Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.

Este fic participa en el "Reto Erótico del mes de Marzo-Abril" del foro de InuYasha "Hazme el amor".


Untitled.

Estaba sentada frente a la lavadora viendo como la ropa giraba y giraba, no terminaba de asimilar lo que acababa de pasar hace unas horas, seguía en shock. Hundió su cara entre sus piernas y lloró de nuevo, se sentía la peor escoria del mundo, ¿Cómo pudo hacerle esto a una de sus dos mejores amigas?.

Kikyou no se merecía tenerla como amiga, aún recordaba cuando se conocieron, fue en preparatoria, cuando en su primer año decidió entrar al equipo de Kyudo y Kikyou que iba en segundo grado era la capitana. Desde entonces la ayudo incondicionalmente para que ella la sucediera, cosa que paso.

Se sobresalto al escuchar el teléfono, pero como en las últimas tres horas, no contesto, dejo que la llamada entrará a la contestadora.

"Kagome-chan, ¿Estás bien? Me tienes preocupada. Si necesitas hablar sabes que puedes contar conmigo."

Esa era Sango, su otra mejor amiga, ella lo era desde kindergander y tenían un lazo más intimo, sabía que si le contaba lo que paso ella comprendería, ya que a pesar de también ser amiga de Kikyou había siempre cierta rivalidad entre ellas.

El teléfono sonó de nuevo y esperó a ver si dejaban mensaje.

"Es el onceavo mensaje que te dejo. Ya despierta dormilona, seguramente ayer te la pasaste a lo grande con alguno de los padrinos pero ¡Ya despierta! ¡Te necesito! ¡URGE!"

Esa era de nuevo Kikyou, no sabía como la encararía ahora, la había traicionado y ¡De la peor manera! Su amiga se casaba en tres días y ella se había acostado con su novio, había provocado que Inuyasha le fuera infiel.

Infiel, aquella palabra no la dejaba de atormentar.

Pero... Debía admitir que había sido la noche más fabulosa de su vida, lo que comenzó como una cena para pre-celebrar la boda de Kikyou e Inuyasha, de alguna manera terminó con ella e Inuyasha en la cama de su departamento. Recordaba que Inuyasha la llevó a su departamento, ya que por la hora no había taxis, en el camino platicaron de viejos momentos, él la llevo hasta la puerta del departamento y entro para recoger la lista de invitados que habían confirmado, después de eso...

... ...

Los besos se habían convertido en salvajes, a cada segundo exigiendo más, sus lenguas se enredaban y ninguno de los dos daba tregua. En segundos, Kagome ya tenía el cierre de su vestido abajo e Inuyasha había perdido su camisa.

Inuyasha con sus manos acariciaba las caderas de Kagome, las fue subiendo lentamente hasta posarlas en las mangas del vestido y terminó de quitárselo, quedado ella solo con su conjunto de ropa interior. Enseguida con sus ávidas manos masajeo los pechos de Kagome, logrando arrancar gemidos de placer por parte de ella.

La azabache rodeó con sus brazos el cuello de Inuyasha, sentía todo su cuerpo arder, era como si tuviera fiebre, su corazón bombeaba como loco y de a momentos perdía la noción de todo.

Cayeron en la cama sin dejar de besarse, Inuyasha terminó de deshacerse del sujetador para saborear con mayor libertad aquellos montes que estaban frente a él. Toda ella despertaba una parte de él que creyó no existía, era como si en su interior un demonio hubiese estado dormido y ahora despertaba solo por Kagome. Se removió inquieto, el maldito pantalón ya le estorbaba.

― Kag...― habló con voz ronca.― Necesito que me desabroches el pantalón.

― No... Yo no...― debía estar loco, ella no podía hacerlo, de solo pensarlo le temblaban las manos.

― Solo quita el cinturón y desabrocha el pantalón, ya comienza a serme incomodo.― no le pediría más, no quería asustarla.

Bien el podía hacer esa tarea pero no quería quitar sus manos de sobre ella, ya luego se las arreglaría para que su pantalón cayera.

