas y dudas de horas antes, le daba mala espina.
Llegaron al cuarto de la chica, apenas entraron ya no sólo era la tensión sino también la opresión que se hacía presente.
—¿Y-you-chan? ¿Te pasa algo? Estás muy callada ¡Eso es muy raro! —dijo, sin atreverse a ocupar su lugar en la cama o el escritorio quedándose cerca de la puerta.
—Chika-chan —susurró You, arrastrando su nombre lo que incrementó la inquietud. No tardó mucho en voltear hacia ella y conectar sus miradas; otra vez, sus ojos no tenían brillo—. Tengo que enseñarte algo.
Instintivamente retrocedió un paso. Dio su mejor sonrisa tratando de que el desconcierto no fuera tan notorio.
—¿Encontraste algo nuevo? ¿Sacaste ése pin de marinero que tanto querías? ¡¿Al fin te animas a cantar conmigo?! ¡Fantástico! ¡Conozco a alguien que puede editar un video y…!
—Chika. Esto es serio —La interrumpió severa. You caminó hacia ella deteniéndose a centímetros. Su pulso se aceleró, más cuando sorpresivamente fue tomada de la mano con fuerza acercándola—. Te he mentido.
—¿Uh? ¿De qué estás… hablando?
—Tengo que irme ya —continuó. Sintió que su sangre se helaba—, pero no quiero hacerlo sin ti. No cuando he pasado por mucho para encontrarte de nuevo.
—¿Q-qué? ¿Encontrarme de nuevo? ¿You-chan de qué estás hablando? Yo… no te conocía.
You rió. Brusca, seca, amarga.
—Oh vamos, sé que las partículas al pasar pueden tener variantes en los espacios… t-tal vez eso provocó que tu memoria fuera distorsionada… sólo es cosa de pensar en algo cuando regresemos para recuperarla y todo será como antes.
Sus ojos se abrieron. Ahí estaba, ése desazón en su pecho.
—¿Partículas? N-no lo entiendo, You-chan en serio no entiendo a qué te refieres.
La fuerza en sus manos se intensificó. Quiso retroceder, pero ella la tenía bien sujeta y sin ceder ni un ápice. La luz en la habitación parpadeó, algo extraño porque era temprano como para tenerlas encendidas.
You volvió a reír como si hubiera dicho un buen chiste.
—Seguro que Mari-sama tiene algún truco por ahí para pasar la divergencia de las memorias cerebrales. Debió ser por el dolor y el dispositivo de auto-destrucción que activaste lo que provocaron la interferencia y que el flujo de datos neuronales perdiera el sentido —Las palabras salían a tropel de sus labios, sin vacilación y certeza no podía ser ninguna broma—. Ya lo dijo bien Dia-sempai ¡Eres muy lenta para activar los protocolos! Oh tonta Chika-chan, pero no te preocupes ¡Yo estoy aquí para llevarte de vuelta al trabajo yousoro~! ¡Riko-chan llorará de la emoción...!
Sentía que se ahogaba, cada frase y nombre se perdían al aire. Ninguno con sentido. You no parecía reparar en el daño que le provocaba y por el contrario continuaba soltando toda sarta de cosas inverosímiles.
—¡YOU BASTA! —gritó desgarrando sus cuerdas vocales. Jaló sus manos para zafarse del agarre golpeándose contra la puerta por la brusquedad. Las lágrimas comenzaron a fluir— ¡NO SÉ DE LO QUE ESTÁS HABLANDO! ¡No sé quiénes son Mari, Dia o Riko! ¡No sé qué es eso de dispositivos ni ecuaciones! You-chan —gimió adolorida, lastimada en lo más profundo de su corazón—, jamás te había visto antes.
