Bien me presentó, soy Aly y soy nueva en este sitio, llevo tiempo leyendo varias historias de aquí y al fin me decidí subir la mía :)

Crush: si después de como dos días de batallar en convencerte

¡shh! a callar, bueno espero les guste este drama que mi pequeña cabeza se a imaginado sean buenas/os ya sé que mi talento es poco pero no sean crueles

sin más aquí esta . . .

ONE MORE TIME

Disclaimer: "Shugo Chara" no es de mí pertenencia si fuese así los openings los cantaría Avril Lavinge.

1-. "Frágil"

"Existen corazones muy fuertes, lo sé muy bien, el mío es uno de ellos, pero todos los corazones tienen su límite y él ha hecho llegar el mío al suyo."

. . .

Un sol bello y brillante se alzaba en el cielo azul iluminando cada lugar de la enorme ciudad de Tokio, una chica de cabellos de una extraña y peculiar tonalidad rosa rondaba por la gran ciudad, al parecer llevaba cierta prisa y ¿cómo no llevarla?, la chica estaba retrasada para su cita con el chico que ella amaba, un joven rubio de orbes sepia tirando al carmín, su mirada amable, tierna, sumisa, con una sonrisa encantadora tan cual la de un príncipe según los pensamientos de la joven.

La pelirrosa iba a paso apresurado procurando no correr claro está, no se arriesgaría a arruinar el peinado, maquillaje y vestimenta que sus mejores amigas le habían realizado y de hacerlo ocurrirían dos cosas:

Se vería muy mal ante su joven y amado novio.

Sus amigas la asesinarían por arruinar el esfuerzo de 3 horas para hacerla ver fantástica.

Tomo el tren a toda prisa, llego raspando el suelo ya que las puertas estaban a un segundo de cerrase, resbalo por poco tiempo ya que se detuvo al chocar con un joven de cabello castaño cobrizo estratégicamente desordenado, orbes esmeralda vivaces, alegres y entusiastas, este le miro con una enorme sonrisa a lo cual la chica no pudo evitar ruborizarse un poco, y digo ¿quién de nosotras no se ruborizaría con un chico así? Que de la nada te sonríe de una forma tan bella y cálida.

-lo lamento-fue lo que la pelirrosa logro mencionar saliendo del pequeño trance de unos escasos 5 segundos- no te vi Kuukai.

-tranquila Amu supongo se te hizo tarde como siempre- menciono en broma el castaño, la chica se dedico a voltear su mirada en otra dirección como si se hiciera la ofendida aun sabiendo que él tenía la razón.

Una pésima y característica costumbre de Hinamori Amu, llegar tarde a todo sitio, ya sea el colegio, el doctor, el dentista (aunque en ese todos deseamos retrasarnos) y ahora se comprobaba que inclusive en las citas.

-vas donde Tadase, ¿no es verdad?-menciono un poco cabizbajo y con cierto tono de molestia en su voz, aparentemente el novio de la chica no era de su agrado y valla que tenía muy buenas razones pero él no era capaz, no tenía el valor de decirle tan cruel verdad a la niña de ojos dorados que ahora estaba enfrente suyo

-si, así es-dijo con emoción la chica, su mirada reflejaba ternura y entusiasmo, emociones que no se habían visto en sus ojos en muchos años después del trágico asesinato de sus padres que la dejo huérfana y a merced de su no tan adorable tía abuela.

El castaño hizo una mueca de disgusto la cual la ambarina noto perfectamente, esto la intrigo y un defecto más de la chiquilla era su inmensa curiosidad, en ella se aplicaba perfectamente el dicho de "La curiosidad mató al gato" y esta gatita ya había sido asesinada muchas veces, si llevara la cuenta diría que solo le quedaban dos de sus nueve vidas.

-¿Qué pasa Kuukai?-la curiosidad salió a la luz en forma de pregunta, mala idea, el mencionado no soportaba ver que su adorada amiga, la niña (ya no tan niña debido a sus 16 años recién cumplidos) con la que creció y que la consideraba como su hermanita, fuera feliz por una mentira.

Los labios del chico se abrieron dispuestos a pronunciar palabra, dispuestos a liberar la verdad, pero no contaba con el destino, el tren se detuvo anunciando la llegada a él andén de la siguiente estación, para su mala o tal vez buena suerte la chica bajaba ahí.

-¡me dices luego, nos vemos!-fue lo que alcanzo a escuchar el castaño mientras con tristeza observaba alejarse a la pelirrosa ya que esta salió apresurada pensando en no hacer mas esperar al joven de dulces orbes sepia.

Esta vez podía correr un poco, se encontraba a dos calles del templo donde ella y su amado habían acordado encontrarse, el mismo donde se conocieron años atrás en una pequeña tarde de juegos, comenzaron una amistad que se transformo en un noviazgo hacia apenas un mes.

La pelirrosa llego al lugar de encuentro, el cerezo en la entrada del templo, espero ahí por como una media hora y no había señales del rubio, se canso y decidió entrar a la vez que se encontraba con un también viejo amigo.