Con movimientos torpes Kagome logró hacer la tarea pedida por el chico, pero creyó morir cuando en un movimiento de piernas por parte de Inuyasha en un intento por librarse del pantalón, sus manos tocaron el grande, duro y caliente miembro del chico; no salía si estaría a la altura de la situación.

Aprovechando que tenía a la azabache a su merced, introdujo sus manos dentro de sus bragas y sin piedad comenzó a masajear su clítoris, aquella acción ocasiono que ella intensase alejarse pero él no la dejo, con su mano libre la sostuvo en su lugar, en segundos su mano estaba mojada por los jugos de ella y fue cuando se aventuro a introducir un dedo en su vagina para llevarla al cielo.

Veía fascinado como ella se retorcía entre sus brazos y el colchón, el cabello de Kagome desparramado, su rostro rojo, perlas de sudor en su frente y ella mordiendo su labio en un intento de controlar sus gemidos, era la visión más excitante que jamás había tenido.

Ya no podía soportarlo, si esto era antes de consumar aquel acto, ya quería saber lo que le esperaba cuando Inuyasha estuviera dentro de ella, seguramente sería más gratificante que solo tener dos de sus dedos dentro de ella, penetrándola sin piedad. En segundos, explotó en un poderoso orgasmo, lo que la desoriento por un momento.

― ¿Estás bien?― preguntó preocupado Inuyasha, tal vez esto era demasiado para ella y debía ir más despacio o no forzarla a más.

― Estoy muy bien... Eso fue... Kami... Fue maravillo.― contestó mientras intentaba recuperar el ritmo de su respiración.

― Si eso fue maravillo, imagina como será lo que sigue.― dijo al quedar entre las piernas de ella.

Kagome soltó un chillido, no se dio cuenta cuando perdió sus bragas e Inuyasha ya no tenía nada de ropa, seguramente aprovecho su momento de letargo para hacer aquello.

― Te prometo que seré cuidadoso.

― Inu...― quería decir algo, pero no sabía qué, así que solo abrió más sus piernas para él.

― Juró que lo disfrutaras, te adoro Kag.

Inuyasha tomó su miembro y lo guió a la entrada de ella, en un primer intento resbalo a causa de los juegos que emanaban de ella, solo esperaba que eso ayudara a que no le doliera a la azabache. Al lograr adentrar la cabeza su pené en ella la miró de nuevo, quería verla en todo el proceso, quería guardar en su mente cada gesto que ella hiciera cuando la hiciera suya.

Podía sentir la carne dura de Inuyasha abriéndose paso en ella y conforme aquello ocurría, su virginidad iba desapareciendo.

― No te tenses.― dijo al sentir que las paredes interiores de ella se cerraban.― Relájate.― pidió al besarla y ella se relajó.

En un segundo Inuyasha terminó de entrar en ella y en contra de todo pronóstico, Kagome solo sintió una leve molestia, lo que le dio confianza a Inuyasha para iniciar con suaves penetraciones, que poco a poco subieron de intensidad.

En mitad del acto Inuyasha no puedo contenerse de ver la unión de sus cuerpos, era hasta cierto punto morboso verla, pero solo provoco que su excitación aumentará.

― Yasha... ¡Ah! Yasha.― gemía cada vez más Kagome, tenía razón, tener a Inuyasha dentro de ella era mejor que sus dedos.

― Ahora si puedes tensarte todo lo quieras.― le dijo al oído, ya que eso solo haría más placentera la penetración para ambos y quería sentir como el interior de Kagome no le quería dejar ir.

En un intento por contener las fuertes corrientes que le recorrían, Kagome se abrazo más fuerte de Inuyasha y puso una de sus piernas en las caderas de él, acto que no solo tomó desprevenido al ojidorado, si no que, provoco que la penetrará más profundo y gruñera de infinito placer.

― Kagome.― gruñó al sentirse más adentró de ella.― Eres exquisita.

― Siento que... Ya no... Puedo...

― Un poco más.― animó.

― No puedo...― podía sentir su vientre contraerse, al momento que una energía que quemaba crecía por todo su ser.

― Claro que puedes.― dijo al tomarla de las caderas y ayudarla a marcar un ritmo, un ritmo donde podía hundirse más en ella.― Acaba conmigo.