A través de las lágrimas, el rostro de You era un poema, uno cruel y despiadado. Mirándola con esos azules oscuros, parecía que veía a un fantasma y no a ella. Estando ahí y estando tan lejos. Inalcanzable. Ésa no era la You que conoció el primer día, ésta era una You diferente, atemorizante, irreal. No pertenecía ahí, ni ella debía de estar en ése lugar.
—D-deja de bromear —rogó con el brillo cristalino asomándose—, Chika-chan, aun a pesar de lo que he dicho, de lo que hemos hecho y vivido ¿No puedes sólo querer recordar? ¿Por qué me haces esto? Creí que me querías, creí que era todo para ti ¿Por qué me dejaste haciéndome creer que estabas muerta? Yo… ¡N-no sabes lo mucho que he sufrido por ti!
No lo previno, el pozo profundo en que estaba a punto de caer se presentó ante ella intempestivamente. You la reclamó de nuevo yendo por sus brazos; la abrazó con fuerza oprimiendo sus pulmones y antes de poder protestar o gritar por ayuda; el cuarto se distorsionó ante sus incrédulos ojos, derritiéndose como papel y enlazándose con la oscuridad en un vórtice de imágenes y colores que le provocó un martilleo incesante en la cabeza y unas ganas irremediables de volcar el estómago. La habitación desapareció y se hizo presente la sensación de caída al vacío a una vertiginosa velocidad.
You no la soltó y ella se afianzó aún más entre sus brazos con el revoltijo de su vientre, cerró los ojos. Pensó en las palabras de Kanan, queriendo reír por cuánta razón tenía en lo de caer. Si éste era su final; al menos, You estaba ahí.
Aunque fuera la causa.
Gimió al sentir el golpe contra su espalda. A pesar de que no fue tan fuerte como esperaba, fue tan sorpresivo que sus costillas se resintieron. El peso extra sobre ella contribuyó de igual forma. La sensación de vértigo desapareció.
Abrió los ojos, las imágenes en principio borrosas volvían a ser nítidas. Sólo que la habitación cambió. Ya no había cama, escritorio, librero ni televisión. Parecía estar en una película de ciencia ficción de mucho presupuesto. Pantallas cubriendo las paredes reproducían imágenes de paisajes, lugares, personas con vestidos de holanes y otros con trajes grises; batallas, asaltos y un sinfín de cuadros con sombras oscuras deambulando por todos lados. Luces y botones parpadeantes aquí y allá, alarmas rojas, barras brillantes, y lo más loco de todo, no era precisamente el lugar… sino You misma.
Sus pantalones cortos con campera y gorra que siempre le daban un aspecto relajado y deportivo desaparecieron para ser reemplazados por un excéntrico bodysuit de strapless negro en versión de pantaloncillos con líneas de neón azul decorando el contorno. Y se podría pensar que iría a una clase de ballet o algo por el estilo sino fuera por las increíbles alas holográficas que se proyectaban tras su espalda, los guantes brillantes que parpadeaban intermitentemente, la hermosa falda semitransparente de azules divinos, el pequeño collar que emitía un zumbido como si estuviera cargado eléctricamente, las adorables orejas gatunas sobre su grisáceo cabello y el desconocido artefacto luminoso sobre ellas, del que salía una singular estrella púrpura sobrepuesta en el ojo izquierdo.
—¡¿Qué está pasando?! —exigió intentando zafarse de la chica que la tenía acorralada bajo su cuerpo con su cintura apresada— ¡¿Qué es lo que ha ocurrido?! ¡¿Dónde estamos?!
Su corazón latía como loco. Sin saber si era el miedo, la desesperación o el desconcierto lo que reinaba en él.
—¡Chika-chan! ¡Quédate quieta! —ordenó la joven sin intimidarse por su exigencia, sus pupilas dilatadas la observaban impacientes— ¡Sólo tienes que calmarte y dejarte conectar a la interfaz! ¡Sólo dolerá un poco y después estaremos juntas otra vez!
—¡Por favor You-chan suéltame! —lloriqueó aterrorizada por la faceta violenta de la chica y su descomunal fuerza.