-¡hola Ikuto!-menciono la chica a la vez que se posaba tras el mencionado, este dio un pequeño brinco fingido de susto, la había escuchado acercarse pero él sabía muy bien la adorable sonrisa que se producía en la ambarina cada que él se "espantaba" y el peliazul de orbes zafiro no desperdiciaría la oportunidad de ver esa dulce sonrisa que lo tenía encantado.

-me has espantado Amu-dijo alzando un poco la voz y actuando un ligero susto, como se esperaba la chica empezó a reír divertida, la meta del peliazul había sido cumplida una vez más exitosamente

-este, Ikuto...-menciono un poco dudosa la joven.

-dime-le invito esperaba le dijera algo diferente a lo que escucho debido al ligero rubor de las mejillas de la chiquilla.

-¿Has visto a Tadase?- la mirada del joven bajo, clavándose en la escoba que llevaba en manos ya que estaba ayudando a la anciana del templo con un poco del quehacer del lugar.

-lo vi pasar rumbo al pequeño lago- menciono señalando el camino aun con la mirada baja como si examinara en montoncito de tierra que había acumulado.

-¡Muchas gracias!- grito la ambarina en un salto con el cual abrazo al peliazul que le había ayudado, éste no pudo evitar sonrojarse, y ¿como no lo haría?, lleva enamorado de la pelirrosa desde que la conoció, desde que con una dulce y cálida sonrisa alivio su pena de el divorcio de sus padres, por ella él joven de orbes zafiro había vuelto a sonreír, a vivir la vida con gusto, sabiendo que no estaba solo, que había más personas en su situación o en una parecida, como Amu con él, pero, había una gran falla en toda esta historia, el chico estaba profundamente enamorado de la ambarina, pero el corazón de ésta por ahora tenía dueño después de tantas múltiples heridas en las que solo él y su mejor amigo, el de ambos, Kuukai la consolaban.

Después de tan eufórico agradecimiento la pelirrosa avanzo apresurada rumbo al diminuto lago del templo, emocionada, ya que ese día era su primer mes, el cumplimiento de su primer mes de noviazgo.

Admitámoslo, todos, absolutamente todos nos emocionamos con el primer mes, en este tiempo de la adolescencia cumplir un diminuto mes de noviazgo ya es un gran, un enorme logró. (Y no exagero o ¿tal vez si?)

La chica corrió al divisar un poco la cabellera rubia de su novio, mas no conto con tan desagradable sorpresa, prefirió no ser notada y escuchar la conversación que ese par llevaban, nuevamente la curiosidad se hacía presente.

-pero pareciera que si te gusta-replico la chica pelirroja de (hay que admitir) buen cuerpo que acompañaba a Tadase mientras hacia un muy bien marcado puchero a modo de berrinche.

Tadase la tomo de la barbilla obligándola a verlo a los ojos, acercando peligrosamente su rostro al de la chica; el corazón de Amu comenzó a quebrarse- ¿crees que ella me importa?, Saaya si ella me gustara créeme que hubiera cortado nuestra relación.

-pasas demasiado tiempo con esa niñata-volvió a reprochar la tal Saaya.

-si queremos pasar más tiempo juntos y no hacer los deberes gracias a que ella nos da todo porque según esto "me ama" no te quejes, además tu misma lo pediste y su "querida" tía cree que soy conveniente para ella, nos sirve el dinero de ella para nuestras citas – se acerco a la chica acorralándola en uno de los árboles cercanos, la gatita rosada estaba cerca de este oculta en las sombras de los arbustos observando la escena y escuchando cada palabra mientras su corazón volvía a desquebrajarse en mil pedazos.

-lo se lo sé no me retes- menciono ahora tomando al chico por el cuelo de su camisa haciendo rozar sus labios- feliz aniversario de un año mi amor-menciono la chica justo antes de plantarle un beso al joven, al terminar este después de tal vez unos 5 minutos el chico repitió la frase que la pelirroja había mencionado para volver a besarla.

Amu no lo soporto, había sido utilizada y para acabar de rematar ese par tenían un año de noviazgo, realmente solo fue un juego, no odiaba a Tadase y mucho menos a la tal Saaya por el macabro plan elaborado por ella, ni a su tía por el engaño, se odiaba a ella misma, por ser tan ingenua, tan torpe, tan tonta como para creer nuevamente en aquella farsa tan estúpida que hacía llamarse amor.

Se levanto como si nada de su escondite, se aclaro la garganta parta hacerse notar los jóvenes, se sobresaltaron ante su presencia pero en la mirada de la pelirrosa no se reflejaba sentimiento alguno, se acerco al rubio, le regreso el pequeño anillo con una corona que le había dado como señal de su noviazgo y se alejo como si nada sin decir ni una sola palabra dejando a el par de basuras en un shock total.

-que mas da una vez más-menciono en un susurro a la vez que mientras se alejaba del pequeño lago por sus mejillas resbalaban pequeñas, cristalinas y finas gotas de agua tratando de sacar el dolor de la escena de hacia unos pequeños instantes- que mas da sufrir una vez más- las pequeñas lagrimas se fueron transformando en sollozos- pero...ya no quiero volver a sufrir...-junto con ese pensamiento la locura más grande y estúpida paso por la mente de la ambarina, mas con tantas tragedias en su vida ¿quien no hubiese tenido la misma idea como método de escape?