Acto seguido, Inuyasha aumentó su ritmo y la besó, la llevaría al nirvana y él iría con ella. En el momento que ella enterró sus uñas en su espalda, supo que había alcanzado el clímax y un una última envestida se dejo llevar también.

... ...

Inuyasha.

¡Kami! De solo acordarse de aquello su cuerpo volvía arder e instintivamente apretó sus piernas, podía sentir que se había mojado de solo recordar.

Y para calmarse pensó en el día que se conocieron... Fue en un ciber-café cerca del campus de la universidad. Ella terminaba su trabajo de final de semestre para programación, cuando en una mesa cercana vio a un chico de ojos dorados, cabello negro y rebelde, que casi destroza su laptop.

¿Qué te hizo la pobre?― preguntó al acercarse.

Terminaba mi tesis cuando se apagó, no había guardado unos cambios importantes.― dijo con frustración.

¿Me dejarías intentar?

Adelante.― dijo al ofrecerle la maquina, honestamente no creía que aquella chica pudiera hacer algo, tal vez solo se acercó para coquetearle.

Listo.― dijo al haber recuperado el archivo.

¡Asombroso! Muchas gracias.― dijo eufórico al ver que todo estaba allí, no había perdido nada.

De nada.― dijo al regresar a su asiento, cosa que desconcertó por completo al chico, hubiera esperado que ella se quedará y quisiera sacarle una cita.

La observó hasta que llegó a su asiento, cogió sus cosas y fue hasta ella.

Deja te invitó algo en agradecimiento.

No es necesario, estás cosas se me dan.― dijo un poco sorprendida al ver que él estaba frente a ella.

Insisto.― dijo al sentarse frente a ella.― Además por lo que veo también estás trabajando ¿o no?― Kagome asintió.― Me llamó Takahashi Inuyasha.

Higurashi Kagome.

Entonces, Kagome... ¿Quieres un pastel, café, pan, smoothie o...? Ya sé, no me digas.― interrumpió antes de que ella contestará.― Eres más de las que prefieren los fráppes con crema batida, chispas de colores, jarabe de moka y una galleta de tubo.

¿Cómo supiste?― preguntó sorprendida, ese día no había pedido aquello, ese día optó por probar un latte.

Estudió para ser analista de conducta ¿Soy bueno?

Mucho.

Y desde aquel día se hicieron amigos, con el paso del tiempo ella se enamoró de Inuyasha y a pesar de ser muy bueno analizando a las personas, jamás notó sus sentimientos por él y una parte de ella esta aliviada. Por otro lado, Sango le había dicho muchas veces que se los dijera y cuando estuvo por decírselos en su cumpleaños, Inuyasha y Kikyou se conocieron.

¿Quién es este chico tan lindo?― preguntó coquetamente y con mucho interés.

Kikyou, él es Takahashi Inuyasha.― comenzó a presentar Kagome.

¡El festejado! Soy Sakuraba Kikyou, llámame Kikyou.

Mucho gusto, ahora regresó.― dijo al ver que Miroku le hacía señas.

¿Sales con él?

¿Qué?

Lo que escuchaste.

No, pero él me g...

En ese caso no te importará que le conquiste.― interrumpió.

Kikyou, en realidad yo...

¡Gracias! Eres la mejor, cuando nos casemos tú serás mi dama de honor.

No supo porque no le dijo nada, dejo que ella se lo llevará. Pero le debía tanto a Kikyou que no podía negarle a Inuyasha, además entre ella y Kikyou, Kikyou tenía todas las de ganar y eso lo comprobó cuando en menos de dos semanas había logrado ser la novia de Inuyasha. Aquello le ganó muchos regaños por parte de Sango.

¡¿Estás loca?! ¡Lucha por él!

No puedo.

¿Por qué no? Kagome, eres mejor partido que ella.

Kikyou no tiene la culpa que un maldito la dejase embarazada y ahora tenga una hija.

Porque si, el último novio de Kikyou la embarazó y no se hizo cargo del bebé, Kikyou se esforzó mucho para salir adelante, ahora la pequeña tenía tres años, se merecía un buen padre y estaba segura que Inuyasha lo sería, la pequeña lo admiraba mucho.