Era en vano, no era nada comparada con You. Sólo así, se dio cuenta de cuan insignificante era a su lado y cuanto desconocía de ella. Después de un par de segundos se rindió, dejando que ella la dominara, al menos en fuerza. No sabía dónde estaban, cómo es que se fueron o llegaron, pero si tenía una mínima oportunidad de que alguien la escuchara, tenía que hacerlo. Gritó por ayuda, lo poco que sus pulmones podían permitirle bajo el peso ajeno. Eso pareció turbar a la chica de neón quien tal vez pensaba que la victoria era suya. Abandonando una de sus manos fue a acallar su boca.
Pensó que estaba perdida y que lo que sea que You tenía planeado hacerle lo haría sin importarle si la lastimaba más de lo que su corazón destrozado soportaba. Sintió las lágrimas salir a borbotones, estaba cansada y confundida con todo. Justo iba a cerrar los ojos cuando escuchó un pitido en el cuarto seguido por un estruendo que asustó a ambas.
Escuchó varios pasos apresurados y desde su posición en el suelo con el agua enturbiando su visión pudo vislumbrar nuevas y desconocidas figuras que llegaron a su lado. Una chica de cabello negro, ojos de esmeralda y un lindo lunar cerca de sus labios entreabiertos por la conmoción de encontrarla en ése estado deplorable; junto a ella y en total espanto, estaba una chica bajita de cabello rojo y de ojos similares a la anterior que se sostenía de su brazo para no caerse; y por último, una chica de reluciente cabello grana, con ojos ámbar que al conectar sus ojos con los suyos suplicantes, se llenó de pánico y llevó sus manos al rostro ahogando un grito. Las tres vestían trajes similares al de You con diferencia de colores.
La única cosa en que concordaban, era en la impresión y horror con que veían todo.
—¡En el momento justo! —exclamó You al darse cuenta de su presencia, no se veía asustada y la forma tan alegre y satisfecha con que las llamaba aumentó su angustia— ¡Riko-chan ayúdame a sujetar a Chika-chan! —pidió volteando a ver a la última joven quién perdió todo color al oírla— ¡Ya casi la tengo!
Ante la nueva amenaza que se cernía, volvió a intentar zafarse consiguiendo punzantes dolores en sus costillas. Gimoteó resentida y eso pareció hacer reaccionar a las intrusas.
—¡You te ordeno que la dejes libre! —Habló con voz autoritaria la que parecía más grande en edad. Haciendo a un lado a la pequeña se puso frente a You tirándola del brazo para hacer que la soltara— ¡Estás cometiendo una grave falta!
You empujó el brazo ajeno sin estar dispuesta a salirse de encima suyo.
—¡Dia-sempai! ¿Qué no lo entiende? ¡He traído a Chika-chan como prometí!
Dia titubeó palabras que no alcanzó a entender, el mareo estaba regresando y unos extraños puntos negros aparecieron en su visión, estaba a punto de un colapso.
—¡Riko inmovilízala! —Se dirigió entonces a la chica en pánico.
Creyó que también irían tras ella así que sólo dejó que los sonidos continuaran embotando sus sentidos hasta arrastrarla a la oscuridad. Su pecho dolía como el infierno, justo antes de sumirse en negro total, vio a You tambalearse con una mano sobre su cuello y una expresión dolida, Riko tras ella sostenía una rara pistola y por un momento temió que le hicieran algo horrible.
—¿Por qué? —preguntó You en tono aullante, tambaleándose la miró de nuevo—. Yo sólo quiero recuperar a Chika-chan…
Su voz se apagó y con ella sus fuerzas, You cayó sobre ella; la sentía fría. A pesar de su estado catalítico, temblorosamente logró envolver el cuerpo inmóvil con sus brazos.
You la dañó, y a pesar de todo, era la misma You quien más sufría.
Ahora sí, la negrura cubrió su visión y todo se quedó en silencio.
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Despertó con el ardiente golpeteo en el cerebro. Lo primero que hizo a pesar de la turbulencia de pensamientos fue comprobar el lugar en dónde estaba, tal como creía, seguía sin ser su habitación o alguna parte conocida; no fue una pesadilla. Lo siguiente fue recordar cómo acabó ahí, el nombre de You salió ronco por su garganta seca, miró alrededor del estrecho cuarto que se parecía los que veía en la televisión para los presos, sólo que éste tenía varios botones de colores en la puerta, un cómodo colchón y una pequeña mesa con acceso a una pantalla gigante de computadora. El pitido eléctrico que percibió en el inicio continuaba.
Quiso levantarse cuando la molestia general lo impidió dejándola postrada en la cama. Trató de llamar a You-chan de nuevo cuando la puerta se abrió deslizándose hacia un lado. Era la chica que noqueó a su amiga, Riko. Se veía preocupada y la palidez seguía presente, le tendió un vaso con agua que bebió de inmediato.
—Hola —saludó tímida—. Sé que acabas de despertar… ¿C-cómo estás?
Se quedó en silencio, no sabía qué contestar o decir ¿Era Riko buena o mala? Por tonto que sonara, estaba tan herida que ya no distinguía quien era qué.
—¿Dónde… dónde está You-chan?
Riko al igual que ella misma, se sorprendió por la urgencia de la pregunta.
—Ella… está recluida —contestó apenada, antes de replicar algo continuó:— No tienes de qué preocuparte, está durmiendo. Le inyecté un tranquilizante que la hará dormir por un par de horas más.
Aquello la calmó. Dio un suspiro y se sentó en la cama inhalando el mayor aire posible.
—¿Cuánto tiempo he dormido? ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué You-chan me hizo eso?
Tenía que sacar todas las preguntas posibles aun si sólo una de ellas era respondida por la extraña. Aunque si tuviera que elegir la más importante, ésa sería la última.
Ante el ataque de preguntas, para su maravilla, Riko sonrió. Tranquila y serena, era como si estuviera acostumbrada a recibirlas, lo cual hizo que la opresión resurgiera.
—Chika-san —Su tono dulce la hizo callar. La miraba con tal ternura y fascinación que la envolvía en un hechizo de nostalgia similar a cuando conoció a You—. No te alarmes. Te contaré todo, no ocultaré nada. A decir verdad, quisiera ser egoísta y desahogarme contigo, permitirme llorar y que… en algún punto me hagas parar para decir que todo está bien —Tembló, cada palabra la hacía vibrar y Riko aun notando lo que le provocaba, se sentó a su lado sobre la cama, siguió hablando con voz quebrada:— Por favor, si eso pasa, a pesar de que no me conozcas, a pesar de que quieras irte… abrázame. Sólo un segundo basta, por favor…
Su voz suplicante le recordó a la de You-chan cuando le pedía lo mismo en los atardeceres frente al océano. Excusándose con que era tan calientita como las almohadas de plumas. Lo hacía por supuesto, ignorando la necesidad con que lo pedía. Recordando aquello, no dudó ni esperó a que sucediera lo que Riko decía, simplemente, extendió sus brazos y la atrajo hacia sí. La escuchó lloriquear sobre su hombro y sintió cómo se aferraba a su cuerpo. No insistió en nada, se veía tan frágil que temió que se rompiera y ya no obtuviera sus respuestas.
Riko logró calmarse luego de un par de minutos, con el sonrojo en sus mejillas evitando su mirada, hizo emerger una pantalla holográfica de cuentos de ficción entre ambas. Imágenes empezaron a reproducirse, la sensación de asfixia presente al ver las figuras dolorosamente conocidas, tan irreales e ilógicas como lo era su vida en las últimas semanas. La sonrisa de You-chan que eclipsaba el mundo, su mirada soñadora, su brillo especial… y la chica a su lado, tan radiante, tan feliz, tan amada.