Kaede se merece una familia, Kikyou e Inuyasha serán muy buenos padres.

La lavadora ya había terminado todo el cicló de lavado, sacó las sabanas y las puso en una cesta, ahora debía tenderlas, estaba por levantarse cuando se quedó observando la tela lila, lo que provocó que llorará de nuevo, lo mejor era quemarlas o tirarlas, ya que cada vez que las viera recordaría su pecado, un pecado que intentó lavar.

― ¿Qué tienes?― escuchó que le llamaban, volteo a la entrada del cuarto de lavado y vio a Sango, ella tenía llaves de su departamento por eso pudo entrar.

Sango le miraba preocupada, su amiga estaba hecha un desastre, vestía pijama y tenía los ojos hinchados por tanto llanto. Había tenido razón al seguir su intuición e ir a verla.

― Soy un monstro.― fue lo único que salió de sus labios.

― ¿Por qué?― preguntó sin comprender, se acuclillo junto a ella y le ofreció consuelo en sus brazos.

― Yo... Yo... Provoqué que Inuyasha le fuera infiel a Kikyou.― confesó al refugiarse en los brazos de Sango.

― ¿Cómo dices?

― ¡Soy de lo peor!

― Claro que no.

― Ya no puedo verlos, a Inuyasha, a Kikyou... ¿Qué voy hacer Sango?

― No te culpes, él también tiene la culpa.

Claro que también tenía la culpa, él muy desgraciado pudo resistirse pero siguió adelante, quien dice que no fue Inuyasha quien se aprovecho de Kagome y ella pensaba que todo fue su culpa.

― Ya se nos ocurrirá algo, pero ya no llores.― dijo al intentar consolarla.― ¿Qué fue lo que él dijo?― preguntó, pero su amiga no contestó.― No me digas que se fue sin decir nada.

― Estaba por decirme algo, pero su celular sonó, Kikyou le llamaba, ya tenía doce llamadas perdidas de ella... Dijo que luego hablábamos.

― Será desgraciado.

― ¿Qué voy hacer? No puedo ser su dama de honor, se casan este domingo, no voy a poder soportarlo.

― Inventaremos una emergencia de último momento, diremos que tu madre nos necesita de emergencia en Corea.― alabada fuera la familia Higurashi que se tuvo que ir a vivir a Corea.― Yo le llamaré a tu madre para contarle una verdad a medias para que nos cubra, porque en realidad iremos a Hawái con mi padre, le pediré a Miroku que nos consiga dos boletos para hoy.

― ¿Y si Miroku le dice a Inuyasha? Él es su amigo, no creo que nos ayude. ¿Y mi madre nos cubrirá?

― Nos van a ayudar, tu madre porque es tu madre y Miroku lo hará si no quiere que lo castre. Por la boda no te preocupes.― se adelantó al saber que también ese tema le preocupaba a Kagome.― Kikyou estará bien, no se va a morir porque no estemos y de todas maneras no quería usar aquel feo vestido que eligió para las damas.

― Gracias Sango.― dijo ya más calmada.

― No agradezcas, ve hacer tu maleta, llamaré a Miroku, espero poder irnos hoy en la noche.― dijo al ir a la sala y hacer las llamadas.

Era cobarde lo que iba hacer, su padre le enseñó a no huir, a ser fuerte ante los problemas, pero no tenía de otra, si se quedaba arruinaría el que debía ser el mejor día de Kikyou.

Fue hasta su recamara, saco una maleta de su closet y comenzó a guardar ropa... Ya no había marcha atrás.


Con esté retó esperó regresar a escribir, ya que cuando pensaba habían regresado las musas de mi inspiración, ocurrían cosas desagradables que me hacían decaer, aún estoy medio choqueada pero "Lo que no te mata, te hace más fuerte" y espero que sea verdad.

Ojalá la historia cumpliera con el objetivo del reto y que fuese de su agrado.

19/04/2015

Pd. El titulo es temporal, ya que aún no se me ocurré un titulo apropiado.