«Es muy complicado explicar el lugar en dónde estamos y dónde se ubica exactamente; en palabras simples, podría decir que es un mundo diferente al tuyo, tal vez muy en el pasado o tan adelante del futuro. No es tan simple entrar o salir, hay muchas variables que impiden el movimiento y sinceramente, es la primera vez que alguien osa quebrar la ley de alejamiento. Eso es porque no es el único mundo existente en el universo, pero si el que más similitudes y riesgos tiene. Conocemos su existencia y la prohibición de visitarlo, ya que hacerlo provocaría la irrupción espacio-temporal y en consecuencia, la filtración de energía contraria a un ambiente no apto.
En éste plano dimensional, diversas etapas evolutivas llevaron al surgimiento de una sub-especie que funciona a partir de energías negativas de las emociones. El resultado es un cúmulo que ocasiona serias pérdidas de vidas; en contraparte a su existencia, nuestra organización se encarga de erradicarlo con tecnología que usa como catalizador, nuestros sentimientos. No cualquiera puede hacer nuestro trabajo debido a la compatibilidad del equipo y por el riesgo que trae consigo. Es una gran responsabilidad y cuando somos elegidas, no podemos rechazarlo.
Ésta organización tiene alcance universal y debido a la complejidad de la tarea, existen unidades en todo el mundo. Nosotras somos parte de una, la más importante del país y la mejor; o al menos lo fue antes: Aquors. La líder era… tu contraparte en ésta dimensión; Takami Chika.
Antes de estar juntas trabajábamos en diferentes tareas. Fue cuando Chika-chan se unió a la organización que los exámenes determinaron su aptitud para dirigir un nuevo equipo, eso fue hace tres años. Junto a ella, se unió You-chan; ambas se conocían desde la infancia y su sueño siempre fue estar aquí, Chika por creer en el poder de proteger a las personas, You porque no podía dejar que algo le ocurriera a la persona más importante en su vida.
Chika-chan estuvo en busca de los miembros que ella consideraba especiales y que con su resplandor salvarían al mundo, algunas veces pienso que sólo quería tomar a las más solitarias para divertirse… y me alegro de que me eligiera. Aquors nació y con su liderazgo, nos hizo fuertes, heroínas y reconocidas. Nos amaban, la amábamos.
Fue hace dos meses que ocurrió.
Recibimos el reporte de una conglomeración extraordinaria de energía, fuimos junto a otros equipos comisionados para enfrentarlo. Como siempre, Chika estaba entusiasmada y nosotras la seguimos sin duda, a excepción de You-chan. Aun cuando eran semejantes en personalidad, You pensaba un poco más las cosas e intentaba analizar desde un punto estratégico, ella dijo que no estaba segura de lo que decían los reportes y que mejor no fuéramos porque tenía un mal presentimiento. Pero Chika-chan la convenció y como su mejor respaldo, dejó de lado sus inseguridades.
You tenía razón. Fue una emboscada, los refuerzos no llegaron a tiempo. Fuimos acorraladas. Estando heridas, sin energía, creímos que sería nuestro final. Nos despedimos, lloramos y nunca supe en qué momento exactamente Chika-chan recolectó lo que quedaba de nuestra energía personal para sobrecargar su equipo; accionando el protocolo de auto-destrucción e ir directo al lugar que se creía era el centro de la energía.
You quiso ir con ella, pero estaba tan mal herida, tan débil a punto de la inconsciencia que moriría en vano; y eso, no es lo que nuestra líder quería. Mari-sama, la directora de la organización llegó apenas con el tiempo para sacarnos a todas, dejando a Chika.
El lugar explotó, ganamos.
Y perdimos al mismo tiempo. A veces… creo que hubiera sido mejor morir con ella.
Aquors se desintegró como unidad de batalla, relegándose a soporte con el ascenso de Dia-sempai. No fue lo mismo, nunca lo será. You-chan fue la más afectada con todo, muerta en vida se recriminaba por no ser tan fuerte o por no haber sido capaz de ir tras ella y morir a su lado.
La entiendo, me sentía igual; quería mucho a Chika, ella me enseñó a creer en la esperanza de un futuro, en un horizonte no escrito que puedo hacer realidad. Su falta nos llevó al borde del abismo, sólo que You tuvo el coraje para saltar.
Ella tenía ésta teoría de que Chika-chan no murió, sino que logró transportarse a tu dimensión para protegerse y sin su equipo no podía regresar. Pensaba que podría ir tras ella y traerla de regreso, pero tan afectadas como estábamos, no la tomamos en serio. Pidió permiso para aislarse un tiempo y Dia-sempai creyó que era lo mejor. Nunca esperamos que realmente lo hiciera.
Supimos de su infracción cuando el medidor de divergencia entre mundos cambió. Estábamos preparando una incursión extraordinaria para capturarla… hasta que aparecieron.
Yo… no estoy segura de qué va a pasar ahora, es algo que nunca había ocurrido antes… no sé qué castigo le espera…
En tu caso… van a borrarte la memoria y te mandarán de regreso en un par de días…»
Riko terminó de explicar sólo que su mente ya estaba en otra parte. La dejó sola comprendiendo que necesitaba tiempo para ordenar su mente. Las palabras, los sentimientos eran un remolino abrumador. Volvió a acostarse y a pensar en la amargura de la verdad… You-chan no la quería a ella, jamás lo hizo; aquella conexión era un cuento de hadas. Ella sólo buscaba lo que perdió, lo que jamás sería.
No era ésa Chika. No era su Chika.
¿Podía ser el destino tan cruel? ¿Cómo podía maravillarse con el descubrimiento de un nuevo mundo cuando su corazón se oprimía de sufrimiento? Nada le importaba más que el saber que You-chan… siempre vería a alguien que no era ella.
Lloró, gritó, tiró cosas, rompió pantallas. Se hirió las manos golpeando paredes, clamó su nombre mil y un veces. Nada era suficiente para calmar su rabia y tristeza. Destrozó el lugar, queriendo borrar de una vez su tormento, lo peor es que a pesar de su suplicio, lo que menos quería era olvidar. Fue feliz aunque sea unas semanas, pudo amar y descubrir cosas que no sabía que podía sentir ¿Por qué tenía que olvidar todo? ¿Cómo podía luchar contra las reglas de un lugar que desconocía?
Si tan sólo fuera ésa otra Chika, si tan sólo…
Sus ideas se quedaron en vacío. La puerta se abrió, Dia entró apuntándola con una pistola, el sonido del disparo surcó el aire y pronto fue recibida por la oscuridad de nuevo. No obstante, ya tenía claro lo que iba a hacer.
Y el costo de ello.
.
Meses más tarde.
—¡Con cuidado You-chan!
—¡Lo siento, lo siento! Una cosa más y… voy a conectarlo ahora.
—D-de acuerdo.
Retuvo el aire mientras esperaba el sonido de la electricidad. No iba a mentir, estaba entre nerviosa y asustada. Para su suerte, el zumbido no tardó en llegar, las luces de neón naranja parpadearon unos segundos antes de quedar estáticas.
—¡Funcionó! —chilló saltando de alegría. You también lo hizo, silbando satisfecha. Se tomaron de las manos para celebrar el triunfo.
—¡El traje está listo! ¡Yousoro~!
—¡Es hermoso You-chan! ¡Eres genial!
La risa de You reemplazó la emoción con la calidez interna. No pudo evitarlo, se lanzó a sus brazos siendo recibida con gusto. Las faldas tintinearon.
—Es lindo, lo sé, te dije que podía hacerlo. Aunque debemos apagarlos, la batería debe durar hasta el final de la presentación.
—Mou~ aguafiestas. Está bien, lo apagaré —A regañadientes buscó el interruptor insertado en la caja tras sus orejas gatunas— ¡Son tan hermosos! ¡Tenemos el premio en la bolsa!
—Tonta Chika-chan, si sólo fuera vestuario seguro, pero es una competencia de canto y hasta baile ¡No es tan simple!
—¡Si estamos juntas lo es!
Ambas rieron por la ocurrencia. No soltaba las manos de You, tan cálidas como su sonrisa.
—Además, tú hiciste el diseño ¡Es tan increíble que pensé que lo sacaste en una película!
Negó, llevó a You hasta el espejo para que ambas se vieran. Luces neón aquí y allá, orejas gatunas, botas destellantes, guantes iluminados. Sonrió; si lo había visto antes, pero no en una película.
Estalló en risas.
—Hey ¡También tengo algo de creatividad! —objetó dándose una vuelta.
—¡Chicas! ¿¡Ya están listas!? ¡Se hace tarde! ¡No llegaremos a tiempo! —La voz de Kanan desde afuera de la habitación las sacó de la burbuja de felicidad.
Ambas se miraron con espanto, voltearon a ver al reloj comprobando que el tiempo se había ido volando.
—¡Oh no! ¡Esperen que ya vamos! —dijeron al unísono.
Se cambiaron tan rápido que por poco se caen, metieron los vestuarios en sus bolsas respectivas y tomaron el resto de cosas que usarían en la primera presentación del dueto Aquors en el concurso. You fue la primera en terminar y salir corriendo para avisar que ya iba en camino.
Estaba a punto de salir cuando se detuvo, regresando hasta su armario. Necesitaba verlo.
Hundido bajo toneladas de ropa, en una pequeña caja metálica con llave; se encontraba el pequeño artefacto de un solo botón.
Rojo, sin luz.
La garantía de que su You, no era la You de aquél lugar. Iguales y tan diferentes.
No lo apretaría nunca.
Se quedaría guardado para siempre; nadie vendría por ella. La existencia de aquél mundo sería un completo secreto siempre que el botón no fuera accionado, el castigo de la expulsión o era ¿Una bendición? No importaba, sólo ella misma lo sabría, así como sabría que aquél acto de heroísmo en ésa última batalla fue la coartada perfecta. Porque, si bien dos alter egos no podían coexistir en el mismo espacio... las memorias, datos codificadas en memorias... sí que podían hacerlo. Riko tenía razón, su teoría era correcta; lástima que nunca podría comprobarla.
Y ahora, junto a sus memorias recuperadas, junto a los recuerdos de You alterados…
Ésta vida, era su vida juntas.
.
.
FIN
Notas finales:
Uff justo en el límite extra.
Hello~ ¡Muchas gracias por leer! Pues no es lemmon pero espero sea de su agrado (?) Honestamente, sí que fue difícil este reto, más por el hecho del inicio que el final, estuve cambiando como 20 veces antes de decidirme por éste escrito y estoy más o menos satisfecha con el resultado. Es mi primer ChikaYou, mi OTP crack no canon con ganas de que sí y con los primeros tintes de ¿Romance? Ojalá que no sea tan fuera de carácter y cumplir con el propósito del reto. También espero de todo corazón que ésta vez sí se entienda el final (?) aunque al finalizar los tiempos del reto pensaré en la posibilidad de un extra para aclarar sus dudas, sólo que sería desde el lado beta, es decir, la Chika de You (?)
Disculpen la tardanza, de verdad y gracias a los organizadores por su comprensión ¡Son geniales!
En fin ¡Agradezco su genialoso apoyo en mi incursión a la serie! Lloro de alegría por saber que les gusta lo poco que puedo hacer u.u ¡Los amo!
Bye~ bye~
